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La obsesión de (Jose Alejandro) Restrepo por revelar las implicaciones asociadas al acto de representar partes del cuerpo humano. ¿Recuerdan el énfasis que puso al comienzo de la charla como apoyo a la exposición Habeas Corpus? Destacaba la importancia del subtítulo de la muestra. Para él, la frase “que tengas [un] cuerpo [para exponer]”, hablaba de aquellas “manifestaciones extrañas que hacen que tener un cuerpo, lejos de ser una condición natural, lo que hace es encerrar una profunda extrañeza […] que se potencia al mostrar el cuerpo fragmentado y al enfatizar ese carácter alegórico que pueden tener cada una de sus partes.” Entonces, ofrecer pedazos de cuerpos. Las caras, esta vez. Con una intención…

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José Alejandro Restrepo, Portada cuadernillo B. Proyecto Dar la cara. Fundación Gilberto Alzate Avendaño, Bogotá. 30 de mayo-14 de julio, 2013.

Hay artistas y obsesiones. Unos convierten a otras en proezas. Por ejemplo, despertar admiración con investigaciones de largo aliento. Y hay lugares y modos para mostrar ambos. Artista y proeza. En este caso, mediante una estrategia cumplida por etapas. La primera siguió el formato clásico de la exhibición visual (inauguración de video en loop con amplia selección de rostros que miran hacia el espectador). La segunda, con una publicación simultánea que desagregaba los componentes del proyecto (cuatro cuadernillos armados como una taxonomía de caras y temas). La tercera, siguiendo las pautas del performance (humanos reflexionando en público sobre los componentes 1 y 2, a la vez que añadían su propio acervo de imágenes).

Esta ecuación (video + imagen impresa + actuación de otros), servía para mostrar un archivo alegórico de forma alegórica. Proliferación de medios en una época saturada de medios. Un tríptico que exige atención en un tiempo donde la humanidad dice no tener tiempo. De hecho, lentitud en la experiencia visual para contrarrestar lo único que le dio validez a la frenología y las caracterizaciones fisionómicas: velocidad en la atribución de la culpa.

Ahora: la obsesión de Restrepo por revelar las implicaciones asociadas al acto de representar partes del cuerpo humano. ¿Recuerdan el énfasis que puso al comienzo de la charla como apoyo a la exposición Habeas Corpus? Destacaba la importancia del subtítulo de la muestra. Para él, la frase “que tengas [un] cuerpo [para exponer]”, hablaba de aquellas “manifestaciones extrañas que hacen que tener un cuerpo, lejos de ser una condición natural, lo que hace es encerrar una profunda extrañeza […] que se potencia al mostrar el cuerpo fragmentado y al enfatizar ese carácter alegórico que pueden tener cada una de sus partes.”

Entonces, ofrecer pedazos de cuerpos. Las caras, esta vez. Con una intención. Aquí, Restrepo vuelve al esquema título/subtítulo para que la mirada supere la cara de quien “da la cara”, y busque el “rostro del mal”. Desde esta perspectiva, es una crítica. Por ejemplo, si un presidente cuestionado –en serio, hay -, dice que “dará la cara”, ya sabemos que se ocultará. Que no responderá por nada sino simplemente ofrecerá su rostro probo. De ahí que el interés en este trabajo no resida en “buscar el rostro del mal en Colombia”, como absurdamente dijo un periodista, sino en preguntarse por qué aun se cree que la imagen del rostro de un sujeto revela su conducta.

Esa intención se refuerza con la delimitación que Restrepo hace de los componentes de cada cuadernillo. Leídos de continuo, van de la observación general y el tiempo teórico a la mirada particular y la época reciente. En breve, pasan de Jesús a “Rodríguez Jaramillo Ever Manuel, alias William”. Además, la profusión de fuentes va tendiendo poco a poco a la concentración en una sola procedencia. De páginas de libros, artículos de prensa, fotos genéricas de hampones, citas eruditas o portadas de revistas, Restrepo va hacia un único documento: las cartillas con retratos de personas acusadas de pertenecer a grupos paramilitares impresas por el estado colombiano. La paradoja es que lo hace alejándose de las impresiones de baja calidad para llegar a la acumulación de retratos. (… eso sí, de mestizos pobres. Lástima que el juicio con que cierra el cuadernillo C no hubiera continuado: cabezas de hijos de políticos que merecen/exigen nuestra atención, indulgencia y respeto. Hay tantos y tan buenos).

Finalmente, el encuentro de especialistas del 20 de junio de 2013. Reforzaba la lectura del artista y ofrecía algunas sorpresas. Por ejemplo, rigurosas actuaciones acompañadas de momentos inolvidables: el cabeceo de sueño de Ana Alzate  mientras Bruno Mazzoldi leía/tosía/entonaba dificultosamente. Impagable. O presentaciones menos galicadas que aportaron bastante. Algunas de ellas se grabaron. Corrijo, los rostros y voces de los conferenciantes fueron grabados para bien del proyecto. Para completar el conjunto. Para que la obra no fuera una acumulación de fragmentos. Para añadir una capa de sentido más a tanta cara puesta por ahí, para juicio de los demás.

 

–Guillermo Vanegas