Cuestionario Bellini / Jaime Cerón

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¿Para qué sirve el arte?

Inicialmente, para conectar situaciones que ocurren en distintos lugares del cuerpo social y movilizar y confrontar sus representaciones culturales subyacentes. Así mismo amplifica el campo de la conciencia humana, en términos históricos, al permitir acercamientos a otras formas de subjetividad.

¿El arte y la política deberían mezclarse?

El arte se relaciona intrínsecamente con la revisión y promoción de representaciones culturales por lo cual es inseparable de la política. En tales representaciones se alojan las disputas simbólicas que movilizan el poder. Incluso las concepciones artísticas más auto referenciales, promueven representaciones de género, clase, raza e ideología.

¿Ha llegado la hora en que los políticos sean reemplazados por los artistas?

Creo que desde la modernidad han existido tres tipos de sujetos que han actuado en relación al equilibrio de poder: los políticos, los científicos y los artistas. Si los políticos fueran reemplazados por los artistas actuarían de forma similar porque lo que delimita su rol es precisamente el ejercicio amplio y directo del poder. Los artistas son útiles en donde están.

¿Cree usted que el arte es una forma válida de activismo?

La noción contemporánea de arte sería equiparable a una discusión entre diferentes concepciones artísticas. Al hablar ahora de prácticas artísticas se hace hincapié en el sentido colectivo de la definición de arte que se origina en el esfuerzo compartido entre distintos tipos de profesionales (artistas, curadores, museógrafos, críticos, etc). Entender el arte como activismo hace parte de la agenda de una de tales concepciones en disputa.

¿Debe haber ética en el arte?

Carlos Marx decía en su momento que la ética era la estética del futuro. Hace varias décadas los artistas señalan que ese futuro llegó. Creo que los debates en torno a dimensión del la ética dentro del campo artístico son relevantes en la medida en que se mantengan alejados de los moralismos y se comprendan políticamente. En cierto tipo de proyectos, los artistas necesitan suspender su propia posición ética y transferir su debate a los espectadores.

¿Qué no es ético en el arte?

En primer lugar estaría la afiliación de los artistas con los sujetos e instancias que ejercen el poder político y económico. Esto genera un desbalance respecto a su capacidad de respuesta crítica ante su propio rol o frente al campo social.

¿El arte es una forma de lucha?

Desde la posición de algunas de las concepciones imperantes dentro de las disputas simbólicas que estructuran el campo del arte, particularmente aquellas que abogan por una función crítica del arte ante el cuerpo social, se diría que el arte resiste representaciones culturales moralizantes, degradantes o fascistas hacia ciertos grupos sociales con cierta efectividad. En eso caso se podría entender como una forma de lucha simbólica.

¿Se considera un artista político o un artista crítico?

Desde mi labor en la crítica, en la curaduría y en la museografía, es fundamental el análisis crítico, tanto del trabajo de los artistas e instituciones, como del campo social y cultural.

¿Para qué hace su obra?

Mi trabajo, tanto en la crítica como en la curaduría, está motivado por la necesidad de inscribir la actividad artística dentro del campo social y cultural con la mayor complejidad posible. Mi motivación es generar condiciones de posibilidad para que las audiencias y las prácticas artísticas se encuentren, para que el arte cumpla su función histórica y cultural.

¿Para quién hace su obra?

Inicialmente los sujetos para los cuales dirijo mi trabajo son los miembros del campo profesional del arte, los artistas, los profesores universitarios ligados al tema, los estudiantes de arte, profesiones afines y obviamente a mis colegas. Adicionalmente, trabajo con el ánimo de motivar una experiencia artística relevante para los espectadores.

¿A qué artistas admira?

Me interesan muchísimos artistas de posturas altamente heterogéneas. Tendría que mencionar a Beatriz González, Antonio Caro, Miguel Angel Rojas, Oscar Muñoz, Doris Salcedo, Cildo Meireles, Hans Haacke, Marcel Broodthaers, Robert Smithson, Andy Warhol y Marcel Duchamp, entre otros.

¿A quién censuraría si pudiera?

No me interesaría censurar a ningún artista ni porque tuviera el poder para hacerlo. Aunque sí creo que es importante confrontar críticamente el trabajo que muchos artistas realizan. Vienen a mi mente un par: Fernado Botero y Damien Hirst. Ambos parecen evidencair problemas éticos a pesar de ser distinta generación. La etapa inicial de sus respectivas carreras tuvo mucha relevancia (principalmente en el caso de Botero) pero su autopromoción y afiliación con el poder ha banalizado por completo el sentido de su trabajo.

¿Qué le molesta del mundo en el que vivimos?

Me molestan las enormes desigualdades económicas y sociales. En particular me abruman las formas de marginación que ejercen los grupos sociales hegemónicos sobre grupos minoritarios o subalternos así como el desconocimiento de sus derechos. Adicionalmente me molesta que el estado no cumpla su función de velar por lo público.

¿Tenemos esperanzas de salir del atolladero?

Pues creo que nunca hemos estado bien. Por lo tanto, siempre ha existido la necesidad de contar con el trabajo de los artistas (de todos los géneros en general) para situarnos mejor en el mundo. Como se ha dicho varias veces, son las épocas de crisis las que generar mejores obras de arte. De modo que la evidencia cuando las cosas cambien será la inexistencia de obras significativas.

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Jaime Cerón es crítico y curador. Se desempeñó como Gerente de Artes Plásticas del Instituto Distrital de Cultura y Turismo entre 1997 y 2007. Actualmente trabaja como curador independiente y es docente en varias universidades.

Francesca Bellini es artista egresada de la Universidad de los Andes en el 2006. Desde entonces, es parte del equipo editorial de EL NUEVO SIGLO. Ha coordinado varias publicaciones especiales para el periódico como “ARTEPUBLICO: nexos culturales entre Colombia y Alemania”, “LA Otra Feria de Arte Contemporáneo” y “El Cuestionario Bellini”.