Examen de arte

Aunque parezca inverosímil estas preguntas hicieron parte de un examen escolar del Estado ¿Quién las redactó? ¿Un artista inspirado? ¿Un burócrata infatuado? ¿Un administrador de la rutina? ¿Un funcionario de la repetición? ¿La ministra de educación en su tiempo de ocio en medio del revolcón estudiantil? Quizá este mismo tipo de pruebas sean las que encuentren los estudiantes en los próximos exámenes “Saber Pro” con que el ICFES pretende evaluar el arte a nivel de profesión. En el colegio el gran potencial del arte ha sido dilapidado, las clases son determinadas por “indicadores de logros” que nominan al alumno y al profesor en pos de una buena calificación, pruebas de arte sin arte, placebos de la imaginación. ¿Es la universidad la próxima víctima de este celo por la medición?

1. Si Rene Magritte evoca a una persona en este cuadro, la afirmación más real respecto a ella es:

A. No tiene zapatos, ya que éstos son falsos.

B. No desea usar por ahora esos zapatos.

C. No puede caminar porque le faltan los pies.

D. No tiene pies, pues los dejó abandonados.

La respuesta es B.

 

2. Una situación que definitivamente reduce las posibilidades de interpretación de esta obra surrealista es:

A. Un hombre estuvo trabajando todo el día, llegó muy temprano a casa y deseó poder quitarse los pies como si fueran zapatos.

B. Un hombre con una gran sensibilidad deseó poder tocar el suelo y sentir su textura con unos zapatos tan sutiles como pies.

C. Un pintor partió de la idea de que hay cosas inútiles que deben existir y representó sus propias necesidades cotidianas.

D. Un hombre decidió que era necesario transformar el arte a partir de las necesidades humanas e hizo este bosquejo.

La respuesta es C.

 

3. El cuadro El modelo rojo, como toda obra de arte, puede remitir a
 quien la contempla a múltiples significados, pero si se piensa que estos 
zapatos acaban de ser usados por alguien, una posible causa de que
hayan sido dejados al lado de una construcción de madera es que para
esta persona:

A. Sentir las piedras del camino es más agradable que usar zapatos.

B. Un lugar a donde ingresó está sucio y no desea dañar sus zapatos.

C. El camino que va a recorrer es suave y no necesita zapatos.

D. El suelo que va a pisar ya no exige el uso de zapatos.

La respuesta es D.

 

5. De las siguientes expresiones, aquella que resulta más adecuada al sentido del cuadro es:

A. Para qué zapatos si no tengo pies.

B. Mis pies sienten aun con zapatos.

C. Pies sobre los pies y ¡adiós, zapatos!

D. Sin zapatos me libero de caminar.»

La respuesta es B.

 

Aunque parezca inverosímil estas preguntas hicieron parte de un examen escolar del Estado ¿Quién las redactó? ¿Un artista inspirado? ¿Un burócrata infatuado? ¿Un administrador de la rutina? ¿Un funcionario de la repetición? ¿La ministra de educación en su tiempo de ocio en medio del revolcón estudiantil? Quizá este mismo tipo de pruebas sean las que encuentren los estudiantes en los próximos exámenes “Saber Pro” con que el ICFES pretende evaluar el arte a nivel de profesión. En el colegio el gran potencial del arte ha sido dilapidado, las clases son determinadas por “indicadores de logros” que nominan al alumno y al profesor en pos de una buena calificación, pruebas de arte sin arte, placebos de la imaginación. ¿Es la universidad la próxima víctima de este celo por la medición?

¿Por qué evaluar el arte? Detrás de estas mediciones destacan de lejos dos intereses: el de los profesores que para autoperpetuarse en la institución educativa deben demostrar con notas que sí enseñan lo que todos saben que no se puede aprender, y el del contratista estatal encargado de medir que los estudiantes aprenden lo que nadie les puede enseñar.

Mientras en algunas disciplinas creativas el lema motivacional es «no hay problemas, solo soluciones», en arte debería imperar un credo más escéptico: «no hay soluciones, solo problemas”.

 

(Publicado en Revista Arcadia #75)