Ronchamp: una controversia

Presento para discusión el texto Ronchamp: una controversia, en el cual Antonio Toca toma partido por el proyecto de Renzo Piano para el centro de visitantes de Notre Dame du Aut en Ronchamp. A continuación, incluyo la correspondencia entre Antonio y yo que condujo a su sugerencia de ponerlo a circular. Resalto lo siguiente sobre la opinión de Toca en este debate: “Sin embargo ahora, que se ha anunciado el proyecto de Piano, se ha desatado una controversia por preservar la imagen de la obra de Le Corbusier; quien se caracterizó por no tener el mínimo respeto por otras construcciones que no fueran las suyas”.

Juan Luis Rodríguez

Ronchamp: una controversia
Antonio Toca Fernández

 

La Capilla de Notre Dame du Aut  en Ronchamp, de Le Corbusier, se inauguró en 1954.  Desde el principio representó un rompimiento con la estética de la máquina, que el mismo Le Corbusier había propugnado en textos y obras. La Capilla se ha convertido en un lugar de peregrinaje para arquitectos, estudiantes y turistas de todo el mundo, que anualmente suman más de cien mil visitantes. Ante la presión por tener mejores instalaciones para recibir a esa cantidad de visitantes, la Association Oeuvre Notre Dame du Aut, la misma que encargó a Le Corbusier la Capilla, decidió en 2005 construir un centro que permitiera una mejor atención y no interfiriera con la imagen del edificio. Este nuevo centro de visitantes remplazará el existente y a un estacionamiento. Tendrá además un convento para 12 monjas y un oratorio. El proyecto fue encargado, por la misma asociación, al arquitecto Renzo Piano.

La nueva construcción estará bajo tierra y no será visible desde la colina, donde se encuentra la Capilla. El proyecto, tal como lo describe la Asociación: es humilde, respetuoso, armónico y sutil; una obra casi invisible. Además, el reconocido prestigio de Piano como arquitecto cuyas obras son de gran calidad, sin importar su tamaño, garantiza que esta pequeña obra sea realmente valiosa. El proyecto de Piano fue aprobado -por unanimidad- por la Commission Nationale des Monuments Historiques de Francia, y por el Ayuntamiento de la localidad.

Sin embargo, ante el anuncio del inicio de la obra, se ha producido una controversia que ha polarizado las opiniones a favor y en contra. A favor de este proyecto están Tadao Ando, Cecil Balmond, Maximiliano Fuksas, Nicholas Grimshaw, John Pawson y el presidente de la Association des amis de Le Corbusier.  En contra están el  presidente de la Fundación Le Corbusier  y algunas personalidades como Phyllis Lambert (que contrató a Mies van der Rohe  para diseñar el edificio Segram's), Rafael Moneo, César Pelli y Richard Meier.

Es curioso que durante muchos años nadie protestara por un edificio enorme, que sirve como taquilla y tienda, que oculta toda la Capilla cuando se llega a la explanada del estacionamiento. Sin embargo ahora, que se ha anunciado el proyecto de Piano, se ha desatado una controversia por preservar la imagen de la obra de Le Corbusier; quien se caracterizó por no tener el mínimo respeto por otras construcciones que no fueran las suyas. Como ejemplos están su Plan Voisin (1925) para el centro histórico de París; el Plan Obús en Argel (1934); el modelo de su Villa Radieuse (1935) que serviría para implantar: su revolución en la explotación del suelo urbano; y su último proyecto, el Hospital en Venecia (1964). Resulta paradójico entonces que la obra de un arquitecto que no mostró ningún aprecio por la preservación del entorno construido, o por la integración de la arquitectura con el paisaje, sea ahora defendida con los mismos argumentos que Le Corbusier despreció tanto; basta hay que recordar que la Capilla de Ronchamp está construida sobre la colina.

Sin duda la Capilla es una obra extraordinaria; sin embargo, parece que el proyecto de Piano no atenta, de ninguna manera, en su contra. Se plantea como una intervención cuidadosa, que evita cualquier contraste con la famosa Capilla; ante eso, los ataques parecen exagerados. Por las reacciones parece que el Maestro logró que sus numerosos discípulos y acólitos  sean mucho más cuidadosos de su legado, que lo que fue el mismo Le Corbusier con el de muchas ciudades. La sorpresa es que como antes lo hizo el Cid, aun muerto, Le Corbusier sigue librando grandes batallas.

 

Proyecto Renzo Piano: www.rpbw.r.ui-pro.com

A favor del proyecto: www.amis-de-le-corbusier.fr

En contra del proyecto: www.fondationlecorbusier.asso.fr

 

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Correspondencia entre Antonio Toca y Juan Luis Rodríguez

 

2008/9/21 juanluis rodriguez <rodriguez.juanluis@gmail.com>

 

Antonio,

hago unos comentarios a tu explicación de hace unas semanas sobre el fallo BIAU, utilizando cuatro apartes de la misma. Esto con el fin de aclarar algunos puntos que comenté dentro del "Análisis del debate España", publicado en Esfera Pública. En este análisis he manifestado mi interés crítico por el tema del "juicio" del jurado en eventos como éste. Adelanto un estudio sobre el tema en las bienales colombianas, dentro del cual el controvertido pero a mi modo de ver poco debatido fallo BIAU, me ha sido muy útil. Mi interés con estos comentarios es buscar una confirmación respecto las debilidades que expongo; o bien una refutación a mis observaciones.

Primero:
" Las conjuras, complots y crímenes son muy estimulantes en una novela, pero no es correcto suponerlas en un concurso público, con el prestigio y la calidad de sus resultados como el que se ha conseguido en la BIAU."
Esto para insistir que el jurado sí fue idóneo.
Con lo cual, creo que se elude, o no se entiende, que el reclamo de Sergio Trujillo y Benjamín Barney (y el mío), no es por deshonestidad ni por incompetencia profesional, sino por debilidad crítica.

Segundo:
"Comparto, desde hace mucho tiempo, la preocupación de numerosos colegas en Latinoamérica por lograr una arquitectura digna y de calidad, que se relacione con nuestra cultura y entorno físico. Eso me llevó a sostener un regionalismo radical que contraponía a la creciente corrosión de la arquitectura banal, alienada y espectacular, que se promueve en numerosos medios de comunicación masiva. Sin embargo, creo que nuestros nacionalismos, aunque no han tenido los rasgos delirantes del fascismo y del comunismo reales, si portan un virus muy peligroso y cuyos resultados son evidentes: un conservadurismo disfrazado de buenas intenciones, que se niega a entender que no se puede vivir encapsulado en un tiempo ya pasado o imaginado".
Esto para confesar un abandono del regionalismo banal y el nacionalismo conservador, y para acusar a aquellos que quedan en estos campos de estar infectados de pasadismo y nostalgia.
Con lo cual, creo que se vuelve a eludir, o a malentender, que lo que se defiende en el llamado "debate España" no son ni el regionalismo ni el regionalismo. Algunos lo hacen, en efecto, pero son pocos, y de ninguna manera los más activos.
Lo que se hace principalmente en este debate es atacar, por un lado la arquitectura mediática y banal; y por otro, la banalidad del juicio del jurado. Además, se denuncia que lo que se propone como una "vanguardia" no es tal.

Tercero:
"Estoy convencido que la calidad de las obras que fueron seleccionadas en la VI BIAU ofrece un panorama auténtico y representativo de corrientes arquitectónicas extremadamente valiosas y enraizadas en una modernidad reinterpretada en base a los recursos y las situaciones locales. En este sentido se destacó el Parque y Biblioteca España…una obra de profunda significación cultural, que cumple con la finalidad del Programa de Inclusión Social en el cual se desarrolló."
Esto para insistir en los aspectos cultural y social del proyecto.
Con lo cual creo que se insiste, una vez más, que el "proyecto político" es lo más relevante, eludiendo esta vez argumentar a favor del edificio como una cosa material y vivencial. A la virtud política se la complementa de manera recurrente con la potencia icónica de "el proyecto".
Lo cual no exime al edificio, n¡ al jurado, de tener que pasar por lo menos un par de pruebas arquitectónicas mínimas: la calidad constructiva y la calidad espacial; aspectos que en mi opinión se eludieron en el fallo y en la explicación posterior del mismo; es decir, en la explicación que estoy comentando.

Y una última:
"Imaginar conjuras para premiar obras que son burda copia de las que aparecen en revistas como Croquis, es simplemente, equivocarse de enemigo."
De nuevo creo que se está a la defensiva, eludiendo la crítica de que el fallo fue débilmente sustentado. No deshonesto sino débil argumentativamente. Débil en cuanto a ciertos  valores arquitectónicos del edificio; y débil en cuanto a la justificación argumentativa que en mi opinión requiere cualquier fallo.

Cordial y combativamente,

J.L.R

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El 22 de septiembre de 2008 7:55, Antonio Toca <toca.antonio@gmail.com> escribió:

 

Juan Luis:

Me parece que la controversia sobre el fallo del jurado de la VI BIAU no da para mucho más. Se ha acusado al jurado de muchas cosas, pero no me parece que actuó con ligereza.
He aclarado que el fallo del jurado se dió en dos momentos. El primero; fue la selección que se hizo en Madrid en diciembre del 2007. Después de añalizar todas los obras enviadas a la BIAU se escogieron 20 finalistas. Debo de decir que casi cualquier obra de esa selección tenía méritos suficientes para ser escogida para ganar el premio. Portugal tuvo 6 obras seleccionadas, Colombia tuvo 4 (Biblioteca Pública España, San Javier, Sala de Exposiciosnes temporales y el Orquideorama) y Chile 3.
En Lisboa, en mayo de este año, trabajamos analizando estas veinte obras y se seleccionaron finalmente 5 o 6. He aclarado también, pero parece que en Colombia se considera que este fue el único premio, que además se premiaron dos obras. De la selección de 9 finalistas de Obra de joven autor se premio la casa Pentimento, en Ecuador; y de la selección de 6 obras de Espacio urbano se premió la Plaza Turca, de Brasil.
El premio a la obra de arquitectura se llegó después de largo debate sobre la Livraria de Vila, en Sao Paulo, las dos bibliotecas y el Orquideorama en Colombia y el Fluviario de Mora y el Mercado público de Comenda en Portugal. La discusión final se centró sobre el Fluviario -que yo prefería- y la Biblioteca España. Por votación mayoritaria se escogió la Biblioteca. He aclarado también que el argumento más importante a su favor fue la relevancia social de una obra que se ubica en un barrio marginal de una ciudad tan conflictiva como Medellín. Nos pareció que el reconocimiento debería también de considerar el impacto social de la obra y el que se tendría en la localidad y en el país con esa distinción. Veo que nos equivocamos y que se produjo una tempestad en un vaso de agua; sin embargo, estoy seguro que la gente de ese barrio está contenta por el premio.
Estoy conciente ahora, como lo estuve entonces, que la obra tiene serios problemas técnicos. El recubrimiento es un error y la escasa relación visual con su entorno oculta una voluntad de aislarla.
Por último, quiero aclarte que personalmente los premios me paracen siempre injustos y parciales. Había en la VI BIAU obras que merecían sobradamente ese premio. En la publicación de la memoria de la BIAU se hace justicia al publicar, sin mencionar ningun pramio, a las 20 obras de arquitectura, las 9 de obra joven y las 6 de espacio urbano. Creo que el conflicto en Colombia revela una mezcla de reacciones que van desde la justa sospecha de la incapacidad de cualquier jurado de juzgar con objetividad las obras, hasta la envidia y el coraje por el éxito del paisano.
Lo que más me ha molestado de las diversas reacciones es que se asume que el jurado se confabuló para premiar una obra que "contaminará" la arquitectura de nuestros países. Eso es algo exagerado y equivocado. Los arquitectos seguimos imaginando que nuestro trabajo es tan importante que puede hacer milagros. La realidad es mucho más clara: no somos tan importantes. Además, me parece que el servicio social de la biblioteca es más importante que el edificio. Si el edificio de la Biblioteca fue mal construido, tendrá el rechazo de la gente, que al final es lo que cuenta.

Saludos.

ATF.

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2008/9/22 juanluis rodriguez <rodriguez.juanluis@gmail.com>

 

Antonio,

Dejando de lado el debate, paso a darte una ampliación de los motivos e intereses detrás de mi insistencia en recalar sobre el fallo.

Estudiando los fallos de las bienales colombianas he encontrado una constante: el jurado de turno juega siempre el papel de legislador y juez, es decir que establece los criterios de juicio mediante los cuales, además, envía un "mensaje" a la comunidad arquitectónica; mensaje que al igual que el edificio premiado siempre tiene detractores y admiradores.

Tal como en la BIAU ustedes consideraron “que el argumento más importante a su favor fue la relevancia social de una obra que se ubica en un barrio marginal de una ciudad tan conflictiva como Medellín”; así, en  1964, el fallo de la bienal colombiana se hizo tan sonoro como este de Portugal por un motivo completamente diferente. El Premio Nacional se declaró "desierto" porque existía “una tendencia a hacer un tipo de arquitectura basada primordialmente en producir valores estéticos, cuyas principales preocupaciones son de tipo plástico o escultórico o simplemente decorativo. Esta tendencia busca crear un campo propio para su expresión estética en el rechazo de lo racional, lo generalizable, lo eficiente, lo técnico, lo industrializado. El jurado considera que inicialmente esa actitud produce resultados plásticos interesantes. Sin embargo lleva a una arquitectura incomunicable, episódica y peligrosamente caprichosa que finalmente se refugia en un estatismo puro y completamente individual. El jurado es consciente de que en este sentido el gran problema de la arquitectura contemporánea está en crear una síntesis que tenga finalmente un significado estético; pero ese significado no puede buscarse creando una arquitectura en contra de su época. Es necesario desarrollar una arquitectura que enfrente con plena conciencia las exigencias de la industrialización y de la producción en masa, capaz de resolver problemas de tipo económico y social con eficiencia y precisión. De lo contrario, la renuncia a afrontar los problemas que plantea nuestro tiempo, conducirá a que las soluciones sean dadas por profesionales diferentes a los arquitectos. Firmado por LA COMISIÓN: Profesor: Serge Chermayeff. Arquitectos: Gabriel Serrano, Francisco Pizano, Orlando Hurtado, Manuel Lago. Bogotá, Agosto 28 de 1964."

Lo que en mi opinión es "raro" en arquitectura, y para el caso interesante, es que los criterios de juicio, es decir, lo que en términos jurídicos equivaldría a la legislación, son definidos por el mismo jurado. En derecho, esto no se consideraría una anomalía sino una aberración, dado que los jueces sólo aplican unas leyes hechas precisamente por unos legisladores, que en ningún caso son ellos mismos. Si bien la arquitectura es una disciplina diferente, espero se me conceda, al menos, que es "rara".

Es acá en donde creo que hay un tema crítico importante: el hecho de que legislador y juez se conviertan en uno solo. Si esto debería o no ser de otro modo es lo que me estoy preguntando; y en cualquier caso, desde luego, ¿cómo?

Lo que me parece interesante del fallo del 64 en Colombia es que los argumentos en contra del conjunto de Salmona y Bermúdez se hicieron explícitos, lo cual generó un acalorado público y verbal con el mismo Salmona como vocero principal. En el caso biblioEspaña esto desafortunadamente no ha pasado porque el ganador y sus defensores han tomado la actitud de víctimas. Y hasta tu aparición, el jurado también había tomado una actitud cerrada. Así que de nuevo, muchas gracias.

Sin saber todavía si mi propuesta sería que un jurado cualquiera tenga unos criterios previamente definidos por la institución (BIAU, SCA, etc.), o continúe con su triple papel de legislador, juez y mensajero cultural, creo por el momento que la bienal colombiana del 64 constituye un buen precedente crítico para que los criterios queden "mejor" expuestos y argumentados. Al fin y al cabo, estos criterios se convierten en un referente cultural obligado, al menos mientras llega un nuevo jurado y decide continuar o dar un timonazo en otra dirección para premiar, por ejemplo: una arquitectura "escultórica" sobre una "industrializada", o bien, una conjunción de valores diferente, por ejemplo: el edificio más sostenible, más económico, con mejor espacialidad interna y mejor construido de la muestra.

De modo que, sea la institución mediante un grupo de legisladores diferentes al jurado, o sea el mismo jurado quien defina los criterios, mi aspiración es que estos criterios sean claramente argumentados y susceptibles de debate. Esto incluye no sólo qué fue lo positivo dentro de lo "premiado" sino lo negativo u omitido; o como al parecer en la biblioEspaña, lo que se le "perdonó".

Dado que desde un comienzo me pareció que todos los fallos de la BIAU fueron débiles desde un punto de vista argumentativo; y que además, los detractores del edificio tenían argumentos interesantes, primero me puse en la tarea de seguirle la pista al debate electrónico, luego intenté sintetizarlo buscando dejar una constancia de lo que pudo haber sido lo más relevante; y por último, quise recalar sobre la única persona que aceptó una mínima confrontación sobre el tema de mi interés.

J.L.R

 

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El 22 de septiembre de 2008 12:33, Antonio Toca <toca.antonio@gmail.com> escribió:

 

Juan Luis:

 

Tienes razón al enfatizar que un jurado de arquitectura, como las Bienales o peor aun en los Concursos, es juez y parte del proceso. Me explico: No he estado en ningún jurado en donde, de antemano, se tengan o elaboren criterios para juzgar las obras. El único caso, que funciona muy bien es el del Premio CEMEX de México. Como está patrocinado por una gran compañía privada, ellos entregan a los jurados una guía a partir de la cual se pide que se juzguen las obras. Por supuesto se han presentado muchos casos en los que un jurado exige que su "libertad" no sea coartada por esos criterios. Sin embargo, como sucede en cualquier fiesta, el anfitrión se puede reservar el derecho de que sus "invitados"  respeten sus criterios. El caso a sido tan claro y tan estúpido que, en varias ocasiones se ha intentado premiar obras que no fueron realizadas con concreto (hormigón) armado. Creo que la famosa "libertad" que siempre exigimos los arquitectos para actuar, enseñar y para juzgar la arquitectura es la que nos tiene en una situación tan precaria. El descrédito de una profesión que no se hace responsable de casi nada -como no sea la indefinible belleza- es tal que nuestra área de trabajo se ha reducido al mínimo. Esta situación es consecuencia del gradual abandono de la tarea de construir, regalándola a los ingenieros, desde el principio del siglo XIX.

Creo que la única posibilidad de avanzar para lograr una mayor objetividad en las tareas de los jurados sería contar con una propuesta de criterios explícitos que debería de cumplir con calidad cualquier obra. Algún avance en ese sentido es mejor que la anarquía de muchos jurados (de los que he sido víctima) que hacen burla de los participantes seleccionando ganadores en base a sus propios intereses. Descarto además, la irresponsabilidad de muchos que sin ver o analizar los trabajos ceden a presiones o sugerencias que les hace alguno de los participantes. Es sabido que el jurado del Pritzker ha sido dominado -por mucho tiempo- por "figuras" que imponen amigos o "recomendados" sin ningún mérito. He vivido todas esas experiencias y resulta frustrante comprobar que, como profesión, no avanzamos por la increíble resistencia de los mismos arquitectos a admitir nuestros problemas y por continuar con una "mitología" que privilegia lo subjetivo por encima de aspectos físicos, ambientales, económicos, culturales y técnicos.

Debo de aclarar que el jurado de la VI BIAU no actúo de manera irresponsable ni ligera; aunque si con los límites que impone el tiempo de deliberación y la información mínima que se tiene de cada proyecto.

 

 ATF.

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2008/9/22 juanluis rodriguez <rodriguez.juanluis@gmail.com>


Antonio,

aunque más allá de calificar y descalificar proyectos de taller, no tengo uno sólo de estos jurados a cuestas, espero que nos encontremos algún día en alguno de tales eventos, ojalá para discutir cuál si, cuál no, y por qué.
También podría ser para definir los criterios que el jurado "debería seguir"; evento bien poco probable como es de imaginar.
En cualquier caso, que sea al menos para celebrar o condenar a los que se equivocaron o acertaron en elegir nuestro propio ganador.

J.L.R

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El 22 de septiembre de 2008 14:26, Antonio Toca <toca.antonio@gmail.com> escribió:

 

Juan Luis:

 

Me parece que no deberíamos dejar al destino el poder definir los criterios que mencionas. Ante la indefinición de los criterios que los jurados "manejan" si es que existen, deberíamos hacer el esfuerzo de proponer algunos que ayuden a que esta tarea sea menos subjetiva y nebulosa.

 

Vitruvio -en el siglo I- definió, en su texto, tres de estos criterios, que fueron muy importantes por siglos:

 

Utilitas, Firmitas y Venustas. En ese orden, no en otro.

Los norteamericanos en el AIA, lo cambiaron y colocan primero la belleza -Venustas. Tal vez eso indica su incapacidad para analizar objetivamente sus obras.

Habría que añadir otros, no menos importantes:

Relación de la obra con su entorno físico, cultural y social.

Creatividad de su propuesta estructural y constuctiva

Impacto ambiental de la obra y de su mantenimiento, y un largo etcétera…

 

Sólo para contribuir a mayores conflictos, te incluyo los datos de una controversia actualmente en curso de choque.

Sería bueno que la difundieras, para que la gente se pronuncie a favor o en contra. En sus páginas de la web está la información sobre el proyecto de Piano.

 

Un saludo

 

Antonio