El Parque Bicentenario recibe respaldo del gobierno

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Si todo sale bien, en el corazón de Bogotá florecerá, en poco más de un año, una de las apuestas urbanísticas más importantes de la ciudad en las últimas décadas: el parque Bicentenario, un espacio de 10.000 metros cuadrados, ubicado sobre la avenida 26, entre carreras 5a. y 7a., que unirá al parque de la Independencia con el centro de la ciudad, como existía hace medio siglo. (Vea acá cómo será el parque Bicentenario)

El proyecto parece tener el camino despejado tras el concepto del Ministerio de Cultura en el que aclara que la obra no afecta el patrimonio del parque en mención ni las Torres del Parque. (Siga este enlace para leer: Gobierno respalda creación del parque del Bicentenario)

La obra, que según expertos en urbanismo “le cambiará el rostro a ese cuadrante deprimido del centro y que solo se comunica por un puentecito de la carrera 5a.”, empezó como un sueño, de esos en los que Rogelio Salmona imaginaba una ciudad distinta. “Él siempre tuvo la intención de comunicar las Torres del Parque con otra obra suya, el Museo de Arte Moderno (MamBo) –recordó el arquitecto e historiador Alberto Escovar–. Por ello ideó una plataforma sobre la calle 26 con caminos y escaleras. Fue una de sus últimas apuestas arquitectónicas”.

Los primeros bocetos nacieron en el 2007 bajo el nombre de Plan Director. Al año siguiente, los planos dibujados por Salmona recibieron el aval de la Alcaldía que le dio el nombre de parque Bicentenario por dos razones: el área donde se ubica corresponde a una parte del desaparecido parque Centenario y porque coincidía con la celebración del Bicentenario de la Independencia (2010).

Con la muerte del maestro Salmona, la idea no quedó en el aire y fue retomada en otros planes urbanísticos que buscaron continuar con el proyecto original, pero haciéndole algunas modificaciones. En ese sentido, el primero en hacerlo fue el arquitecto Juan Camilo Santamaría, en el 2008, y Giancarlo Mazzanti, en el 2011.

Este último es el autor de los diseños definitivos con los que el IDU espera terminar la construcción. “Todas las miradas del proyecto han buscado articular, enlazar y conectar el conjunto de elementos arquitectónicos del sector pero dispersos por la construcción de la calle 26 en los años 60. La idea es promover la revitalización urbana de la zona a partir de espacio público”, explicó Rocío Lamprea, arquitecta de El Equipo de Mazzanti, firma del arquitecto barranquillero.

Desafío a la gravedad

El parque Bicentenario, según Lamprea, es una apuesta de desarrollo urbanístico encima de una vía tan transitada como la 26, que dividió ese sector estratégico del centro de Bogotá en “islas independientes”.

De acuerdo con los responsables del proyecto, el diseño corresponde a un estilo contemporáneo que no rompe con el paisaje existente. “El parque tendrá unos 10.000 metros cuadrados aproximadamente, de los cuales el 50 por ciento serán de zonas verdes y el resto de senderos peatonales, escaleras y rampas para personas en situación de discapacidad”, explicó Lamprea.

El espacio estará ubicado a 5 metros del pavimento de la 26 y en su construcción se utilizarán siete vigas de 25 metros de largo que posibilitarán la conexión de las dos zonas mencionadas entre las carreras 5a. y 7a.

En esta última, existirá una plazoleta de 25 metros de larga por 15 metros de ancha (ver infografía) que será el acceso más grande del parque, pero no el único, pues los ciudadanos podrán entrar también por el sector del Planetario Distrital y de la avenida Circunvalar.

En ese espacio de la 7a., justo al frente de la torre Colpatria, se planea instalar una escultura del maestro Édgar Negret, muy parecida a la ya existente en el parque El Virrey, en la carrera 15 con 87, norte de Bogotá.

Otra de las innovaciones, es que el parque posibilitará un espacio de entrada mucho más grande y fácil al MamBo, muy distinto al diminuto callejón de escaleras por donde ingresaban los usuarios, y cerrado por las obras de la 26.

Sobre los materiales que serán usados, Lamprea resalta uno en especial: la polimeromadera, una suerte de madera con propiedades únicas como la resistencia al peso y al desgaste. “Además, no necesita de tanto mantenimiento”, y añadió que los diseños también aseguran la protección patrimonial de joyas de la arquitectura bogotana como el hotel Tequendama, la iglesia de San Diego, la plaza La Santamaría y el Planetario Distrital, recién remodelado, entre otros. “Para ello –dijo la arquitecta– no utilizamos muros de contención tradicionales sino un sistema de barretes, que se hacen con excavaciones profundas que no permiten afectación de los cimientos de las edificaciones vecinas”.

Las plazoletas interiores, y de acuerdo con el Plan de Ordenamiento Territorial, solo podrán ser utilizadas para recreación pasiva y para espectáculos al aire libre como teatro, proyección de cine y presentaciones musicales de bajo impacto.

El gran aporte se espera que sea la conexión de la Independencia con el resto del centro, hasta el eje ambiental de la calle 13. Y entre las principales beneficiadas estarán las universidades del sector.

Una zona con historia

La zona donde se levanta el proyecto ha sido, a lo largo de la historia de Bogotá, escenario de importantes acontecimientos. El 24 de julio de 1883, para celebrar el primer centenario del Libertador Simón Bolívar, el sitio dio paso al parque del Centenario. “Iba hasta la actual carrera 13 y se constituyó en la época en el límite urbano de Bogotá”, recordó Escovar, quien señaló que buena parte del terreno era propiedad de Antonio Izquierdo, de ahí el nombre del conocido barrio Bosque Izquierdo.

Años después, el lugar dio paso a una pequeña exposición industrial durante la presidencia de Rafael Reyes. En 1910, y siguiendo los lineamientos trazados por el general, un año antes de su caída, se organizó en el Centenario otra exposición mucho más grande en la que se construyeron, en menos de cinco meses, pabellones de tipo industrial y agrícola como el famoso kiosco de la Luz.

“Ese inmueble fue el primer edificio en Colombia en ser hecho con cemento nacional. Y le dicen de la Luz porque adentro contaba con un generador de energía”, agregó Escovar.

Con la llegada de la avenida Jorge Eliécer Gaitán o calle 26, en los 60, el parque perdió su encanto y hasta empezó a llamarse de La Independencia. La única sobreviviente de la época es la escultura de La Rebeca.

El proyecto del parque Bicentenario también tuvo que sobrepasar los reparos de vecinos que no aceptan la obra, pues la consideran como nociva para el patrimonio del parque. “Nuestra lucha empezó hace tres años y aún tenemos la esperanza de que la justicia falle a nuestro favor”, insiste Luz Helena Sánchez.

Ya se ha invertido más del 50 por ciento de los recursos. Ahora se espera el banderazo del IDU para retomar los trabajos y esperar su conclusión en año y medio, a ver si por fin le llegan dolientes a este importante sector.

Perfil del hombre detrás de la obra

Los diseños del parque estuvieron ha cargo de Giancarlo Mazzanti, arquitecto barranquillero egresado de la Universidad Javeriana y con posgrados en la Universidad de Florencia (Italia). También es autor del parque Tercer Milenio.

IDU, a la espera de permiso de un tribunal

El Instituto de Desarrollo Urbano está a la espera de que el Ministerio de Cultura los notifique de manera formal del concepto de una resolución que sobre el proyecto del parque Bicentenario dio esa entidad.

“Entiendo que aún hay recursos de recusación por parte de los vecinos y que falta un concepto de un magistrado del Tribunal Administrativo de Cundinamarca”, explicó Fernando Guzmán Rodríguez, subdirector general jurídico del IDU.

El funcionario también afirmó que el proyecto es del mayor interés para la entidad pues según él, causará un efecto positivo sobre la movilidad peatonal del sector.

El IDU espera que el magistrado levante la medida cautelar sobre la obra, que actualmente tiene más del 50 por ciento de avance en su primera fase, es decir, la de la instalación de vigas.

 

publicado por El Tiempo