La mujer que le quitó ‘El Coloso’ a Francisco de Goya

Manuela Mena es veterana en el Museo del Prado. Unas oposiciones le dieron su plaza en el departamento de Conservación en 1980, fue elegida subdirectora sólo un año más tarde y ocupó este cargo hasta que en 1996 Esperanza Aguirre, recién nombrada ministra de Cultura, decidió apartarla de la dirección. Muchos pensaron que era el fin de la especialista en el museo, pero ella ya avisó de que no iba a abandonar.Doce años después es la Jefa de Conservación del siglo XVIII y acaba de abrir la primera polémica del mundo del arte en España desde que Ana Martínez de Aguilar dimitiera como directora del Reina Sofía: ha dicho que El Coloso no es de Francisco de Goya. Los expertos e interesados ya se han postulado en contra o a favor.

Si finalmente se acepta que la teoría de Mena es realidad, la conservadora puede convertirse en una de las figuras con más autoridad a la hora de hablar del maestro aragonés

Ella dice que ha tardado casi veinte años en afirmar sin concesiones lo que sospechaba desde 1991. Las primeras dudas surgieron al preparar la muestra Goya, el capricho y la invención y, aunque no llegaron a ningún resultado concluyente, decidieron que lo mejor era no incluirlo hasta realizar un estudio en profundidad. Desde entonces, asegura, no ha dejado de darle vueltas a este asunto.

Sin embargo, no siempre pensó así. El director honorario del Prado José Manuel Pita Andrade, uno de los críticos con las nuevas teorías, remite a los textos de Mena sobre El Coloso en el catálogo de la exposición Goya y el espíritu de la ilustración (1988). En ellos la conservadora no mostraba dudas en la atribución de este cuadro.

«Es ésta una de las imágenes más dramáticas, más poéticas y misteriosas de todas las obras del período de madurez de Goya», comenzaba su artículo. Más adelante, se rendía ante las cualidades de esta pieza. «En cualquier caso, el lienzo es admirable por la extraordinaria seguridad de su toque, a golpes de espátula o de pincel, rápidos y nerviosos, de una precisión y energía singulares».

Hace unos días, sin embargo, Mena aseguraba en rueda de prensa que el uso de espátula era incompatible con el proceder del genio sordo y repasó todos los detalles a su juicio mal perfilados y sin definir de la imagen. «No se pueden utilizar las mismas características para apoyar la autoría -protesta Pita Andrade- que para rebatirlo».

Aún así, José Luis Díez, uno de los expertos que respaldan a Mena y el que ha sugerido que sea Asensio Juliá el verdadero autor, recalcó la pasada semana que «los avances en el estudio de Goya se han afinado muchísimo desde principios del siglo XX hasta ahora» y asegura que, tanto los estudios científicos como los nuevos conocimientos sobre el pintor de Fuendetodos, les avalan.

La historia no es nueva. La experta Juliet Wilson-Bareau, con la que Mena ha colaborado en numerosas ocasiones, escribió hace ya siete años un artículo en El Periódico del Arte que apuntaba a Xavier Goya como el autor más probable. Entonces Mena sí apoyó a la historiadora, pero el entonces director del Prado, Fernando Checa no quiso dar crédito a los rumores.

Esta vez, el actual director Miguel Zugaza sí ha escuchado a sus conservadores y la semana pasada ofreció una rueda de prensa para que ellos mismos diesen a conocer sus descubrimientos. Eso sí, aseguró que el Prado no se mojará hasta que se publique el estudio definitivo, y el nombre de Francisco de Goya sigue colgando sobre el lienzo.

Si finalmente se acepta que la teoría de Mena es realidad, la conservadora puede convertirse en una de las figuras con más autoridad a la hora de hablar del maestro aragonés.

Ya ha desmentido otros mitos sobre el artista: en un libro suyo concluyó que en la relación entre el de Fuendetodos y la duquesa de Alba no había habido intercambio de pasión.

También sentó cátedra sobre el lienzo La familia de Carlos IV, descubriendo nuevos detalles que habían pasado desapercibidos a otros expertos y ha realizado un buen número de publicaciones y comisariado varias exposiciones del autor de los Caprichos (incluida la que actualmente puede verse en el Prado, Goya en tiempos de guerra).

Por este motivo, algunos creen ver aquí intereses puramente comerciales. Teresa Grasa, restauradora y experta en Goya, lanza sus dudas y asegura que es muy raro que lienzos como Retrato del príncipe Alois WenzelKaunitz, que estaba descatalogado desde hace años, se haya vuelto a atribuir al artista.

«El año pasado estaba en una subasta de Londres y ahora se ha incluido como obra de Goya en la exposición del Prado», revela Grasa. La polémica está servida.