Fernando Uhía ganador del Premio Luís Caballero

Es indudable que en todos los concursos, como en los que se eligen reinas de belleza, siempre despertaran suspicacias. Generalmente la candidata que todo el mundo quiere, por ser la más talentosa, inteligente y bonita no es del agrado del jurado. En todo concurso se gana y se pierde. Y los que participan en ellos lo saben perfectamente. Así como deben tenerlo en claro los que conformamos esta “masa (a)crítica” y asistimos a esos magnos eventos como espectadores. En las artes, los premios siempre seran controvertidos así ya en artes no se hable de belleza, como en los reinados valga la pena decirlo. El odiado premio Botero por ejemplo, siempre despertará sospechas, aunque en él al menos el jurado es internacional…

El 7 de julio del año pasado, el artista bogotano Fernando Uhía, inauguró el ciclo de exposiciones de la cuarta versión del Premio Luis Caballero, convocado por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá, en el marco de su programa de estímulos artísticos.

Uhía, presentó la obra Masa crítica, una instalación a gran escala, en la que el sonido fue elemento fundamental para cuestionar la noción de crítica de arte. En la instalación, el artista utilizó más de 30 grabadoras iguales conectadas, que emitían en toda la Galería sonidos de televisión de películas de acción de gran audiencia. La masa crítica, según el artista, es un concepto de la física y se refería en su obra a la mínima cantidad de sonido, necesaria para que se produzcan imágenes en la cabeza de quien lo oiga.

Un año después de haber sido exhibida, la propuesta de Fernando Uhía resultó ser la ganadora del Premio Luis Caballero en su cuarta versión. Un jurado designado por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, conformado por María Elvira Escallón, Ana María Lozano y Gustavo Zalamea Traba decidió por unanimidad premiar al proyecto de Uhía. Para esta decisión el jurado tuvo en cuenta los criterios de evaluación: Solidez formal y conceptual del proyecto,apropiación por parte del proyecto del perfil y los requisito del concurso y aporte al campo artístico y contemporáneo en Colombia.

Así mismo, el jurado otorgó menciones de honor por unanimidad a los siguientes proyectos

Laconia, de Johana Calle 
Polaris, de Beatríz Eugenia Díaz

Adicionalmente, el jurado Gustavo Zalamea votó por el proyecto Ambitos de Miguel Huertas como candidato a mención.
Ver acta de premiación

Fernando Uhía se graduó en la Facultad de Artes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano en 1990 y después viajó a los Estados Unidos para continuar con sus estudios de pintura. El Premio en su cuarta versión presentó su ciclo de exposiciones entre julio de 2006 y julio de 2007, con los siguientes artistas:

 

  • Fernando Uhía. Obra: Masa Crítica
  • Alberto Baraya. Obra:Expedición
  • Luz Angela Lizarazo. Obra: De tripas corazón
  • Miguel Huertas. Obra: Ambitos
  • Édgar Guzmán. Obra: Circundante
  • Humberto Junca. Obra: Acto Reflejo
  • Beatríz Eugenia Díaz. Obra: Polaris
  • Johana Calle. Obra: Laconia

 

Cada artista recibió por parte de la Secretaría de Cultura una beca de creación de 11 millones quinientos mil pesos, para el desarrollo de su respectiva propuesta.

Próximamente la Secretaría de Cultura publicará un catálogo con las 8 exposiciones que participaron en esta cuarta versión del Premio.

Masa Crítica de Fernando Uhía se presentará nuevamente en la Galería Santa Fe del Planetario del 3 al 26 de agosto.

Secretaría de Cultura

 

el premio caballero

El premio Luís Caballero empezó mal y terminó mal, porque empezó y terminó con Fernando Uhía.

Es un fallo que sorprende porque si la exposición de Alberto Baraya fue la más improvisada, la de Luz Ángela Lizarazo la más ingenua, la de Fernando Uhía fue francamente la más mala.

Este fallo nos indica que sigue causando estragos en Colombia esa tendencia del “arte conceptual” que dictamina que se puede armar una exposición con cualquier cosa, ojala sea enchufable para no dejar dudas sobre su contemporaneidad, así los cables estén regados por todas partes, pues para llamarla “instalación” es suficiente con botar las cosas al piso y punto.

El truco consiste en defender esa “acción” con un discurso farragoso, lleno de referencias, no importa si están mal puestas porque normalmente son tan mal estructurados que no se entiende nada, un texto que intimide al espectador y si es posible a los jurados y a los críticos; nuevamente el traje nuevo del emperador. Para eso resulta muy útil apropiarse de un concepto poco conocido de las ciencias humanas o de las ciencias (lo que resulta de más efecto) como “masa crítica” y luego colgarle cuanto significado “cultural” y “político” se pueda.

“La masa crítica se trata de una frase que se usa en física. Es la mínima cantidad de materia para que haya fisión nuclear. Es tener la mínima cantidad de sonido para que se produzcan imágenes en la cabeza de quien lo oiga”… “Son sonidos de televisión de películas de horario Triple A, en las

que un gringo destruye un lugar del Tercer Mundo y luego cobra un montón de plata. Ese género de acción lo tiene uno en la cabeza y lo quiero potenciar para que la gente se haga la película”. Después de esta generosa explicación ya no tenemos dudas de lo que la obra significa y lo que debemos entender de ella. Luego basta con que algún “crítico” agregue en un foro de Internet comentarios como: “Es saludable que desde una obra se hagan preguntas sobre el ruido y que estas preguntas puedan relacionarse con la vida diaria, inclusive con el ruido de un pequeño foro de discusión sobre arte; la obra “Masa crítica” hace una critica que incluye a Esfera Pública, siendo Esfera Pública un espacio para la crítica”, para que mágicamente la obra termine hablando sobre todo.

El triunfo de Uhía es el triunfo de la palabrería, de la contemporaneidad gratuita, del “todo vale”, que parecía que al fin estaba cediendo y que volverá con más fuerzas que nunca. ¿Se imaginan los próximos concursos, exposiciones, convocatorias con la oleada que se va a venir de obras basadas en ideas sin ningún valor artístico rodeadas de grandes discursos intimidatorios?

Jacinto Albarracín

sobre el premio luis caballero

Es indudable que en todos los concursos, como en los que se eligen reinas de belleza, siempre despertaran suspicacias. Generalmente la candidata que todo el mundo quiere, por ser la más talentosa, inteligente y bonita no es del agrado del jurado. En todo concurso se gana y se pierde. Y los que participan en ellos lo saben perfectamente. Así como deben tenerlo en claro los que conformamos esta “masa (a)crítica” y asistimos a esos magnos eventos como espectadores. En las artes, los premios siempre seran controvertidos así ya en artes no se hable de belleza, como en los reinados valga la pena decirlo. El odiado premio Botero por ejemplo, siempre despertará sospechas, aunque en él al menos el jurado es internacional. Creo que la obra de Fernando Uhía, va más allá del bien y del mal. Es decir no creo que sea ni buena ni mala para haber ganado. Artistas locales que premian a artistas locales, eso demuestra, quizá, no una total objetividad, pero sí un conocimiento de las obras (y de los artistas) que se exponen al dictamen de un jurado. En estos términos el premio de Uhía merece tenerse en cuenta.

Albarracín menciona el peligro de este premio. Yo no sería tan fatalista estimado Albarracín, pese a que sabemos que el premio puede generar un “ismo” en las escuelas de arte, en particular donde el premiado es docente por aquello que el alumno siempre tiende a emular al maestro. Pero esto no importa. Los ganadores siempre serán envidiados, odiados y adulados: ese es el precio a pagar en los concursos.

Propuesta: los organizadores del Premio Luis Caballero, deberían dejar el espacio abierto para un premio (igual de jugoso) generado por el público. En varios países así funciona. Este mecanismo no está lejos de ser viciado claro está (llevar a votar a sus amigos, alumnos, tías y demas ascendencia) pero al menos podría generar otra opción. Como en los reinados de belleza, donde hay reina, vireina y hasta princesas.

Ricardo Arcos-Palma

pd: A propósito de concursos, los de crítica organizados por prestigiosas instituciones educativas y culturales, no estan exentos de estas tensiones. Tendremos que desconfiar entonces de los premios? Es posible realizar una crítica de las obras (ensayos, reseñas, libros, instalaciones, pinturas etc) luego de haber sido premiadas? El premio otorgado por un jurado presupone una mirada crítica? Estas entre otras preguntas deberíamos tener en cuenta. Mientras tanto, Qué viva el premio Caballero!!!

¡pare de sufrir!

Decálogo de autoayuda para espectadores intimidados por las exposiciones de arte:

1. No preste demasiada atención a lo que dice un artista sobre su propia obra, ellos no saben bien por qué hacen lo que hacen. Los artistas deben evitar hablar pero no dejar de escribir.

2. Anteponga el arte al artista; usted puede estar a solas con la obra de arte, sea insaciable y egoísta —más no celoso o autista.

3. Las obras de arte sólo exageran algo que usted ya sabe; en algunos casos el desprecio radical que usted siente por una obra no es más que una forma velada de autocrítica.

4. Si usted descubre la formula que compone una obra de arte, tenga cuidado con atribuirle una preparación demasiado precisa, la facilidad de un resultado es engañosa.

5. Póngale comillas al “crítico”; desconfíe de todo discurso que en miras de ganar contundencia no matiza: el enfrentamiento veraz con una obra de arte exige un escudo de armas decorado con interrogantes.

6. La lectura de una obra de arte tiene sólo tres enemigos: el artista, el crítico y el espectador —intente por un breve momento no ser como ellos.

7. Ante las explicaciones, dude; no trate de conocer las obras de arte, trate de comprenderlas; vaya paso a paso en su lectura, evítese los resúmenes. Describa e interprete; no interprete primero y luego describa.

8. Aprenda a las obras de arte cuando están distraídas, ¡sorpréndalas!

9. ¡Deténgase! No permita que el prestigio de un galardón social sea lo único que invita a mirar con atención una obra de arte; sólo alabanzas o sólo canalladas son como las tetas: una esta mal, dos son perfectas, pero tres, aunque le añaden volumen al argumento, son monstruosas (aunque hay pechos preciosos).

10. Sea profundamente superficial en su observación, mire al frente, mire abajo y mire arriba; si só

lo quiere ideas acuda a una iglesia de cienciología, si sólo quiere formas vaya a un almacén de pantuflas; si busca algo incapaz de separar la forma de las ideas, ensaye una dulcería o una exposición de arte.

—Lucas Ospina

el ojo afuera

 

La sabiduría popular afirma que después de ojo afuera no hay Santa Lucía que valga. Las Gotas Cordiales de Ricardo Arcos, Lucas Ospina y Andrés Hoyos, indican que la discusión del Premio Luis Caballero apenas comienza. A los tres críticos les sugiero consideren analizar las sugerencias de Robert Buergel de que hay que volver a pensar conceptos fundamentales del quehacer artístico, tales como gusto, belleza y placer.

¡Qué viva la discusión! ¡Arte sin discusión es arte popular! Si Jorge Peñuela reclama ajustes al Premio Nacional de Crítica, ¿por qué no ha de tenerlas el Luis Caballero?

 

diotima mantinea