Cuadras

Esta muestra se caracteriza por cubrir cinco áreas: (i) integra el combo de exposiciones dedicadas al arte latinoamericano este semestre en Nueva York, (ii) pretende una perspectiva omniabarcadora, (iii) posee nombre que elude asociaciones con el Realismo mágico, (iv) sigue de cerca los postulados del Harvard Design School Project on the City, y (v) sirve de antesala a otro proyecto de alcances geopolíticos mayores, que abrirá en noviembre en la misma ciudad. Ha sido bien reseñada en revistas serias y de humor. Se le visita más bien poco.

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TEN Arquitectos, Rethinking the Garden Casita, 2014. Maqueta. Holly Block, María Rodríguez, curadoras, Beyond the Supersquare, Bronx Museum, mayo 1, 2014 – enero 11, 2015.

Esta muestra se caracteriza por cubrir cinco áreas: (i) integra el combo de exposiciones dedicadas al arte latinoamericano este semestre en Nueva York, (ii) pretende una perspectiva omniabarcadora, (iii) posee nombre que elude asociaciones con el Realismo mágico, (iv) sigue de cerca los postulados del Harvard Design School Project on the City, y (v) sirve de antesala a otro proyecto de alcances geopolíticos mayores, que abrirá en noviembre en la misma ciudad. Ha sido bien reseñada en revistas serias y de humor. Se le visita más bien poco.

Parte del principio curatorial de reunir obras cuyo tema es la representación de la arquitectura: fotos de arquitectura, videos de arquitectura, collages de arquitectura, dibujos de arquitectura (que no son planos), flores dedicadas a la arquitectura, cortes en Dry Wall que quiere ser arquitectura (falsa), maquetas grandes y pequeñas. De hecho, lo mejor es su inventario de acercamientos a las consecuencias de la modernización atolondrada de las ciudades latinoamericanas. No cesan las enumeraciones de estupidez gubernamental palpables en intervenciones infraestructurales drásticas o no, bienintencionadas o no, planeadas o no, populares o no, corruptas o no.

Las obras y proyectos presentes en Beyond the Supersquare analizan la línea trazada con mano fuerte pero delicada –y a veces manchada de sangre–, por parte de regímenes dictatoriales, mandatos democráticos, arquitectos –a veces cómplices– o cineastas –a veces sinceros-, empeñados en construir y promover un tipo específico e intempestivo de ciudad moderna. Recorre un panorama que suele ir de la afirmación crítica a la utopía, de la desilusión a la poesía, del autoritarismo a la esperanza. Trabaja con obras que vuelven a los mismos principios ideológicos que han sostenido a los peores gobiernos de la región, para restarles el tono triunfalista. Dictadores brutos-gordos-bajitos con ideas urbanísticas.

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Andre Komatsu,
 Base Hierárquica (United States), 2011-2014. Vidrio, cerámica (vasos, ladrillos).

Pero no sólo consta de eso. Supera la obvia mirada irónica/nostálgica de los especialistas en sacar chistes del desarrollismo cepalino fracasado (es decir, varios artistas contemporáneos nacidos en regiones postcoloniales entre 1960 y 1980, que emigraron a medrar en centros hegemónicos entre 1994 y 2010). Es decir, pasa de la burla fácil a la reedición funcional en, por lo menos, dos proyectos.

El primero está montado antes de llegar a la salida de la exposición. Se trata de una revisión suscrita por TEN Arquitectos (no romantizar: esa firma también diseñó el Guggenheim de Guadalajara con rampa al vacío), que adapta a las tecnologías y necesidades de la ciudad de Nueva York post-huracán Sandy, el modelo constructivo conocido en algunas comunidades del Caribe como La Casita. De hecho, éste se presenta en la muestra en forma de entrañable LEGO Structure y, según se ha indicado en varios medios servirá como parte del plan de restauración y mejora de entornos comunitarios en algunos barrios de South Bronx y Brooklyn. Arquitectura para la gente.

El otro es un trabajo que revela la sofisticación de un artista como Terence Gower. Por una parte, sirve para demostrar que él es capaz superar chistes flojísimos como Ciudad moderna (obra suya también presente en la exposición), con piezas de alta complejidad. Es una estructura instalada en el jardín de un edifico pseudo-neo-clásico cercano al museo, construida a partir de la mezcla de arquitectura moderna canónica e inteligencia y economía de puesto de venta ambulante de Latinoamérica. Como bien se le ha descrito, es una enramada accesible con zona de talleres y área de proyecciones en video, comisionada con la intención de albergar las actividades educativas de la exposición. Una obra que resulta de validez por superar la existencia de la exhibición, por ser fácilmente desmontable y por contar con un altísimo valor de uso. Golosina para coleccionistas aventureros.

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Terence Gower, SuperPuesto, 2014, pabellón comisionado

La muestra va hasta el otro año. Si va, véala. Si no, acose amigos pidiéndoles fotos. El catálogo es caro.

 

–Guillermo Vanegas