Debate reforma académica

Más de un lector de este foro debe estar preguntándose acerca de las intervenciones que desde el 23 de noviembre se refieren a la reforma académica de la Universidad Nacional. Veamos: una pregunta sobre el trabajo de grado; dos cartas abiertas a Gustavo Zalamea con sendos elogios y votos de confianza, dirigidas por dos estudiantes; un enérgico llamado a la defensa de la Universidad por parte de Antonio Caro; algunas intervenciones de Juan C. Vargas, quien presenta de manera extremadamente juiciosa el punto de vista de las directivas de la Universidad; otra de Luis Daniel Abril, quien opina ampliamente, aunque reconoce no estar vinculado hace un año a la Escuela; intervenciones algo crípticas de Gabriel Restrepo y textos de Norberto Alcover, tal vez el más centrado en la reflexión sobre el espíritu universitario, y José Luis Villaveces remitido por J. P. Ortiz, también marcadamente redactado sobre la versión oficial de las directivas de la Universidad…

Miércoles, 23 de noviembre de 2005

Reforma Universidad Nacional

¿Qué le espera a los estudiantes de artes plásticas de la Universidad Nacional con la eliminación de la sustentación pública de los trabajos de grado ante los jurados? ¿Es necesario para un estudiante de artes plásticas enfrentarse a un jurado dentro de la academia antes de enfrentarse a la vida real?

Efrén Morales Quintero

 

Viernes, 25 de noviembre de 2005

Carta abierta a Gustavo Zalamea
Apreciado Gustavo:
Mis más sinceros agradecimientos y admiración por el papel desempeñado por usted en la dirección de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Nacional. No me cabe duda en afirmar que la mayor carencia, y por tanto la mayor necesidad de las instituciones culturales de este país es la presencia de personas honestas, sensatas, cálidas y sensibles como usted, pintor refinado, trabajador incansable por la cultura en el país.

La Escuela de Artes Plásticas lo necesita. Su ausencia sería la mayor pérdida que ésta podría tener en este decisivo momento. Para usted la más humilde voz de reconocimiento y apoyo.

Camilo Calderón Sánchez

 

Sábado, 26 de noviembre de 2005

Reforma y capital

Gozando en pleno centro del Valle del Cauca, de un medio día espléndido después de un amanecer lluvioso, reflexiono sobre las preguntas del señor Morales y pienso lo siguiente:

Las inquietudes de Efrén son unas de las tantas consecuencias de la radical Reforma que se quiere imponer a la educación pública superior en Colombia. La Reforma traerá frustración, al imposibilitar a través de la educación, el ascenso social, económico y la negación de las posibilidades dirección a los estudiantes de escasos recursos -la mayoría!- y traerá -por supuesto- grandes ventajas al capital multinacional y sus aliados, la oligarquía nacional, al ofrecerles técnicos baratos y bien esclavizados.

Perdón el lenguaje panfletario pero por una parte es la verdad y por la otra, yo también pisé la otrora Gloriosa Universidad Nacional de Colombia.

Antonio Caro

 

Domingo, 27 de noviembre de 2005

Preguntas y respuestas

¿Cuáles fueron las razones para que se propusiera una reforma académica? ¿Es una política del Gobierno para bajar costos, obedeciendo lineamientos del FMI? ¿Es una reforma diseñada por funcionarios del Banco Mundial para adecuar el país a las necesidades del TLC? ¿Qué relación tiene la reforma con un proceso mundial de mercantilización de la educación superior? ¿Por qué se quiere copiar un modelo extranjero que no obedece al contexto colombiano? ¿Por qué se quiere convertir a la Nacional en una universidad de investigación? ¿Se obligará a las facultades a reducir todas las carreras a 4 años?

Antes de caer en respuestas simplistas, recomiendo la lectura -por lo menos- de un documento sobre la Reforma Académica. Anexo un fragmento y al final, enlace a una página con mayor información.

Juan C. Vargas

Preguntas y respuestas:
http://www.unal.edu.co/reforma/documentos/97.pdf

Reforma Académica y documentos relacionados:
http://www.unal.edu.co/reforma/r-academica/index.html

 

Sus más y sus menos

Debo decir antes que nada, que habiendo aplazado los últimos dos semestres en mi carrera de artes en la nacho, no puedo hablar como un actor, sino más bien, como un espectador afectado. Y esto me resta conocimiento directo de las cosas pero también me concede cierta perspectiva.

Son varias las personas que han criticado a Zalamea y entiendo que ante la gravedad de esta reforma, los ánimos se caldeen, pero un hecho que nadie puede negar es que el director de la carrera de artes plásticas es una de las personas con mayor trayectoria y sentido político que ha pasado por ese cargo en los últimas décadas. Tampoco se puede negar que Zalamea es un caballero, con un talante a prueba de la grosería que manejamos muchas veces en la nacho cuando estamos desesperados por la situación que cada día se presenta mas angustiante, y de la cual algunos se agarran para acudir a la violencia verbal y física tan improductivamente.

Por eso me parece de un inmenso valor que una persona como Camilo Calderón tenga el valor de dirigir esta carta abierta en medio de un ambiente tan polarizado. Valdría la pena que esta carta estuviera también en las paredes del edificio de artes. Por otro lado ya me venía pareciendo absurdo que nadie se pronunciara sobre lo que esta pasando en la U.N. y en especial con la carrera de artes. Cuántas veces se gasta teclado en este espacio para hablar de cosas menos pertinentes… sí, es un reproche.

Al respecto lo único que puedo aportar es que la reforma tiene como todo su más y su menos. Lo primero es que en la nacho muchas personas se echan siete y ocho años para terminar una carrera y a veces ni se gradúan, también es cierto aquello del ‘exceso de informarción’, no digamos conocimiento, que no lo es, en carreras que perfectamente duran cuatro años en cualquier otra universidad de Bogotá. Lo de los créditos pues es clave y no vamos a decir que es malo solo porque es importado. Y otra cosa que Caro deberá recordar de su paso por la U.N. es que como en toda entidad estatal, son varios los que tienen sus feudos y se oponen con uñas y piedras a soltar su terrenito, eso no es un secreto para nadie, como no lo son las trabas que se ofrecen a cada cambio (la U.N. lleva decadas aplazando la creación de una carrera de artes escénicas) como menos secreto es que hay profesores que son mas malos que pegarle a la mamá y que se quedan eternamente en la nacho hasta que los pensionen sin que se pueda hacer nada (una minoría, afortunadamente).

Ahora, los menos. Los créditos no pueden ser 160 ni 180 por carrera, eso es absurdo, al menos 220 que es el promedio en Europa. Lo de los trimestres, medio catastrófico porque es empujar solo con afán, una cosa es que una carrera como artes quede de nueve semestres, que perfectamente puede quedar porque el ultimo año de carrera se desperdicia con mucha frecuencia, y otra es que le embutan a uno diez semestres es tres años y medio.

Lo otro es que sí, casi todo viene de arriba, dígase Uribe et orbi. Eso también es clarísimo, la desgracia del TLC también acá repercute. Por eso decía mas arriba que la situación se veía cada ves mas preocupante, porque al final lo que va a pasar con este pais es que después de ocho años de Uribe, el país se dará cuenta que la guerrilla si quedo golpeada pero que la guerra no se acabó, porque Colombia no es uno de esos países pobres donde la gente se aguanta tanto.

Lástima que a esta gente por ahora, le sobreviva la adoración por Uribe a pesar del hambre y la miseria.

Luis Daniel Abril

 

Las reformas a la universidad no se improvisan

Me parece por lo general bien puesto en su sitio Luis Daniel Abril. Hay tanto panfleto en relación a las reformas de la Universidad, que da risa. Miren, el asunto viene de lejos. Ni siquiera de Atcon y su propuesta de los sesentas. Proviene de Harvard, años veinte, o sea que es un asunto anacrónico el de nuestra mímesis actual. Las reformas a la universidad no se improvisan. La universidad alemana debió esperar a Kant y a Guillermo de Humboldt para superar la tradición medieval. La reforma de Harvard en los veintes le debió mucho a la imitación de la universidad alemana, francesa e inglesa. Si alguien quiere ver de donde proviene el modelo universitario norteamericano, haría bien en mirar un libro formidable de Henry Adams, La Educación de Henry Adams, Traducido al español sólo hasta el 2002 (se publicó en 1917 y es considerado por la Modern Library como el mejor libro de no ficción en lengua inglesa del siglo XX. Un capítulo se publicó hacia 1990 en la revista Falsas riendas, de Bogotá). Allí no hay nada administrativo ni panfletario en torno a la Universidad, pero sí ese aliento formidable por educar y educarse a lo largo de la vida.

Bien haríamos en sacudirnos de nuestra tradición profesional (la revolución de Córdoba 1918 quedó inconclusa) y de este tradicionalismo criollo que cree, ahí sí ingenuamente, que las reformas de Mockus y Moncayo son lo máximo. ¡¡¡Qué godos somos pretextando ser revolucionarios!!!¡¡¡qué reaccionarios!!!

Gabriel Restrepo

 

Martes, noviembre 29, 2005

Vacaciones forzadas > final del debate

La Universidad Nacional de Colombia, decretó vacaciones a partir de la fecha. El espacio de discusión en torno a la reforma por tanto queda vetado para los estudiantes. De esta forma la Universidad «garantiza procesos claros en torno a la reforma» Anexo Comunicado de Rectoría.

Efrén Morales

 

A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA
La Secretaría de la Sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia informa a la comunidad académica y a la ciudadanía en general:

Que por solicitud unánime de los Decanos de la Sede de Bogotá, y atendiendo razones estrictamente pedagógicas y como consecuencia de la interrupción de clases ya causada, se ha decidido la suspensión de actividades del pregrado en lo que resta del año y a partir de la fecha. Igualmente, se ha dispuesto convocar a los estudiantes para la terminación del semestre lectivo entre el 16 de enero y el 10 de febrero de 2006.

De la misma manera, se convoca a todos los profesores de la Sede, a partir del día miércoles 30 de noviembre del año en curso, a  participar activamente en reuniones en los Departamentos, sobre los temas relacionados con la reforma académica.

Bogotá, 28 de noviembre de 2005.

CARMEN MARIA ROMERO
Secretaria de la Sede Bogotá

 

 

Viernes, diciembre 02, 2005

Sobre y desde la Universidad Nacional

Más de un lector de este foro debe estar preguntándose acerca de las intervenciones que desde el 23 de noviembre se refieren a la reforma académica de la Universidad Nacional. Veamos: una pregunta sobre el trabajo de grado; dos cartas abiertas a Gustavo Zalamea con sendos elogios y votos de confianza, dirigidas por dos estudiantes; un enérgico llamado a la defensa de la Universidad por parte de Antonio Caro; algunas intervenciones de Juan C. Vargas, quien presenta de manera extremadamente juiciosa el punto de vista de las directivas de la Universidad; otra de Luis Daniel Abril, quien opina ampliamente, aunque reconoce no estar vinculado hace un año a la Escuela; intervenciones algo crípticas de Gabriel Restrepo y textos de Norberto Alcover, tal vez el más centrado en la reflexión sobre el espíritu universitario, y José Luis Villaveces remitido por J. P. Ortiz, también marcadamente redactado sobre la versión oficial de las directivas de la Universidad.

De este conjunto, quien no esté enterado de las cuestiones en juego difícilmente podrá extraer una imagen coherente. Es importante, entonces trazar un muy rápido contexto, pues si aquí es difícil, a través de los medios de comunicación (que se atreven a reseñar el cierre de la Universidad mientras pasan imágenes de archivo de pedreas, en un caso que se ha caracterizado por la ausencia de estas manifestaciones), es imposible.

La Universidad Nacional, desde que asumió la rectoría Marco Palacios, está en proceso de reforma académica y de reestructuración académico administrativa; estas acciones se han materializado a través de decisiones fragmentadas y acumulativas, y continúan bajo la de Ramón Fayad. Esta clase de procesos son normales en la academia, pero en esta ocasión se han desarrollado bajo -por lo menos- dos grandes características: la primera, que dichas rectorías enfrentan la hostilidad de una gran parte de la comunidad universitaria ‘con las consecuencias previsibles en los terrenos de la comunicación y del diálogo- y, la segunda, que cambian drásticamente el rumbo que tenía la universidad (por ejemplo, la última reforma académico administrativa databa apenas de 2002).

Es evidente que estos procesos afectan también al programa de Artes Plásticas, (campo central de reflexión de este foro) y la discusión abarca desde temas muy genéricos (la naturaleza de la academia y sus complejas relaciones con la sociedad), hasta muy específicas (las modalidades de trabajo de grado aceptables para el programa).

Es muy importante que la comunidad artística conozca y participe en la reflexión sobre la reforma de un programa que constituye un patrimonio público por su naturaleza oficial, por su tradición y por sus dimensiones. Sin embargo, es necesario advertir que los temas son de alto vuelo y que no basta con comentarios ligeros que personalicen el asunto o lo reduzcan a los tópicos de siempre, que en el tema de la Universidad Nacional son bastante tentadores. Solamente que las condiciones actuales no permiten una aproximación fácil: la Universidad se encuentra cerrada por decisión de sus propias directivas y el contexto, evidentemente no favorece la reflexión ponderada que caracterizaría el debate académico.

Miguel Huertas

 

Domingo, diciembre 04, 2005

Clarificando lo críptico

Una breve contribución, en aras a clarificar lo críptico de mi intervención. Desde la Reforma de Córdoba, 1918, Argentina, semillero de movimientos estudiantiles y políticos para transformar con la Universidad las naciones, ciertos diagnósticos en torno a la universidad latinoamericana son claros: nuestras tradiciones coloniales y republicanas acuñaron una universidad de corte profesional (teología y derecho primero, luego medicina, después ingenierías) con saberes segregados y poco dados a la integración o en otros términos a la interlocución de los saberes. El surgimiento de ciencias y de ciencias sociales y humanas fue tardío y también él mismo ocurrió con disciplinas aisladas unas de otras, cada cual defendiendo sus pequeños fueros, especies de territorios defendidos a fuerza contra otros saberes.

Pero precisamente en el momento en el cual se realizaba el grito de Córdoba – y ya vamos para un siglo – en Estados Unidos se moldeaba una universidad que había bebido de las fuentes alemana, inglesa y francesa, expandiéndolas y potenciándolas.

Y en ese mismo año se publicaba el libro de Henry Adams que no tendría por qué ser críptico sino materia de lectura obligatoria para comprender la educación y la sociedad del siglo XX: La Educación de Henry Adams, no traducido al español sino hasta hace cuatro años. Manes de nuestra herida por Panamá y de nuestro no querer saber nada de lo que ocurre en Norteamérica, como si la ignorancia del avestruz nos proporcionara alguna ventaja comparativa.

Las reformas de Patiño (1964-1966) y luego las de Antanas, fueron pañitos de agua tibia, estucos barrocos. Nuestras universidades, y la Nacional entre ellas, son terriblemente tradicionalistas en el mal sentido del término. Ambas reformas fueron resistidas a morir en su tiempo. Y la del presente lo será por motivos muy pequeñitos, escudados en grandilocuencias revolucionarias: somos magos en engañarnos. ¿Cómo se justifica, por ejemplo, que las ciencias de la salud se escindan en distintas facultades por intereses profesionales y con ello enturbien la relación de conjunto que debe haber entre ellas? Lo mismo en Agronomía y Veterinaria, etcétera. ¿Cómo se justifica por otra parte que el promedio de duración real de estudios de pregrado en muchas áreas sea de seis u ocho años, cuando en ese tiempo alguien podría contar con maestría e iniciar el camino a un doctorado y además dejarle el puesto a otro/a?

Pero estos son algunos ejemplos, apenas designados para ilustrar algo cuya complejidad no se puede tratar con las consignas de siempre: que TLC, que privatización, que tal y pascual: esas reglas de tres espurias y que nos tienen jodidos, porque castran el pensamiento. Lo dice un profesor pensionado que pasó 37 años allí hasta acuñar un anagrama de despedida: «al mamarte del alma mater».

Gabriel Restrepo

 

Martes, diciembre 06, 2005

Comunicado de los profesores de artes de la UN

Los profesores del programa de Artes Plásticas de la Universidad Nacional, reunidos el día primero de diciembre de 2005, analizamos la situación actual y expresamos a la comunidad académica los siguientes puntos:

1. Es claro que la Universidad Nacional enfrenta una aguda crisis que solamente puede ser diagnosticada teniendo en cuenta las distintas miradas que sobre ella confluyen. El sentimiento de exclusión que sectores de la comunidad universitaria perciben en los procesos de discusión y de toma de decisiones respecto a las reformas en curso, obedece a factores reales que no pueden ser ignorados por sus directivas. Esta percepción se agrava con la exclusión total de la presencia de los estudiantes en el campus, sin la cual la universidad pierde su razón esencial de ser.

2. El sentimiento de alarma que ha expresado recientemente la comunidad se relaciona en parte con el hecho de que los procesos de reforma se han adelantado de manera fragmentada a través de decisiones que se acumulan desde hace varios años y en las cuales la comunidad no ha percibido un modelo general; solamente ahora la acumulación de estas decisiones empieza a mostrar un cuerpo evidente. Igualmente, muchos sectores de la comunidad no perciben que su participación en los procesos sea muy clara ni que los análisis que alcanzan a ser expresados tengan un tránsito hacia las instancias a quienes correspondería conocerlos.

3. Sin embargo, este cuerpo no revela claramente que exista un modelo específicamente pedagógico que guíe la reforma académica y, en cambio, sí cómo se traslapan permanentemente aspectos parciales de la reforma académica y de la reestructuración académico ó administrativa.

4. Es difícil también para la reestructuración académico administrativa comprender su sentido esencial, en la medida en que en el año 2002 ya fue realizada una.

5. Estamos de acuerdo en que el procedimiento de bloqueos es altamente perjudicial para la Universidad, en la medida en que es esencialmente autodestructivo; sin embargo, nos sorprende la fuerza del cierre ejercido por las directivas, que de hecho produce un bloqueo mayor, en la medida en que se ha ejercido simultáneamente en todas las esferas de su actividad. No comprendemos cómo puede esta medida defender la Universidad.

6. La noción de bloqueo compromete varias instancias que es necesario definir mejor. Una cosa es la alteración de la normalidad académica, otra la suspensión de clases, otra el impedimento de realizar cualquier modalidad de deliberación en el campus o de actividades académicas de orden pedagógico o administrativo.

7. En la actual situación, todos estos elementos se confunden y no son tratados específicamente. Una vez más, encontramos la ausencia de una voluntad de considerar la historia de la Universidad. Las circunstancias y los conflictos dados en el pasado no son consultados para ofrecer alternativas: invariablemente, la universidad termina cerrada y bloqueada.

8. El programa de Artes Plásticas había construido una dinámica de participación y debate que involucraba ampliamente a su comunidad: el edificio estaba abierto y habitado, sus espacios eran altamente deliberantes y la discusión académica constituía su cotidianidad. Esta condición ya no existe, al reducir la complejidad de la situación actual midiendo sus múltiples particularidades con el mismo rasero; así, se produce una vez más la pérdida de un espacio de diálogo en el cual el ejercicio de la comunicación -con todos sus riesgos inherentes, pero también con sus riquezas- pasaba de la posibilidad al acto.

9. Hoy en día, en cambio, nos enfrentamos a una cotidianidad que no contribuye a la construcción de sentido, el campus vacío, las fuertes restricciones las múltiples condiciones para el acceso y la ausencia de mínimos servicios básicos hace que este no sea un contexto digno para retomar el trabajo sobre los detalles de las reformas en curso, por lo cual no podemos asumir que estemos en normalidad, y más bien nos hacen volver a la reflexión acerca del sentido esencial y social de la Universidad en general y de nuestra Escuela en particular.

 

Los profesores del programa de Artes Plasticas*

*El comunicado lo firman hasta la fecha: David Lozano, Martha Combariza, Oscar Gutiérrez, Gloria Merino, Luis Giraldo, Ramón Vanegas, Ramon Uribe, Guatavo Zalamea, Miguel Huertas, Margarita Monsalve, Maria Teresa Pardo, Omaia Abadia.

 

Sobre el comunicado de los profesores

1. Me parece que es importante precisar que en él participaron 10 profesores (además del representante profesoral al Consejo de Sede) Profesor Sáenz de la Facultad de Economía.

2. Que el comunicado que se ha repartido ha sido escrito por algunos de esos diez profesores. (A mí por ejemplo, que estoy mencionado en dos ocasiones, no me fue mostrado antes de su impresión).

No quiero polemizar con los profesores ni deslegitimizar su posición, sencillamente anoto dos hechos que me parecen significativos.

• El comunicado contiene afirmaciones que no comparto: «no se ha hecho una discusión de fondo sino puramente instrumental».

«Las decisiones ya han sido tomadas de antemano».
(9 versiones aproximadamente una por mes del, 037, acuerdo para la reforma o el ajuste académico)

«El director manifiesta su adhesión la Reforma Académica».  Manifiesto mi adhesión al espíritu que anima la Reforma Académica, un espíritu de actualización y modernización y eficacia por la Universidad Pública para defenderla y para fortalecerla.

«Las directivas universitarias y de facultad, tampoco se comprometen con los recursos financieros y físicos que implica la implementación de los nuevos planes»..

Eso no es así: Como miembro del Consejo de Facultad participo en el esfuerzo permanente de la decanatura para obtener esos recursos.

Con algunos puntos del comunicado estoy de acuerdo: El que manifiesta la inconveniencia de mantener congelados los cambios de dedicación.

Me interesa el máximo deseable  y es precisamente por eso que adhiero al espíritu de la reforma, no a todos sus puntos pero sí a muchos.

3. Perfil. La Escuela de Artes Plásticas quiere el máximo deseable de su egresado de pregrado. Quiere que sea un artista pensante, un crítico del sistema, una mujer o un hombre capaces de producir obras y conocimientos, y modelos de comprensión y de convivencia, capaces de orientarse hacia la formación y la enseñanza, capaces de desarrollar proyectos de gestión y  organización de eventos y exposiciones, capaces de ser útiles a sus comunidades de origen, capaces de producir valores culturales.

Capaces también, si quieren de continuar con estudios de especialización en historia, en museología, en multimedia,  en imagen gráfica y pictórica, capaces también, si quieren de emprender estudios de maestría y de doctorado.

Con respecto al maltrato, yo no puedo hablar sino por mi caso específico de directivo (directivo en tránsito), antes que nada profesor.  No creo que en el año largo que llevo en funciones puedan encontrar  un sólo caso de maltrato académico laboral o personal.

• Sobre el llamado a la desobediencia de la comunidad académica me pregunto qué significa esa desobediencia.

Si la desobediencia significa señalar y anotar que los plazos propuestos son difíciles de cumplir, ‘en unas Escuelas o en unos departamentos más que en otros’  pues es perfectamente posible recoger las firmas necesarias y pedir un alargamiento de esos plazos para que la discusión siga dándose con los ritmos particulares de cada Facultad y Unidad.

Si desobediencia significa paralización de actividades quiero dejar muy clara mi posición como profesor y como director:

Lo dicho y repetido en todas las asambleas, y en los foros:  las vías de hecho ‘pueden llamarse bloqueos o paros o como ustedes prefieran denominarlos’ son CONTRAPRODUCENTES.  Las vías de hecho casi siempre perturban, corrompen y destruyen el tejido cultural y comunitario (que es tan difícil de  establecer).  Las vías de hecho son en esencia represivas y se establecen en contra de la voluntad de las mayorías.

Lo que ocurrió el viernes pasado con los aspirantes a entrar a la UN al examen específico de artes plásticas ejemplifica perfectamente el daño que las vías de hecho producen en distintos niveles. En el más elemental: Muchos de esos jóvenes venían de lugares lejanos en la provincia e invirtieron sus recursos ‘viaje, alojamiento, comida cuidado’ para llegar a cumplir.

Ese mismo día se suspendieron o perturbaron también varios conciertos, exposiciones y eventos culturales.  Cada uno con su brillo, cada uno con su luminosidad, cada uno con su resonancia.

El bloqueo de la Universidad es una acción represiva.

La Universidad Pública es un espacio libre por excelencia, (el espacio de la UTOPÍA).  Es el espacio de la libertad intelectual para decirlo todo, es el espacio de la responsabilidad.

• El bloqueo o el paro conducen inexorablemente al cierre de la Universidad.

¿A quién le sirve ese cierre?.  A las Universidades privadas.  A los estudiantes de las universidades privadas. A la clase dirigente que estará encantada de mantener sus sistemas de privilegios, de explotación y de corrupción.

• Responsabilidad para afrontar y discutir los problemas y proponer soluciones.

Una Universidad cerrada está reprimida y muerta. Una Universidad abierta puede ser, debe ser, tiene que ser una universidad pensante, crítica, políticamente activa. Una Universidad políticamente activa evita la corrupción de la conciencia.

A mi modo de ver provocar el cierre de la Universidad es un gravísimo error político.

Gustavo Zalamea

Director de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional

 

Viernes, diciembre 09, 2005

Otras aclaraciones

Lástima que llega el fin de año y estamos cansados luego de un año duro. Ojalá el año entrante continúe el interés por la suerte de la Universidad Nacional (por favor, no ‘la nacho’) y de su Escuela de Artes Plásticas, pues el tema bien merece un buen debate.

Por ahora, quisiera señalar algunos puntos que merecen atención:

1. En estos días se publicó el comunicado que los profesores de la Escuela, que plantea algunos de los puntos críticos de esta coyuntura. Al mismo tiempo, se publicaron algunos comentarios de Gustavo Zalamea, que no se refieren a este comunicado sino a otro, de otro grupo de profesores, de otro momento (anterior) y cuyos pronunciamientos son muy diferentes y, evidentemente, no son conocidos por los lectores de este foro. Así las cosas, algunas personas me han señalado que les resulta bastante confusa la lectura de estos comentarios, a falta de un contexto para interpretar los contenidos.

2. Las reformas académicas son un problema político bastante denso y sus desarrollos deberían interesar a todos los sectores de la sociedad. Por eso vale la pena ahondar en ellas. En el caso de la Universidad Nacional –como lo señala el comunicado de los profesores de la Escuela- es muy difícil percibir que ella se base en un modelo pedagógico específico, más bien lo que se percibe es que hay un pensamiento profundamente marcado por lo administrativo. Véase, por ejemplo, la intervención de Gabriel Restrepo en donde elige precisamente puntos fuertes de la argumentación de las actuales directivas de la Universidad para justificar la reforma: la duración de las carreras y la posibilidad de fusión de facultades.

Ninguno de los dos es un criterio pedagógico propiamente dicho. Que una carrera sea larga o corta, no implica que sea buena o mala, que un programa sea autónomo o funcione en contacto con otros, no es condición que lo haga por sí misma bueno o malo. Cuando se hace una reforma universitaria basada en criterios como la eficiencia en el uso de los recursos –de todo tipo- o de ajustarla a estándares internacionales, es una reforma administrativa. Necesaria, oportuna, importante, pero administrativa; las reformas administrativas no tendrían nada de malo (claro que esta afirmación se relativiza cuando se discute el modelo de eficiencia impuesto, y de eso sabemos mucho los trabajadores de la cultura), pero no son reformas académicas, aunque sí tienen profundas consecuencias en lo académico.

Las reformas académicas parten de concepciones mucho más amplias y problemáticas, qué entendemos por universidad, por país, por profesión. La política académica es mucho más que un pensamiento centrado en indicadores numéricos.

Y claro que el asunto tiene unas raíces profundas y se proyecta muy lejos. Por eso reducir el debate a declaraciones como ‘Las reformas de Patiño (1964-1966) y luego las de Antanas, fueron pañitos de agua tibia, estucos barrocos” no ayuda, porque sencillamente las cosas no son tan fáciles. Sin embargo, estoy totalmente de acuerdo con una de las afirmaciones de Gabriel Restrepo: somos magos en engañarnos y de esa condición no se sale con simples deseos; la tarea es difícil y, justamente, es de los campos del arte y de la academia de donde podríamos esperar movimientos fuertes que nos ayudaran a cumplirla.

3. Ya era hora de que la reflexión sobre la educación tuviera un espacio, pero ¡ojo!, que como todo tema que se pone de moda, puede ser fuertemente banalizado. Desde el nuevo enfoque de los salones regionales que –nuevamente- intenta ser más académico, pasando por el reclamo de Mario Opazo, hasta la ingenuidad del relato de la visita de estudiantes a la Galería Valenzuela y Klenner, hay en el ambiente suficientes signos de que los temas relacionados con la educación son importantes para el campo artístico.

Pongo sólo un ejemplo: una de las preguntas que surge en todo este debate sobre la reforma en la Nacional es la de en dónde y por parte de quiénes se toman las decisiones. Incluso se puede decir que más allá de las reformas en sí -que muchos discuten sin conocerlas, es cierto-, el conflicto mayor se ha relacionado con los mecanismos de participación, de debate y de diálogo con la comunidad. La acusación más común que en estos días la comunidad atribuye a sus directivas es, justamente, la de autoritarismo. La academia es una institución fuertemente jerarquizada y debe guardar un patrimonio público e histórico: sus programas. ¿Quién toma las decisiones en la academia y cómo?

Cuando en una escuela de artes un profesor les dice a sus estudiantes ‘eso ya no se hace” (y pasa todos los días: si no, ¿dónde está la enseñanza de los medios tradicionales? Se acabó, hoy toda escuela de artes que se pretenda contemporánea se avergüenza de que la confundan con una escuela de oficios), ¿de dónde extrae ese poder? ¿Cuál es la autoridad que así lo ha determinado? ¿Cuál su legitimidad?

La pregunta es algo así como: la academia es una de las instituciones que determina fuertemente cómo se piensa el arte ¿y a la academia quién la ronda?

Miguel Huertas

 

 

Sábado, diciembre 10, 2005

Las razones para una reforma

Respondo a la pregunta de Efrén Morales:

¿Cuáles fueron las razones para proponer una Reforma Académica?

La búsqueda de una excelencia académica que beneficie a estudiantes y profesores. Para ello se requiere una reestructuración general de la Universidad Nacional y de sus programas curriculares para hacerlos más ligeros y flexibles, capaces de responder a las necesidades del país, proponiendo soluciones para la convivencia y el desarrollo social y económico dentro de un concepto de equidad. La vocación de la Universidad es una vocación de investigación y creación. Esto es lo que esta reforma intenta facilitar y fortalecer a través del crecimiento de la oferta de especializaciones, maestrías y doctorados, y del establecimiento de sistemas de becas para los estudiantes destacados de la Universidad.

La formación en el pregrado tiene que ser más sólida y se va a concentrar, no en un conocimiento enciclopédico que es maravilloso pero hoy imposible de abarcar en cinco años (se necesita en realidad toda una vida), sino en una debida comprensión de los problemas apoyada en una fundamentación básica teórica y técnica. Un verdadero ciudadano tiene competencias para servir a su comunidad. Tiene una formación cultural humanística. Se opone al uso de la fuerza, por principio ético fundamental. Es crítico con los diversos establecimientos que defienden privilegios particulares.

La Universidad Nacional tiene que ser una Universidad sin condición (Derridá). En ella se tiene que poder decirlo todo, con la responsabilidad del intelectual, que es la responsabilidad mayor que puede tener una persona frente a su comunidad.

Las recientes protestas en la Universidad aúnan reivindicaciones y exigencias de tipo sindical (seguramente respetables), de tipo infraestructura y planta física (el hato, por ejemplo), de tipo burocrático (mantener sistemas administrativos paralelos), de tipo político macro (presupuestos, caja de previsión, fondos de salud, jubilaciones), que se presentan todas juntas, sin ningún orden ni concierto, dentro del mismo saco, y aparecen de manera fragmentada e imprecisa.

Para poder realizar efectivamente la defensa de la Universidad Pública hay que reconocer los problemas en sus distintos ámbitos, y reconocer que hay distintos espacios de trabajo, el académico y el político, que se imbrican y penetran constantemente pero que no pueden confundirse.

La Escuela de Artes Plásticas, tiene que proponer el máximo deseable para su egresado de pregrado: Un artista pensante, crítico de todos los sistemas de privilegios; una mujer o un hombre capaces de producir obras y conocimientos, y modelos de comprensión y de convivencia, capaces de orientarse hacia la formación, capaces de desarrollar proyectos de gestión y organización de eventos y exposiciones. Capaces de ser útiles a sus comunidades de origen, capaces de producir valores culturales. Capaces también, si quieren, de continuar sus estudios de especialización en historia, en museología, en multimedia, en imagen gráfica y pictórica, capaces también, si quieren, de emprender estudios de maestría y doctorado.

La Escuela necesita una estructura fuerte pero también flexible, y en esta definición han estado trabajando todos sus profesores desde hace más de un año, confrontando sus puntos de vista y proponiendo lecturas a partir de un completo trabajo de autoevaluación realizado en los cuatro años anteriores (bajo las direcciones de Miguel Huertas, Martha Morales y Oscar Gutiérrez). El resultado de esta compleja pero apasionante labor debería hacerse visible pronto, pero en ningún caso agotará una discusión sobre contenidos y metodologías que seguirá adelante porque constituye la esencia misma del espíritu universitario.

Termino esta carta señalando que el asunto de los créditos es un asunto técnico: 1 C=48 horas (8 horas x 6 días). Hay 16 semanas en un semestre. Hay 16 créditos en un semestre. 768 horas. 16 créditos por 10 semestres =160 créditos. Si un estudiante lo desea puede tomar 10 o 12 créditos más según su plan. También puede hacer su plan a la velocidad que le convenga. 8 semestres, 10 semestres, 11 semestres. Los créditos son una medida que facilita la movilidad y la homologación. En cada país existen tablas de conversión: por ejemplo en Europa o en EE.UU. los 160 créditos se convierten en 280 si 1 C en Europa o en EE.UU. =( horas.

En Inglaterra no se mide en metros sino en pies y pulgadas, etc, etc (los profesores que protestan por la cantidad de créditos lo hacen sin haber determinado ninguna medida para el crédito).

Sostener que en un programa se enseña menos porque tiene menos créditos no tiene sentido alguno. Calidad no es, desde luego, cantidad.

La Universidad la hacen interesante sus alumnos profesores. El problema no está en cuántos créditos va a tomar sino cuantos cursos importantes va a asistir, a cuántos conciertos y exposiciones va a concurrir, en cuantos seminarios va a participar, cómo va a vincularse a diversos proyectos, qué es lo que va a proponer.

Llamo a toda la Escuela a mantener viva la reflexión, sosteniendo una idea básica: La Universidad tiene que permanecer abierta, con sus edificios abiertos y con su administración en funciones.

Agradezco sus palabras amables a Camilo Calderón, a Efrén Morales, a Luís Daniel Abril, y a muchos otros estudiantes y administrativos que me han manifestado de una u otra manera su apoyo. Ha sido muy grato recibirlo en medio de una labor tan ardua y solitaria.

Saludos,

Gustavo Zalamea

 

Domingo, diciembre 11, 2005

¿Quién ronda a la academia?

Esa es la pregunta que ha intentado aparecer más de una vez en esta y otras tantas esferas. Por fin alguien la puntualiza, y aunque la respuesta sigue siendo compleja, el que simplemente alguien la formule me tranquiliza un poco.

Desde que uno entra… no, lo haré en primerísima persona, desde que entré a la escuela de artes plásticas de la nacho, UN, Alma Mater, etc. empecé a cuestionarme de dónde venían los parámetros en los cuales se basaban los maestros, especialmente en la clase de taller experimental (cuyo nombre es un adorno), para juzgar los trabajos que presentábamos a lo largo de cada periodo. Semestre a semestre me fui dando cuenta que estos criterios son tan, pero tan personales… en extremo subjetivos. Hace un año y medio sometí unos trabajos a consideración para el Salón Cano de ese momento, debido a diferencias de tipo personal y profesional, los cinco maestros designados (uno autodesignado porque todos los años está ahí metido y nadie lo saca) llegaron cada uno por su cuenta y fueron haciendo sus selecciones. Una de las maestras me dijo: “Esto es una bobada, es que eso no es nada, eso ya está mas que aprendido, usted tiene que meterse con sus propias cosas, el arte es una cosa visceral”. A la semana siguiente, ese mismo trabajo había recibido una mención de honor en el grupo de estudiantes de V a X semestre en dicho Salón. Esto por supuesto, ya se que me lo van a decir, es muy anecdótico ¿y qué?

Lo digo porque desde mí mismo necesito expresarlo así. No voy a recurrir a citas prestadas ni nada del calibre de personas tan doctas como quienes suelen iluminar nuestras mentes en este medio, pero es claro que el arte cambió (qué novedad). Hubo en las décadas pasadas un quiebre, un cisma dentro del cisma mismo y estamos en otro estadio. Míreselo desde donde se lo mire, ya sea desde la muerte del arte de Eco, Danto o Belting, bien sea desde la post-modernidad del resto, eso que llamamos arte contemporáneo o postmoderno o post-fin-del-arte, tiene como característica clara que se puede optar por cualquier camino para producir una obra verdadera. Luego de todos los ismos del XIX y XX, luego de todos los dogmas de un lustro o una década, llegamos a un paraje donde la Verdad puede ser encontrada o por lo menos buscada desde y hacia cualquier idea, emoción o sentimiento (los artistas también sentimos), y en cualquier soporte, formato medio u operación. Orinales, cajas de detergentes, pinturas completamente blancas, pinturas completamente negras, imágenes del pasado lejano, imágenes del futuro presente… cualquier cosa incluso lo no cosa.

En este estado de cosas, pedir objetividad es mas tonto que hacerlo en el pasado, el arte es subjetivo, los curadores lo son, lo son los artistas y afortunadamente, lo es el público. Pero, los maestros de una escuela de artes plásticas de la Universidad Nacional de Colombia no pueden operar en la dichosa clase de Taller experimental, (que para quien no conozca el programa académico de esta carrera, es su columna vertebral), como críticos de arte de hace cuatro o cinco décadas. Y es un hecho que así ocurre, Taller es la materia en la que los estudiantes presentan su obra o intento de obra y los maestros la critican, y para eso están en gran parte, claro, pero esa crítica tiene que estar con los pies en el mundo de hoy, hoy más que nunca, porque incluso para aquellos que han soñado con un arte independiente de los eurocentrismos o de la dependencia del norte, es esta era maravillosamente amplia, su oscuridad es la luz que permite ver como nunca antes se había visto en nuestra historia.

Así que mi deseo para el próximo año es: señor(a) maestro(a), diga su imagen es fuerte o su imagen es pobre y lo es por esto y esto, pero no diga que el arte debe ser viceral o político, o formal, o conceptual o lo que desde su inscripción artística ud. piensa, porque el arte lo único que debe ser, es contemporáneo.

Luis Daniel Abril

 

Lunes, diciembre 12, 2005

Un breve comentario

Un breve comentario al resumen de Miguel Huertas, que me endilga por no sé qué regla de tres una complicidad con las directivas en propósitos de reforma meramente administrativa, porque tomo como ejemplos los motivos de la separación de facultades y la duración de los estudios. Lo hago a partir de un tema que puede parecer banal, la mordacidad. En un suplemento de salud de El Tiempo, en el fascículo dedicado a la salud oral, hay una sección titulada “Análisis: miedo al dentista”. Lo que dice allí es trivial y cualquiera lo sabe. Mejor lo expresó Quino hace poco en una caricatura donde muestra a un paciente ya añoso vuelto niño y buscando protección en los brazos de la asistente de la odontóloga: el problema de la salud oral es también un problema de salud mental y de salud social. Por los dientes nos relacionamos con la filogenia (nuestro vínculo con los carnívoros y la cadena trófica), con la ontogenia (nuestra relación con la nutrición y la palabra y el afecto en la infancia), con la historia (los chibchas padecían de graves dolencias por dieta excesiva en carbohidratos) y con la sociedad (la disposición de alimentos por estratos).

Lo que quiero subrayar con este ejemplo, es que una perspectiva de Facultades que aíslan temas de la salud (odontología, enfermería, medicina) atenta contra la integralidad necesaria para comprender el problema de la salud como un problema estructural. Y así ocurre con las ciencias del campo (tierra por un lado, animales por otro) y con las ciencias sociales y humanas (que aunque agrupadas en una facultad, tiran cada cual para su ladito). El sabio lema de la Universidad: Inter Aulas Academiae quaere verum (busca entre las aulas lo verdadero), choca con una estructura no sólo administrativa, sino conceptual, desvertebrada, con saberes y órganos disyuntos. No por nada, uno de los mayores vacíos de nuestro pensamiento es el relativo a comprender conjuntos en complejidad y por eso no pasamos de la opinión o del prejuicio al concepto y menos a la idea o a la razón.

Ahora: ¿por qué digo que las reformas de Patiño y de Antanas fueron un estuco o pañete? Comprendo la importancia de ambos, del primero su empeño, del segundo su capacidad comunicativa (que tanta falta hace como modelo de dirección). Propuse al exrector Marco Palacio la traducción de una tesis doctoral de William Lee Magnusson (Reform at the National University) sobre la reforma Patiño: con gran miopía rechazó esa posibilidad (el poder suele ser arrogante y ése es también el pecado capital de esta administración y es lo que me separa de modo radical de ella, por lo cual me parece atrevida la regla de tres de Miguel Huertas: ¿por qué diablos todo pensamiento tiene que encajonarse en pro o en contra? ¿Es que no hay matices, dudas, ambivalencias?). Lo cierto es que Patiño fracasó allí donde no podía fracasar, la integración de las ciencias de la salud, siendo él médico y muy eminente. Antanas, quizás con sentido práctico, ni siquiera tocó el tema. ¿No se muestra allí el poder de la tradición colonial? Colombia, según un estudio confiable de la World Values Survey es a la vez un país terriblemente conservador/tradicional en el sentido negativo del término y desconfiado, tendencia que ya lo lleva a uno a ser suspicaz cuando mira bajo la superficie de retóricas revolucionarias defensas a ultranza de pequeñas tradiciones.

Creo, para terminar, que esta será mi última participación en este debate. Estoy más allá de cualquier interés personal: tengo que ocuparme de mi propia mordacidad. Y el formato de Esfera Pública no permite pasar de la opinión (he escrito sobre el tema libros y ensayos que no caben en lo mercurial del formato electrónico ni del formato mental). Sólo me queda orar por la Universidad Nacional: cono tantas pasiones, con tanta refriega de poderes y podercitos, el semestre venidero será para llorar. No creo que haya la cordura suficiente de “las partes” para razonar y tranzar.

Gabriel Restrepo

 

Miércoles, diciembre 14, 2005

Sobre la excelencia académica

Retomo un señalamiento de Miguel Huertas: la Reforma Académica de la UN es ‘Académica’ porque su objeto a transformar es la Universidad Nacional en sus aspectos administrativos y financieros. El parámetro para esta transformación es la eficiencia que, se espera, incida en la excelencia académica. ¿Cómo? Hay varias propuestas: la reduccion de creditos, la generalizacion del conocimiento en pregrado y la profesionalizacion para el posgrado. También está la que posibilita la generación de nuevos conocimientos: la investigación y la creación. Aqui vale la pena tener en cuenta que son los recursos destinados a la investigación los que seguramente se verían drásticamente reducidos si la ‘Reforma Académica’ no se aplica.

Si los flujos de recursos para la investigación aumentan, seguramente se reactivará la discusión sobre qué se entiende por investigación en arte, cual es su especificidad y en qué se diferencia de aquellos modelos de investigación de otras disciplinas. Igualmente, qué se entiende por ‘creación’? Estos son temas que toda reforma debería tocar y que en el caso que de la que nos ocupa en este foro, no parece estar contemplada.

La búsqueda de la excelencia que menciona Gustavo Zalamea pasa por estos temas. Pasa también por el hecho de que la estabilidad de la nómina profesoral se encuentre regida por el nivel de investigación y confrontación de la producción artística de los profesores.

Adjunto un artículo del profesor Rolf Tarrach sobre lo que sucede con aquellas universidades que logran altos niveles de excelencia, escenario extremo en una sociedad globalizada donde lo que parece primar es la búsqueda de la eficiencia a través de reformas más instrumentales que académicas.

Carlos Alberto Vergara

 

La Financiación de las Universidades Investigadoras

Hace unos meses la Universidad de Cambridge se planteó cerrar su Departamento de Arquitectura, cuya docencia es tan excelente que sólo puede admitir uno de cada 11 solicitantes. La razón: de las 10.000 libras esterlinas que cuesta un estudiante anualmente, 1.000 libras las paga el estudiante en concepto de matrícula, 4.000 libras el Estado en forma de subsidio y el resto viene de fondos reservados para la investigación. Dada la obvia insostenibilidad de una estructura de financiación como ésta, de forma abreviada 10=1+4+5, en la que el dinero recibido para investigar se utiliza para enseñar, las universidades del Reino Unido han empezado a cerrar departamentos. No es una broma: 28 departamentos de química han sufrido este destino en los últimos 10 años. La crisis de la financiación no es sólo británica, es europea.

texto completo en >

http://agenciacritica.net/archivo/2005/07/la_financiacion.php#more

 

Viernes, diciembre 16 de 2005

Cerrado por remodelación

«¿y a la academia quién la ronda?»

Esta provocadora pregunta con que Miguel Huertas termina su texto me permite hacer otra pregunta afín al tema: ¿quienes rondan a la academia?

Un caso
Atando cabos con el debate paralelo sobre el Salón Regional de Artistas Zona Centro y las bondades y necedades de su curadora Natalia Gutiérrez, cito dos segmentos del acta final de selección del evento:

«La curadora del XI Salón Regional de Bogotá Natalia Gutiérrez invitó a Giovanny Vargas, Manuel Santana y Diego Mendoza para escoger, junto con la curadora, a los artistas que por la modalidad de ‘convocatoria abierta’, estarán participando en el Salón Regional de Bogotá. Su conocimiento de los procesos artísticos tanto a nivel pedagógico en diferentes universidades como en el ámbito de las prácticas artísticas a nivel profesional, permitió ampliar la mirada sobre las propuestas presentadas.
[…]
El criterio fundamental para selección de las obras consistió en atender a que hicieran evidente una investigación personal con libertad temática, pero que a la vez pudieran inscribirse en lo colectivo. Es decir, artistas que con sus prácticas permitan ampliar de alguna manera los lugares y las situaciones del mundo que nos tocó vivir.»

Tomando en serio el texto del acta, la lógica indica que la idoneidad de los jurados esta dada por su carácter de profesores universitarios (‘nivel pedagógico’) y por su carácter de artistas profesionales (‘nivel profesional’), es decir que en la región Bogotá, el mundo que nos tocó vivir, para estar dentro de la ‘amplia mirada’ hay que estar próximo a la universidad y concebir al artista como profesional. Esto para un salón que basa su condición en la participación el salón no es de arte, sino de artistas implica la puesta en escena de un mecanismo que justifica la exclusión y empodera a la universidad.

Este error, o hábil error, da a la universidad un poder que este espacio no debería tener pues hay que entender que lo que pasa en la universidad no es de la universidad. Es lamentable que una persona como Natalia Gutiérrez que ha sido profesora universitaria utilice este tipo de astucias para justificar un acto de selección que, como ya lo había dicho en otra participación, se debate entre la demagogia participativa y el despotismo ilustrado.

Esta demostrado que el acceso a la universidad es uno de los factores determinantes para el bienestar social pero, en un país donde la gran mayoría de bachilleres que quiere entrar a la universidad no puede estar en la universidad, no es justo replicar esta dinámica como manera de acceso al Salón Regional de Artistas. No estoy proponiendo el eufemismo paternalista de plantear otro salón de arte popular, solamente se le pide publicamente a una curadora tener más cuidado con lo que es un Salón Regional de Artistas y con la universidad. Todas estas incongruencias se habrían obviado haciendo pública una plataforma consistente donde se diera explicación de los alcances y sobre todo de los límites de la propuesta curatorial. La falta de atención evidencia que la curaduría parece estar más preocupada en producirle un evento correcto al Ministerio de Cultura que en cumplir una función. Como contraejemplo basta mirar lo hecho en el Salón de Octubre en Cali para demostrar los múltiples enfoques que permite tanto el espacio físico como el espacio social de un salón.

Lo anterior no se debe leer como un ataque hacia la curadora, hago uso del acta como lente de aumento para evidenciar una situación y relacionar el uso que se le da a la universidad otorgándole una finalidad específica, en este caso amparando bajo el umbral de lo académico una inconsistencia que, desatenta a los detalles, demuestra precisamente la carencia de un pensamiento académico.

No conozco bien el caso de la Universidad Nacional pero me interesa el cuidado con que algunos de los participantes tratan el tema. Comparto una cita tomada de una conferencia sobre la universidad:

«Cuidado con los abismos y las gargantas, pero cuidado con los puentes y las barreras. Cuidado con aquello que abre la Universidad al exterior y a lo sin fondo, pero cuidado con aquello que, al cerrarla sobre sí misma, sólo crearía un fantasma de cierre, la pondría a disposición de cualquier interés o la convertiría en algo totalmente inútil. Cuidado con las finalidades, pero ¿qué sería de una Universidad sin finalidad?» *

*(Me reservo el nombre del conferencista para no entorpecer la lectura de algunos espíritus susceptibles al recurso de la citación)

Lucas Ospina
Posdata: Creo que muchos de los participantes en estos foros quisiéramos dejar de hacer tanta criticadera institucional y dedicarnos a leer las exposiciones, el problema consiste en que la forma como se hacen estos eventos afecta notoriamente el potencial de las obras, es como estar leyendo un libro interesante pero donde el uso torpe y repetido de un esquema de diagramación inadecuado entorpece inevitablemente la lectura.

 

Viernes, enero 13 de 2006

Se aplaza reforma académica

Anexo noticia que se publica en El Tiempo de hoy viernes, que puede interesar a todos los que han seguido el interesante debate en curso sobre la reforma académica de la Universidad Nacional. Va también un enlace a la página de ‘Contrarreforma’, donde se puede apreciar qué piensan y qué han hecho muchos de los interesados en que la reforma no se aplique.

Octavio Macias

La Universidad Nacional aplazó por seis meses la aplicación de la reforma
La próxima semana iniciará labores la sede de Bogotá que tuvo que cerrar antes de culminar el semestre por las protestas en contra del proyecto. Con el compromiso de que será discutida la manera en que se aplicará la reforma académica y administrativa, el próximo lunes regresarán a clase los estudiantes de la sede de Bogotá de la U. Nacional. Esta institución tuvo que cerrar el 22 de noviembre, antes de terminar el semestre, debido a los bloqueos que hicieron algunos estudiantes.

Las protestas se presenta-ron por el inconformismo de varios alumnos, profesores y trabajadores con la reforma que realiza la Nacional desde hace dos años y medio. Con los cambios, según las directivas, se busca modernizar y mejorar la calidad de la institución. Así como dar un mayor énfasis a los posgrados y doctorados. Quienes no están de acuerdo con ella sostienen que ocurrirá todo lo contrario, pues el pasar a créditos (sistema para medir el número de materias) se reduce el tiempo de las carreras y eso va en detrimento de la calidad.

Desde que Marco Palacios, anterior rector, anunció la reforma, se han presentado manifestaciones en contra, pero ninguna había sido tan fuerte como las que se dieron a finales del año pasado. Ello llevó al cierre de la sede de Bogotá, que no ocurría hace cinco años, e incluso el aplazamiento de la aplicación de la reforma, pues solo comenzará a partir de agosto.

Según Fernando Viviescas, vicerrector de la sede de Bogotá, la idea es que durante este semestre se «reflexione sobre cómo debe implementarse». Para ello se recurrirá a la figura que propuso la comisión de profesores designada por el Consejo Superior: claustros y colegiaturas, que son órganos de reflexión creados por la `U’. La propuesta es que en esta semana se defina un cronograma de reuniones que no interfiera con las clases.

El primer mes estará dedicado a recuperar las tres semanas que quedaron del semestre pasado y a realizar los exámenes. «El 6 de marzo comenzaremos semestre, desde mediados de febrero hasta ese día se realizarán inscripciones y matrículas. El segundo semestre lo iniciaremos el 8 de agosto», explicó Viviescas.

Los profesores, estudiantes y trabajadores que se oponen a la reforma proponen que no se realicen clases durante los claustros y colegiaturas, y que estos encuentros se lleven a cabo hasta el 4 de febrero. Del 6 de ese mes al 4 de marzo sugieren terminar las clases que quedaron pendientes del 2005. «También pedimos que se suspenda la aplicación de la reforma y que podamos hacer modificaciones. No que la convocatoria sea solo para reflexionar sobre la forma como se va aplicar», señaló Alejandro Franco, representante de los estudiantes ante del Consejo Superior.

Pedro Hernández, presidente de la Asociación Sindical de Profesores Universitarios (Aspu), asegura que los directivos deben reconocer que la reforma fracasó porque no fue consultada. Por eso asegura que la única manera de que vuelva la normalidad académica es hacer una nueva reforma en la que participen todos los estamentos de la universidad. Del otro lado están los alumnos, que aunque no comparten la reforma, piden que se respete su derecho a la educación. «Los que hacen los bloqueos son 300, cuando en Bogotá somos 30 mil», dice Óscar Cañón, representante de Medicina.

Los principales cambios:

Crear planes de estudios para carreras. Eso permitirá que cuando un alumno llegue a la universidad no entre a un programa específico sino a un área de conocimiento. Por ejemplo, ingresará a ciencias económicas, cursará en los primeros semestres un plan de estudios común, y luego optará por seguir economía, administración de empresas o finanzas.

Aplicar el sistema de créditos académico. Las materias serán medidas con esa unidad que ya existe en la mayoría de universidades del país y el mundo. Las carreras, como máximo, tendrán 160 créditos, con excepción de medicina y veterinaria – en estas carreras el número de créditos está siendo estudiado–. Eso permitirá que un alumno termine su carrera en cuatro años si decide cursar créditos en vacaciones.

Aplicar el nuevo estatuto docente. Se espera que los 700 maestros que se vincularán próximamente hayan cursado un doctorado, pues solamente el 20 por ciento de los profesores de la Nacional cuenta con Ph. D. También se hará que los docentes adscritos a los institutos de investigación pasen a las facultades.

El Tiempo / Educación
http://eltiempo.terra.com.co/educ/notieducacion/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR-2690796.html

 

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Contrarreforma
http://www.contrarreforma.tk