LOS SANTOS MUEREN ANTES

Madres y desaparecidos reclaman sus derechos humanos, nos exigen un réquiem. El propósito de este réquiem es mitigar la ofensa a la humanidad humillada, nos recuerda lo que no podemos olvidar sin desaparecer como humanos. El réquiem es la palabra que reinstaura a vivos y muertos en un el lugar inviolable. Para descansar como en casa de la madre, los hombres y las mujeres requerimos ser recordados una vez hemos muerto.

mataderoaEn la tradición del arte Occidental, la Pietá es una construcción que ritualiza una acción de duelo. Una madre ofrece los últimos cuidados a su hijo, –prepara física y espiritualmente al hijo muerto para que emprenda su viaje de regreso hacia lo Eterno, para que encuentre el camino y enfrente con éxito el diálogo que todas y todos debemos realizar una vez hemos sido llamados a su presencia. Este ritual milenario que estructura nuestras creencias metafísicas más ancestrales, se conoce como Apertura de la Boca (Belting, 2007). Consiste en proporcionarle al muerto las palabras fundamentales para que no deambule sin cesar en realidades inhóspitas y ajenas a nuestro último lugar de encuentro, para que finalmente sea escuchado y reconocido como humano en el lugar en que lo aguardan los dioses.


La Pietá más conocida es la construida en mármol por Miguel Ángel. Ha modelado los sentimientos morales más fundamentales de la tradición cristiana en torno al acompañamiento que nos exigen nuestros muertos una vez han dejado, abandonado o quedado sin mundo. La Virgen María recoge en palabras y gestos sacros los despojos mortales del hijo injustamente sacrificado, con ellas mitiga la pena que nos ocasiona presenciar el haber sido despojados de nuestra humanidad en los otros. En segundo lugar, para rescatarlo de los animales de presa, los mismos que le arrebataron su derecho a la muerte y lo arrojaron de nuestra humanidad. Su acción de duelo reúne en la palabra al muerto con los vivos para mitigar el agravio que nos infligen aquellos que nos arrebatan injustamente la vida de un ser querido.


En Colombia, las Madres de Soacha han perdido a sus hijos. Buscan señales de identidad en los muñones de sus cuerpos desechos. También quieren proporcionarles las palabras sacras que les restaurarán la humanidad arrebatada. No pueden mitigar su pena y nuestro dolor porque nuestra realidad social y moral les impidió recogerlos oportunamente en la palabra que nos une con y nos separa del infinito. Las madres aún buscan a sus hijos en sus muñones, quieren prepararlos para que inicien el camino hacia su encuentro con Lo Eterno. Su acción de duelo reivindica su muerte para que sean reconocidos en el mundo de los muertos y en el de los vivos, para erigir en la palabra un lugar en la memoria, en vista de que fueron despojados del suyo en la tierra. Los hombres y las mujeres habitamos nuestros cuerpos.


Cuando nos lo arrebatan con violencia quedamos sin un lugar para habitar en cercanía de nuestros allegados y amigos; el cuerpo agredido con violencia pierde su humanidad, pierde sus vínculos con nuestro mundo, por lo tanto queda privado de divinidad. El dolor metafísico de estas madres enraíza en la intuición de que sus hijos no han quedado en el mundo de los vivos, pero tampoco han alcanzado el mundo de los muertos: faltó el ritual de preparación, de purificación y acceso al infinito. Su sufrimiento nos interpela en silencio, –reta nuestra ignorancia ilustrada. Simple como todo lo bello, este ritual es la palabra sacra depositada por las madres en los labios de sus hijos. La palabra de la madre es sacra en esta acción de duelo.


madres-del-dolor1Madres y desaparecidos reclaman sus derechos humanos, nos exigen un réquiem. El propósito de este réquiem es mitigar la ofensa a la humanidad humillada, nos recuerda lo que no podemos olvidar sin desaparecer como humanos. El réquiem es la palabra que reinstaura a vivos y muertos en un el lugar inviolable. Para descansar como en casa de la madre, los hombres y las mujeres requerimos ser recordados una vez hemos muerto. Los muñones que restan de los hijos de las madres de Soacha nos salen al encuentro y nos interpelan; quieren que los guardemos y cuidemos mediante acciones rituales en nuestra memoria, que los pongamos en dirección hacia lo Eterno y Verdadero. Saben que de este ritual depende nuestra salvación y en menor grado la de ellos.


Mediante muchas actividades realizadas durante este semestre, el Ensamble transdisciplinar Los Santos mueren antes –Evocación, vacíos y Despojo–, quiso ponerse en el lugar de estas madres olvidadas, aunque, debemos confesarlo, sin éxito. Vano es todo esfuerzo por comprender el dolor de una madre humillada cuando pierde a su hijo, agredido de muerte injustamente. El esfuerzo por comprender este dolor se presenta a la ciudadanía bogotana articulado en el lenguaje plástico que han elaborado estudiantes y maestros de la Facultad de Artes-Asab de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas; precisamente allí, en ese cuerpo expoliado, agredido y olvidado, en estos muñones que aún restan del antiguo Matadero Distrital; muñones que nos interpelan hoy sobre nuestra realidad, aquí en la que será la futura sede para las artes de nuestra Universidad: la Aduanilla de Paiba.


JORGE PEÑUELA

Inauguración Junio 10 de 2009. 6:30 P.M.

Carrera 32 con Calle 12. Frente al Centro Distrital de Salud.

Estación CDS de Transmilenio.


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Bibliografía

Belting, Hans. (2007) Antropología de la Imagen. Madrid: Kats Editores.

Garcia_baró, Miguel. (2007) La compasión y la catástrofe. Salamanca: Ediciones Sígueme.