del encantamiento al aburrimiento

Cuando entré a la Galería Santa Fe encontré una sala repleta de cuadros y empecé juiciosamente a observar cada uno ellos. En un principio me encantó, después me gustó y por ultimo me aburrió. Me parece un claro ejemplo de cómo una obra lograda se puede convertir en artesanía. Tan artesanía es que podría escribir una serie de instrucciones para que usted tenga su propio cuadro:

Paso 1: escoja una hoja de periódico, doble o sencilla, a su gusto, con una fotografía llamativa, con algunas pequeñas fotografías de cualquier personaje, con un titular grande y ojalá que toque la actualidad nacional.

Paso 2: calque todos los textos de las columnas, de la misma manera que en prekinder nos hacían hacer planas para soltar la mano.

Paso 3: ahora calque los gráficos con un rapidógrafo 0.3, con distinta saturación de puntos, para lograr varios tonos. Si hay una fotografía de un personaje asegúrese de ponerle una curita en los ojos para cuidar su anonimato.

Paso 4: el titular grande debe calcarse de la manera mas fiel posible y una vez calcado táchelo (pero que se alcance a leer).

Paso 5: una vez tenga esto en papel mantequilla de 90 gramos páselo a un papel canson de un tono que a usted le agrade.

Paso 6: enmárquelo, cuélguelo y véndalo.

Podría seguir con las instrucciones de las otras obras que en un principio gustan, luego se repiten hasta la saciedad convirtiéndose en fórmulas que se desgastan.

Cuando estudié arquitectura en la Universidad de los Andes se hacia mucho énfasis en la arquitectura de lugar. Mi maestro Rogelio Salmona es un claro exponente, al igual que Carlos Morales y Billy Goebertus, por citar algunos. Considero que en las artes plásticas debe existir el equivalente, donde la obra y el espacio se fusionen y logren un todo. Que no sean piezas sueltas que se pueden colgar de manera aleatoria en cualquier pared. Creo que esto se debería tener muy en cuenta en el momento de dar un veredicto para este premio «Luís Caballero» al igual que se tuvieron en cuenta, para ser premios nacionales de arquitectura, las Torres del Parque o la Casa de Huéspedes Ilustres en Cartagena.

Arturo Pardo