RIOT de Edgar Jiménez en Sin Espacio

Siendo estudiante de Ingeniería Mecatrónica Edgar se encontró con el cine como expresión y los cineclubes como válvula de escape, creció su afición por las narrativas que lo llevaron a convertirse en un cinéfago asiduo que asistía con regularidad a ver las curadurías aberradas que se proyectaban en el cine club Videodromo especializado en películas serie B, al tiempo que asistía a podridos conciertos de punk, recorrer la ciudad y escarbar entre libros usados en las librerías del centro de la ciudad en busca de autores como Borges.

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Siendo estudiante de Ingeniería Mecatrónica Edgar se encontró con el cine como expresión y los cineclubes como válvula de escape, creció su afición por las narrativas que lo llevaron a convertirse en un cinéfago asiduo que asistía con regularidad a ver las curadurías aberradas que se proyectaban en el cine club Videodromo especializado en películas serie B, al tiempo que asistía a podridos conciertos de punk, recorrer la ciudad y escarbar entre libros usados en las librerías del centro de la ciudad en busca de autores como Borges.

Esos días en la academia para Jiménez fueron una serie de encuentros y desencuentros con los rezagos de las primeras generaciones del Punk caleño,  que lo llevaron a confrontarse con la idea de: “haga lo que pueda con lo que tenga” una filosofía que aplican muchos estudiantes en las universidades de la ciudad, para hacer frente a las deficiencias de la enseñanza.

En Casamata “laboratorio de montaje” proyecto dirigido por Marcel Narváez, un espacio en el que se encontraba Adrián Gaitán con quien compartía ideas sobre los procesos creativos. Otro de los artistas que lo acompañó en ese periodo fue Paul Arias, que estaba viviendo un reencuentro con sus procesos artísticos, exactamente con la pintura abstracta, punto en común con el maestro Jiménez en ese tiempo. Casamata como proyecto independiente sirvió para hospedar algunas versiones de La Plastika Rayada, eventos electrónicos de la Convulxion Party y sirvió también de espacio de experimentación, montaje de trabajos de grado, instalaciones de artistas emergentes, procesos académicos de estudiantes y evaluaciones de prueba del colectivo Precarius Tecnologicus, en la cual Jiménez realiza una acción como performática para la video instalación interactiva titulada Huelengue (2009).

El momento más importante para este espacio fue cuando Juan Sebastián Ramírez y Ericka Flórez tuvieron en cuenta a Casamata para ser sede de una de las curadurías del XIV Salón Regional de Artistas Zona Pacífico: Desde el malestar  con lo cual el espacio se dio a conocer a nivel nacional, lamentablemente el inmueble ubicado en el barrio Juanambú cerca de Bellas Artes en el que funcionaba fue solicitado por sus dueños y Casamata finalmente tuvo que cerrar sus puertas.

Jiménez un año después de obtener su título de Maestro en Artes Plásticas decide irse a vivir a Bogotá en busca de nuevos horizontes, idea que lo puso de frente con la situación: hay que trabajar para vivir y sus primeras aproximaciones remuneradas fueron una serie de murales en Ciudad Bolívar, un ejercicio que lo confrontó de manera directa con la figuración, puesto que su trabajo había estado asociado a la abstracción jipi, posteriormente al post-pop y las bajas culturas provenientes del comic a través un collage expandido.

Su cercanía con dos disciplinados artistas emergentes, William Bahos y Alex Rodríguez egresados de la Universidad de Cauca quienes se hicieron fundamentales en su nueva ruta, la tradición pictórica que caracteriza a estos dos artistas que habían estado cerca del maestro Ever Astudillo, lo habían seducido hacia la pintura figurativa.

Edgar Jiménez destaca por ejemplo dos grandes diferencias entre los procesos de los artistas de la región, en sus propias palabras comenta que “… Mientras para los artistas de Popayán es importante primero el cómo y después el porqué, en Cali sólo importaba el por qué y para qué: ¿Para qué dibujos?, ¿Para qué pintura?, ¿Para qué investigás?, ¿Para qué te desplazás?; es decir una quemadera seria de neuronas. Estos manes eran diferentes, prácticos sí se quiere. Los temas de sus pinturas eran sumamente subjetivos, pero sin embargo técnicamente rigurosos”, esta cercanía y un diálogo permanente con Bahos y Rodríguez dieron un giro en la concepción, forma y métodos de confrontar sus prácticas estéticas en su nuevo entorno.

En un pulguero del centro de Bogotá encontró unos archivos de películas Serie B que lo conectaron con esa Cali que extrañaba, fotos fijas en blanco y negro de películas rodadas en soporte fílmico de los setentas, entre las que encontró varias series de filmes con protagonistas de origen Afroamericano, películas y géneros ya olvidados en el tiempo, imágenes que llamaron su atención, primero por la relación con el séptimo arte y la segunda el tema racial que lo acercaba a sus raíces como afro-descendiente , estos dos argumentos han sido vitales en el trabajo de Jiménez, es por eso que el proceso Blaxploitation ha sido tan importante para Edgar con la creación de pinturas al óleo realizadas su gran mayoría en blanco y negro.

Edgar regresa a su ciudad, como artista invitado dentro del circuito que lo ve nacer, primero la Plástika Rayada y ahora en su primera exposición individual en Sin Espacio proyecto individual gestado por Ana María Rosero, un proceso que en tan solo diez meses llega con RIOT a su exhibición número dieciséis.

Entrevista con Edgar Jiménez

J.M.: Hola master como vamos, lo estoy llamando para hacerle unas preguntas para el texto de la expo en Sin Espacio, y sería mejor que fueran sus palabras las que expliquen el proceso que ha sido llegar a RIOT.

E.J.: De una Juan, me parece bien, dígame que necesita

J.M.: Solo unas pocas preguntas, primero: ¿De dónde procede la idea de RIOT?

E.J: RIOT Es una investigación que conecta dos momentos importantes de la historia Afro-americana con Blaxploitation, que nace con el encuentro con un cine afro y las manifestaciones civiles de los negros.

J.M. ¿Conocía del género Blaxploitation de cine afro-americano?

E.J: Le comento, que a pesar de todo el cine que había visto, ni sabía que existía un género de cine afro y eso fue el detonante para mí, encontrarme con todo un movimiento que rescata la cultura afroamericana.

J.M. Bueno, entonces la pregunta de cajón sería ¿Por qué una investigación sobre la historia afro en Estados Unidos y no los afro-colombianos o los afro del pacífico?

E.J: Muy sencillo, hay un libro pequeño titulado He visto la noche de los más grandes escritores colombianos Manuel Zapata Olivella en el que narra su travesía por Centroamérica para poder colarse por El Hueco y llegar a los Estados Unidos a conocer de primera mano cómo era eso de la segregación racial de la cultura Afroamericana y sale desde Colombia e hizo la ruta en plena época de crisis racial, cuando los asientos del bus, los establecimientos, los bancos o los baños públicos tenían restricciones de uso por el color de la piel. Olivella hace su propia ruta y llega incluso hasta la industria cinematográfica con guiones hechos por él en la década del cincuenta donde tocaba la temática racial cotidiana, la respuesta de la industria era que no hacían películas de negros, hablamos de guiones hechos en los cincuenta y esa estructura para la creación de Olivella me ha servido para asumir este proceso.


J.M. ¿Ahora sí que es RIOT?

E.J: Son una serie de pinturas al óleo cuya temática gira en torno a los motines y  de lo que ha pasado con los movimientos civiles después de la muerte de Malcom X y Martin Luther King,  que si bien el movimiento nacen en la USA,  se ve reflejado en el mundo. Ahora está nuevamente la gente saliendo a las calles a protestar y el tema de la brutalidad policiaca que siempre ha sido bastante demoledor y que está a la orden del día, uno puede hablar de esos motivos y rebeliones desde un punto de vista local, no solo el motín, si no redondear la idea, hacer una conexión con Blaxploitation, que es una pre cuela sustancial de RIOT.


J.M. Conocí el Blaxploitation en los ochenta con películas como Blackula, la saga de Shaft, SuperFly ¿Pero qué es lo que le atrae de este movimiento?

E.J:
Hay una necesidad de una gente afroamericana de expresarse culturalmente y que empieza a tener poder a partir de las artes y se dan cuenta que les falta meterle la ficha al cine , pensándolo a pequeña y mediana escala, a partir de ello viene la pequeña explosión cultural de Blaxploitation que dura cinco años, películas completamente afro donde el protagonista narra la vida del hombre negro en las ciudades, una nueva vida cosmopolita; no solo es una reflexión social, sino que además enriquecen y afectan la forma de vestir, moverse, hablar, cambia el gesto y la postura del negro y todo se capitaliza en un boom en la USA. Así como al western norteamericano se expandió por ejemplo con el spagetti western hecho en Iitalia, lo mismo pasó con la Blaxpolitation películas hechas por comunidades afro en México, España e Italia, usando nueva estrellas del cine afro, que también fue editado con versiones en lejano oriente, antecedente de las series de acción como Bareta o Magnum, donde el fetiche del arma es lo protagónico, se habla del cazador urbano, películas de las historias de Harlem y el Bronx cunas de mestizajes culturales afro en New York donde ha nacen expresiones culturales que en su historia reciente van desde la Salsa hasta el Hip Hop, es la época en que el primer hombre negro en ganar el premio Oscar de la Academia Sidney Poitier.


J.M. Maestro yo creo que tenemos más por hablar de RIOT pero eso lo hacemos en persona en Sin Espacio.

E.J: Bueno master nos vemos en Cali.

Juan Melo
Cali, Abril 1 de 2016
Sin Espacio

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