La obsesión por una sede

¿Por qué la discusión sobre la Galería Santa Fe está centrada en una sede de exposición?, ¿es posible un arte sin sede? ¿en vez de pensar en un palacio de las artes no sería más justo promover la creación de un Fondo de las Artes al que todos los artistas puedan aplicar para solicitar apoyos de producción de obra y gestión de espacios independientes? No todas las obsesiones son patológicas. Existen obsesiones creativas que dan lugar a transformaciones radicales de nuestra existencia. Éstas son fundamentales para revitalizar cualquier sociedad, y, sin duda alguna, surgen con exclusividad en el campo de las artes…

¿Por qué la discusión está centrada en una sede de exposición?, ¿es posible un arte sin sede? ¿en vez de pensar en un palacio de las artes no sería más justo promover la creación de un Fondo de las Artes al que todos los artistas puedan aplicar para solicitar apoyos de producción de obra y gestión de espacios independientes?

 

Discusión (en el Parque de la Independencia)
[audio:http://esferapublica.org/discusion.mp3]

Se recomienda escuchar con audífonos.

Participan: William Contreras, Pablo Batelli, Guillermo Villamizar y Jaime Iregui

 

5 comentarios

 
Obsesiones creativas y “Parches” artísticos
 
No todas las obsesiones son patológicas. Existen obsesiones creativas que dan lugar a transformaciones radicales de nuestra existencia. Éstas son fundamentales para revitalizar cualquier sociedad, y, sin duda alguna, surgen con exclusividad en el campo de las artes. Pienso que este es el caso de la búsqueda de un lugar para el arte contemporáneo que se piensa en Bogotá. Los lugares surgen de las acciones de las personas de carne y hueso, y en contextos específicos. Quien no tiene un lugar no existe. Así de sencilla es la formulación de nuestro problema.
 
Tienen razón los dialogantes de este encuentro. Todo parece indicar que la Galería Santa Fe no tiene doliente y que somos unos ilusos quienes creíamos todo lo contrario. La Galería Santa Fe sólo existe para algunos autócratas que se lucran de ese lugar imaginario que se ha ganado muchos amigos, pero, desgraciadamente, también poderosos enemigos que la tienen en sus fauces. Es cierto, hoy por hoy sólo es coto de caza de algunos “parches” artísticos y burocráticos. Los miles de espectadores que tiene Esfera Pública quizá no logren salir de su asombro. Deben pensar que es una ilusión pretender existir en este mundo idiotizado por la circulación febril de mercancías. Tienen razón: es una quijotada pelear contra esos gigantes de mercancías, así sepamos que sólo son pequeños molinos de viento hechos de papel; sí, en efecto, “un tigre de papel”, dijo un ilustre artista colombiano, que, con seguridad, tampoco existe.
 
Sin embargo, corroborar este error, no deslegitima la necesidad de existencia que tiene el arte contemporáneo en Bogotá. Allí donde dos o más hablen en su nombre, allí acontecerá el lugar que requerimos para existir. Ojalá Jaime Iregui siga obsesionado con reunir más amigos del arte contemporáneo en Colombia, y todos juntos logremos vencer las resistencias aristocráticas que están impidiendo que el arte contemporáneo de Bogotá tenga un lugar.
 
Sin embargo, falta la acción de la cual hablo para que haya lugares, para que haya política, para que transformemos esta oprobiosa burocracia que tanto nos agobia. El Estado sólo administra nuestras necesidades y se lucra de ellas porque está corrompido. Somos nosotros quienes planteamos políticas. Se hace necesario que esas reuniones que se están promoviendo por encima de todos nuestros egos y taras tradicionales,  se hagan en vivo y en directo. ¿Por qué no responder con un  activismo al llamado burocrático que se hace a las inauguraciones de una Galería de Arte que no existe por también el arte dejó de existir?

 
Las “almas bellas”.
 
Pablo:
 
Saludos. Aunque corro el riesgo de ser denominado historicista, podríamos mencionar muchos nombres para mostrar que es al contrario. Los artistas tienen claro que su existencia depende de un reconocimiento, y todo reconocimiento es una banalidad si no es  un acto público en un lugar específico. En la Internet no es posible el reconocimiento. Nosotros, los adictos a esta pseudo-realidad, no existimos. Existimos para nuestros amigos de carne y hueso: en casa, en la universidad, en el trabajo. Para los demás somos un número IP, algo que puede ser castigado, pero nunca reconocido.
 
El argumento platónico según el cual el  artista debe separarse del mundo para no ser corrompido, es insostenible hoy. Sí, el mundo es corrupto y quiere debilitar  las “almas bellas” de los artistas,  pero  este mundo infame es  todo lo que tenemos. No sólo es corrupto, es además cruel, esnobista, hipócrita y traidor, que es peor.  El artista tiene la posibilidad de transformar un sector mínimo en ese estado de cosas oprobiosas. No obstante, otros pueden seguir su ejemplo y expandir la transformación de nuestras prácticas. Por eso es importante que el pensamiento artístico tenga un lugar de aparición.  Sólo actuando en el mundo podemos transformarlo. Lo demás es aceptar el dulce papel decorativo de “alma bella” en el salón burgués.

Lo que se llama fondo de las artes es para los paises del primer mundo. en nuestro esquema de subdesarrollo se hace palacio para que los hedonicos politicos reinantes de turno saquen su tajada…!

Argentina tiene un fondo de las artes y el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini propuso un proyecto de ley sobre pensiones para artistas y el centro cultural tiene incidencia en política cultural. Es un caso latinoamericano, el subdesarrollo no está en los países, está en las mentes y por supuesto en las instituciones.

Hay que aceptar que vivimos en este mundo en el cuerpo.

Por esta razón debe haber sede física, concreta.
Hasta los templos tienen una existencia material, y es para atender al conjunto de cuerpo y alma que se han construido. Ésta existencia está justificada por una pre-existencia espiritual.

Le ocurre lo mismo al arte, no es un algo exclusivo de la religión.

Sin necesidad de ser tan metafísico, es necesario reconocer que hacemos un ejercicio del arte, el cual -por fortuna-, se manifiesta en medios diferenciados. Todos podemos aspirar legítimamente a la inmaterialidad de la música o la poesía; pero no todos estamos capacitados para vivir estos tipos de vida. Es forzoso reconocerlo.

En discusión está un asunto de orden administrativo:

Cifras económicas.

Al artista se le quiere pedir eficiencia, pero el Arte existe para suplir las deficiencias del alma humana, y no para cubrir las funciones de la industria; y estas carencias, son aquello que el artista procura sanar.

Hasta la adquisición del dinero -tan necesario-, puede ser un camino para construir el espíritu.

Si la labor de hacer arte fuera innecesaria, ¿por qué entonces los adinerados adquieren arte?, ¿por qué lo adquieren los bancos..?
Toda la existencia humana, muestra que esto ha ocurrido siempre.

Si para ser artista, fuera necesario ser antes adinerado, entonces hacer arte sería una labor de orden mercantil; y nadie es tan, tan pobre, que no pueda generar algo de dinero, de esto dan cuenta los recaudadores, para quienes siempre existimos.

Estar en una sociedad, implica pagar impuestos: cada vez que consumes un café, comes un pan, viajas en un automotor cualquiera; parte de ese precio que pagas va para los impuestos. Aunque no lo notes…

Luego, nos hemos ganado tales espacios físicos; y se piden no por lujo, sino porque ya los hemos [pagado] creado espiritualmente.