samPerTRismO

De tal suerte los tres recientes amos del Palacio de Liévano, parecieron alojar esa larga sombra burocrática, dejándola extenderse a lo largo y ancho, hasta rebosar por la encarcelación de uno de ellos, pero tolerando (hasta hace poco) el rezago de una posesión elefantiásica pero reducida al cuartito remanente de las artes y oficios, ese costurero administrado por Damas de La Cultura, de la talla de la saliente directora de la FUGA, coincidiendo con el trasteo de un extraño samPErTRismO, hoy de vuelta al seno de la maternal casa política que sin darse cuenta lo vió crecer, crecer y crecer.

Desde que debutó como alcalde, anunciando su flagrante gabinete, hace ya casi cuatro años, Gustavo Petro parecía comenzar con el pié izquierdo, presentando a su Secretario de Cultura con las palabras: «vamos a hacer aquí un homenaje«, refiriéndose así al nombramiento del “célebre” hermano de Gabriel García Márquez. Sin embargo, por razones nebulosas de esa politiquería que rige sobre los aparentes cambios entre las administraciones «públicas» —y a pesar del sentido honor con que se quieran designar funcionarios en base a los méritos de sus familiares—, ese subestimado, recóndito e inocuo, sector cultura (Ver imagenes: Secretaría de Cultura, IDARTES, FUGA), antes y en vez de complacer cierto gusto populista, pareció disponer de las casillas vacantes para lanzar sobre el tablero de juego, algunas fichas incómodas, ajenas, imprevistas, e incluso contrarias; confinándolas al devenir endogámico y casi invisible de las artes, allí donde improbablemente se alcanzarían a obstaculizar jugadas propias en niveles superiores del organigrama gubernamental.

Tal reciprocidad hacia comprometedores apoyos adquiridos por la emergencia sumaria de los candidatos, con adhesiones celebradas no siempre de manera tan libre y transparente, parece  estructurar la mecánica del infame samperismo (neoliberalismo económico, narco-política, apoltronamiento en el poder, pactos y asociaciones non sanctas, etc.), facción que aún recordando una de las peores crisis democráticas del país, hoy parece haberse hecho trascendente, conforme al “aquí estoy y aquí me quedo”, mediante cargos directos en las últimas administraciones de Bogotá (Sin Indiferencia, Positiva, Humana), a pesar de las 8.000 razones que podrían argumentarse para repudiar semejantes alianzas, sobre todo, desde una autodeterminada posición alternativa.

Ahora, que esas corrientes turbias ya no seguirán el cauce de las difusas huestes del Movimiento Progresista —desperdigadas sin la mira de un caudillo neutralizado en su investidura de funcionario electo y a quien parece importarle poco una colectividad que respalde a alguien además de él—, “el samperismo está cerrando filas en torno al nombre de Clara”, re-encausándose para volver con esa vieja conocida  (de clase izquierda-burguesa, matrona del POLO, madrina política de los Moreno Rojas, de padre masón, etc.) y a quienes ella llama “los liberales auténticos”, entre los que se cuenta al mismísimo narco-expresidente, en la adición de su delfín Miguel Samper Strouss y la presencia, incluso, de la ex primera dama Jacquin Strouss de Samper, en un particular evento de acuerdo programático con esa sobrina y ahijada del patriarca liberal, Alfonso López Michelsen, quien por supuesto le dió su primer cargo, nombrándola como Secretaría Económica de la Presidencia de la República, nada menos, por allá cuando era la novia de Uribe Vélez.

Al fondo, en el centro, una pancarta que dice: Liberales Samperistas con Clara López. Izq. de espaldas: Miguel Samper Strouss.

 

No es de extrañar que precisamente sea en medio de esta nueva campaña —de renovación o revocamiento de tales apoyos—, cuando se alteran los niveles más burocráticos de la irremediable repartija institucional. Incluso, improvisando purgas para romper esa atragantadora dieta de sapos. Náusea, cuyo remedio a último momento, puede resultar peor que la penosa enfermedad clientelista, incluso si se padece hasta el final de un mandato que por tan obvias razones, resulta cuestionable, aunque exclusivamente al nivel de algunos analistas políticos, más no entre las engañosas simplificaciones tras las que marchan los miopes bandos electoreros.

Para ejemplificar un caso de esas complejidades que poco saben de movilizaciones espontáneas, populismos bien-intencionados o políticos inocentes, honestos y justos, cabrá preguntarse si acaso es coincidencia que en plena época pre-electoral, la no hace mucho rebautizada como FUGA, esté sufriendo todo un revolcón al interior de su nómina, otrora dependiente de la Sra. Alzate, tan cercana al ex-alcalde samperista, Moreno Rojas, bajo cuyo gobierno por coincidencia, fue ostensiblemente apoderada con la administración de los recursos públicos destinados a la cultura (de 1.500 millones de pesos anuales, pasó a administrar 8.000), mientras se urdía la lenta y retardada creación del IDARTES, enraizándose desde esa época hasta el día de hoy, una sospechosa pero férrea vendimia:

 

hay quienes ven ‘vivito y coleando’ al samperismo en funcionarios como […] Catalina Ramírez Vallejo Secretaria de Cultura”, bajo cuya administración se creó (y demoró) el IDARTES. Quien además, cuando la Sra. Alzate contrato a su ex-cuñada, dejándola al frente de la hoy desaparecida Galería Santa Fe, dijo no estar “muy enterada de la polémica, pese a que los artistas tienen copias de las cartas donde le piden asumir el control de la situación”, y disculpando su desentendimiento, declaró que a pesar de ser la cabeza del sector: “las entidades adscritas tienen autonomía financiera y administrativa”.

 

Posesión del aún director del IDARTES (entidad adscrita a la Secretaría de Cultura, así como la Alzate), quien se ha mantenido en el cargo dado por el ex alcalde presidiario, a pesar de que la actual administración se vendió ante el electorado, como la antítesis de su predecesora.

En el centro: Carlos Lleras de la Fuente, embajador ante Estados Unidos del gobierno Samper, padre de una ex-gerente de Artes Plásticas del IDARTES, quien hoy lamentablemente parece re-validada por una conveniente complicidad entre varios en el medio.

 

De tal suerte los tres recientes amos del Palacio de Liévano, parecieron alojar esa larga sombra burocrática, dejándola extenderse a lo largo y ancho, hasta rebosar por la encarcelación de uno de ellos, pero tolerando (hasta hace poco) el rezago de una posesión elefantiásica pero reducida al cuartito remanente de las artes y oficios, ese costurero administrado por Damas de La Cultura, de la talla de la saliente directora de la FUGA, coincidiendo con el trasteo de un extraño samPErTRismO, hoy de vuelta al seno de la maternal casa política que sin darse cuenta lo vió crecer, crecer y crecer.

¿Acaso tal desbandada (hacia el POLO desde cierta burocracia petrista) inmediatamente hizo expirar algún compromiso que reservaba un número de cargos a «los liberales auténticos»? ¿Será que los frustrados nombramientos vía homenaje, dieron rienda suelta a motivaciones aún más subjetivas del burgomaestre, apelando (ahora que puede), al círculo más cerrado de sus relaciones personales? ¿Precisamente, de esa baraja vieja saldría la «artista joven» —y de aún más reciente descubrimiento en sus inclinaciones políticas— que funge de nueva directora de la Alzate? ¿Aquella que debuta con la misión-visión de consolidar un creciente proselitismo estético, legitimado en el servicio de propaganda hacia futuras elecciones al primer mandato de la nación? ¿Y de ahí, la pretenciosa obra fundacional de petroartistas, que con ingenuidad faraónica, improvisan auto-homenajes a su mecenas, en forma de ridículos picto-obeliscos, erigidos desde el bolsillo roto del sector cultura?

Además de toda esta politiquería que la precede y el “artivismo” que la rodea ¿Cuál será el secreto tras la única que al fin pudo posicionarse en esa fundación que solapadamente lleva con orgullo el nombre del mismísimo padre fascista de su directora saliente? Pronto lo sabremos… ¡¿O no?!

 

 

Jorge Sarmiento.