pancracio

Colombia está llena de mujeres y hombres talentosos. Pero el talento por sí sólo no logra mucho, requiere el aprendizaje de técnicas, eso lo saben con creces los artistas. Llama la atención que éstos cada vez más exploren los más diversos medios para encausar sus talentos y expresar sus trasgresiones, incluyendo el lenguaje castellano escrito.

Lucas Ospina hace poco afirmaba que se estaba ensayando en este campo. Es una descripción modesta pero adecuada para las intervenciones que se han hecho recientemente, finalmente todo lo que hacemos en la vida es ensayarnos, prepararnos para algo. La decadencia surge cuando llegamos a creer que ya no necesitamos prepararnos para nada. Ojalá de esta experiencia de escritura alternativa saliera un protocolo para los ensayos artísticos. Un protocolo tácito o explícito mejora la comunicación y evita que discusiones interesantes sobre el arte colombiano se salgan de madre.

Recuerdo que los griegos de la antigüedad practicaban un deporte que llamaban Pancracio ( http://es.wikipedia.org/wiki/Pancracio) que permitía de manera explícita golpes en el estómago o romperle los dedos al contrincante. Era poco lo que se penalizaba en este juego.

En el juego de la argumentación se habla de argumentos ad hominem (http://es.wikipedia.org/wiki/Argumentum_ad_hominem), cuando los oponentes se atacan de manera personal en lugar de centrarse en los argumentos en discusión. Ni el Pancracio ni Argumento Ad Hominem ayudan a desarrollar talentos.

Diotima Mantinea