cabezas parlantes

Esa platica se perdió, le repito a mi amigo Rodrigo Facundo. Me refiero a la que se pagó por la obra que intenta ser arte y documento, del video “Bocas de ceniza” de Juan Manuel Echevarria. Rodrigo quiere que le explique porque, y comienzo así: La pieza consta de una serie de tomas de sobrevivientes obtenidas en excelente imagen y mejor sonido. Sobrevivientes, esto es seres humanos obligados a dejar su calidad de vida campesina, para entrar a formar parte de un nuevo conjunto, victimas. Ellos cantan versos de lamento, entonados en ritmo vallenato. Sus rostros son atrapados en blanco y negro. Creo recordar que también canta una mujer, pero aquí ni genero, ni raza, ni origen, ni logro, están diferenciados. Todos son convertidos en cabezas parlantes, unificados, homogenizados, limpiados, reducidos, amputados. Este es el momentum de la obra, pero, ¿con que objeto? ¿Dar clases a camarógrafos de Tv.? ¿Historias inéditas del vallenato-reality? ¿Pruebas para concursar en la próxima versión del programa Factor Para- X? Esas imágenes de “Bocas de ceniza” no crean, ni reproducen, ni multiplican otras imágenes. Se consumen sobre si mismas después de alcanzar su momentum. Solo recrean su candor o inconsciencia plena de posibilidades. Pero aun en ese estado “Bocas de ceniza” todavía es algo.

En algún momento del XIX, la imagen de Latinoamérica como territorio edénico, nuevo, esperanzador se borra y es reemplazada por la del cazador de pieles, el proveedor de materias primas, la versión primitiva de una civilización europea. Hoy ese guión no ha cambiado, y es ahí que “Bocas de ceniza” tiene sus líneas aseguradas. Pero esa aparición de vendedor de lágrimas, no es capaz de convertirla, porque permanece en calidad de intento de arte y documento.

Juan Manuel Echevarria no esta solo en esta toma de posición respecto a la narcoviolencia que vivimos. Los libros autobiográficos de jefes matones y mercenarios que periodistas han publicado en los últimos años, lo acompañan. Esos textos se encuentran en la misma situación, no son periodismo, no alcanzan la condición de literatura biográfica y como testimonios ni una coma de sus letras puede ser usada para algún proceso en la justicia. Pero son libros, y serán exhibidos, como “Bocas de ceniza” será mostrada. Aquí han pasado casi cuatro minutos, cuelgo el teléfono y me voy a buscar a mi amigo Roco, tengo que decirle algo.

Marta Calderón