Museo Nacional: Textos y sub textos del poder

¿Consigue representarnos, reflejarnos? Tal vez, para comenzar a contestar estas preguntas, valdría la pena considerar cuales son los desafíos y responsabilidades del museo frente a la construcción de un relato (¿histórico, cultural?) de la nación. Un relato que nos convoque y nos hable desde la diversidad, que señale las preguntas importantes y que revele los conflictos implicados e imbricados en los modos que tenemos de construirnos, vernos a nosotros mismos y proyectarnos. Un relato que dé cuenta de los procesos sociales y de las transformaciones culturales de manera que se inserten y se integren a la labor museográfica contemporánea…

¿Qué significa para los colombianos el Museo Nacional? ¿Es un lugar que logra representarnos, hablarnos?

Hace unos días le hice esa pregunta a mi sobrina (tiene 10 años), quien ha visitado el museo con su colegio varias veces, su respuesta fue contundente: tía, es un museo de la Independencia.

Su respuesta me animo a preguntarles lo mismo a otros niños. Uno, muy juiciosamente, me explicó que era sobre la antigüedad, y otro sobre la historia de los próceres y fundadores del país. Después de oírlos solo podía visitar una vez más el museo tratando de hacerlo de una manera desprevenida dejando que sus salas, objetos e imágenes hablaran.

Sin embargo las respuestas corroboraban mi sensación de que la lectura global que uno hace del museo no logra situarlo en el presente, pese a ser una historia narrada linealmente parece que no está conectada con el acontecer actual y el pasado queda escindido para quien lo lee hoy.

Lo primero que encontré en el corredor que da acceso a las salas del primer piso fue un Aerolito, en cuya placa explican que fue la pieza que dio inicio a la colección.

L a historia cuenta que entró a nuestra atmosfera el viernes santo de 1810, coincidencialmente el año de la Independencia, ¿sería esto interpretado como una señal divina de los vientos de libertad que se aproximaban?

Esta primera pieza ya da cuenta de cómo se define y se definiría el Museo Nacional tanto en lo conceptual como en lo objetual. Lo que viene de “afuera” determina la mirada simbólica de lo que vale la pena conservar. Esta mirada externa que, como la Medusa, petrifica se va haciendo más clara en las salas que alojan la colección permanente y que están juiciosamente clasificadas por épocas o periodos de la historia nacional.

La preocupación por acercar al público joven imprimiéndole un enfoque pedagógico a la puesta en escena de su colección se aprecia con claridad en la sala Pre-hispánica. Sin embargo, lo lúdico se convierte en naif, sin que logre ir mas allá de la ilustración convencional. La incorporación (necesaria) de recursos audiovisuales tendría que romper con la distancia impuesta por el discurso ceremonioso que emplean como estrategia pedagógica. Un guion museográfico que parece resistirse a los cambios de lenguaje de sus receptores.

¿Consigue representarnos, reflejarnos?

Tal vez, para comenzar a contestar estas preguntas, valdría la pena considerar cuales son los desafíos y responsabilidades del museo frente a la construcción de un relato (¿histórico, cultural?) de la nación. Un relato que nos convoque y nos hable desde la diversidad, que señale las preguntas importantes y que revele los conflictos implicados e imbricados en los modos que tenemos de construirnos, vernos a nosotros mismos y proyectarnos. Un relato que dé cuenta de los procesos sociales y de las transformaciones culturales de manera que se inserten y se integren a la labor museográfica contemporánea.

El hacer que el decir contiene

El lenguaje determina y refleja nuestra concepción del mundo, por lo tanto construye realidades. La historia al ser leída tiende a convertirse en verdad y más si viene desde los espacios de conocimiento legitimados, no solo se trata de que nos cuenta, sino de cómo nos lo cuentan.

La sala “La conquista encuentro y confrontación” contiene algunas replicas y objetos alusivos a la época acompañados de textos e impresiones de grabados, una de las secciones corresponde a la esclavitud bajo el nombre huida y enfrentamiento entre la libertad y la esclavitud, el texto habla de cómo se da el proceso de incorporación de la cultura Afro desde sus prácticas cotidianas de carácter lúdico y festivo.

Señalando como sus aportes más significativos el cuerpo, la voz y el tambor, (…) por lo que la danza el canto y la percusión se constituyeron en sus manifestaciones culturales más significativas.

Esta forma de representar y simplificar al otro, ha contribuido a esa exotización de la diferencia, tan común en las formas de auto-representación y representación de lo que somos mostrando lo que los otros creen que somos, limitándonos a la definición foránea del nuevo mundo: color, exuberancia, pasión (Colombia es pasión) dejando la razón y la producción de pensamiento siempre como algo que no nos corresponde.

Otro de los textos en esta sala dice: (…) El trabajo del esclavo fue fundamental en el desarrollo de la minería y la agricultura… esta afirmación podría verse como una justificación de la esclavitud, el subtexto muestra el hecho casi como un mal necesario, El lenguaje construye realidades pero también las confronta y cuestiona, señalando la barbarie empleada para construir la civilización. Las nociones de clase se refuerzan, las minorías se exotizan y las representaciones de raza, clase, genero y mestizaje se simplifican dentro de ese gran relato de nación, predominando de manera encubierta el relato hegemónico.

Bóveda de platería

Algunos ejemplos de lo hablado anteriormente se hacen patentes en esta bóveda “la plata en el Nuevo Reino de Granada y en la Republica”.

Para empezar la primera ficha: Juego de té, platería Bogotana 1942 plata fundida y cincelada. Adquirido a Santiago Martínez Delgado 1971.El juego de te fue obsequiado a la señora Lorencita Villegas de Santos por las damas de Bogotá, cuando el presidente Eduardo Santos termino su mandato1942. En la bandeja están grabadas las firmas de los donantes.

Seguimos en la bóveda viendo como los utensilios en plata hermosamente elaborados fueron usados tanto en el nuevo reino de granada como en la republica por las prestantes personalidades de la época, no se refiere a nada mas , no sabemos de dónde provenía la materia prima ni como era su proceso de elaboración o si correspondía a una escuela de plateros local o fundada por quien, eso es lo de menos, lo mas importante en este caso es saber a quién pertenecía y a quien se le adquirió para formar parte de la colección.

También están el juego de arneses de plata para caballos, atribuidos a Bolívar y adquiridos junto con un juego de cubiertos pertenecientes a el coronel Daniel Prudencio O’leary, en una subasta en la prestigiosa casa Christie’s de New York en 1998.

La Historia construida y entendida casi exclusivamente a través de los objetos, las imágenes o algún episodio de las vidas de grandes personajes y figuras fundacionales o patriarcales que no nos dicen nada o que apenas podemos oír, aislados, separados de nosotros por mucho más que el tiempo. Aunque podamos ver algo de su entorno, de su platería, de su porcelana, de sus atuendos y hasta sus figuras según se ve en los mediocres, o en el mejor de los casos ingenuos, retratos de la colonia y la independencia. Enseres usados como símbolos de clase, de la “gente de bien” que según la historia oficial hizo posible este país.

Al no señalar un contexto que evidencie las formas de producción culturales, vigentes desde la colonia y la independencia y al no existir referentes fundacionales con los que podamos identificarnos, que nos cuestionen sobre nuestros orígenes como nación o sobre los que podamos debatir o discutir por fallas (tal vez) del guion museográfico estos objetos pueden resultar poco significativos cuando no, del todo insignificantes.

El Museo en su página web, asimilando objetivo y misión, se presenta así: “Al Museo Nacional le corresponde la misión de irradiar
conocimiento y placer, integrar en una narración multivocal y polifónica la
historia de Colombia, celebrar la equidad y representar la diversidad, ser
un espacio de encuentro de todos y para todos, responder a la
globalización del mundo, integrar a las regiones en su trabajo, ser ejemplo
de servicio público y hacer parte de un nuevo contrato social.”

A pesar de esta efusión lirico-ecuménica y de la loable ambición de sus objetivos y de los indudables esfuerzos curatoriales a través de proyectos y exposiciones alternas, estas siguen estando desarticuladas del relato global del museo. De qué manera  se documenta el pasado y se inserta el presente articulándolo  al pensamiento global sin dejar ausentes las referencias geopolíticas. Todos esos procesos históricos narrados en el museo han hecho parte del pensamiento global, sin embargo no está reflejado allí. ¿De qué manera se pueden incorporar nuevos medios, para prescindir en la puesta en escena del predominio del objeto como una herencia preciada?

Representaciones de lo femenino

Emancipación y Republica

Retomando la misión del museo, una de ellas es celebrar la equidad, y esa esta extrañamente celebrada en el espacio que corresponde a la participación femenina en el proceso de Independencia. Este espacio está separado de la muestra amplia de nuestros próceres (¿acción afirmativa?) Y una vez más de manera somera aparece un listado de nombres, un par de trajes y un texto “No sabemos su nombre ni su talla, ni su estatura, pero si sabemos que se sacrificaron por apoyar la independencia”. La palabra apoyo alude claramente a un segundo lugar que facilita de alguna manera que otro haya protagonizado la causa libertadora, también la semántica imposibilita la equidad.

Hay algunos retratos, dibujos y facsímiles que corresponden a momentos determinantes de la participación de la mujer en el acontecer social, el derecho al voto entre otros hechos, sin embargo la forma en que se muestran y actualizan a estos personajes sigue ligado a las estrategias patriarcales, ligando la presencia femenina al escándalo, pese al intento formal de usarlas para subvertirlas.

http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-568796

http://historiayregion.blogspot.com/2011/01/en-defensa-de-dona-magdalena-ortega.html

Adquisiciones recientes

Un pequeño salón ubicado en el segundo piso del museo exhibe  las últimas  adquisiciones, estas no solo son de carácter objetual sino temático, ahí vimos tiempo atrás registros de la obra de la artista María Tersa Hincapié (performer fallecida hace unos años). En este momento su muestra  corresponde  a la asamblea nacional constituyente de 1991.

Esta  exhibición, contiene algunos afiches de la campaña de los candidatos a la asamblea, registro de las mesas de trabajo de asociaciones regionales Afrocolombianas en donde se lee Colombia multiétnica y pluricultural, impresiones con textos sobre la participación indígena  mencionando a Lorenzo Muelas y Rojas Birry y al lado un traje tradicional de los indígenas guámbianos y al centro de la sala en una urna la Carta Magna y el esfero con  el que se firmo. L a ficha dice: Estilográfica con la cual se firmo .Esfero  Mont blanc, resina de nácar y aplicaciones en oro.

Entiendo  que la estrechez del espacio contribuye a la precariedad de la muestra, pero no encuentro lógica la pobreza de los contenidos , mas aun cuando se refieren a un hecho fundamental en la historia reciente del país, la constitución de 1991 tiene unos antecedentes importantísimos, ha sido llamada constitución de los derechos humanos, surgió del movimiento estudiantil (la séptima papeleta. La propuesta surge en un periodo particularmente conflictivo del país como una salida a la crisis provocada por el auge de la violencia del narcotráfico, un proceso de paz con los grupos armados, la muerte sistemática de dirigentes de la oposición, la impunidad de los crímenes y la corrupción, entre  muchos otros factores, convocando al país a una asamblea nacional constituyente que  le devolviera la legitimidad al estado de derecho que se tambaleaba en medio de una violencia multifocal. Lo expuesto bajo ese nombre  debería  contribuir a entender las causas por las que fue hecha, para facilitar la apropiación y el ejercicio de la misma. Lastimosamente queda reducida a una anécdota y el lugar privilegiado queda para el esfero Mont Blanc, nuevamente el objeto menos significante se toma el protagonismo regresándonos a ese< buen gusto nacional>. ¿Cuál es la función simbólica en esa correlación entre la expresión y el contenido?

De qué manera se ve reflejado este propósito: “Al Museo Nacional le corresponde la misión de irradiar conocimiento y placer, integrar en una narración multivocal y polifónica la
historia de Colombia, (…)

Sigue estando muy ausente una memoria histórica que dé cuenta de las múltiples prácticas culturales de su relación con la realidad que tenga capacidad de cambiar y transformarse de acuerdo a las necesidades y requerimientos contemporáneos. Justamente  para irradiar conocimiento y placer debemos  conocer las causas profundas de las transformaciones  que hemos sufrido como nación.

Una gran parte de las piezas del museo han sido producto  de donaciones  generosas hechas por lo general de familias prominentes, como una forma de testimoniar su importancia en el país, se puede hacer una genealogía bastante amplia por medio de las piezas de los ilustres apellidos que han estado vinculados al poder político y económico ,es natural y ocurre en todo el mundo que sea justamente de estas personas que vengan las donaciones ,lo que no está bien es que no esté testimoniado o lo esté de manera muy precaria el resto del país, ese que ha contribuido por medio de sus prácticas a cambios significativos, ese que termina viéndose como el corifeo de un ilustre personaje.

El decano de la Universidad de los Andes, escribió  en su blog del 16 de Abril del 2011, una interesante columna titulada De buena familia, a propósito de los escándalos en los que han estado vinculados   personas de buenas familias, calificativo muy usual en nuestro país y que  como escribe Gaviria, supone  que la pertenencia a cierto circulo social señala o predice el  buen comportamiento. Como si la prestancia moral fuese hereditaria. Como si el origen o la afiliación social permitiera juzgar el carácter o adivinar la conducta (…)

Es inevitable ver como esta forma de  clasificarnos socialmente, solo refuerza la exclusión, que se refleja en todas las esferas y representaciones culturales  donde obviamente el museo no es la excepción, es una representación más de una mentalidad  arraigada y arcaica presente  en todos los ámbitos  del país.

 

Las dificultades y desaciertos del museo son estructurales, van más allá de debates coyunturales sobre si era mejor antes, o si los cambios propuestos lo des configuran, el problema está en la misma concepción que se tiene de su función, en las carencias presupuestales que no permiten contar con un equipo de especialistas inter-disciplinario que articule los discursos y conciba y desarrolle contenidos. Para contribuir a la incorporación de nuevos soportes y estrategias, necesarias para insertarse en la órbita mundial y creando nuevas posibilidades de recepción y reflexión sobre sus contenidos.

Es innegable la importancia de abrir sus puertas a importantes muestras internacionales como lo han hecho, pero estas deben entrar en dialogo con los proyectos del museo, enriqueciendo y  dinamizando los diversos programas que desarrolla.

Las exposiciones itinerantes, la galería multimedia, los cuadernos de curaduría son indiscutiblemente  estrategias que amplía los horizontes del museo , es importante que su circulación se extienda como forma  de llegar a todos los rincones del país , pero esta no puede ser una labor en solitario debe ser una responsabilidad conjunta que involucre diversos sectores públicos y privados , con políticas culturales comprometidas en términos prácticos con el desarrollo de esos proyectos que revitalizan la noción petrificada de museo.

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Adriana Mejía

Artista e investigadora escénica, especialista en interpretación de arte.

publicado por la Silla Vacía