Premio Luis Caballero y el Señor de la Agonía

Mediante la designación de un jurado, la administración del Premio Luis Caballero ha nominado en las pasadas versiones a ocho artistas quienes previamente han presentado sus propuestas a su consideración. Junto a su pertinencia y viabilidad, el jurado evalúa la “solidez formal y conceptual” de las ideas del artista, como si se tratara de una convocatoria para investigadores de Colciencias y no de una convocatoria en la cual el artista solo puede garantizar incertidumbres a sus futuros lectores. Adicionalmente, en la cuarta versión del premio, el jurado consideró oportuno otorgar dos menciones de honor, una de las cuales fue otorgada a Jaime Franco e instalada sin recursos fiscales en la Galería Santa Fe. En aquella oportunidad el jurado seleccionó diez propuestas que merecían ser vistas por la ciudadanía bogotana. Tuvimos un panorama amplio de la realidad artística contemporánea de nuestro país y pudimos evaluar los logros de los artistas distinguidos en ese momento y la producción en general del pensamiento artístico colombiano.

En Colombia los artistas contemporáneos repiten con frecuencia que el Premio Luis Caballero es el estímulo más importante del arte contemporáneo en nuestro país. Pocos hemos peguntado por qué lo es. Sería necio, ocioso y mezquino sostener que la recompensa económica  es el indicador que determina la relevancia del  evento. Debemos considerar otros indicadores para conseguir una percepción más amplia al respecto. Se debe tener en cuenta la posibilidad que tiene el artista de plantear inquietudes personales por fuera de las presiones artísticas, estéticas, sociales y comerciales que regulan nuestras prácticas artísticas destinadas a satisfacer las expectativas de un público que no espera mayor cosa de la vida, que no tolera que ésta sea perturbaba por la imaginación, que ha perdido la capacidad de comprender (por lo tanto, de juzgar), que finalmente ha terminado con éxito su proceso de estupidización, el cual es propio de una época que fue despojada de la palabra para impedirle construir un escenario adecuado a las libertades.

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