Puente a Disneylandia en Boyacá*

El pasado mes de diciembre un grupo de los más selectos artistas fueron convocados para la inauguración de los alumbrados navideños en el llamado Campo de Boyacá, lugar de monumentos patrios entre los cuales se destaca el más importante para la independencia nacional el Puente de Boyacá donde, el 7 de agosto de 1819, se libró la batalla definitiva para la independencia de Colombia.

«Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América
de miserias en nombre de la libertad”. Simón Bolívar.

“…Mas de 170 kilómetros de manguera luminosa dieron forma a personajes de Disney y el mundo infantil que ahora se conjugan con la historia del llamado Altar de la Patria”. ¡Se Prendió la Navidad en Tunja! Ángela Molina. RCN Noticias. (1)

Para la creciente clase media, en la época de vacaciones el tiempo pasa, se consume, dentro de lo que cabe en la reducida canasta familiar colombiana y alcanza a llenar el pequeño espacio de ocio y diversión. Después del improbable viaje principal a destinos playeros, o piscineros en su defecto, y las necesarias visitas a los centros comerciales, están además los planes económicos dentro de los que se prefieren aquellos que sirven para reafirmar los supuestos “valores sociales”. Las tradiciones navideñas en este caso parecen estar diseñadas conforme a la doble moral del católico colombiano promedio. En las primeras y últimas semanas del año salen de sus casas las familias unidas para sumarse a las procesiones que siguen la Ruta Navideña Nacional, los paseos a las poblaciones cercanas son usuales continuando con la fidelidad al lema Vive Colombia Viaja por Ella, bandera que aún se honra gracias al continuismo de la administración estatal anterior.

Lógicamente la estrategia política conoce bien estas movilizaciones y confluencia de masas, las siguen interesadamente con una mirada fija, para reconocerlas con fines de control, dentro del Aparato Estatal. Queriendo dominar ese instinto rebañero, los aspirantes a ser dirigentes públicos hallan en aquellos campos de pastoreo las mejores ocasiones de su oportunismo electoral, buscan afanosamente posicionarse y alcanzar los primeros lugares, según la dirección de la muchedumbre, para posteriormente encausarla a sus propios territorios de poder identificándolos con los lugares sagrados de peregrinación religiosa o patria. En esta “carrera política”, tomar la delantera frente a las masas se logra al mostrarse ejemplarmente, la clave está en concurrir a ella destacándose por ser, o paracer, el más normal de todos según una reconocida capacidad de verse motivado por las causas del colectivo. Son algunos requisitos para los objetivos del demagogo, especialmente en la ocasión mencionada: adaptarse al gusto folclórico, mantener una postura de hinchado orgullo patrio, actuar como poseído por el espíritu navideño, etc. Sin embargo, antes que aparentar tales conductas en este punto de la politiquería colombiana, ya posiblemente desgastado el modelo de imposición autoritaria y evidenciada la hipocresía del poder por la vía de la denuncia, según el desencadenamiento sostenimiento de escándalos de corrupción, nada puede ser más conveniente para recobrar la confianza en el supuesto “Gobierno Democrático” que la reformulación aparente de la estructura de poder mediante la obtención estratégica de cargos estatales para la proyección pública por parte de quien podría ser un máximo representante del pueblo mismo, un personaje que sea particularmente común, que encarne naturalmente los valores populares pero que ante todo se deje guiar en los asuntos de “mayor importancia”, por quienes lo rodean, al no comprometer los mayores flujos del codiciado “tesoro público”, a no ser que se establezcan detrás beneficios directos o indirectos para los poderosos implicados, según sea el caso.

Perfectamente un fenómeno político de ese tipo podría estar personificado en José Ricardo Bautista Pamplona, actual Secretario de Cultura y Turismo de Boyacá, personaje cuyos méritos “profesionales” se definen por su auténtica y manifiesta ramploneria rampante, reflejando hacia el pueblo, desde la oficialidad, una imagen que puede demostrar su falta de “artificios políticos”: Cantautor tunjano de música folclórica boyacense, “Incursiona como ganador de festivales del orden nacional como el Concurso Estrellas Juveniles de Animalandia, La Nueva Estrella de las Canciones de Jorge Barón Televisión, el Santo Domingo de Oro, entre muchos otros… Posee 3 trabajos discográficos individuales y 5 colectivos en donde ha dejado parte de su obra: Me Comprometo, Mis Obras en Tertulia, En Familia y el más reciente que lanzó en los Estados Unidos; Sin Mirar Atrás en donde incursiono en el genero del Bolero, el Son Cubano y el Danzón”. También ha sido profesor de música colombiana, creador del proyecto pedagógico “Cambio de timbre y campana por música Colombiana programa dirigido a los centros educativos de la Patria”, etc, etc, etc. (2, 3)

Pero el verdadero triunfo de esta laureada vida comienza cuando el pasado mes de diciembre un grupo de los más selectos artistas fueron convocados para la inauguración de los alumbrados navideños en el llamado Campo de Boyacá, lugar de monumentos patrios entre los cuales se destaca el más importante para la independencia nacional el Puente de Boyacá donde, el 7 de agosto de 1819, se libró la batalla definitiva para la independencia de Colombia. El coro Niños Cantores de Boyacá, el Ballet Folclórico de Boyacá y la Big Band Orquesta unieron sus originales talentos para dar un espectáculo al mejor estilo Cundi-Broadwaycense, al ritmo de la interpretación infantil del mejor repertorio de las canciones clásicas navideñas en ingles de siempre se hizo una coreografía ondeando las banderas de las naciones liberadas por Simón Bolívar, seguramente aludiendo a La Plaza de Banderas que se encuentra en ese mismo lugar y/o haciendo una interpretación libertina del ¡¿Sueño AMERICANO de El Libertador de América, el ideal de una sola gran nación?! Con la diferencia que dentro de la coreografía, al frente y en el centro destacaba la bandera de EUA. Al cierre, como sorpresa final apareció Francisco Mancipe disfrazado de Papá Noél provechando el look de cabello y barba canoso de este trompetista, orgullo de la región, maestro de música tradicional, padre y abuelo para generaciones de los mayores talentos musicales que ha dado su tierrita. El pretexto de esta gran velada fué la presentación de un magnífico decorado de luces basado en figuras tridimensionales que contorneaban graciosamente las formas del castillo de La Bella Durmiente, la carroza de La Cenicienta, Blanca Nieves y sus siete enanitos, Peter Pan, Campanita, los carros de Cars, peces de La Sirenita, etc. Motivos que conjuntamente evocaban el parque de diversiones Disneylandia. (4, 5)

En las declaraciones dadas a Noticias RCN el dirigente cultural manifiesta una premisa determinante para esta, su ilustre iniciativa: “La temática es netamente infantil, por eso todo gira en torno a la niñez”. La aplicación de aquella incipiente relación que ve sin duda alguna al gusto infantil colombiano favorablemente atado a las producciones de Disney Corporation no demuestra ninguna opinión, criterio o juicio al respecto. Se trata de una simple afirmación, producto de un proceso deductivo bastante claro, nada complicado, al contrario, es muestra del dominio de un sentido común absoluto. Tal vez por eso esta sencilla premisa llegó a definir sin mediación reflexiva o elaboración alguna una iniciativa que recibió fácilmente la acogia del pueblo, y aún más, podría confirmarse que, dentro de la estrategia política que descrimos desde el principio, correspondería al planteamiento del Consenso Democrático, pues desgraciadamente para nosotros y la crítica del presente texto, lo más seguro es que un sondeo a la opinión pública verificaría que las decisiones tomadas aquí por el susodicho ejemplar serían plausibles. Así mismo, según lo temido, un reporte en el site de la Gobernación de Boyacá reafirma el beneplácito de los dirigentes por su designarción de aquel guardián del templo de su “cultura”: “De acuerdo al reporte suministrado por la Policía de Carreteras, se conoció en las últimas horas que desde el pasado viernes 3 y hasta la noche del martes 28 de diciembre de 2010, en el Puente de Boyacá se ha registrado un ingreso histórico de 20 mil vehículos provenientes de otros lugares del departamento y el país para visitar la imponente iluminación del lugar. Durante el mismo periodo han ingresado a este Departamento por el Peaje Albarracín -ubicado en límites de Cundinamarca y Boyacá-, un total de 118.324 vehículos” (6) En definitiva, y desde todo punto de vista, un éxito más para la hoja de vida del “Mayor Gestor Cultural Colombiano”, tal como es calificado este personaje según su propio currículo.

Apesar de haber pasado, hace tiempo, la embriaguez de los días festivos y los remordimientos que traen las rezacas de fin de año. Como hemos advertido, más de un mes después del desmonte de aquel Disneylandia Criollo, no ha habido hasta hoy manifestación pública alguna que cuestione la celebración sobre lo sucedido, por el contrario, quienes alcanzaron a pasar por este punto de la Ruta Navideña se mostraron disfrutando de su pequeña alegría. Por su parte, los medios registraron el evento inaugural, tan efusivamente como se sumergen en las fiestas populares, con la objetividad de “las buenas noticias del entretenimiento”. Sin embargo, muy a pesar de la voz del pueblo y después de hacer un simple ejercicio analítico al respecto, llegaríamos inevitablemente a la conclusión que en realidad esta patética conmemoración se configura como un atentando contra la preservación de sentido de todo un grupo de los más importantes monumentos nacionales y los símbolos patrios, realizado nunca tan inoportunamente como en el año en que se celebraron los doscientos años de la independencia nacional. Desconociendo, irrespetando y de hecho subvirtiendo el sentido inicial de los símbolos entendidos como las máximas manifestaciones de la idea fundacional de la patria: Colombia es una nación libre y soberana. Todo esto con el agravante de haber sido orquestado por un Funcionario de Estado, nada menos que por el Secretario de Cultura y Turismo de Boyacá, “El Departamento Bicentenario” como se les dió apodar el año pasado, desde la misma gobernación, a su tierrita región que tradicionalmente se ha preciado por expresar la cultura autóctona y demostrar fielmente el orgullo patrio cuando se presenta la ocasión siendo, según Simón Bolívar, “Cuna y Taller de la Libertad”.

Si nos forzáramos a explicar la intención de esta iniciativa, podríamos decir que allí, al parecer, se quiso hacer sentir a los turistas internacionales, sobre todo a los gringos,como en su casa” según la reconocida hospitalidad del colombiano; la idea fué lograr que el ciudadano estadounidense se llevara una “buena impresión” al encontrarse como con algo de su territorio en Boyacá. Simultáneamente, evocando aquel antecedente de la tradición vacacional que afirma de manera burlona que Melgar es el Miami de la clase media Colombiana, para los visitantes locales se produce el efecto fantástico de Disneylandia en “la tierrita” a partir de un pirateo tercermundista, bastante exótico a la mirada del extranjero, pero apreciado como auténtico gracias a cierta predisposición a un cosmopolismo de réplicas indiferente a que este fué un “parque de diversiones” netamente visual pues sabe conformarse con aquel fotogénico fondo de maqueta ya que funciona para construir el fetiche turístico del álbum familiar de viajes. Para esta “cultura” de la redundancia del remedo, parece que fué proyectado en la navidad del 2010 que el Puente de Boyacá fuera el Disneylandia del Bicentenario Nacional de la Independencia Colombiana.

El Campo de La Batalla del 7 de Agosto, invitó a ser un paseo despreocupado, esencialmente quiso disponerse como un espacio para descansar la mente y el espíritu. El paisaje de luces logrado atrajo una mirada netamente contemplativa, indujo a una actitud apacible conforme a la puesta de una atmósfera para el sosiego promulgada en la época para la que se resa frente al pesebre, representación heterotópica en la que todo, especialmente los opuestos, quieren mostrarse conviviendo en paz y armonía. Fué el plan perfecto para la diversión pasiva que requieren los días posteriores al guayabo. No hay cabida para el cuestionamiento, análisis o la crítica en las semanas cercanas a las fechas sagradas del calendario católico, demostrando aquí que cualquier evento según la propuesta del “Emprendimiento Cooltural”, así sea la contradicción de una alabanza a los máximos iconos estadounidenses, excusada por el supuesto “fervor religioso” del momento puede sobreponerse a la importancia de cualquier otro acontecimiento o lugar, aún a la coherente conmemoración de los doscientos años la Independencia Nacional en su lugar insigne.

Así, sin más ni más, convertido por la obra y gracia del Espíritu Santo y por el arte de La Magia de Disney, en un espacio ideal, “ahistórico”, “apolítico”, en un no lugar. Como una ruina prematura, el monumento de la Batalla del 7 de Agosto es enterrado bajo la construcción de “3.200 figuras hechas con mas de 170 kilómetros de manguera luminosa”, fundándose con esta tragedia patria un campo de devastación simbólica, haciendo pensar en un proyecto de re-colonización, no extranjera, sino de un pueblo vuelto bárbaro para si mismo, en un acto invasor sobre sus primeras tierras liberadas. La soberanía del máximo terreno de las gestas independentistas es cedida para acondicionar en su lugar un medio ambiente en dónde la cultura nacional es depredada por los instintos mas bajos de un pseudo-capitalismo salvaje, erigiendo sobre él las figuras de los personajes más representativos del Imperialismo Norteamericano, como perpetrando deliberadamente un sacrilegio definitivo a la historia del campo santo donde fué derramada la sangre de los mártires de la patria.

Frente a lo señalado en el presente texto, a los funcionarios responsables se les puede exigir varias respuestas:

¿Qué concibe como cultura la Secretaría de Cultura y Turismo de Boyacá?, ¿Cómo se diferencia aquello de la diversión banal?, ¿Qué tipo de aporte a las tradiciones locales o a la cultura nacional nos deja un espectáculo de luces de este tipo y el canto en ingles y baile de canciones navideñas de origen estadounidense por parte de todo un grupo de niños locales, etc?

¿Cuál es la intención de la Secretaría de Cultura y Turismo de Boyacá con la escenificación del mayor lugar turístico estadounidense sobre el Altar de la Patria Colombiana?, ¿Debe asumirse esta decoración como un “valor agregado” al atractivo turístico de El Puente de Boyacá, y el campo de monumentos que lo acompañan, aún en contravía directa del sentido histórico de Revolución Independentista del mismo?

¿Qué nivel de lectura simbólica, cultura visual, o estudios específicos, tienen los funcionarios de la Secretaría de Cultura y Turismo de Boyacá?, ¿Qué otra experiencia tiene José Ricardo Bautista Pamplona en el campo de la gestión cultural y la administración pública más allá de la promoción de música popular?

¿Hubo un pago por uso de imagen a la multinacional The Walt Disney Company por parte de la Secretaría de Cultura y Turismo de Boyacá?, ¿Si no lo hubo, hay cabida a una demanda de su parte al estado colombiano por infracción a los derechos de autor?

José Ricardo Bautista Pamplona. Secretario de Cultura y Turismo de Boyacá.

Después de todo este tinglado podríamos concluir atestiguando lamentablemente: ¿Qué logra que un monumento histórico plausiblemente adopte la lógica visual de un parque de diversiones? En definitiva, el éxito del oportunismo electoral de la superación del demagogo facilitado por un sistema de gobierno oclocratico. Cada pueblo merece a sus gobernantes ¡Colombia parece mantener la tradición de los peores dirigentes culturales!

:

Juan Bocanegra & Jorge Sarmiento.

http://donnadie.net/

Don Nadie.

1. ¡Se Prendió la Navidad en Tunja! Ángela Molina. RCN Noticias. http://www.youtube.com/watch?v=ChdTLpJY_D4

2. José Ricardo Bautista Pamplona. Cantautor – Gestor Cultural. Boyacá. http://funmusica.org/paginas_general/artistas_consulta/autores/ricardo_bautista.html

3. Eclipse. José Ricardo Bautista Pamplona. TV Hogar. Miami Estados Unidos. http://www.youtube.com/watch?v=_IVKiNBRq4U

4. Inauguración de los Alumbrados Navideños Puente de Boyacá. 2010. (Niños Cantores de Boyacá, el Ballet Folclórico de Boyacá y la Big Band Orquesta). http://www.youtube.com/watch?v=RYWKjSUJx1A

5. Inauguración de los Alumbrados Navideños Puente de Boyacá. 2010. (Francisco Mancipe). http://www.youtube.com/watch?v=qOEdRKI0SEw

6. Boyacá se convirtió en el destino preferido por todos los colombianos este fin de año. Oficina Asesora de Comunicaciones y Protocolo. Gobernación de Boyacá. http://www.boyaca.gov.co/?idcategoria=19121

 

* Versión completa de la editada y publicada por el Periódico Arteria # 27. Enero – Marzo. 2011. http://periodicoarteria.com/

2 comentarios

Nada de lo que ahora denuncian Juan Bocanegra y Jorge Sarmiento me sorprende. Al fin y al cabo, eso de la ¨ independencia nacional ¨es un mal chiste desde mucho antes que Uribe y Santos le regalaran al Pentágono las siete bases militares que hoy mismo se siguen adecuando a pesar del veredicto de la Corte negando la legitimidad de ese regalo. Y ¿ cómo extrañarse de que Jorge Ricardo Bautista Pamplona confunda cultura con entretenimiento cuando es responsable de una secretaria que, no por casualidad, se llama de Cultura y Turismo?.

La colonizacion, usurpación, el timo imperialista y conquista de territorios no son como antaño, fuego y cañones. En la modernidad se usan las llamadas «armas silenciosas para guerras tranquilas»: la manipulación y aborregamiento de las mentes ingenuos a través de dinero, los medios de desinformación y entretenimiento. Es por medio del uso de personajes mediocres como es posible derrocar culturas; de toda las masacres la mas devastadora es la cultural. Un personaje gestor de tal desatino y ridiculez (disneylandia en el monumento a la independencia) y que llama desarrollo cultural a una presentación de Paulina Rubio solo puede señalarse, y no es ofensa, de bruto lacayo, ..