Este debate gira en torno a la exposición Desplazado (Displaiced), curada por María Clara Bernal y Karen McKinnon. Cuenta con la participación de los siguientes artistas: Alberto Baraya, Milena Bonilla, François Bucher, Andrés Burbano, Johanna Calle, Carolina Caycedo, María Elvira Escallón, Juan Fernando Herrán, Humberto Junca, Delcy Morelos, Óscar Muñoz, Nadín Ospina, José Alejandro Restrepo y Miguel Ángel Rojas. La polémica se desató después de que se censurara un video de Wilson Díaz, titulado Los rebeldes del sur (2002), en el cual unos guerrilleros hacían una coreografía mientras cantaban vallenatos que tenían referencias hacia el gobierno y los paramilitares.

¿Qué es lo que se debate?

Se discute sobre la censura de la obra, a manos de Carlos Medellín, embajador de Colombia en el Reino Unido (en aquel momento), se hace referencia a la falta de comunicación entre las partes, la curaduría y los patrocinadores. Por otro lado, en uno de los textos de opinión se habla acerca de la traducción del texto original de Charbel Ackermann, que fue de cierto modo “modificada” con el fin de desfavorecer al artista y a su obra. Se cambian palabras y tonos por sinónimos que, si bien son en cierta medida válidos, sin lugar a dudas alteran el sentido original del texto.


Los diplomáticos del sur

“Hay una grieta, una grieta en todo / Así es cómo se cuela la luz”

—Leonard Cohen

  1. “vigencia rotunda e inusitada”

“[…] De manera simultánea a la exposición de (Doris) Salcedo (en la Tate Modern), otra gran muestra de arte colombiano se presenta en Reino Unido en la Galería Glynn Vivian Art de Gales. La exhibición, Desplazado–Arte Contemporáneo de Colombia, incluye trabajos de Alberto Baraya, Milena Bonilla, François Bucher, Andrés Burbano, Johanna Calle, Carolina Caycedo, María Elvira Escallón, Juan Fernando Herrán, Humberto Junca, Delcy Morelos, Óscar Muñoz, Nadín Ospina, José Alejandro Restrepo y Miguel Ángel Rojas, y estará abierta del 6 de octubre al 6 de enero de 2008. La exhibición recibió apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, la Universidad de los Andes y la Embajada de Colombia en Londres.

De acuerdo con la galería, “lo esencial de esta exhibición, y un tema constante del trabajo de cada artista, es la exploración del significado de palabras como ‘lugar” y ‘pertenencia’, en el contexto del desplazamiento local y global que perturba nuestra identidad”. Las esculturas de Nadín Ospina, Crítica extática (1993) e Ídolo con muñeca, (2000), por ejemplo, fusionan la iconografía de Disney con las esculturas precolombinas de San Agustín, aunque de una manera algo banal. Las más interesantes sonHerbario (2005), de Alberto Baraya, una serie de plantas falsas de plástico recolectadas en hogares y restaurantes. Es una obra que comenta los significados impuestos y la categorización obsesiva. La exhibición también incluye las seis suntuosas pinturas a gran escala hechas sobre papel de Delcy Morelos,Color que soy (1999), en las cuales explora las jerarquías raciales.

De acuerdo con le catálogo y el boletín de prensa, la exhibición también incluía un video de Wilson Díaz, titulado Los Rebeldes del Sur (2002). En esta obra, el artista –que, según el catálogo, ensayó vallenatos con miembros de las farc, en San Vicente del Caguán, durante la administración Pastrana–, pone a guerrilleros como “Intérpretes” en una especie de coreografía con armas: uno de ellos simula tocar una guitarra al aire con su rifle automático. Aparentemente una de las canciones tiene ciertas referencias que hablan del gobierno y los paramilitares. Y digo aparentemente porque los visitantes no pudieron ni ver ni escuchar la pieza. La galería asegura que tan pronto llegó la obra, la embajada colombiana en Londres la retiró. De acuerdo con las dos curadoras de la exposición, María Clara Bernal y Karen McKinnon, la galería se siente muy decepcionada por esta actitud. Ni la galería ni los curadores de la exhibición pudieron hacer nada. La sección cultural de la embajada rehusó hacer comentarios sobre el asunto, pero confirmó que la pieza fue retirada por instrucciones del jefe de la misión en Londres [Carlos Medellín] y que el Ministerio de Relaciones Exteriores estaba al tanto. Pareciera que el ministerio en Bogotá pasó por alto el hecho de que una pieza “indeseable” se encontraba entre los trabajos y por eso aparece en el catálogo que contiene un prefacio realizado por el mismo Ministerio de Relaciones Exteriores. ¿Por qué no se quiso mostrar un documento histórico realizado en un marco legal cuando la administración Pastrana intentó cerrar la brecha con los asesinos de las farc? “Puede que no les hayan gustado algunas de las letras de las canciones”, dijo María Clara Bernal. En todo caso, es una pena que un trabajo tan relevante esté por fuera de una muestra del arte colombiano que se pregunta por el espacio, el desplazamiento y la identidad.”

—Grietas y desplazamientos, el arte colombiano se toma al Reino Unido

Charbel Ackermann

Publicado en Arcadía

http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=107162

  1. Desplazado–Arte Contemporáneo de Colombia”

“El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia se honra en presentar la exposición de arte contemporáneo Displaced que, bajo la curaduría de María Clara Bernal y Karen MacKinnon, reúne trabajos de 15 destacados artistas colombianos cuyas obras ofrecen al público receptor, bien una reflexión sobre la transculturación, o bien, un espacio de contacto intelectual y socialización sobre los efectos de la migración de connacionales dentro del territorio colombiano o hacia el exterior.

Los artistas seleccionados en la muestra se preguntan sobre el lugar como sitio de partida y de llegada pero, mejor aún, como un lugar de negociación entre los elementos identitarios perdidos y aquellos que como migrantes deben reapropiar de una cultura ajena.

Deseo resaltar la interesante visión que proponen María Clara Bernal y Karen MacKinnon sobre el desplazamiento físico y mental que se produce con el flujo migratorio interno y externo. María Clara Bernal toma como base de su investigación las reflexiones emanadas de la XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno (Uruguay, 2006) cuyo tema central fue el de las migraciones, las ideas sobre “exilio creativo” de Vilem Flusser y la propuesta del poeta martinico Édouard Glissant, para quien latraducción es una interacción dinámica entre dos realidades culturales (la de origen y la de llegada).

Pero, más que nada, deseo destacar el valor de una exposición como esta que reúne a artistas tan importantes como Alberto Baraya, Milena Bonilla, Andrés Burbano, François Bucher, Johanna Calle, Carolina Caycedo, Wilson Díaz, María Elvira Escallón, Juan Fernando Herrán, Humberto Junca, Delcy Morelos, Oscar Muñoz, Nadín Ospina, José Alejandro Restrepo y Miguel Ángel Rojas, iniciativa que recoge la visión de estos creadores colombianos sobre una pregunta que, hoy más que nunca, cobra una vigencia rotunda e inusitada: ¿en dónde debe ser localizado el lugar llamado hogar?

Presentación [En el catálogo de la exposición Displaced]

Fernando Araujo

Ministro de Relaciones Exteriores

República de Colombia

—Lucas Ospina


II. Los diplomáticos del sur: Fe de ratas: “espíritu de cuerpo (diplomático)” y (su) misión diplomática

Los maltratos que la obra “Los rebeldes del sur” y su autor Wilson Díaz han sufrido no se limitan al secuestro y censura de la obra hechos por Carlos Medellín, embajador de Colombia en el Reino Unido. Toda traducción es una traducción ideológica y el texto “Grietas y desplazamientos, el arte colombiano se toma al Reino Unido” de Charbel Ackermann, escrito en inglés, y traducido y publicado por el impreso de periodismo cultural ARCADIA, no es la excepción y se encarga de inflingirle a la obra y al artista la misma violencia de origen ideológico con que ya han actuado otros actores.

1.
Ackermann dice: “In this piece the artist –according to the catalogue-trained his lens on members of FARC performing two Vallenatos while he visited San Vicente Caguan in the ‘Zona de Distencion’ during the Pastrana administration. “Performers” apparently execute some sort of choreography with their weapons and one of them plays air guitar on his automatic rifle. It would appear that one of the songs has a couplet which equates the then government with the paramilitaries.”

ARCADIA traduce: “De acuerdo con le catálogo y el boletín de prensa, la exhibición también incluía un video de Wilson Díaz, titulado Los Rebeldes del Sur (2002). En esta obra, el artista –que, según el catálogo, ensayó vallenatos con miembros de las farc, en San Vicente del Caguán, durante la administración Pastrana–, pone a guerrilleros como “Intérpretes” en una especie de coreografía con armas: uno de ellos simula tocar una guitarra al aire con su rifle automático.”

El texto original usa la expresión “trained his lens on members of FARC” que quiere decir algo así como “entrenó su lente en miembros de las FARC” o “enfocó su lente en miembros de la FARC”; pero ARCADIA al traducir: “el artista –que, según el catálogo, ensayó vallenatos con miembros de las farc”, cambia el sentido de la frase y en vez de mostrar que Wilson Díaz fue testigo de una escena, como lo fueron muchos de los que visitaron la zona de distensión en el Caguan, lo pinta como colaborador de la misma (o “simpatizante” para usar el adjetivo que tal vez habría usado José Obdulio Gaviria, “Ministro de Propaganda” del Gobierno de Alvaro Uribe Vélez).

2.
Ackermann dice: “It would appear that one of the songs has a couplet which equates the then government with the paramilitaries.”

ARCADIA traduce: “Aparentemente una de las canciones tiene ciertas referencias que hablan del gobierno y los paramilitares.”

Esta frase aparece luego de que el autor del texto ha hecho énfasis en el momento histórico en que sucedió la filmación del video (la administración Pastrana), pero la traducción de ARCADIA omite la palabra “equates” (“equivalente” o “igual”) de la frase “one of the songs has a couplet which equates the then government with the paramilitaries”. Y la traduce así: “Aparentemente una de las canciones tiene ciertas referencias que hablan del gobierno y los paramilitares”. La traducción, es su sospechoso simplismo, no sólo omite la equivalencia de gobierno y paramilitares sino que también excluye la frase “the then goverment”, o “el gobierno de entonces”. Ésta edición anula el efecto de reiteración que quiere hacer el autor del texto: el contexto histórico es fundamental para dimensionar esta obra y es útil al momento de interpretarla, no tener esta variable en cuenta hace que todo aquel que sufre de pereza mental se reafirme en sus preconceptos y alguien obtuso, ignorante, fanático y extremista, como Carlos Medellín, Embajador de Colombia en el Reino Unido, puede, ante el temor que le produce lo desconocido, planear y acometer una bellaquería: secuestrar y censurar la obra “Los rebeldes del sur”  de la Glynn Vivian Art Gallery de la ciudad de Swansea.

3.
Ackermann dice: “The Cultural Section of the Embassy refused to comment on the matter but confirmed that the piece was removed from the show on instructions of the head of the mission in London and that the Ministry of Foreign Affairs had been made aware of this. The Gallery confirmed that the piece was in the crate which was sent by diplomatic channels to the gallery and that it was removed from the crate in the gallery by Embassy staff.”

ARCADIA traduce: “La sección cultural de la embajada rehusó hacer comentarios sobre el asunto, pero confirmó que la pieza fue retirada por instrucciones del jefe de la misión en Londres y que el Ministerio de Relaciones Exteriores estaba al tanto.”

No sólo la obra desapareció, o fue secuestrada y censurada, sino que en la traducción que hace ARCADIA desaparece también la valija diplomática. De igual manera el énfasis que quiere hacer el autor, al decir que la obra fue removida de la Glynn Vivian Art Gallery de la ciudad de Swansea por personal de la embajada de Colombia en Londres, se desestima.

4.
Ackermann dice: “We may ask in what way it would be undesirable to show a work which is also a historic document which was made during the failed attempt to bridge that gap with the murderous FARC Ander the previous presidency, in a situation when the government actively orchestrated encounters with the public.”

ARCADIA traduce: “¿Por qué no se quiso mostrar un documento histórico realizado en un marco legal cuando la administración Pastrana intentó cerrar la brecha con los asesinos de las farc?”

Se cambia el tono grupal de un reclamo, “We may ask”, por un reclamo impersonal, “¿Por qué no se quiso…”. También se elimina, por segunda vez, el énfasis que quiere hacer el autor sobre el momento histórico y se evita usar la palabra “orchestrated” en la frase “the government actively orchestrated encounters with the public”, y se traduce el texto como “cuando la administración Pastrana intentó cerrar la brecha con los asesinos de las FARC”. Es importante anotar que Wilson Díaz fue a la zona del Caguan como parte de una de las comitivas culturales, de las muchas comitivas que visitaron la zona (recuerdo que inclusive uno de los presidentes de Wall Street visitó la zona, ver http://members.fortunecity.com/anncol3/eng_juni/990629_491_weekly.html

5.
Ackermann dice: “I fail to see how a work made in specific historic moment could not be hugely relevant to a show of Colombian art which deals with space, displacement and identity.”

ARCADIA dice: “En todo caso, es una pena que un trabajo tan relevante esté por fuera de una muestra del arte colombiano que se pregunta por el espacio, el desplazamiento y la identidad.”

El tono personal del autor “I” (yo) es reemplazado por una voz impersonal —“más periodística” dirá el editor de ARCADIA, pero es una voz que le resta fuerza a la reflexión personal que el autor le quiere dar a su texto. Y, nuevamente, por tercera y última vez, se elimina el contexto histórico, ya ni siquiera se traduce, y se ve como la frase “specific historic moment” desaparece por completo. El momento histórico desaparece.

La traducción no sólo es mediocre sino que sus repetidas y continuadas omisiones y alteraciones muestran una agenda política definida, un “espíritu de cuerpo”, donde el traductor de la publicación fue condescendiente con el poder y su sumisión lo lleva a modificar los contenidos y cambiar, mediante la traducción, el sentido del texto: algunos medios periodísticos tienen más poder por lo que no dicen que por lo que dicen, por la información que guardan que por lo que publican.

Las implicaciones de la traducción de las 414 palabras del párrafo de Ackermann son menores en unos casos pero graves, y muy graves, en otros: decir que Wilson Díaz orquestó la escena o no hacer énfasis en el contexto histórico de la obra, termina por confirmar que en este caso ARCADIA, como medio de difusión, tuvo más cuidado en no despertar la ira de los poderosos, como la del secuestrador de arte Carlos Medellín, Embajador de Colombia en el Reino Unido, que en demostrar un compromiso con el lenguaje o con lo que la publicación llama “periodismo cultural”. También pareciera que se quiere “matar la noticia” cubriéndola bajo el manto de una “chiva periodística” pero haciéndole una traducción pobre, obtusa y amañada.

La traducción de ARCADIA es sólo un pequeño síntoma del malestar que ha generado y que seguirá generando este caso nefasto de secuestro y censura. En la próxima edición de ARCADIA se promete un artículo nuevo sobre el tema y ya el periodista Diego Guerrero de el periódico El Tiempo también está escribiendo algo al respecto. Esperemos que se hagan las preguntas que demanda este grave hecho y que los servidores públicos involucrados, en especial Carlos Medellín, embajador de Colombia en el Reino Unido, y Edwin Ostos, agregado cultural de la embajada, den explicaciones sobre porque procedieron a secuestrar y censurar la obra “Los rebeldes del Sur” de Wilson Díaz, y que no esperen a que un derecho de petición los obligue por ley a declarar —no sobra recordar que Medellín y Ostos son servidores públicos y que como funcionarios de un estado democrático deben responder ante los cuestionamientos que generan sus acciones, ¿o argumentarán inmunidad diplomática?

—Lucas Ospina

Parrafo original del texto “Grietas y desplazamientos, el arte colombiano se toma al Reino Unido” de Charbel Ackermann:

“According to the catalogue and the press release the exhibition also includes a piece by Wilson Diaz, a video entitled The Rebels from the South (2002). In this piece the artist –according to the catalogue- trained his lens on members of FARC performing two Vallenatos while he visited San Vicente Caguan in the ‘Zona de Distencion’ during the Pastrana administration. The video which has been previously on show in Bogota apparently shows FARC members singing the Vallenatos and playing instruments. “Performers” apparently execute some sort of choreography with their weapons and one of them plays air guitar on his automatic rifle. It would appear that one of the songs has a couplet which equates the then government with the paramilitaries. I say apparently because visitors cannot actually see and hear the piece. The Gallery states that the piece has been withdrawn from the exhibition by the Colombian Embassy in London. According to the two co-curators of the show, Maria Clara Bernal and Karen MacKinnon, the Gallery is deeply disappointed about the exclusion of the work by the Embassy. Apparently neither the Gallery nor the co-funders of the show were in a position to correct the situation. The Cultural Section of the Embassy refused to comment on the matter but confirmed that the piece was removed from the show on instructions of the head of the mission in London and that the Ministry of Foreign Affairs had been made aware of this. The Gallery confirmed that the piece was in the crate which was sent by diplomatic channels to the gallery and that it was removed from the crate in the gallery by Embassy staff. It would appear that the Ministry in Bogota had overlooked the fact that an piece unfit to be shown to a British audience was among the works and the work is featured in the Catalogue prefaced by the Minister of Foreign Affairs. We may ask in what way it would be undesirable to show a work which is also a historic document which was made during the failed attempt to bridge that gap with the murderous FARC under the previous presidency, in a situation when the government actively orchestrated encounters with the public. “They may not have liked some of the lyrics contained in the piece”, mused Maria Clara Bernal. I fail to see how a work made in specific historic moment could not be hugely relevant to a show of Colombian art which deals with space, displacement and identity.”

Enlace al texto “Grietas y desplazamientos, el arte colombiano se toma al Reino Unido” de Charbel Ackermann publicado en Arcadia:
http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=107162


Con respecto a “los diplomáticos del sur” y “grietas y desplazamientos

Con respecto al texto “Los diplomáticos del sur” de Lucas Ospina en Esfera Publica, y al texto “Grietas y desplazamientos, el arte colombiano se toma al Reino Unido” de Charbel Ackermann para la revista Arcadía .

Charbel Ackermann dice en su texto “De acuerdo con el catálogo y el boletín de prensa, la exhibición también incluía un video de Wilson Díaz, titulado Los Rebeldes del Sur (2002). En esta obra, el artista -que, según el catálogo, ensayó vallenatos con miembros de las farc, en San Vicente del Caguán, durante la administración Pastrana-, pone a guerrilleros como “Intérpretes” en una especie de coreografía con armas: uno de ellos simula tocar una guitarra al aire con su rifle automático”.

Con respecto a lo que afirma Charbel Ackermann pues está diciendo una falsedad, ya que el texto que Michèle Faguet escribió para la publicación del catalogo de Displaced: Contemporary Art From Colombia, sobre el video Rebeldes del Sur, en ninguna parte dice que lo que se puede ver en el video esta actuado, ensayado o simulado. Sino que el video documenta un evento público al cual asistí y que grabè con mi cámara VHSC. (anexo texto de Michelle que aparece en el catalogo Displaced: Contemporary Art from Colombia).

Sobre el asunto del grupo de música vallenata, los Rebeldes del Sur, integrado por guerrilleros de las F.A.R.C.(en ese momento todavía se les llamaba guerrilleros); y de la duda planteada en el texto de Ackermann sobre si es real o es un grupo montado para la grabación :”En esta obra, el artista -que, según el catálogo, ensayó vallenatos con miembros de las farc, en San Vicente del Caguán, durante la administración Pastrana”, bastaría con revisar los archivos de la desaparecida cadena de televisión INRAVISION. Ya que este grupo musical se presento dentro de la programación de las llamadas “conversaciones de Cultura y empleo”, desarrolladas en el año 2000 en el set para televisión de INRAVISION -que incluía logo al fondo y presentadora de INRAVISION llevada desde Bogota – (ojo: el video se grabo en el 2000 y se edito en el 2002). las presentaciones fueron transmitidas a nivel nacional, desde el corregimiento de los Pozos, donde grabe la primera parte del video. En este sitio estaban las antenas repetidoras de INRAVISION y los estudios de edición. La segunda parte del video (el video esta conformado por 2 canciones presentadas directamente sin editar: una que habla de la belleza de la mujer y el paisaje, y la otra que es una canción de propaganda que habla mal del gobierno, como es usual en este genero de música de protesta y aun más por ser una composición de los interpretes. La cual grabé en la Plaza de San Vicente del Caguán al mismo tiempo que lo hacia INRAVISION . Es importante aclarar que yo llegué a la zona de distensión en uno de los 4 o 5 buses que salieron desde Cali para el encuentro sobre “Cultura y Empleo”. Allí en Los Pozos nos encontramos cantidades de personas que vinieron desde todo el país, durante 3 días con viaje y comida gratis incluida: me imagino estos eventos eran pagados por el gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana y los guerrilleros de las F.A.R.C. o no era pues, una Coproducción? esto no lo se.

Se podía asistir a este evento en 3 categorías: la primera era hablando durante 10 o 15 minutos frente a una audiencia para ser transmitido por televisión nacional. La segunda, haciendo una obra de arte en cualquier formato (hubo mucho performance) presentándose fuera de las cámaras o frente a ellas. O asistir como observador, categoría en la cual me inscribí. Al tercer día, llegaron los invitados más notables, en helicópteros con comida traída desde Bogota: Marta Senn, Enrique Buenaventura, Fanny Mickey, y otros. Es importante mencionar que el taller artístico organizado por el artista David Manzur con los guerrilleros fue un éxito. Por otro lado, la situación del grueso o de la masa de asistentes, entre los que me contaba, fue más difícil. Pues debido a la gran afluencia de participantes, se acabaron las carpas y a algunos nos toco dormir encima de la muda de ropa que habíamos traído. Mientras que, al otro lado de la pared, se desarrollaban las fiestas nocturnas con música en vivo.

Aprovechando esta situación y extendiéndome un poco mas en las aclaraciones, quiero hacer mención de un rumor, que hay con respecto a este caso, que dice que el video es un inserto oportunista de quien sabe quién, en una exposición internacional de arte. Con respecto a este rumor anexo información sobre el recorrido del video en diferentes exposiciones entre 2002 y 2007.
Sobre el tema de la censura del video, prefiero hablar después. Primero quiero someter a discusión en la esfera pública esta primera parte de este caso.

Wilson Díaz

Anexo numero 1 (Texto Michèle Faguet, catalogo Displaced: Contemporary Art From Colombia):

Los Rebeldes del Sur documents two musical performances by a Vallenato band made up of guerilla soldiers, that took place while the artist was visiting San Vicente del Caguán, a town located in what used to be called the ‘Zona de Distensión’. This was an area the size of Switzerland in Southern Colombia that was temporarily demilitarized by the Pastrana administration in 1999 in order to carry out a series of peace talks between the government and the FARC, that came to an abrupt halt in 2002 following the hijacking of a plane by FARC members and the kidnapping of several passengers. Shortly after, Presidential candidate Ingrid Betancourt attempted to visit this area and was quickly taken hostage and to this day remains missing.

Visual culture today in Colombia is saturated with images of the armed conflict that has dominated the country’s political stage for more than half a century. And although many Colombians speculate about what kind of paradise they might live in if it not were for the FARC, the structures of domination and economic repression have been a constant throughout the country’s history; it is only the protagonists of this conflict that change against a constantly shifting set of ideological positions that makes it difficult to articulate the struggle in moralizing terms.

In the works that resulted from his experience in San Vicente del Caguán, Wilson Díaz portrays an image far removed from media depictions of an opaque and yet absolute enemy. In Bañito en el cañito, young boys who are still children really, quietly bathe in a stream and carefully dress and groom themselves in the military uniforms that seem so at odds with the tranquility of their surroundings. Similarly, Los Rebeldes del Sur captures a few moments of festive time in which soldiers perform to an audience made up of visitors as well as local residents from the town. It is a humane, empathetic image shot with an old video camera so that the poor quality of the video reflects the precariousness of its context and functions more like a simple document than an invasive artistic intervention. And while the image of uniformed, fully armed guerilla rebels appropriating a musical genre typically associated with love and heartbreak appears at first to be so perverse and contradictory, Vallenato has long been a genre that articulated the daily struggles of rural people and thus functioned as a subtle form of popular protest. It is also a genre that is intricately connected to the culture of drug trafficking but perhaps most importantly has become an important symbol of nationalistic pride and self-definition.

In Colombia the daily spectacle of social and economic conflict and ‘underdevelopment’ that is product of the country’s complex history often proves to be fierce competition for contemporary art: it is difficult to find work that is more compelling or complicated than the context that produces it and to which it attempts to critically respond. Throughout his work, Díaz has successfully negotiated a slippery terrain dominated by tendencies to over-aestheticize cultural formations or to simply represent them in order to make work that passively satisfies global and even local expectations about what Colombian art needs to look like to achieve widespread legibility. In my mind, the strength and relevance of Díaz’s work derives from an economy of means and a refusal of epic representation in favor of simple documents that modestly and perceptively bring out all of those subtle details that are often relegated to the backdrop of history but are the only means with which we really have to understand it.

Michèle Faguet, Vancouver, June 2007

Anexo numero 2 (información sobre el recorrido del video Rebeldes del Sur, en diferentes exposiciones entre 2002 y 2007)

2007 Uncertain States of America
American Art in the 3rd Millennium, Video Rental
e-flux, Le Musée de Sérignan, Sérignan, Francia.
2007-2008 Lyon Biennial of Contemporary Art
The history of a decade that
has not yet been named, Video Rental e-flux, Francia
2007 Video Rental e-flux, Centre culturel suisse de
Paris, Paris.
2007 Video rental e-flux, EVR Boston, Carpenter
Center, Boston
2007 Cali en el espejo, Or Gallery, Vancouver, canada.
2006 Video Rental e-flux, EVR ISTANBUL, Estambul
2006 Video rental e-flux, Arthouse at the Jones
Center, Austin Texas
2006 Video rental e-flux, EVR CANARIES, I Bienal de
Canarias, Arquitectura, Arte y Paisaje
Centro de Arte La Regenta, Las Palmas de Gran Canaria
2006 Video rental e-flux, EVR BUDAPEST,
Mucsarnok/Kunsthalle, Budapest
2006 e-flux video rental film festival, evr Antwerp
Belgica.
2006 Video rental e-flux, EVR Seoul, Insa Art Space,
Arts Council Korea, Seul.
2006 Video rental e-flux, Portikus, Frankfurt
2006 video rental e-flux, KW Institute for
Contemporary Art, Berlin
2005 Video rental e-flux, The Moore Space, Miami
2005 Video rental e-flux,Manifesta Foundation,
Amsterdam
2004 ARTPROJX CINEMA SERIES TWO, Prince Charles
Cinema, Londres
2004 video rental e-flux, New York
2004 Streets of Desire, Jump Ship Rat, Liverpool Bienniale, Liverpool
2002, Long live the new flesh, galeria Valenzuela y
Klenner arte Contemporaneo, Bogota.


¿Un arte sin política?

En Colombia, el arte y la situación nacional han trasegado por el mismo camino. Sin embargo, lo que parecía una exposición de gran nivel en el Reino Unido terminó con el retiro de una de las obras del artista Wilson Díaz, que mostraba un video de guerrilleros de las Farc en el que cantan vallenatos. ¿Por qué decidieron retirarla? Por ahora no hay un pronunciamiento oficial.

Por Cristian Valencia.

El “pequeño” lapsus diplomático acontecido en el Reino Unido, cuando el embajador Carlos Medellín ordenó retirar la obra de Wilson Díaz de una muestra patrocinada de antemano por la cancillería, ha generado polémica en al ámbito artístico nacional e internacional. La obra retirada, Los rebeldes del sur, es un video tomado en la zona de distensión, en donde aparecen unos guerrilleros tocando vallenatos, haciendo una especie de coreografía con armas. Las probables razones de la misión diplomática para ese retiro podrían ser fáciles de adivinar a la luz de que la página web que anunciaba la exposición estaba ilustrada precisamente con una foto de esos guerrilleros cantantes. Cosa que podría interpretarse como la imagen oficial del país, propuesta por la embajada. Sin embargo, esto no pasa de ser una mera especulación puesto que, ni la embajada ni la cancillería se han pronunciado oficialmente, pese a muchos esfuerzos de escuchar su versión.

El hecho de que la exposición se hubiera curado en Colombia con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores, es lo que detona toda la polémica. Si bien la curaduría estuvo a cargo de María Clara Bernal, respetada autoridad del arte nacional, la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería debería estar al tanto, al menos en teoría, de las obras que se enviarían por valija diplomática –hecho que se desconoce por completo, debido al silencio de las partes. Lo cierto fue que luego de un trabajo serio de curaduría, que duró aproximadamente dos años, la exposición Displaced: Contemporary art from Colombia se envió al Reino Unido como un todo. Un todo que la galería Glynn Vivian Art y su curadora Karen Mackinnon conocían a la perfección, pero que nuestra misión diplomática parecía desconocer.

Entonces cabe suponer que hubo desacuerdo entre la Cancillería y la curadora, porque no establecieron con claridad los límites que debía tener dicha curaduría. Y si los hubiesen establecido en términos de no llevar obras en donde los guerrilleros o los narcotraficantes o los paramilitares canten, es decir, en términos políticos y no plásticos, sería un total irrespeto con la trayectoria no solo de los artistas nacionales sino de la curadora.

Según Charbel Ackermann, quien hizo la investigación sobre el caso en Londres, la curadora de la galería, la señora Mackinnon, afirmó: “No estamos acostumbrados a este tipo de procedimientos. Lo que sucedió fue algo fuera de lo común, no solo porque había una censura implícita sino porque nos empezamos a preocupar sobre si íbamos a poder montar la exposición”. La palabra censura fue la que más se articuló por parte de los artistas nacionales, de los asistentes a la inauguración y de los representantes de la galería. Sin embargo, durante el discurso de inauguración, el representante de la embajada habló bellezas de la Colombia de hoy y afirmó, entre otras cosas, que en nuestro país no existía la censura.

Muchos de los asistentes escucharon aquellas palabras y luego fueron a buscar la obra de Wilson Díaz, porque en el plegable que se entregaba a la entrada de la galería aparecía una foto fija a todo color del video de Díaz. Y cuando se enteraban de las causas de su ausencia, obviamente contrastaban ese hecho con las palabras del discurso.

A la voz de censura la tendencia general es buscar aquello que se ha censurado para verlo. Es una condición del ser humano. Cuando se censura una imagen, por ejemplo, lo que se consigue es ubicar la imagen censurada en un primerísimo primer plano que, probablemente, no tenía antes, como bien lo apuntala Alonso Garcés, reconocido galerista colombiano: “Si se hubiese mostrado la exposición en su totalidad, dentro del contexto general, hubiera sido una obra de arte más dentro de la exposición, y este escándalo que se suscitó no habría pasado. Por lo demás, me parece sumamente peligroso este tipo de censuras a lo que es la libre expresión, sobre todo tratándose de arte”.

Por supuesto que todos los artistas se mostraron indignados con el “retiro” de la obra. Mucho más cuando se enteraron de que había sido retirada porque era una apología a la guerrilla, según les manifestara un representante de la embajada. Alberto Baraya, por ejemplo, dijo que “las consecuencias de una pequeña censura, serán sin duda una siguiente censura, y luego otra y otra. Y la pregunta que queda rondando es ¿vale la pena seguir apoyando como artista cualquier proyecto de la cancillería?”.

Pero ¿qué tiene exactamente esta obra de Wilson Díaz para producir semejante movimiento diplomático? William López, director del museo de la Universidad Nacional y director de la maestría en Museología de la misma institución, quien conoce la obra general de Wilson Díaz, dice respecto de Los rebeldes del sur: “No es una apología a la guerrilla.

Es muy tonto y superficial quien la interpreta de esa manera. Primero, porque es una obra de corte etnográfico, y, segundo, porque es un documento. Es un video, además de mala calidad, en donde el artista está señalando algo. Está mostrando a uno de los actores armados, y ¿qué está haciendo este actor? Cantando. Pues resulta que los guerrilleros también cantan. Pero en un clima de polaridad como el que estamos viviendo, al enemigo hay que llenarlo de la mayor cantidad de antivalores posibles para que sea un enemigo anónimo: perspectiva que hace posible una lectura paranoide de la obra”.

Cuando Wilson Díaz se enteró de lo sucedido, de inmediato le escribió un correo electrónico a María Clara Bernal, declarándose sorprendido. Luego, cuando digirió un poco más el asunto, le escribió nuevamente solicitándole una explicación oficial de lo sucedido, o una comunicación directa con el embajador. Ninguno de los correos fue respondido (al menos hasta el sábado 3 de noviembre: la exposición se inauguró el 4 de octubre y la obra fue retirada dos semanas antes).

Pese a todo este enredo, Displaced: Contemporary art from Colombian no solo sigue montada ,sino que The Times de Londres la ha catalogado como una de las cuatro mejores que se exhiben hoy por hoy en el Reino Unido. La cuarta es un lugar privilegiado, teniendo en cuenta la enorme cantidad de exposiciones que tiene ese país. Por si fuera poco, según dice Humberto Junca, artista invitado, “una de las curadoras de la Tate Gallery (quizá la más prestigiosa institución de arte contemporáneo en el Reino Unido) va a recomendar al comité de adquisiciones de dicha institución, la compra de Los rebeldes del sur”. Se ignora, claro, si aquella recomendación estuvo empujada de alguna manera por el hecho del “retiro”. Pero con seguridad esa recomendación se hizo teniendo en cuenta, primero que todo, la calidad de la exposición en general y de la obra en particular.

La idea de la exposición fue producto de un trabajo de mucho tiempo, como se dijo antes, y en teoría esa exhibición debería mostrarse en distintos países. Aunque la itinerancia de la muestra podría estar comprometida ante los recientes hechos. Y eso preocupa a los artistas que están exhibidos hoy en día en la galería Glynn Vivian Art Gallery.

Y preocupa, en términos generales, porque todavía se desconocen las causas del “retiro”. Y también preocupa, porque si el hipotético detonante para dicho “retiro” fue que el embajador consideró que con dineros públicos no se pueden patrocinar este tipo de obras, estamos frente a un régimen duro: “Si el Estado comienza a decir esto va y esto no va, esto lo censuramos y esto no, ¿adónde vamos a llegar?”, anotó Alonso Garcés.

Y claro que preocupa que ese “retiro” haya causado en los demás artistas de la muestra tan solo indignación, palabras de desagrado y refunfuñes, y no una actitud solidaria con la curaduría y con la obra de Wilson Díaz. “Debió presentarse en su totalidad o no presentarse”, dijo William López.

Y por supuesto preocupa porque se ha puesto en riesgo que algunos patrocinadores internacionales vuelvan a apoyar un trabajo de esta índole, como lo expresara Eluned Haf, directora de Wales Art International: “Nuestra organización está muy decepcionada porque nosotros no apoyamos ningún tipo de censura”.

Muchas preocupaciones han quedado expuestas a la luz, por lo visto.

publicado en Arcadia el 11/19/2007
http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?idArt=107822


III. Los diplomáticos del Sur

  1. Texto más contexto
  2. Septiembre, 2007:

El Ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, acusa a Carlos Gaviria, presidente del Polo Democrático, de haber escrito un texto sobre Alvaro Uribe Vélez y el paramilitarismo en un blog del periódico The Guardian del Reino Unido —a los pocos días de hecha la denuncia el ministro Santos rectifica ante la evidencia de que Gaviria no había escrito el texto.
http://www.eltiempo.com/politica/2007-09-26/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3738227.html

  1. Septiembre, 2007:

“Un destacado grupo de diputados y sindicalistas laboristas, así como el alcalde de Londres, Ken Livingstone, publicaron […] un llamamiento al primer ministro británico, Gordon Brown, para que suspenda toda su ayuda militar a Colombia.”
http://www.elcolombiano.com.co/BancoConocimiento/O/olac_laboristas_piden_retiro_ayuda_a_colombia_efe_lcg_24092007/

  1. A+B=?

Así como es importante conocer el contexto de la obra “Los Rebeldes del sur” de Wilson Díaz para no caer en interpretaciones obtusas, ignorantes, fanáticas y extremistas, es relevante saber que cosas estaban pasando en el Reino Unido para entender, mas no justificar, los actos de secuestro y censura que cometieron con esa obra Carlos Medellín, embajador de Colombia en el Reino Unido, y Edwin Ostos, agregado cultural de la embajada. Y, por ejemplo, si se suman dos hechos que sucedieron en septiembre en el Reino Unido queda claro que la gestión del Embajador Medellín no ofrecía un balance positivo: el descalabro diplomático que significó para la misión colombiana en Londres el “falso positivo” de Santos con su acusación a Gaviria, más la petición de un amplio grupo de diputados y sindicalistas laboristas y del alcalde Londres, eran muestras de que la actividad diplomática era inocua o inoperante (es más, se dice que el “falso positivo” de Santos no era más que una cortina de humo para ocultar la importancia del reclamo de los laboristas). Y además, como lo señala la nota de El Tiempo, fue “una llamada del embajador en Londres, Carlos Medellín Becerra, en la que informó a Santos de “las coincidencias” entre el aviso de la ONG Justice for Colombia y la supuesta columna de Gaviria, [la que] prendió el tema.”, y luego, cuando todo se reveló como un engaño, es posible que ante el gobierno el embajador Medellín haya pasado de ser un “sapo” estrella a ser un “sapo” estrellado. Para redimirse ¿qué debía hacer el embajador Medellín?…

No sólo fue el temor ante lo desconocido, o un fanatismo ideológico, lo que pudo motivar a Medellín a actuar, lo pudo ser también la necesidad urgente de demostrar que su gestión en la embajada no era infructuosa y que su desempeño como funcionario no era mediocre y, para eso, debía buscar un indicador de gestión “positivo”. Y cómo secuestrar y censurar a el Periódico The Guardian le quedaba difícil, o cómo secuestrar y censurar al grupo de diputados y sindicalistas laboristas y al alcalde Londres le quedaba aun más difícil, decidió ensañarse con algo que estuviera al nivel de sus capacidades y encontró un blanco perfecto en “Los rebeldes del sur”, un video de 10 minutos, al que no dudó de calificar de “terrorista” y para llegar a ese dictamen no necesitó consultarlo ni con la curadora de la exposición, o con el artista y, tal vez, ni siquiera lo miró en detalle pues lo único que dice el embajador Medellín para no salirse del libreto es que “el video contenía imágenes de promoción de las Farc con guerrilleros armados” —al parecer el embajador Medellín es tan “culipronto” en sus calificaciones como lo es el Ministro de Defensa Santos con sus declaraciones (el adjetivo “culipronto” se lo autoadjudicó Santos públicamente al tratar de exculparse por sus “falsos positivos”).

Por último, si a lo anterior se suma el texto de presentación del catálogo de la muestra que escribió Fernando Araujo, Ministro de Relaciones Exteriores, se puede ver como el embajador Medellín, atento al “espíritu de cuerpo”, trató de buscar un motivo de “inteligencia superior” que exculpara al Ministro Araujo por su acción “temeraria” de hacer la presentación de una exposición de arte y darle valor a “Displaced”, y a un artista, Wilson Díaz, que luego serían censurados por el mismo Ministro, en boca de su embajador. Fernando Araujo en su texto de presentación decía, con la “experticia” de todo aquel que ha estado pendiente del acontecer del arte en los últimos años, lo siguiente: “más que nada, deseo destacar el valor de una exposición como esta que reúne a artistas tan importantes como Alberto Baraya, Milena Bonilla, Andrés Burbano, François Bucher, Johanna Calle, Carolina Caycedo, Wilson Díaz, María Elvira Escallón, Juan Fernando Herrán, Humberto Junca, Delcy Morelos, Oscar Muñoz, Nadín Ospina, José Alejandro Restrepo y Miguel Ángel Rojas, iniciativa que recoge la visión de estos creadores colombianos sobre una pregunta que, hoy más que nunca, cobra una vigencia rotunda e inusitada: ¿en dónde debe ser localizado el lugar llamado hogar?”

  1. ¿En dónde deben “localizar” los periodistas sus preguntas?

—¿Por qué la Glynn Vivian Art Gallery y los curadores de la exposición “Displaced” no consiguieron otra copia del video y lo pasaron en la muestra?

—¿Hubo amenazas por parte de los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores para que la Glynn Vivian Art Gallery y los curadores de “Displaced” no pasaran el video?

—¿Amenazó el embajador de Colombia en el Reino Unido Carlos Medellín con incluir al artista Wilson Díaz, a la curadora María Clara Bernal y a la Glynn Vivian Art Gallery en una lista internacional de terroristas?

—¿Por qué todas las comunicaciones que ha tenido el embajador de Colombia en el Reino Unido Carlos Medellín con los curadores de la exposición “Displaced” o con la Glynn Vivian Art Gallery se han limitado a un intenso contacto vía telefónica pero de sus “recomendaciones” de no mostrar el video el embajador Medellín se ha cuidado de no dejar el menor rastro o documento oficial?

—¿Los funcionarios de la embajada en Londres al retirar, o secuestrar, la obra “Los Rebeldes del Sur” de la Glynn Vivian Art Gallery en la ciudad de Swansea, dejaron algún recibo o advertencia?

—¿Estará el Ministerio de Relaciones Exteriores buscando un chivo expiatorio para ocultar el acto criminal de sus dos funcionarios?

—¿Culpar a la curadora e investigadora María Clara Bernal, o al artista Wilson Díaz, será la manera en que el Ministerio de Relaciones Exteriores se eximirá de toda culpa?

—¿Bajo la política de la Seguridad Democrática los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores gozan de inmunidad diplomática?

—¿Volverá alguna vez el Ministerio de Relaciones Exteriores a incluir en su agenda cultural exposiciones de arte que tengan contenidos polémicos?

—¿La Universidad de los Andes exigirá una explicación a la Embajada de Colombia en el Reino Unido por censurar una investigación y exposición que fue producto de una reflexión académica?

Y, por último, una consideración para cada funcionario:

—Un “confidencial” de la Revista Cambio informa que Carlos Medellín pronto será trasladado de la Embajada del Reino Unido a la Embajada de los Países Bajos…

http://www.radiomulticultural.es/index.php?option=com_content&task=view&id=743&Itemid=16

—Edwin Ostos, agregado cultural de la embajada de Colombia en el Reino Unido, durante la inauguración de la exposición “Displaced”, aprovechó la ocasión para adjudicarse la voz oficial del evento y en un discurso, con tono autoritario y cancilleresco, dijo “El Gobierno de Colombia no censura”. Tal vez algunos de los artistas que estuvieron presentes el día de la inauguración puedan recordar otras expresiones de Ostos, o el mismo Ostos puede facilitar a la opinión pública una copia de su discurso o “confesión” (“Excusatio non petita, accusatio manifesta”. Carlos Medellín, como buen jurista, le sabrá explicar a su esbirro el significado de esta frase).

—Lucas Ospina


La Imagen del Suplemento

Se me ocurre una definición para el arte: Arte es la imagen del suplemento. Es lo que no pretende ser uno a uno con el mundo, lo que postula la impotencia misma de la imagen, lo que sugiere que hay algo que falta y hay algo que sobra, lo que batalla contra esa mala palabra que despide la imagen de todas sus consecuencias éticas y estéticas: la palabra “información”.

La obra de Wilson simplemente es arte por eso. Es una obra intrincada. Para mí la obra prácticamente no existía hasta que no la terminó Medellín. Medellín fue el marquetero. La obra necesitaba un acto craso de soberanía que resumiera de un tajazo el hecho que la guerra no es entre la derecha y la izquierda tanto como entre un discurso de absolutos (estética Bush: “with us or against us”) que es precisamente el que abre de par en par la posibilidad misma de la guerra total, y otro que abre matices, que no es precisamente “operativo” en el sentido de “operativo militar”. Para dar bala hay que alucinar un mundo de luz y oscuridad, el militar es un alucinador y esa alucinación es delicada y tenue. Cuando le preguntaron en Nuremberg a un oficial de la SS porqué había que desbaratar el cuerpo del judío si de todas formas lo iban a matar él respondió con toda honestidad: lo teníamos que desbaratar para poderlo matar. Volver al otro otra cosa que humano (que cantante de Vallenatos) es precisamente el quid del asunto, es el punto neurálgico de la guerra, mucho más que las mismas balas. Nixon logró hacer esto mismo con la comunidad de enfermos que son los drogadictos: cambiar el discurso sobre consumo de uno clínico a uno criminal.

Hace un par de años logré una transmisión en vivo desde Colombia con Ernesto Samper viendo televisión desde Bogotá durante la segunda posesión de George W. Bush. Samper, el presidente malhechor, sin visa, era el voiceover para la caravana de Bush en Pennsylvania Avenue y la retransmisión en vivo era presentada en una galería en Dupont Circle llamada Fusebox. La pieza no está en lo que dice Samper, esta en el gesto, un cuestionamiento ético de la dinámicas geopolíticas, de “quién tiene el poder de narrar/juzgar a quién”. La obra sólo era posible con Samper, porque él es un ícono que esta presente en la conciencia del Washingtoniano. Y a todas luces sin la nota del Washington Post que resumió el gesto, no había obra. Pasado el tiempo, esa nota en la prensa es el sitio donde se dio la obra.

Hay un caso que conozco muy de cerca desde que empezó que es bien interesante con respecto a lo de Wilson, probablemente muchos saben de él, ahora hay hasta una película sobre el caso. La casa de Steve Kurz fue allanada la noche en que murió su esposa porque los paramédicos que atendieron el caso vieron elementos sospechosos en el apartamento que le daban rienda suelta a la fantasía del bio-terrorismo. Y llamaron al FBI. Kurz y el Critical Art Ensemble se dedicaban a hacer visibles pedagógicamente, los mecanismos mediante los cuales se orquesta toda la producción de la manipulación genética y su posterior uso comercial mediante el nudo ciego de la “propiedad intelectual”, copyright. El FBI alucinó: se hicieron declaraciones exageradas sobre lo encontrado, el cuerpo mismo de la esposa de Kurz fue tomado como evidencia. En pocas horas el FBI se dio cuenta del error, del hecho de que Kurz era un respetable miembro de la comunidad académica y artística. Pero aquí viene lo interesante, el FBI entendió más de lo que sus detractores creyeron que había entendido, mucho más. Mientras la izquierda americana en toda su ingenuidad se dedicaba a tratar de demostrar lo obvio, que Kurtz no tenía nada de terrorista, los del FBI saltaron al terreno del discurso. Le buscaron otra salida al caso, encontraron el crimen en otra parte. Las bacterias que Kurtz tenía en su apartamento son comunes en cualquier clase de ciencia de highschool americano, son inocuas, pero hay reglas generales de cómo circulan esas bacterias, por canales exclusivamente institucionales. Y Kurtz las obtuvo por fuera de esos canales, porque de otro modo no las habría podido obtener. La figura de “Mail Fraud” es amplia como ella sola, tan amplia como “National Security”, que le permite al gobierno operar en un afuera y adentro de la ley en un terreno tenuemente legalizado por virtuales tecnicismos que conllevan verdaderos años de cárcel. Son los ejes de un discurso que enfatiza que el control de ciertos elementos (las imágenes de ciertos edificios, las imágenes desde el cielo, las imágenes de la guerra) son para el uso exclusivo del gobierno. Este es el nudo del control. Kurtz, después de los años, completamente agotado y en bancarrota sigue defendiéndose por haber violado una regla tenue pero esencial, la que dice que toda imagen, bacteria, territorio o documento que tiene alguna relevancia real en cuanto a la operación global del gobierno americano, de su discurso integral, no puede ser usada por un particular. La operación global de los Estados Unidos, desde Hollywood hasta Monsanto hasta las armas, es una operación de propiedad intelectual, y por ese canal todo es susceptible de ser censurado o criminalizado. Ese es el eje del monopolio. El FBI sabe qué está diciéndole a la comunidad artística americana: no se metan con los problemas reales. “Arte político” sí, como me decía alguien que conocía los parámetros con los que se escogían los proyectos a ser fundados por el Sundance Institute pero nada que se pase de peligroso, nada que de veras toque los puntos neurálgicos de la política real. “Un ciudadano indignado pero impotente”, como decía Agamben de lo que producen los medios.

La foto que manda Wilson es la más diciente, la del estudio de Inravisión en el Caguán. Todo esto se trata del monopolio de la imagen. La creación de la estética Bush, a la que Uribe se suscribió sin chistar en el 2001, como si los dos hubieran crecido en el mismo rancho, es la del discurso de una alucinación militar en la que el guerrillero no es un actor político, como no lo es el Islam radical, ni semi radical, sino que son el otro de un juego de consola: terroristas. Medellín, dentro de una mentalidad de fanático, tecnócrata que no juega billar, no tenía de otra que cancelar la muestra de esa grieta en la imagen. Lo de marco legal o no, zona de distensión de Pastrana, o no, no importa, eso está sabido y no vale de nada explicarlo. Pero mientras el FBI juega a tres bandas en el caso Kurtz, aquí el que “queda gringo” es Medellín.

Ganó Wilson y ganó la obra, siempre y cuando no haya un calvario de recovecos insólitos a la mano para Wilson (prefiero para él el destino de la venta a Daros). Esto termina con un cierto optimismo, desde mi perspectiva: triunfa de todos modos la imagen del suplemento, el festival de cámaras sin destino, el set de inravisión con el “no pase” del monopolio de la imagen, los niños guerrilleros que se bañan y los que cantan vallenatos.

Me sumo a la última pregunta localizada de Lucas Ospina. Ahí es donde está el debate, ahí es donde se actúa con la misma fuerza con la que actúa el FBI contra la comunidad artística americana, en el terreno del discurso. Exigir una explicación en este caso, es articular una comunidad académica, artística, intelectual, una sociedad civil, que se merece su nombre:

“¿La Universidad de los Andes exigirá una explicación a la Embajada de Colombia en el Reino Unido por censurar una investigación y exposición que fue producto de una reflexión académica?”

Francois Bucher


IV. Los diplomáticos del sur: arte, universidad y propaganda

A. ¿La Universidad del Estado?

La discusión en torno al caso de secuestro y censura de la obra “Los rebeldes del sur” del artista Wilson Díaz por orden del Embajador colombiano en Londres Carlos Medellín ha estado “atomizada”: se ha discutido sobre el contenido de la obra (un video de unos guerrilleros armados bailando sobre una tarima), el contexto en que fue hecha la filmación (la zona de distensión del Caguán), la trayectoria de la obra (había sido expuesta 19 veces), pero poco énfasis se ha hecho en lo que originó que la obra censurada fuera a parar a la Glynn Vivian Art Gallery en la ciudad de Swansea en el Reino Unido.

“Los rebeldes del sur” era una de las 42 obras de arte que articulaban “Displaced” una exposición e investigación de la curadora e investigadora María Clara Bernal, profesora asistente del Departamento de Arte de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes; Bernal, además, hizo estudios de maestría y doctorado en Historia y Teoría del Arte Moderno en la Universidad de Essex en el Reino Unido. La exposición “Displaced” fue apoyada en la Universidad de los Andes por el Comité de Investigación y Creación de la Facultad de Artes y Humanidades y por el Consejo de profesores de planta del Departamento de Arte, que aprobaron el proyecto por ser coherente con las líneas de investigación de la profesora Bernal dentro del Área de Historia y Teoría; el apoyo se demostró dándole al proyecto una partida económica para la impresión del catálogo de la exposición, asistencia editorial, pasaje y viáticos para dos viajes al Reino Unido para coordinar, montar y hacer la difusión de la muestra.

Centrar la discusión en el contenido de una sola obra ha sido un error o ha sido, por parte de algunos, un “hábil error” y como lo demuestra el embajador Carlos Medellín, en sus declaraciones a los medios, el funcionario con astucia tergiversa y omite información para evitar mencionar un hecho evidente: la obra censurada estaba enmarcada firmemente dentro de una exposición e investigación que surge de un contexto académico —no sólo se censuro una obra: se censuró una exposición, se censuró una investigación académica, se censuró a la universidad.

A continuación comentaré la entrevista titulada “El embajador Carlos Medellín explica por qué ordeno retiro de obra de arte alusiva a guerrilla” hecha por Caracol Radio y que se puede oír en el siguiente enlace http://www.radiocaracol.com/nota.asp?id=508666 o puede ser “leída” o copiada y pegada —como lo hago en este texto— de la fiel transcripción hecha por Pablo Batelli dentro del proyecto “Teatro Crítico” http://teatrocritico.blogspot.com/2007/11/el-estado-promueve-el-arte-que-le.html

1.

“[…]

Gustavo: ¿está llo…? no, llovió fue en el tema del arte, cayó un aguacero tremendo. ¿Qué fue lo que pasó? ¿quiénes son estos señores que montaron “rebeldes del sur” y por qué la Embajada se puso molesta con esta muestra que ellos dicen que es de arte y que involucra según parece a la guerrilla?

Carlos Medellín: bueno Gustavo mire, en realidad eso hace parte de una (pausa) plan de promoción de, de, del arte y de la cultura de la Cancillería Colombiana, eso fue organizado por la Cancillería Colombiana eh y se envió ésta y otras obras a una galería en un pueblo, no es en Londres, un pueblo en, eh, en Gales, unas dos horas, tres horas de Londres, eh y nosotros pues eh recibimos eso que nos enviaron de Bogotá, enviado por la Cancillería, y se, y se envió a la Galería [eso] repito es una cosa organizada por el, por la Cancillería, por el gobierno. Desfortunadamente dentro de las obras venía una, un video de un, un grupo de las FARC, que eh, un grupo musical de las FARC que aparecen por supuesto todos armados de fusiles, y cantando, haciendo alusión a sus actividades eh ilícitas, a sus actividades eh terroristas y criminales, y nosotros los funcionarios públicos pues que usted entenderá tenemos unas limitaciones de carácter eh legales y jurídicas….”

La participación y apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores en la exposición “Displaced” se limitó al transporte de las obras de la exposición. El Ministerio de Relaciones Exteriores no comisionó la exposición pero si aprovechó la coyuntura del carácter internacional de la muestra para incluirla dentro de la programación de su “plan de promoción del arte y de la cultura”. Cuando el embajador Carlos Medellín se refiere a la organización de la exposición, sus declaraciones son ambiguas pero deliberadas en su opacidad y al decir que la exposición “es una cosa organizada por el, por la Cancillería, por el gobierno.” no se sabe si se está refiriendo sólo al transporte de las obras, que es lo único que hizo el Ministerio de Relaciones Exteriores, o a la organización de la exposición; parece que quisiera evitar a toda costa mencionar a la Universidad de los Andes. Como dato adicional es importante saber que el Ministerio de Relaciones Exteriores ni siquiera hizo bien su labor de “transportador”, pues las obras de la exposición fueron llevadas hasta Londres pero el transporte de las obras hasta la ciudad de Swansea, a tres horas de Londres, debió correr a cargo de la Glynn Vivian Art Gallery.

2.

Gustavo: y más…

Carlos Medellín: … no podemos hacer sino lo que la ley nos permite.

Gustavo: y más si hubo un respaldo económico también ¿no? pues…

Carlos Medellín: bueno lo que pasa es que la Cancillería envío un grupo de obras, pero la Cancillería en Londres es la Embajada, entonces digamos, eh no es que…

Gustavo: claro!

Carlos Medellín: …unos artistas montaron una obra en un sitio y que la Embajada fue y, y, y retiró … así no fue, así no fue…

Gustavo: usted recibió de la Cancillería lo que pensó que venía con el visto bueno de la Cancillería.

Carlos Medellín: pues sí, lo que pasa es que aquí está, la obra, la, la, la eh personas de la Universidad de los Andes…

Gustavo: ¡aha!

Carlos Medellín: pero hay que entender, claro, que una cosa es el criterio de una entidad privada y otra el criterio de una entidad pública.

El embajador Carlos Medellín intenta, en ésta, y en todas las entrevistas, no salirse del libreto impuesto, o acordado, y no hace más que repetir lo mismo durante todas sus declaraciones a los medios: “no podemos hacer sino lo que la ley nos permite”. Y, con las pautas afirmativas que le da en este caso el entrevistador de Caracol, el embajador Carlos Medellín evita referirse al origen académico de la exposición y responde con una frase críptica: “lo que pasa es que aquí está, la obra, la, la, la eh personas de la Universidad de los Andes…” Y, luego del condescendiente “¡aha!” del entrevistador, el embajador Carlos Medellín regresa al libreto y pretende dirimir el problema con un silogismo entre lo público y lo privado.

3.

Gustavo: oiga Embajador, pero mire, el tema como hablábamos hace unos minutos aquí en Colombia, el tema de la violencia y de la guerrilla pues lo ha tocado muchos artistas, incluso Botero, Nadín Ospina, por eso quiero preguntarle: ¿Lo que hay en esta obra es alguna muestra donde se ve algún tipo de uniforme, donde se ve algún guerrillero o es un cosa de apología?

Carlos Medellín: no pues hombre eso sí es la calificación que había que hacerle jurídica o la… yo no, yo no tengo, yo no hice ninguna calificación desde el punto de vista artístico o desde el punto de vista técnico de la obra porque no me correspondía hacerlo.

Gustavo: uhum.

Carlos Medellín: ni soy crítico de arte, ni esa es la función de la Embajada. Lo único es que eh la Embajada y los funcionarios públicos pues no pueden promover ningún tipo de eh información que tenga que ver con un organismo, con un grupo, perdón, eh como las FARC que son considerados como un, eh, eh, una organización terrorista en Europa.

Gustavo: pero, per, ¿esas imágenes de la guerrilla promovían la actividad de la guerrilla? ¿Las que están en la obra?

Carlos Medellín: pues por eso le digo, no quisiera entrar en la calificación ya técnica pero a mi no me cabe la menor duda porque es un grupo, eh están uniformados, eh están con sus fusiles y están haciendo arengas de la actividad que ellos realizan como un grupo guerrillero en Colombia, eh… Eso lo puede hacer usted, puede promoverlo en su galería, puede cualquier persona promover ese tipo de, de, de expresiones, los particulares lo podrían hacer, pero el gobierno de Colombia no lo puede hacer…

Gustavo: claro!

Carlos Medellín: porque nosotros tenemos unas limitaciones jurídicas para hacerlo.

Gustavo: claro

Las respuestas del embajador Carlos Medellín sobre lo que se ve en el video son un sofisma de distracción, pues dice que no le puede hacer a la obra de arte ni una calificación jurídica, ni una clasificación artística, ni una clasificación técnica; más adelante dice “ni soy crítico de arte, ni esa es la función de la Embajada”, y retorna a su libreto sobre lo privado y lo público y a sus limitaciones jurídicas como funcionario. Al menos las respuestas del embajador Carlos Medellín son claras en un sentido: cuando el funcionario censuró la obra, la exposición y la investigación académica, el representante del gobierno no tuvo en cuenta ni lo jurídico, ni lo artístico, ni lo técnico; ignoró cualquier argumento de razón y limitó su juicio a un concepto a priori bajo el cual todo acto sospechoso no es ni siquiera juzgado sino declarado culpable de manera inmediata —bajo la amplitud de un término único, este sistema parajudicial le permite al funcionario generar una condena automática sin que medien en ella los centros de pensamiento del cerebro y al momento de calificar el acto sólo basta con emitir una palabra: “terrorismo” (el paralelo con el sistema parajudicial que rige a los presos del centro de detención de Guantánamo en Cuba se hace inevitable). A la vez, es importante señalar que Ewin Ostos, Agregado Cultural de la embajada de Colombia en el Reino Unido, el día que secuestró la obra de Glynn Vivian Art Gallery, llamó, a las 5 de la mañana hora de Bogotá, a la curadora e investigadora María Clara Bernal, profesora asociada del Departamento de Arte, de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes, para “advertirle” que si se incluía la obra “Los Rebeldes del sur” dentro de la exposición “Displaced”, ella y el artista “podrían tener problemas”; esto ocurrió el 25 de septiembre y la llamada fue hecha desde la Glynn Vivian Art Gallery en presencia de funcionarios de esa institución y cuatro días antes de que la profesora, investigadora y curadora viajara al Reino Unido.

4.

Carlos Medellín: porque nosotros tenemos unas limitaciones jurídicas para hacerlo.

Gustavo: claro

Carlos Medellín: las consideraciones fueron legales más que cualquier otra cosa.

Caracol (voz femenina): Embajador, ¿hubo alguien de parte de Bogotá o de la Universidad de los Andes o de quienes estaban impulsando este tipo de video que lo defendieran? Que de pronto pues verbalmente se enfrentaran con Usted, pues entre comillas, diciéndole “oiga no, esto es arte, estamos enviando un mensaje al mundo”?

Carlos Medellín: pues como eso lo envió fue la Cancillería, pues yo me puse en contacto fue con la Cancillería en Bogotá, les expliqué y les, les comenté la situación, porque la galería, la página web de la galería, se anunció la exposición y se anunció con una foto de los guerrilleros de las FARC, eh y pues usted se imaginará, una, una, una propaganda de las FARC promocionada por la Embajada de Colombia en Londres, pues eso sí no tenía ninguna presentación.

Gustavo: no.

Carlos Medellín: sería absurdo… y yo me comuniqué con la Cancillería…

Gustavo: más allá del tema artístico pues por supuesto…

Carlos Medellín: ah es que por eso le digo, si yo fuera una, una, una, un particular, que en mi galería voy a, a, a promover, pues yo puedo promover lo que quiera…

Gustavo: ¡y eso! ¡y eso!

Carlos Medellín: pero el gobierno no.

Gustavo: no, el gobierno no. Embajador, hablando de, de aprobaciones: ¿ya le dieron la aprobación a Usted para su desplazamiento hacia otra embajada en Europa?

Caracol (voz femenina): Se va!

Las respuestas del embajador Carlos Medellín dejan claro que el “plan de promoción del arte y de la cultura” del Ministerio de Relaciones Exteriores no se trata realmente de promocionar el “arte” ni la “cultura” sino que es un plan de “propaganda” o “publicidad política que consiste en el lanzamiento de una serie de mensajes que buscan influir en el sistema de valores del ciudadano y en su conducta. Se articula a partir de un discurso persuasivo que busca la adhesión del otro a sus intereses. Es de carácter monológico y requiere el recurso del anuncio. Su planteamiento consiste en utilizar una información presentada y difundida masivamente con la intención de apoyar una determinada opinión ideológica o política. Aunque el mensaje contenga información verdadera, es posible que sea incompleta, no contrastada y partidista, de forma que no presente un cuadro equilibrado de la opinión en cuestión, que es contemplada siempre en forma asimétrica, subjetiva y emocional. Su uso primario proviene del contexto político, refiriéndose generalmente a los esfuerzos patrocinados por gobiernos o partidos para convencer a las masas; secundariamente se alude a ella como publicidad de empresas privadas. […] La propaganda, cuando es utilizada de forma no ética, es en realidad un modo de desinformación y censura y usa la metodología de la retórica para convencer a los destinatarios de la misma. En el sentido político del término se desarrolló fundamentalmente en el siglo XX con la Sociología moderna y la consolidación de la sociedad de masas. El ministro de propaganda de Adolf Hitler, Joseph Goebbels, sociólogo, lo primero que hizo para llegar al poder fue apoderarse de los medios de comunicación de masas para adoctrinar al pueblo con propaganda política. La famosa frase de “Una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad” refleja ese modo de proceder.” http://es.wikipedia.org/wiki/Propaganda

La afirmación del embajador Carlos Medellín, repetida en la radio, dice “yo me puse en contacto fue con la Cancillería en Bogotá, les expliqué y les, les comenté la situación, porque la galería, la página web de la galería, se anunció la exposición y se anunció con una foto de los guerrilleros de las FARC” pero omite mencionar la comunicación que tuvo su subalterno Ewin Ostos con María Clara Bernal en la madrugada del 25 de septiembre y no hace mención alguna a la “advertencia” que le hizo el funcionario de la embajada a la profesora de la Universidad de los Andes. También es importante señalar que la imagen de la obra “Los rebeldes del sur” no estaba sola ni en la página de internet de la Galería ni en el plegable que circuló, sino que estaba acompañada de otras imágenes (una obra de María Elvira Escallón y otra obra de Juan Fernando Herrán), lo que demostraba que la exposición, como toda exposición curada en torno a un tema y producto de una investigación académica, no se limitaba a un discurso monológico sino que daba cuenta de toda una serie de relaciones y asociaciones en torno a la idea de “arte y desplazamiento” —toda una relación de saberes que corresponden a lo que se hace en una universidad. Esta investigación fue reconocida en su totalidad por el Ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Araujo, superior inmediato del embajador Carlos Medellín, y en un texto de presentación oficial, la cabeza del Ministerio de Relaciones Exteriores reconoce, por escrito en el catálogo, que todo el conjunto de la exposición “Displaced” tiene un carácter académico y artístico:

“Deseo resaltar la interesante visión que proponen María Clara Bernal y Karen MacKinnon sobre el desplazamiento físico y mental que se produce con el flujo migratorio interno y externo. María Clara Bernal toma como base de su investigación las reflexiones emanadas de la XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno (Uruguay, 2006) cuyo tema central fue el de las migraciones, las ideas sobre “exilio creativo” de Vilem Flusser y la propuesta del poeta martinico Édouard Glissant, para quien la traducción es una interacción dinámica entre dos realidades culturales (la de origen y la de llegada).”

“deseo destacar el valor de una exposición como esta que reúne a artistas tan importantes como Alberto Baraya, Milena Bonilla, Andrés Burbano, François Bucher, Johanna Calle, Carolina Caycedo, Wilson Díaz, María Elvira Escallón, Juan Fernando Herrán, Humberto Junca, Delcy Morelos, Oscar Muñoz, Nadín Ospina, José Alejandro Restrepo y Miguel Ángel Rojas, iniciativa que recoge la visión de estos creadores colombianos sobre una pregunta que, hoy más que nunca, cobra una vigencia rotunda e inusitada: ¿en dónde debe ser localizado el lugar llamado hogar?

5.

Carlos Medellín: me, el beneplácito en este caso lo, lo da la reina Beatriz de Holanda

Gustavo: cha…

Carlos Medellín: e ese beneplácito se dio la semana…

Gustavo: bien….

Carlos Medellín: …pasada. Me especializo en reinas Gustavo

Caracol (voz femenina): ja, ja, ja

Dentro del libreto de la entrevista no se menciona una sola vez la palabra “censura”. Al comienzo de la entrevista los periodistas de Caracol comienzan diciendo que en “el tema del arte, cayó un aguacero tremendo.” Y si se pone en línea la larga serie de interjecciones con que responden los periodistas a las afirmaciones del embajador Carlos Medellín queda claro que los comunicadores de Caracol o sufren de pereza mental y son ineptos para articular palabra o no tenían interés alguno en salirse del libreto establecido para cubrir una noticia que se anunciaba como polémica; algunas de las “respuestas” de los periodistas a las afirmaciones del embajador Carlos Medellín son: “claro!”, “¡aha!”, “uhum”, “claro!”, “claro”, “claro”, “no”, “¡y eso! ¡y eso!”, “Se va!”, “cha…”, “bien….” y, finalmente, pero no al final de la entrevista, “ja, ja, ja” —y pasan del “aguacero tremendo” del arte a hablar de “reinas”:

“Carlos Medellín: me, el beneplácito en este caso lo, lo da la reina Beatriz de Holanda

Gustavo: cha…

Carlos Medellín: e ese beneplácito se dio la semana…

Gustavo: bien….

Carlos Medellín: …pasada. Me especializo en reinas Gustavo

Caracol (voz femenina): ja, ja, ja

Gustavo: aquí le tengo a Patricia López si quiere para que lo acompañe o le mando a Nini Johana que creo que quedó un poquito desocupada en la Embajada de Ciudad del Cabo (entre risas de los interlocutores) ¿Cuándo se va para allá Embajador?

Carlos Medellín: esa pregunta es para el Canciller y fi… para el Presidente porque una vez que se da esto…”

Para algunos periodistas hay tres tipos de censura: una censura pequeña, como la que le hace un funcionario del gobierno a una obra de arte, a una exposición, a una investigación académica y a una universidad. Luego habría una censura grande, que sólo es grande cuando, por ejemplo, censuran a un periodista “amigo” —basta recordar el escándalo y la serie de protestas que despertó el caso de la denuncia penal a Daniel Samper y a la Revista Soho hecha por un movimiento llamado “Laicos por Colombia” (ver http://www.flip.org.co/veralerta.php?idAlerta=26). Y, finalmente, el último estadio de la censura: la autocensura, que es una censura que practican día a día los periodistas que tratan de mantenerse con vida, pues si hacen su trabajo reciben amenazas a la vida, o también la autocensura de otros periodistas que, para darse una buena vida, deciden no decir lo que deberían decir pues saben que un periodista puede tener más poder, y privilegios, por lo que no dice que por lo que dice. Pero, para un pensamiento racional, que basa su “razón de ser” en que de “todo se puede rendir razón”, la gravedad de la “censura” es una sola y no hay casos pequeños o grandes de censura y, menos aun, de autocensura: ese pensamiento es la razón de ser de la universidad y es por eso que la Universidad de los Andes debe protestar por el acto de censura del embajador de Colombia en Londres, Carlos Medellín.

B. El estado de la universidad o la universidad en el exilio

1. El próximo año la Universidad de los Andes cumplirá 60 años; en la Declaración de Principios de los Fundadores de la universidad se declara lo siguiente:

“Quienes sólo hacen por sus semejantes aquello a que la ley los obliga, no están cumpliendo a cabalidad sus deberes, ni son buenos ciudadanos, ni merecen la estimación y el respeto de los demás”.

La cita pone en juego la afirmación del embajador Carlos Medellín que para justificar su acto de censura dice: “no podemos hacer sino lo que la ley nos permite”. Bajo la mirada de esta cita, el embajador no es un buen ciudadano y no merece que se le tenga estima o respeto.

2. En la página de Internet de la Universidad de los Andes se cuenta la historia de la universidad y se dice lo siguiente:

“Fundada el 16 de noviembre de 1948 por un grupo de jóvenes liderado por Mario Laserna Pinzón, la Universidad de los Andes es la primera institución de educación superior privada en Colombia de carácter laico e independiente de los partidos políticos, ajena a defender los intereses de algún grupo social o económico.”

Esta cita señala que la Universidad de los Andes no responde a ideologías religiosas, sociales, políticas o económicas: la universidad sólo responde ante argumentos de razón y esos argumentos son los que el embajador Carlos Medellín le queda debiendo a la universidad por la “sinrazón” de su acto de censura: la sola palabra “ley” o “terrorismo” no le puede bastar a la universidad.

3. En la misma página de la Universidad de los Andes, se da cuenta de la Misión de la universidad y dice lo siguiente:

“La Universidad de los Andes es una institución autónoma e independiente que propicia el pluralismo, la diversidad, el diálogo, el debate, la crítica, la tolerancia y el respeto por las ideas, creencias y valores de sus miembros.”

Esta cita señala una serie de valores que caracterizan a un institución autónoma e independiente y sobre los que se fundamenta el pensamiento académico. El embajador Carlos Medellín, con su acto de censura a una obra de arte, a una exposición y a una investigación académica, ha ignorado todos los valores que dan forma a la universidad. Si el Estado, o un funcionario del estado puede decidir sobre lo que es o lo que no es arte, o sobre lo que es o no es administración, arquitectura, ciencias, ciencias sociales, derecho, economía, ingeniería y medicina, ¿pará qué existen las universidades? —con escuelas de formación técnica bastaría y con unos paradigmas de pensamiento establecidos por el Estado, o con propaganda, sería suficiente.

La mejor manera en que la Universidad de los Andes puede celebrar sus sesenta años de fundación es siendo fiel a su razón de ser: pedirle una explicación oficial al Ministerio de Relaciones Exteriores de Gobierno de Colombia por la acciones de censura del embajador Carlos Medellín, puede ser un comienzo.

Para finalizar, el ensayo “Arte y Desplazamiento” de María Clara Bernal, que aparece en catálogo de “Displaced” y que es la plataforma curatorial de la exposición, hace una referencia que se puede leer como un presagio de toda la situación de “desarraigo” o desplazamiento que propicio el acto de censura del embajador Carlos Medellín; lo importante es señalar que en la universidad el conocimiento no se da no sólo en teoría sino también en la práctica y que las ideas, cuando se ven amenazadas, requieren de una defensa que exige acciones “creativas” por parte de la institución:

“Al respecto, Flusser afirma que “el advenimiento de los expulsados en el exilio conduce al diálogo “externo”. El expulsado es un catalizador para la síntesis de nueva información. Si toma conciencia de su propia situación de desarraigo, entonces comienza un diálogo interno consigo mismo, es decir, un intercambio entre la información que ha traído consigo y todo un océano con olas de información que lo agitan en el exilio. El objetivo consiste en la creación de significado entre la información importada y el caos que lo rodea.” Así, de acuerdo con estas afirmaciones, la articulación de la información del lugar de partida, el lugar de llegada y el tránsito entre uno y otro, exige de parte del migrante una iniciativa creativa.”

—María Clara Bernal

 

—Lucas Ospina

Profesor asistente
Departamento de Arte
Facultad de Artes y Humanidades
Universidad de los Andes


Sobre Los Rebeldes del Sur

Dados los siguientes hechos:

1.
Una universidad (en este caso la Universidad de los Andes) apoya una investigación sobre la relación entre arte y desplazamiento en Colombia. (Apoyarla significa, financiarla e incorporarla dentro de las líneas de investigación que tiene abiertas).

2.
Una institución pública (en este caso el Ministerio de Relaciones Exteriores) co-financia la publicación de esa investigación. (Publicación en este caso significa un libro y una exposición).

3.
Un funcionario de la institución pública (en este caso el embajador de Colombia en el Reino Unido) decide suprimir una parte de la investigación. (Suprimir significa retirar una obra de Wilson Díaz de la exposición. Curiosamente del libro no se arrancaron hojas—tal vez porque entre otras hubiera tenido que arrancar las hojas en las que su superior, el Canciller, avalaba la investigación)

4.
Pasan varias semanas y la universidad guarda silencio sobre los hechos. (Hay también silencio oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores en incluso del Ministerio de Cultura, que podría mediar en el asunto)

Hay varias maneras de interpretar el asunto. Yo me voy a concentrar en el silencio de la universidad aunque eso no signifique que considere ese silencio como el único hecho grave.

El caso de la obra de Wilson Díaz señala lo inadecuado del estatuto de investigación en artes dentro de la universidad (universidad entendida aquí en términos generales, en términos de todas las universidades). Este señalamiento no es nuevo ni debería causar sorpresa. Es algo que se discute (en abstracto) en miles de reuniones pero nada más. Pero lo que a mi siempre me a parecido es que esas discusiones se quedan en el asunto de puntos en el escalafón docente y la indexación de revistas, y que los problemas teóricos de fondo no se discuten.

Al suprimir una obra de una exposición lo que se está haciendo es el equivalente a borrar el capítulo de una investigación publicada en forma de libro. Hecho que sería absolutamente inaceptable para cualquier universidad, no importa si el libro haya sido cofinanciado por otra institución. Un ejemplo hipotético: supóngase que el Ministerio de Justicia co-financiara, junto con una facultad de derecho de cualquier universidad, una investigación sobre el estado del sistema judicial en Colombia y que al momento de publicar el libro el ministerio se tomara el derecho de arrancarle al libro el capítulo en el que se muestra el estado de abandono de los juzgados. Es muy probable que al menos esa facultad de derecho protestara ese acto arbitrario. Y esa protesta se haría en nombre de la integridad de la investigación. Y al hacerlo estaría defendiendo en términos concretos la noción de que la universidad (no importa si es pública o privada) es un ente autónomo, y que esa autonomía es indispensable para investigar.

Para todos los que hacemos parte del “mundo del arte” resulta un hecho autoevidente que una exposición es parte integral de una investigación. Sin embargo el silencio de la Universidad de los Andes parece indicar que para ella, la exposición no lo es. Hasta donde tengo entendido la investigación de Maria Clara Bernal siguio todos los protocolos usuales dentro de la universidad. Si eso fue así entonces hay varias preguntas que hacerse: ¿Cuál es el papel de una exposición dentro de una investigación en artes? ¿Es una promoción de la investigación? o ¿Es parte integral de la investigación?

Una curaduría es una investigación que pone en relación obras de arte entre sí. Por eso es que uno podría decir que una exposición es una forma de publicación de una investigación en artes, como un libro lo es en derecho, o en ciencias políticas. Aunque es también una ordenación de objetos en el espacio, la curaduría no se debe confundir con la decoración de interiores. En la decoración de interiores todo objeto puede ser reemplazado con otro. En el caso de una investigación que se publica en forma de exposición eso es imposible.

Para el Ministerio de Relaciones Exteriores la cosa es clara: la exposición es una forma de promoción, de publicidad, y por lo tanto una parte de su contenido es dañina al producto (la imagen oficial de Colombia) y por eso hay que retirarla. La universidad no puede permitir eso por que es de alguna manera una instrumentalización de la investigación. El acto del funcionario público no solo perjudicó al artista afectado si no que impidió una lectura completa de la investigación. Si la universidad tuviera claro cuál es el papel que tiene una exposición dentro de una investigación en artes tal vez sería más cuidadosa al aceptar una co-financiación. Pondría unas condiciones, como por ejemplo que el ente co-financiador acepta los resultados de la investigación que está co-financiando. Aclararía que la exposición hace parte integral de la investigación y que por lo tanto no puede ser vista como un mecanismo promocional sobre el que se puede tachar pedazos. Tal vez esto haría que una institución como el Ministerio de Relaciones Exteriores deje de co-financiar investigaciones. Es posible. Pero en todo caso habría una claridad necesaria que evitaría situaciones como esta.

Pero los hechos están allí. Y en ese sentido es necesario que la universidad se pronuncie. No solo para proteger la integridad de una de sus investigaciones si no como un acto pedagógico.

Bernardo Ortiz


Algunos comentarios (sobre los rebeldes del sur)

Desde lejos, he estado siguiendo la discusión acerca de la censura del trabajo de Wilson Díaz y me gustaría agregar algunos comentarios.

El problema fundamental no es aquí la censura, sino el tipo de curaduría burocrática/oficialista de la cual es ejemplo esta muestra, en la que se ha reducido un grupo diverso de practicas artísticas a una serie de clichés homogenizadores (la violencia, el conflicto, el desplazamiento) con el fin de empacar de modo eficiente el ‘arte colombiano’ como objeto de consumo global. En consecuencia, es lógico que la embajada colombiana se preocupara por el tipo de producto que quiere promover a través de su apoyo. Obviamente, un trabajo que gira en torno a representaciones de la guerrilla en términos que pueden ser percibidos como remotamente humanitarios, interfiere con el propósito de una embajada que debe rendir cuentas y corresponderse con la visión de un presidente cuyas simpatías, afinidades y colaboraciones a la causa de las autodefensas sobra recordar.

Más problemático aún es asumir que ésta es una exposición que resulta de una investigación de largo aliento, cuando simplemente sigue una fórmula anacrónica del multiculturalismo noventero a través de una selección de artistas y trabajos que no corre ningún riesgo y que, además, se presenta en un lugar marginal a un amplio circuito internacional, desembocando en una ficción de heroísmo a partir de la injusticia de un burócrata que no aprecia el valor del arte contemporáneo.

Por cierto, yo también estoy implicada en todo esto ya que escribí un breve texto sobre Los Rebeldes del Sur por petición de Wilson Díaz. Al mes descubrí que mi texto había sido ‘corregido’ por las curadoras sin que yo supiera o diera mi aprobación (una grave violación de la práctica profesional e incluso del sentido común) pero me enteré a tiempo y pude deshacer la mayoría de los cambios antes de que el catálogo se imprimiera. No puedo hacer ningún comentario con respeto al contenido del catálogo ya que no lo he visto impreso, aunque se supone que quienes contribuyen a una publicación deben recibir una copia del producto resultante, especialmente cuando el trabajo se ha hecho sin remuneración.

Michèle Faguet


Estado del Arte

Declaraciones de Carlos Medellín -Embajador de Colombia en Londres- por Caracol a propósito del retiro de la obra “Rebeldes del Sur” (Wilson Díaz) de la exposición “Displaced” (María Clara Bernal) en la Glynn Vivian Art Gallery, Swansea, Inglaterra. Censura, reinas y artistas con “beneplácito”. Ver officially abducted displacement

Estado del arte en un estado
estado del arte en un Estado

[Inicio]
Gustavo: sí señor, son las diez de la mañana veintitrés minutos en Colombia, no sé que hora sea en Londres porque nunca sé qué hora es en otra parte; pero eh, la sabe seguramente el Embajador Carlos Medellín. Embajador buenos días, ¿qué horas son allá?
Carlos Medellín: tres y veinte de la tarde y está lloviendo.
Caracol (voz femenina): ¡Uy!
Gustavo: ¿está llo…? no, llovió fue en el tema del arte, cayó un aguacero tremendo. ¿Qué fue lo que pasó? ¿quiénes son estos señores que montaron “rebeldes del sur” y por qué la Embajada se puso molesta con esta muestra que ellos dicen que es de arte y que involucra según parece a la guerrilla?
Carlos Medellín: bueno Gustavo mire, en realidad eso hace parte de una (pausa) plan de promoción de, de, del arte y de la cultura de la Cancillería Colombiana, eso fue organizado por la Cancillería Colombiana eh y se envió ésta y otras obras a una galería en un pueblo, no es en Londres, un pueblo en, eh, en Gales, unas dos horas, tres horas de Londres, eh y nosotros pues eh recibimos eso que nos enviaron de Bogotá, enviado por la Cancillería, y se, y se envió a la Galería [eso] repito es una cosa organizada por el, por la Cancillería, por el gobierno. Desfortunadamente dentro de las obras venía una, un video de un, un grupo de las FARC, que eh, un grupo musical de las FARC que aparecen por supuesto todos armados de fusiles, y cantando, haciendo alusion a sus actividades eh ilícitas, a sus actividades eh terroristas y criminales, y nosotros los funcionarios públicos pues que usted entenderá tenemos unas limitaciones de carácter eh legales y jurídicas….
Gustavo: y más…
Carlos Medellín: … no podemos hacer sino la que la ley nos permite.
Gustavo: y más si hubo un respaldo económico también ¿no? pues…
Carlos Medellín: bueno lo que pasa es que la Cancillería envío un grupo de obras pero la Cancillería en Londres es la Embajada, entonces digamos, eh no es que…
Gustavo: claro!
Carlos Medellín: …unos artistas montaron una obra en un sitio y que la Embajada fue y, y, y retiró … así no fue, así no fue…
Gustavo: usted recibió de la Cancillería lo que pensó que venía con el visto bueno de la Cancillería.
Carlos Medellín: pues sí, lo que pasa es que aquí está, la obra, la, la, la eh personas de la Universidad de los Andes…
Gustavo: ¡aha!
Carlos Medellín: pero hay que entender, claro, que una cosa es el criterio de una entidad privada y otra el criterio de una entidad pública.
Gustavo: oiga Embajador, pero mire, el tema como hablábamos hace unos minutos aquí en Colombia, el tema de la violencia y de la guerrilla pues lo ha tocado muchos artistas, incluso Botero, Nadín Ospina, por eso quiero preguntarle: ¿Lo que hay en esta obra es alguna muestra donde se ve algún tipo de uniforme, donde se ve algún guerrillero o es un cosa de apología?
Carlos Medellín: no pues hombre eso sí es la calificación que había que hacerle jurídica o la… yo no, yo no tengo, yo no hice ninguna calificación desde el punto de vista artístico o desde el punto de vista técnico de la obra porque no me correspondía hacerlo.
Gustavo: uhum.
Carlos Medellín: ni soy crítico de arte, ni esa es la función de la Embajada. Lo único es que eh la Embajada y los funcionarios públicos pues no pueden promover ningún tipo de eh información que tenga que ver con un organismo, con un grupo, perdón, eh como las FARC que son considerados como un, eh, eh, una organización terrorista en Europa.
Gustavo: pero, per, ¿esas imágenes de la guerrilla promovían la actividad de la guerrilla? ¿Las que están en la obra?
Carlos Medellín: pues por eso le digo, no quisiera entrar en la calificación ya técnica pero a mi no me cabe la menor duda porque es un grupo, eh están uniformados, eh están con sus fusiles y están haciendo arengas de la actividad que ellos realizan como un grupo guerrillero en Colombia, eh… Eso lo puede hacer usted, puede promoverlo en su galería, puede cualquier persona promover ese tipo de, de, de expresiones, los particulares lo podrían hacer, pero el gobierno de Colombia no lo puede hacer…
Gustavo: claro!
Carlos Medellín: porque nosotros tenemos unas limitaciones jurídicas para hacerlo.
Gustavo: claro
Carlos Medellín: las consideraciones fueron legales más que cualquier otra cosa.
Caracol (voz femenina): Embajador, ¿hubo alguien de parte de Bogotá o de la Universidad de los Andes o de quienes estaban impulsando este tipo de video que lo defendieran? Que de pronto pues verbalmente se enfrentaran con Usted, pues entre comillas, diciéndole “oiga no, esto es arte, estamos enviando un mensaje al mundo”?
Carlos Medellín: pues como eso lo envió fue la Cancillería, pues yo me puse en contacto fue con la Cancillería en Bogotá, les expliqué y les, les comenté la situación, porque la galería, la página web de la galería, se anunció la exposición y se anunció con una foto de los guerrilleros de las FARC, eh y pues usted se imaginará, una, una, una propaganda de las FARC promocionada por la Embajada de Colombia en Londres, pues eso sí no tenía ninguna presentación.
Gustavo: no.
Carlos Medellín: sería absurdo… y yo me comuniqué con la Cancillería…
Gustavo: más allá del tema artístico pues por supuesto…
Carlos Medellín: ah es que por eso le digo, si yo fuera una, una, una, un particular, que en mi galería voy a, a, a promover, pues yo puedo promover lo que quiera…
Gustavo: ¡y eso! ¡y eso!
Carlos Medellín: pero el gobierno no.
Gustavo: no, el gobierno no. Embajador, hablando de, de aprobaciones: ¿ya le dieron la aprobación a Usted para su desplazamiento hacia otra embajada en Europa?
Caracol (voz femenina): Se va!
Carlos Medellín: me, el beneplácito en este caso lo, lo da la reina Beatriz de Holanda
Gustavo: cha…
Carlos Medellín: e ese beneplácito se dio la semana…
Gustavo: bien….
Carlos Medellín: …pasada. Me especializo en reinas Gustavo
Caracol (voz femenina): ja, ja, ja
Gustavo: aquí le tengo a Patricia López si quiere para que lo acompañe o le mando a Nini Johana que creo que quedó un poquito desocupada en la Embajada de Ciudad del Cabo (entre risas de los interlocutores) ¿Cuándo se va para allá Embajador?
Carlos Medellín: esa pregunta es para el Canciller y fi… para el Presidente porque una vez que se da esto…
Gustavo: […]
Carlos Medellín: pues ahora hay que darle la, el decreto, pues la decisión ya política de, de ordenar el traslado cosa que no se ha dado todavía pero pues…
Gustavo: oiga…
Carlos Medellín: …esperar a ver.
Gustavo: …hablando de reinas ¿La reina Isabel ya le dio el beneplácito a Noemí?
Caracol (voz femenina): hum.
Carlos Medellín: eh… ¿me está preguntando?
Gustavo: sí, sí señor, sí, pero traté de hacerlo bajito para que no se enterara mucha gente.
Carlos Medellín: no, yo le contesto bajito también, para que no se enteren, no, no oigan si no cuarenta millones de personas…
Caracol (voz femenina): ja, ja, ja
Carlos Medellín: hasta el momento, no se ha pe, no se ha pedido el beneplácito, eh, no es una, una, digamos un trámite que rea, que realiza la Embajada, la realiza la Cancillería, yo supongo que muy pronto, hoy o mañana, en estos días, la Cancillería estará procediendo con tal solicitud una vez que ya se conoce la solicitud en Holanda. El nombre sí no se lo sé decir.
Gustavo: bueno, pero es un buen Embajador porque uno le pregunta: oiga ¿y la obra de arte?… señala la Cancillería.
Caracol (voz femenina): si
Gustavo: pero mire “¿el beneplácito suyo?” señala la Cancillería. “¿Pero el de Noemí?” señala la Cancillería.
Caracol (voz femenina): ¡la reina!
Gustavo: Embajador un abrazo y cualquier cosa pues llamamos a la Cancillería.
Caracol (voz femenina): [buena diplomacia, eso se llama buena diplomacia]
Carlos Medellín. no pero, pero es que yo le cuento una cosa, la Cancillería en Londres soy yo.
(Exclamación conjunta): ¡Aaaaah!
Carlos Medellín: la Cancillería…
Caracol (voz femenina): [¿usted…] […] […decisiones?]
Gustavo: ¡Ah bueno!
Carlos Medellín: la Cancillería, la Cancillería es una sola, lo que pasa es que tiene digamos diferentes organizaciones, pero quién pide el beneplácito [a quién?] ¿para quién van a pedir el beneplácito? No pues[…inaudible]
Gustavo: sí claro.
Caracol (voz femenina): sí claro
Carlos Medellín: me gustaría definirlo pero no lo puedo hacer…
Caracol, otro periodista. Además Gustavo, tiene que ser así: ¿no vió lo que pasó por mandar cartas sin tener en cuenta la Cancillería?
Gustavo: cuidado, no, no, no… deje ese tema quieto que [eso es candela]
Caracol (voz femenina). era lo que usted me estaba diciendo del [tartán] ahorita…
Gustavo: eso es candela, eso es candela… Eh, Embajador un abrazo, que le vaya muy bien,
Carlos Medellín: gracias, que esté muy bien. Chao!

[fin]

Fuente: http://www.caracol.com.co/realarchi.asp?id=508666

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Teatro crítico / Pablo Batelli


Sobre el caso de Los Rebeldes de Sur

Retomando la discusión publicada en varios medios escritos sobre el caso de censura de una de las obras que conforman la exposición Displaced: arte contemporáneo de Colombia, quiero hacer algunos señalamientos que considero imprescindibles en esta discusión y en los cuales no se ha insistido suficientemente. Lo hago con el convencimiento de que los funcionarios públicos, incluyendo los Embajadores están obligados ante los ciudadanos y ante la opinión a dar explicaciones por actos que dejan entrever un uso del poder que no corresponde a una práctica democrática. En el caso en mención, no solo se tergiversan los objetivos y contenidos de una obra de arte, Los rebeldes del sur de Wilson Díaz, sino que se desconoce el valor de la producción intelectual en general. Se vulneran de igual manera los derechos de Maria Clara Bernal y Karen Mackinnon, curadoras de la exposición, así como se pone en entredicho la seriedad y rigurosidad de la Universidad de Los Andes y de la Glynn Vivian Art Gallery, instituciones que apoyaron la exposición.

La obra en video Los rebeldes del sur registra un hecho, acaecido en el 2000 en la “zona de distensión” instaurada por el gobierno del presidente Andrés Pastrana.[1]

El trabajo de Díaz documenta un hecho que no sólo posee un valor histórico en sí mismo sino que buena parte de su importancia radica en el hecho de que la mirada del artista, es capaz de señalar aspectos que han permanecido ocultos. Como lo subraya Michele Faget en el texto del catálogo de la exposición, “En mi opinión, la fuerza y relevancia de la obra de Díaz emana de la economía de medios y el rechazo de la representación épica en favor de documentos simples que, modesta y perceptivamente, sacan a relucir todos aquellos detalles sutiles que son frecuentemente relegados al telón de fondo de la historia pero son los únicos medios reales para entenderla”.[2] Siempre he sostenido que un proceso de este tipo no puede ser sino positivo. Nos da la oportunidad de ver al otro y admitir su existencia. Desde esta perspectiva es un paso primordial para cualquier proceso de comunicación. Esto obliga a pensar y a realizar un esfuerzo por entender lo que nos es ajeno.

Los colombianos recordarán el “Despeje” y su “zona de distensión” como un proceso histórico sin precedentes. Más allá de sus resultados, esta política gubernamental facilitó por un lado un acercamiento de las partes involucradas en el conflicto, estableciendo canales de comunicación que nos permitieron, observar y escuchar algunos de los planteamientos del grupo guerrillero, así como pensar y hacernos una idea más cercana de sus planteamientos.

Constantemente se aduce en diferentes estamentos de la sociedad que uno de nuestros principales problemas es la incapacidad de recordar y valorar lo ocurrido para así darle a los hechos una justa dimensión. Nuestros gobernantes y buena parte de la sociedad se dedican con gran insistencia a negar o minimizar los aspectos de la realidad con los cuales no se está de acuerdo. Esta posición defensiva no solo denota un gran temor ante lo desconocido sino también una incapacidad de establecer canales de comunicación y vínculos relevantes con lo que es externo. Representa no sólo una posición obtusa sino peligrosa en un país como el nuestro donde está presente la contradicción, la desigualdad y la indiferencia.

Nuestra realidad demanda grandes esfuerzos de entendimiento y estos esfuerzos incluyen el observar y pensar de la manera más cercana posible los fenómenos que nos rodean. Frecuentemente preferimos mirar para otro lado, relativizar o tergiversar los hechos o incluso negar la existencia de los mismos. En este proceso se pierde la capacidad de entender y enfrentar la realidad y sus procesos históricos, desconociendo sus raíces, causas y protagonistas.

Resulta preocupante que el Embajador de Colombia en el Reino Unido, Carlos Medellín censure la presentación de la obra Los rebeldes del sur dentro de una exposición internacional. Este hecho resulta doblemente alarmante porque el Embajador actúa con un procedimiento más afin con el de un régimen totalitario que actúa bajo la sospecha, sin informarse, asesorarse y/o cerciorarse de si su actuación está dentro del estado de derecho. Los argumentos que ha dado el Embajador Medellín evidencian no solo su incapacidad en diferenciar que el contenido de una obra es diferente de los motivos que aparecen en ella. Esto no es grave en sí mismo. Lo que es imperdonable es asumir como verdad su interpretación de la obra. Y más grave aún justificar la sustracción de la misma argumentando la defensa del respeto. En sus palabras “Por ningún motivo es censura. No entramos en consideraciones técnicas ni artísticas, sino en una consideración sencilla de respeto”[3] El sustraer una obra de una exposición equivale a arrancar de un libro un capítulo del mismo. No veo como puede esto ser un acto que propicie el respeto. Por el contrario, se trata de una acción autoritaria que utiliza el argumento del bien común en términos abstractos para justificar una acción reprochable.

Siempre hemos sabido que las Embajadas no están para hacer exposiciones, así como el Ministerio de Cultura no está para hacer cultura. El Ministerio de Relaciones Exteriores entendió esto perfectamente cuando decidió apoyar un trabajo serio y riguroso desarrollado por las dos curadoras a cargo de la exposición Displaced ¿Cómo es posible que el Embajador esté diciendo que la obra de Wilson Díaz contiene imágenes de promoción de las FARC? y que además mencione que la obra se retiró de la exhibición “porque el Gobierno de Colombia no puede promover ni soportar una exhibición de una organización al margen de la ley”?[4] No es la Universidad de Los Andes, y la Glynn Vivian Art Gallery de Swansea Instituciones legalmente constituidas?[5] ¿Cómo es posible que un Embajador de explicaciones tan vagas y no asuma lo que a claras luces es un exabrupto desde cualquier punto de vista?

Finalmente, sugiero al lector que vea la obra Los rebeldes del sur de Wilson Díaz y se haga su propia idea. Esta se puede apreciar en…

Juan Fernando Herrán

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[1] (para conocer mayores detalles sobre la manera como la obra fue realizada ver http://esferapublica.org/nfblog/?p=1079)
[2] (Displaced: arte contemporáneo de Colombia; Ediciones Uniandes, Bogotá, 2007; pág. 80)
[3] (ver http://www.eltiempo.com/politica/2007-11-19/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3821075.html)
[4] (ver http://www.eltiempo.com/politica/2007-11-19/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3821075.html)
[5] (ver http://www.eltiempo.com/politica/2007-11-19/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3821075.html)


V. Los diplomáticos del sur: una lección de “real-politik”

“El nacionalisme es com un pet, només li agrada a qui se’l tira.”
“El nacionalismo es como un pedo, sólo le gusta al que se lo tira.”
—Josep Pla

Es de reciente data que en las transmisiones de los noticieros de la noche aparezca una periodista-mujer, o mujer-periodista, que parada, en un encuadre de la cintura para arriba, haga el mismo acto de “burlesque” noche tras noche; ella no es bella en exceso, pero es claro que no es fea; ella luce una camisa ajustada al cuerpo, la usa con ambas mangas arremangadas y un discreto pero sugerente escote; ella, a pesar de ser madre, tiene una cintura trabajada, su rostro muestra siempre una sonrisita socarrona, displicente, y un guiño cómplice acompaña sus breves momentos de silencio; ella exhibe una cabellera de leona con la que juega o una cola de caballo que zarandea al ritmo de su cuerpo. Su acto es acompañado por una serie de efectos de luces y sonido, todo un acto de histrionismo que tiene como fin mostrarle al televidente un talento inherente a su condición de periodista-mujer; ella mira de frente a la cámara, sonríe, alza su mano y dice: ¡Uno!, ¡Dos!, ¡Tres! Y el televidente alelado se da cuenta de una verdad inobjetable: ¡la mujer periodista sabe contar! Sus números, o ese sensual conteo que hace con los dedos, están acompañados por noticias disfrazadas de secretos y chismorreos pañetados con el morbo de la confidencialidad; algunas cosas que dice son leves, otras son hechos graves, pero al final todo queda nivelado bajo el telón de olvido que cae al terminar su hipnótico show… otro noche más ha pasado; Dios mío, en tus manos colocamos este escándalo que ya pasó y el escándalo que llega, mañana será otro día y, como dice la canción, tu amor es un periódico de ayer. Y luego de este segmento de transición, que viene luego de las noticias “odiosas” del día, el noticiero sigue con las noticias “amables” y el televidente entra a ese paraíso de mermelada donde habita la gente del espectáculo y la cultura.

En una de esas sesiones de “striptease” periodístico la periodista-mujer “contó” y lo hizo así:

“Hace un par de semanas les dije que Noemí Sanin se va de la embajada de España, complemento: El gobierno acaba de pedir beneplácito para ella al gobierno de Londres, y Carlos Medellín, como también les anuncie, va para La Haya.

Sobre esta noticia hay tres juramentos:

Uno: Carlos Holguín que jura y rejura que no se va para Madrid.

Dos: Noemí Sanin, que jura y rejura que esta aprendiendo ingles.

Tres: Carlos Medellín, que jura y rejura que ya se sabe el tema del conflicto con Nicaragua, que cursa en el tribunal de La Haya, al derecho y al revés.”

Es claro que el presidente de Colombia, Alvaro Uribe Vélez, quiere que el próximo embajador ante La Haya sea Carlos Medellín “que jura y rejura que ya se sabe el tema del conflicto con Nicaragua, que cursa en el tribunal de La Haya, al derecho y al revés.” En seis meses se decide el diferendo limítrofe entre Colombia y Nicaragua. Es importante que el “negociador” Carlos Medellín llegue a las sesiones de negociación de La Haya sin la menor tacha de duda sobre su gestión pública: el caso de secuestro y censura de la obra “Los Rebeldes del sur”, o de la censura a una investigación de un profesor de la Universidad de los Andes, deben pasar al olvido. La mayoría de los periodistas que han cubierto esta noticia han hecho precisamente lo que el Estado espera de ellos, cubrir la noticia, taparla, primero están los intereses creados sobre un espacio de tierra que los derechos de los habitantes de ese espacio de tierra; todo aquel que hable de “libertad de expresión”, “arte” o “universidad” está haciéndole el juego a los enemigos de ese pedazo de tierra que es la Nación: hoy el enemigo es Venezuela, mañana puede ser Nicaragua o siempre y para siempre, elección tras reelección, el enemigo, el culpable que señala este sistema parajudicial de condena automática, va a ser El Terrorismo.

El “show” debe continuar…

—Lucas Ospina

Ver: http://www.cmi.com.co/Contenido/Noticia.asp?nota=7803 
http://www.cancilleria.gov.co/WebContentManager/webapp/display.jsp?sid=281474976713868&pid=16246http://wradio.com.co/nota.asp?id=488396 http://www.diariodelsur.com.co/octubre/10/cierre.php


VI. los diplomáticos del sur: lazos familiares

Los “lazos familiares” que tiene el embajador Carlos Medellín con el periodismo, en especial con el periódico El Espectador, y que lo favorecieron ante la prensa -que cubrió de manera condescendiente el acto de secuestro y censura que cometió el funcionario público con la obra “Los rebeldes del sur” del artista Wilson Díaz-, son los mismos que el fin de semana pasado obligaron al embajador ante La Haya a renunciar. El suegro de Carlos Medellín era Guillermo Cano, director de El Espectador, asesinado en 1986. La saga de esta historia de arte, estado y poder, que involucra a toda una serie de actores -reyes, ministros, sacerdotes, doctores, apóstoles, profetas, teólogos, políticos, bribones, charlatanes, artesanos de ilusiones y una gran tropa de mercaderes de esperanzas y temores-, y que comenzó como una comedia de errores, toma ahora la forma de la tragedia griega: el opaco Carlos Medellín sale con pena de su puesto y busca, ante los ojos de su familia política, algo de gloria.

“[.] El sábado en la mañana, su esposa María José Cano le dijo [a Carlos Medellín] que estaban invitados a la casa de su madre, Ana María Busquets de Cano, donde se reunirían con sus hermanos Juan Guillermo, Fernando y Camilo. Después del almuerzo, Medellín y su esposa salieron a reunirse con la familia y ya allí, al final de la tarde, llegó un ejemplar de El Espectador. El artículo de primera página titulado Lazos familiares, sobre el estado de la investigación por el asesinato hace 21 años del entonces director, Guillermo Cano, por orden de Pablo Escobar, llamó la atención de su viuda y sus hijos.

El periódico pasó de mano en mano, cada uno lo leyó en silencio hasta que le llegó el turno a Medellín, quien por las caras de su esposa, su suegra y sus cuñados advirtió que algo distinto a lo que ya todos sabían los había dejado prácticamente congelados. El ex ministro leyó el artículo y tras un largo silencio les dijo que el contenido lo obligaba a renunciar a la Embajada en Holanda, país que ya le había dado el beneplácito.

CAMBIO pudo establecer, con una fuente cercana a la familia Cano, que Medellín encontró especialmente grave en el artículo el hecho de que Carlos Alberto Gaviria Vélez, hermano mayor del asesor del presidente Uribe, José Obdulio Gaviria, apareciera mencionado al lado de Luis Carlos Molina Yepes, el hombre que administró el dinero de la mafia para asesinar a Cano, el 17 de diciembre de 1986, cuando salía de la sede del periódico.

El artículo revivió en la familia Cano todo el horror y el dolor por el asesinato de quien, con valentía, desde su columna Libreta de Apuntes, se convirtió en uno de los principales cruzados de la lucha contra las mafias del narcotráfico, al lado del entonces Ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, que había empezado una lucha frontal contra el fenómeno en 1983. “¿Dónde están que no los ven?”, se preguntó Cano muchas veces, refiriéndose a los jefes de los carteles de la droga.”[.]”

http://www.cambio.com.co/portadacambio/755/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-3867233.html

-Lucas Ospina


Yo asistí a la charla titulada “Los diplomáticos del Sur”

La gente ya se quería ir a dormir, así que me quedé con la palabra en la boca, por eso escribí este texto; sólo porque pienso que uno no se debe quedar callado cuando las circunstancias son adversas y no se da la oportunidad de decir cosas. Pienso que hay que buscar alternativas, que hay que tomarse la palabra. También pienso que lo que uno diga puede servirle a alguien en algún momento; a veces uno piensa que habla bobadas y resulta que no. A veces uno realmente habla bobadas. No es tan difícil.

Lo único que quería hacer era resumir un poco lo que entendí de aquel majestuoso Power Point (se nota que un artista le dedicó algo de tiempo y cerebro) y contarle a quién pueda interesar lo que me pasó por la cabeza en aquel momento.

Desde que empecé a estudiar arte me di cuenta de la falta de interés de la mayoría de gente en lo que pasa en “eso del arte”; para poner sólo unos ejemplos, basta con preguntar si la gente lee los correos, o si alguien se va a lanzar de candidato a representante estudiantil, o si alguien (aparte de nuestros queridos maestros) lee esferapúblicaGonzálezArteriaArcadia, algunos Blogs independientes y otras cositas que andan por ahí sin lector. No digo que sean las mejores publicaciones, pero ahí están.

Pensaba que este era un problema de mi facultad, que era un problema de academia, pues según amigos en otras universidades allá era igual o peor. Lo sorprendente fue cuando al pasar el tiempo me di cuenta que era un mal que si bien empezaba en la universidad, no acababa ahí, pues a veces al hablar con mis profesores o con alguien relacionado con el “campo del arte” sobre algún tema resultaba que la mayoría de personas estaban desinformadas y que antes de poder entablar cualquier conversación era indispensable narrar los hechos primero; cosa que hoy no haré, el que no sepa los hechos, que los averigüe por su propia cuenta, suficiente información hay por ahí.

Parece que a los artistas, así estén algo maduros (ya no son jóvenes, esa categoría se acaba a los 35 años), toca recordarles que parte de suprofesión es informarse, sobre todo de lo que les pasa cerca, de aquello que pasa en su aquí y ahora. Pero bueno, se supone que los artistas están “fuera del sistema”, todavía no se muy bien fuera de cuál; y que además el arte y los artistas no pueden cambiar el mundo. Estoy totalmente de acuerdo, las obras no cambian el mundo, creo que si acaso pueden mostrarnos parte de él, ser un termómetro de un tiempo y un espacio que alguien está viviendo, pero que esto no se convierta en excusa para dejar de hacer cosas, sobre todo si la oportunidad de actuar (¡al fin!) se presenta.

Por eso no deja de preocuparme un poco la actitud que en dicha charla tuvieron los artistas Humberto Junca y Alberto Baraya, ambos participantes en la exposición Displaced. Ambos contaban su percepción de los hechos, ya fuera hablando sobre la forma en que se llevaron las obras hasta Inglaterra y que hace que exista un asunto legal y diplomático; o ya fuera narrándonos gestos artísticos (de esos que son taaaaaan sutiles que se vuelven imperceptibles y significativos únicamente para quién los hace o los dos o tres que podemos de vez en cuando escuchar artistas) que hablaban sobre la ausencia de una obra en el espacio de exhibición. Ese es otro problema, a veces los artistas pensamos que todo se soluciona a través del mismo arte o a través de charlas y textos; ya sea un texto curatorial en un catálogo o una charla en una Universidad y resulta que de vez en cuando hay cosas fuera del campo del arte, por ejemplo acciones de tipo legal, de esas que los ciudadanos comunes y corrientes, como los artistas pueden y deben utilizar. Sobre todo para aquello de defender sus derechos, para aquello de poder decir cosas. Para aquello de decir cosas con las obras. Para aquello de poder decir cosas en una curaduría.

La posición de la mayoría de la gente es la de satanizar a Carlos Medellín, como si fuera el único culpable de todo lo que pasó con Wilson Díaz y su obra, situación, insisto, muy bien narrada en un Power Point por Lucas Ospina. Resulta que si se quiere hablar de culpables entonces también lo son Maria Clara Bernal y la Universidad de los Andes, un ente que creo que sólo existe en el timbre de la papelería porque en un acto de fe creo firmemente que detrás debe haber personas, de esas que tienen un nombre y una cédula. De esas que son artistas y ciudadanos.

Pensándolo bien, corrijo la palabra que acabo de utilizar, no son culpables, son irresponsables, de la misma manera que un estudiante que no lleva una tarea, o que saca excusas para no presentar trabajos. Para ello basta recordar una de las acepciones del término curador, que tomo del Diccionario Enciclopédico Salvat y que hace referencia a este término en el área del derecho, área que supongo conoce el Señor Medellín y la Universidad de los Andes:

Curador. Persona nombrada por un juez para representar y defender los derechos de un menor en un pleito.

Dada esta definición, que creo es la más apropiada para esta ocasión, fue inevitable preguntarme ¿dónde estaban los curadores de esa exposición cuando retiraron la obra de Wilson Díaz? Mejor dicho, ¿dónde estaban cuando era necesario representar y defender los derechos de alguien en un pleito? Y no me refiero únicamente a Maria Clara Bernal y Karen MacKinnon, quienes solamente debían cuidar de los intereses de sus artistas, sino también a la labor de curadores que debió haber ejercido la Universidad de los Andes y su Departamento de Artes y Humanidades, a quienes les corresponde representar y defender los derechos de sus integrantes, de sus profesores, de representar y defender los derechos mismos de la palabra Universidad, un lugar que se supone está hecho entre otras cosas para poder decir cosas.

Pero desde pequeños a los artistas nos enseñan a no tener responsabilidades, nos enseñan que somos un campo autónomo y hasta cierto punto alejado de eso que llaman “mundo real” y que las posiciones que adoptemos deben ser dentro del marco del arte, deben ser gestos como romper flores o escribir textos o asistir a conferencias. No nos enseñan que existen otros medios, como por ejemplo las tutelas o los derechos de petición, que si bien no son “performances” también son acciones que dicen cosas, que defienden cosas y que hacen que hacer arte o curadurías o escribir o asistir a charlas sean cosas válidas, sean acciones con sentido, necesarias y pertinentes.

Yo asistí a una charla donde, como siempre, asistían muchos artistas, sólo uno hablaba, después escribí un texto.

—Gustavo Niño

publicado en González # 85


Los diplomáticos del sur (capítulo xxxii)

Los diplomáticos del sur 
capítulo xxxii

“¿dónde estaban los curadores de esa exposición [Displaced] cuando retiraron la obra de Wilson Díaz? Mejor dicho, ¿dónde estaban cuando era necesario representar y defender los derechos de alguien en un pleito? Y no me refiero únicamente a Maria Clara Bernal y Karen MacKinnon, quienes solamente debían cuidar de los intereses de sus artistas, sino también a la labor de curadores que debió haber ejercido la Universidad de los Andes y su Departamento de Artes y Humanidades, a quienes les corresponde representar y defender los derechos de sus integrantes, de sus profesores, de representar y defender los derechos mismos de la palabra Universidad, un lugar que se supone está hecho entre otras cosas para poder decir cosas.”
Yo asistí a la charla titulada “Los diplomáticos del Sur”
—Gustavo Niño [publicado en González #85]

“Usted tiene derecho a guardar silencio” es una frase recurente en algunas películas o teleseries sobre la ley, pero una persona, o un profesor en este caso, no debería guardar silencio si su palabra representa a otros actores o si su silencio e inacción contribuyen a que un espacio (para el diálogo y el debate como lo es la universidad) quede en duda.

La curadora de Displaced ha preferido no hablar y ha limitado su acción a los deberes de un gestor cultural, es decir, preocuparse de que las obras sean devueltas a sus propietarios. En debates, como el foro de internet esfera pública, o en debates académicos, como el Ciclo de conferencias Modus Operandi “Arte y Poder”, la curadora ha preferido no participar y la voz de la universidad ha sido representada por un grupo de profesores y estudiantes que han escrito sobre este asunto; pero quedan por escribir muchos capítulos sobre esta novela de arte y poder y, ante el silencio de una de las actrices principales, es necesario que otros sumen sus versiones sobre los eventos para que, por ejemplo, algunas afirmaciones temerarias sobre el rol de la universidad, como las que hace Gustavo Niño en su texto, sean sopesadas con información adicional sobre los hechos. Es importante anotar que desde que se supo de la acción de censura y secuestro del embajador Carlos Medellín, la Universidad de los Andes, representada por la Decana de Artes y Humanidades, la Directora del Departamento de Arte, el Vicerrector y el Rector, ofrecieron su apoyo a la curadora, la profesora María Clara Bernal. Y, para sumar más datos a esta novela, retransmito un informe sobre una reunión que hubo entre un grupo de profesores interesados por este caso y el Rector de la Universidad de los Andes:

“La reunión fue en la oficina del rector y comenzó con un apunte casual de Carlos Angulo en que dijo: “¿Y de qué vamos a hablar?”. La charla fue informal, pareció un consejo de Facultad o Departamento.

El rector leyó la carta que envió el Ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Araujo, a la universidad donde, en resumen, amparaba la decisión de Carlos Medellín bajo el supuesto de que por ley los funcionarios están impedidos a verse involucrados en cualquier actividad que sirva de promoción a la guerrilla y además afirmó que la universidad de los Andes “avaló” la exposición. En ningún momento el ministro acepto que él mismo “avaló” la exposición con su texto de introducción en el catálogo —omitió esa información— y en cambio si resaltó que la exposición “Displaced” era parte de un programa “para las artes y la cultura”; cuando en realidad, lo único que iba a hacer el ministerio era pagar por el transporte de las obras.

La carta de respuesta del rector de la Universidad de los Andes se limitó a recordarle al ministro el carácter académico de la exposición y que la curadora es miembro activo de la universidad y para ello citó un aparte de la Misión de la universidad, creo que fue aquel aparte que dice: “La Universidad de los Andes es una institución autónoma e independiente que propicia el pluralismo, la diversidad, el diálogo, el debate, la crítica, la tolerancia y el respeto por las ideas, creencias y valores de sus miembros.” Esta “jugada” la hizo el rector para restarle efecto al uso de la palabra “avaló” que uso el Ministro de Relaciones Exteriores en su carta para inferir que se podía excluir al Estado de toda responsabilidad por los contenidos de la exposición (nuevamente, eso explica porque el Ministro no menciona nunca su texto de presentación del catálogo de “Displaced” donde habla de “la interesante visión que proponen María Clara Bernal y Karen Mac- Kinnon”)

El rector hizo un comentario que causo extrañeza entre algunos de los asistentes a la reunión cuando dijo, palabras más, palabras menos, que “si él fuera el Ministro, él no habría apoyado la exposición”. Esto fue interpretado como una manera de decir que la universidad no iba apoyar exposiciones, investigaciones o “arte” que tuviera incidencia o repercusiones políticas; sin embargo, en el diálogo con el rector se aclaró que el Rector se refería a que él no podía determinarle a la universidad un sesgo político específico, una política de decir “esto sí y esto no”, eso lo determina cada miembro, departamento o facultad, pero él, como Rector, no puede avalar un producto, desde la Rectoría, que pueda tener efectos que le determinen a la universidad una marcada agenda política de interlocución interna o externa —de hacerlo así estaría imponiéndole una agenda política a la misión de la Universidad de los Andes. Cómo lo veo, el Rector lo que hace es mantener el margen de acción abierto y a discreción de cada facultad, departamento o miembro de la universidad: se entiende que inclinar la balanza o cerrar la apertura hacia un sitio o hacia otro envía una señal o una preferencia que le resta oportunidades a la pluralidad y diversidad al pensamiento.

Dos cosas quedaron claras, la carta del Ministro llegó sin que nadie la pidiera y no llegó dirigida a María Clara Bernal sino al rector de la universidad (“explicación no pedida, acusación manifiesta”). Lo otro es que la carta que emitió la universidad ampara a la profesora y la respalda ahora y a futuro como miembro de la institución. El rector hizo énfasis en que, en el proceso de devolución de la obras desde el Reino Unido hacia Colombia, María Clara Bernal use el apoyo legal que le ofrece la universidad para gestionar ese proceso a través del Ministerio de Relaciones Exteriores (que en teoría las debe devolver asumiendo ellos los costos).

A mi manera de ver una tercera cosa quedó clara y lo expresé hacia el final de la reunión: así como algunos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores fueron negligentes al revisar si la exposición se adaptaba a su programa de “propaganda” a través del “Programa para las artes y la cultura”, la curadora de la exposición le dio, a pesar de si, un carácter estatal a la exposición al permitir que el texto de presentación de “Displaced” fuera hecho por el ministro; esta experiencia debe ser recordada para futuras situaciones de convenio en donde es importante que el curador, el investigador o el artista cuiden los límites de sus propuestas, respondan por ellos y no permitan que, por ingenuidad o condescendencia, ciertas interferencias desdibujen el sentido de lo que se plantea.

Por último, es de resaltar que el Rector esta bastante informado sobre el caso y que en un momento trajo a la conversación el texto escrito por Michele Faguet y publicado en Esfera Pública donde se ponía en duda la validez del enfoque de la exposición llamándola ““fórmula anacrónica del multiculturalismo noventero” y también señalando que su texto había sido mal traducido —a esto el rector adujo que entonces no se estaría hablando sólo de censura sino de autocensura.…”

—Lucas Ospina

publicado en González # 86
publicación completa >
http://esferapublica.org/gonzalez86.pdf


Los diplomáticos del Sur / Capítulo XXXII


Crítica a la carta [arte jurídico]

La carta o derecho de petición que le dirigieron al “Señor Doctor Fernando Araujo Ministro de Relaciones Exteriores” algunos de los artistas de la exposición “Displaced” recibió la respuesta que merecía por parte del Ministerio:

“nos permitimos establecer que las razones por las cuales dicho video de autoría del señor Wilson Díaz fue retirado de la exhibición Displaced se sustentan en el Decreto 401 de 1983, el cual adoptó dentro de los Programas del Gobierno Nacional, el PLAN DE PROMOCIÓN DE COLOMBIA EN EL EXTERIOR // Entre los objetivos de esta Plan, esta la divulgación en el exterior, de una imagen positiva de Colombia».

La carta que firmaron los artistas o “Maestros” es un gesto bienintencionado pero poco atinado en términos legales. El documento es pedagógico, alecciona al «Señor Doctor Fernando Araujo» sobre “la fuerza, la poética y la pertinencia” de la obra de Wilson Díaz: le recuerda que “LA obra se ha exhibido más de una docena de veces, tanto fuera como dentro del país, como documento audaz, directo y oportuno que registra, sin tomar partido, un momento inesperado, extraño y paradójicamente humano en medio de la guerra que vivimos.”; le mienta la vulneración al derecho de autor de unas curadoras que han hecho una “investigación académica seria y coherente”; le advierten que se “abre una peligrosa puerta a la injerencia autoritaria del estado o cualquier ente de control en la auto-determinación propia de la labor artística que privilegia por encima de cualquier consideración la libertad del creador y su derecho a mostrar y difundir su creación, así esta tenga un carácter crítico o paródico.”; y, finalmente, le exigen “la restitución de la obra a manos de su autor y una aclaración pública por esta acción atrabiliaria.”

La carta menciona una serie de tópicos relacionados con esa pregunta antigua que versa sobre la autonomía del arte (o “autodeterminación propia [sic] de la labor artística” como la llaman los “Maestros”), pero pone la discusión en un terreno inestable, propicio para discusiones fundamentales en términos de arte, estética o filosofía pero que se tornan peligrosas y hasta contraproducentes en manos de la Ley; a no ser que los “Maestros” quieran una Ley que determine qué es arte y qué no es, o qué es “fuerte, poético y pertinente”, o  qué es “audaz, directo y oportuno”, o qué es una “investigación académica seria y coherente” o qué es “crítico y paródico”. [Como advertencia del peligro de poner el arte en manos de la Ley basta con mirar el caso reciente de un crítico colombiano que ha sido llamado a juicio, ver http://noticucuta.blogspot.com/2007/11/juicio-crtico-literario.html]

La carta de los “Maestros” de “Displaced” cumple con una labor didáctica, moralmente ejemplarizante, pero como literatura o derecho de petición carece de “dientes” que permitan arrancarle a los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores respuestas concretas.

Por ejemplo, algunos puntos incisivos pueden ser los siguientes:

  1. El Ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Araujo, dice en el texto OFICIAL de presentación del Catálogo de la Exposición “Displaced” que los artistas son “destacados”, que la “visión que proponen [las gestoras culturales] María Clara Bernal y Karen MacKinnon” es “interesante”, y que “el valor de una exposición como esta que reúne a artistas tan importantes […] recoge la visión de estos creadores colombianos sobre una pregunta que, hoy más que nunca, cobra una vigencia rotunda e inusitada”. Al momento de escribir este texto el Ministro de Relaciones Exteriores tuvo libre acceso para ver y sopesar la TOTALIDAD de las obras de la exposición y su texto es un AVAL irrefutable a TODA la exposición. ¿Por qué el embajador Carlos Medellín desconoció ese aval que le dio su SUPERIOR a TODA la exposición y procedió a mutilar la muestra y a censurar y secuestrar la obra “Los Rebeldes del Sur” de Wilson Díaz?.
  2. Si la acción del Embajador Carlos Medellín es legal y no un acto espontáneo, improvisado y oportunista, el funcionario tuvo que proceder bajo un conducto administrativo regular: se piden adjuntar como prueba de legalidad todos los documentos oficiales (memorandos, correos, actos, etcétera) donde consté o se justifique la orden a Edwin Ostos, el agregado cultural de la embajada, de ir a la Glynn Vivian Art Gallery de la ciudad de Swansea para retirar de la exposición la obra “Los Rebeldes del Sur” de Wilson Díaz. Es importante anotar que las conversaciones entre Edwin Ostos y María Clara Bernal para discutir el retiro de la obra se dieron por vía telefónica, no dejaron rastro alguno, y además el señor Ostos escogió una hora poco regular y un tono intimidatorio para llamar a la gestora cultural a su hogar (5 de la madrugada hora colombiana).
  3. El embajador Carlos Medellín en una entrevista radial dijo sobre la exposición:

“[Displaced] hace parte de una plan de promoción de, de, del arte y de la cultura de la Cancillería Colombiana, eso fue organizado por la Cancillería Colombiana eh y se envió ésta y otras obras a una galería en un pueblo, no es en Londres, un pueblo en, eh, en Gales, unas dos horas, tres horas de Londres, eh y nosotros pues eh recibimos eso que nos enviaron de Bogotá, enviado por la Cancillería, y se, y se envió a la Galería [eso] repito es una cosa organizada por el, por la Cancillería, por el gobierno.” (Fuente: http://www.caracol.com.co/realarchi.asp?id=508666 o http://esferapublica.org/nfblog/?p=1099).

La exposición NO fue organizada por la Cancillería ni por el Gobierno, sino que la cancillería se sumo tardíamente a esta iniciativa colaborando sólo con el transporte de la obras, que incluso llegaron hasta Londres y luego debieron ser transportadas hasta la ciudad de Swansea por cuenta de la Glynn Vivian Art Gallery. ¿Por qué el embajador dice que la exposición «es una cosa organizada por el, por la Cancillería, por el gobierno” si la exposición “Displaced” parte de una iniciativa individual de las gestoras culturales María Clara Bernal y Karen MacKinnon y no surge directamente del “PLAN DE PROMOCIÓN DE COLOMBIA EN EL EXTERIOR»?

  1. El DECRETO NÚMERO 0401 DE 1983 por el cual se adopta el PLAN DE PROMOCIÓN DE COLOMBIA EN EL EXTERIOR dice que esta hecho “con el objeto [de] desarrollar los convenios culturales y científicos vigentes y difundir y promocionar la imagen integral del país en el exterior en los aspectos políticos, económicos y socio-culturales”. En ningún momento se usa la frase “imagen positiva” —que es la que usa el Ministerio de Relaciones Exteriores para justificar la acción de censura por parte de uno de sus funcionarios— y la expresión usada en el decreto es “imagen integral”. ¿Si el decreto usa la expresión “imagen integral” porque bajo este decreto se sustenta la EXCLUSIÓN de una obra? ¿Cómo un plan que se considera “integral” puede ser a la vez “excluyente”?
    Ver:www.cancilleria.gov.co/WebContentManager/Repositorys/site0/decreto_1983_0401.doc

Esto es sólo un ejemplo, una caja de dientes; pero puede ser una manera de señalar inconsistencias y de obtener respuestas precisas y aclaraciones; pero es más, es una forma de diversión, de jugar con la ley de forma plástica, en los términos lógicos que ofrece el lenguaje y no sólo como obligación moral o como mero gesto formalista o culposo. Y si la respuesta por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores es insustancial —como lo fue—, es posible volver a enviar otro derecho de petición exigiendo respuesta a los numerales que no fueron aclarados de manera satisfactoria.

En la escritura, y no sólo en la de orden jurídico sino también en la académica, no basta con citar derechos, fuentes, autoridades y escribir conjugaciones de palabras en tono rimbombante, retórico o leguleyo (como lo son “manera perentoria” y “acción atrabiliaria”), hay que ser capaz de poner en juego “algo” más.

La carta firmada por los artistas de “Displaced” le suma créditos a una deuda notoria con el lenguaje, un saldo en rojo que se acrecienta día a día por las acciones y omisiones de muchos de los actores de este novelón llamado «Los Diplomáticos del Sur».

—Lucas Ospina

Carta al Ministerio de Relaciones Exteriores >

para leer, pulse >

http://esferapublica.org/10cartaminrex.pdf

Respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores >

para leer, pulse >

http://esferapublica.org/nfblog/?p=1255


¡Displaced! !la película!

enviado a esferapública por Lenny Riefenstahl