Conmemoración

No podía dormir. Intuía por qué era. Entonces miré la red de redes y me encontré con esto: “El jueves 9 de mayo se inaugura en la nueva sala de exhibiciones de Lugar a Dudas la exposición colectiva «Para no salir del laberinto». Proyecto de producción e investigación, tanto artística como curatorial, que explora a través del trabajo de seis artistas casos concretos de la arquitectura y del urbanismo.” Un evento con curaduría de Julios García Murillo y Luis Mosquera.

gvan01

Fotografía donada por Sara Solarte en Convocatoria pública para la conformación del archivo fotográfico documental sobre el Terremoto de 1983, «Identidad y Memoria» que hizo parte de la muestra de arte contemporáneo “18 segundos, se busca ciudad” y que se realizó en las instalaciones del Teatro Bolívar del 20 de marzo al 11 de abril de 2013.

No podía dormir. Intuía por qué era. Entonces miré la red de redes y me encontré con esto: “El jueves 9 de mayo se inaugura en la nueva sala de exhibiciones de Lugar a Dudas la exposición colectiva «Para no salir del laberinto». Proyecto de producción e investigación, tanto artística como curatorial, que explora a través del trabajo de seis artistas casos concretos de la arquitectura y del urbanismo.” Un evento con curaduría de Julios García Murillo y Luis Mosquera.

Azorado, y advirtiendo que uno o dos miembros del Colectivo 83 participarían en “Para no salir del laberinto”, redacté una entrevista dirigida a ellos. Para no parecerme a aquel entrevistador que siempre hace las mismas preguntas comencé con una introducción semi-histórica. Al final añadí las preguntas. Luego de enviarles el engendro me dí cuenta que eran las mismas de siempre. He aquí todo:

El equipo Variables Blandas (Karen Nazarith, David Pérez, Juan Manuel Cristancho, Juan David Laserna), entró en contacto en 2011 con ustedes, el grupo que integra el Colectivo 83 (Paola Gaona, Jania Muller, Fernanda Terán, Natalia Pipicano Garzón, Jennifer Ramirez, Edinson Quiñones), de Popayán. También lo hicieron con artistas de la región del Sinú y las ciudades de Pasto y Manizales, gracias al apoyo de una beca del Ministerio de Cultura.

En esa oportunidad, Variables Blandas resultó ganador de uno de los estímulos para formación en procesos de investigación curatorial. Dos años más tarde, les dirigieron una carta pública. Un documento donde se podía comprobar que:

1.- Definitivamente hemos envejecido;

2.- La generación X colombiana tiene varios motivos para explorar su pasado y tratar de explicárselo;

3.- Este grupo etario se ha dedicado a perder el tiempo buscando la mejor manera de ilustrar cosas que jamás le tocarán y a no decir nada sobre su historia reciente;

4.- Por fortuna, esa no es la tendencia general.

La misiva tenía que ver con que ustedes conmemoraron los 30 años de un terremoto en Popayán por medio de una exposición colectiva organizada mediante convocatoria pública. Y me interesó por varios motivos. Uno de ellos, reconocer el lugar de enunciación desde donde se conocieron ambos colectivos. Decía Variables:

“En definitiva la nuestra fue una experiencia algo injusta, llegar a una ciudad y encontrar unos interlocutores, ofrecerles una idea ajena y agenciar con ella una serie de inquietudes en una curaduría, establecer un proyecto, concentrar un campo común, todo desde afuera, casi irresponsablemente sugiriendo la promesa de un colectivo, como si de entrada concertar fuera una labor fácil, asumiendo que el trabajo que Gustavo Zalamea había adelantado en la Universidad Nacional podía replicarse por el arte de magia de la simple convicción, y que la gestión era una serie de prácticas que teóricamente solo requerían de insistente empeño.”

Extraño encontrar ese tipo de reflexiones entre los gestores culturales de este país (la mayoría se ven como cuerpos angélicos del arte contemporáneo, incontaminados agentes de la difusión desinteresada del conocimiento que aprendieron en sus academias, que creen que todo el mundo debe aplicar porque sí, porque así lo aprendieron ellos). Por el contario, aquí se describen tanto la forma en que un grupo bogotano entra en contacto con uno payanés, la manera en que se entiende la difusión de los principios curatoriales emitidos por parte de un importante actor de la Escuela de Artes de la Universidad Nacional (sede Bogotá) y la defensa de un método de trabajo sin dejar de reconocer el valor de las decisiones autónomas.

Una de ellas: simultáneamente al lanzamiento del proyecto “18 Segundos, se busca ciudad”, se pusieron a la venta reproducciones de las acciones que financiaron el molino de la Empresa Moscopan en 1924, como bonos de coproducción del evento. (Si le interesa uno, mire aquí: http://colectivo83.wordpress.com/2012/02/28/187/. Lo demás, puede consultarlo en: http://colectivo83.wordpress.com)

Y aunque el evento, la exposición y la convocatoria ya pasaron, quisiera seguir mi costumbre de quitarle tiempo a la gente. Ahora las víctimas son ustedes. ¿Podrían hablarme sobre su iniciativa, los dispositivos curatoriales que utilizaron para reunir productores de la academia con autores amateur, las instancias con quienes debieron negociar y otros asuntos misceláneos? Si sí, gracias.

 

–Guillermo Vanegas

 

_________________________________________

G V: ¿Cuándo comenzaron a organizar “18 segundos, se busca ciudad”?

C 83: La idea se empezó a cocinar en octubre del 2011. Todos los integrantes del colectivo 83, entre otras personas, asistimos a los Laboratorios de formación de curaduría y montaje de exposiciones en espacios variables “Variables Blandas” proyecto ganador de una de las becas del Ministerio de Cultura que tuvo lugar en la ciudad de Popayán, entre octubre de 2011 y enero de 2012. Nos encontramos estudiantes de artes plásticas, gestores culturales, diseñadores gráficos y gente de muchas otras áreas del conocimiento, que en el transcurso del taller pensamos sobre la ciudad, sus necesidades actuales y las preguntas que desde el campo de las artes visuales nos estábamos haciendo y que tenían una estrecha relación con el contexto en que vivimos, así nació la idea de la exposición.

G V: ¿Por qué razón lo hicieron?

C 83: Las intensiones eran muchas, sin embargo lo que nos encaminó fue la dinámica del taller, pues cada uno venía de ejercer sus propios procesos en la facultad o por fuera de ella, pero era la primera vez que un grupo tan diverso se reunía a pensar sobre las preguntas que debían hacerse con respecto a los procesos de las artes plásticas y la gestión cultural en relación al contexto de Popayán. Pues, aunque estos procesos en la ciudad no son nuevos (ya que la Facultad de Artes y en especial el programa de Artes Plásticas de la Universidad del Cauca, se han encargado de elaborar un legado fuerte para la ciudad), las iniciativas casi siempre tienen respuesta en el circuito mismo de las artes plásticas y del diseño gráfico, casi que podría decirse que las personas que asisten a las exposiciones, conversatorios, conferencias y demás eventos son en el 90% de los casos, los mismos estudiantes, profesores, productores y los amigos cercanos de estos, no existe entonces una respuesta masiva que dé cuenta de una afectación verdadera sobre la población. El grupo a lo largo de las sesiones del taller, pensó en los problemas concernientes al ámbito cultural e ideológico de la ciudad, de ahí salieron términos clave como identidad y memoria que vislumbraban las necesidades idiosincráticas del territorio payanés; estos conceptos y el problema de reciprocidad entre el circuito del arte y la comunidad en general fueron los elementos que detonaron el proceso y pasaron a convertirse en razón primordial. A su vez también estaba el interés por abrir nuevos espacios para arte contemporáneo y demás procesos culturales en la ciudad, visibilizar a los artistas locales y regionales y formar nuevos públicos, así que buscamos trabajar un tema que fuera sensible a la ciudad, pieza clave en el proceso histórico de transformación de la identidad y la memoria, como el Terremoto de 1983.

G V: ¿Cómo accedieron al trabajo del grupo de participantes?

C 83: Se lanzó una convocatoria pública principalmente por redes sociales y se replicó en medios impresos y radiales. Los parámetros de convocatoria especificaban la participación abierta, sin límites de edad, ciudadanía y formación profesional o empírica. La mayoría de personas que se postularon, estaban relacionadas con las artes plásticas y el diseño gráfico. Sin embargo, la exposición contó con proyectos de personas aficionadas que se dedicaban a otros campos del conocimiento. Los links de las convocatorias fueron:

https://www.facebook.com/events/206550132822170/ y

http://colectivo83.files.wordpress.com/2012/02/bases-convocatoria-artistas3.pdf

G V: ¿Qué tipo de búsqueda curatorial se plantearon?

C 83: En primera instancia, la curaduría llevó adelante un proceso de investigación histórica sobre el tema. Posteriormente, la producción tuvo que ver con la aproximación real al espacio expositivo y las obras seleccionadas.

Factores como la espacialidad, los soportes, formatos, medios y gramáticas de las obras determinan en gran parte y pueden llegar a cambiar de manera significativa el proceso llevado a cabo en la pre-producción. Buscar la articulación de estos dos momentos fue clave para ejecutar la propuesta, sin olvidar que esta siempre debe funcionar desde una metodología de lo colectivo, lo que es bastante difícil. Sin embargo, el tiempo y el trabajo constante hicieron de este proceso algo tangible y llevadero. Poco a poco los obstáculos se fueron disolviendo y finalmente concluimos esta etapa. Ahora, con la distancia suficiente podemos analizar lo sucedido y trabajar sobre un nuevo momento del proyecto, lo que implica no sólo la revisión del mismo, sino la articulación de éste con otros contextos.

G V: ¿Para qué articular este proyecto con otros contextos? ¿No basta con su realización en Popayán?

C 83: Si hiciéramos un traslado exacto de la curaduría, la verdad es que no tendría ningún sentido. Pues es claro que aparte de Popayán, ninguna otra población se vió¡o afectada, o por lo menos no visiblemente. Por tanto no tendría conexión, relevancia o impacto. Pensamos en una articulación a otro contextos, pues más allá del argumento histórico que la envuelve, las obras escogidas, presentadas y en muchos casos elaboradas específicamente para esta muestra, hablan en términos generales del movimiento, la ruptura, el abandono, el olvido, la inestabilidad, la memoria y la identidad, conceptos bajo los cuales han surgido y se han transformado muchas sociedades. Por lo tanto no sería algo ajeno y sin sentido. Como mencionamos anteriormente, el objetivo más cercano ahora es revisar y articular los diferentes elementos y componentes, con el fin de que “18 segundos” deje de ser una idea unilateral, y con el tiempo pueda transformarse en algo que pueda tocarnos a todos.

G V: ¿Qué tipo de obras se presentaron?

C 83: Las propuestas variaban en medios, formas de presentación y representación. Desde dibujo sobre papel, pared, hasta uno de mecanismo cinético, el cual excluye por completo la labor manual; pasando por el performance, la fotografía, el vídeo, y una pieza interactiva que se construye no sólo desde el lenguaje de lo plástico, sino de la ingeniería, trabajada con software de información y aplicación.

A pesar de estas variables, las obras propuestas y las seleccionadas tenían un punto en común (que no sólo se debía a los parámetros de la convocatoria), sino que provenía de una preocupación interna de los participantes: el cuestionamiento y la reflexión sobre lo estable y su condición opuesta.

gvan02

Ángela Maya. Mundos Sutiles, dibujo cinético. Magnetita bipiramidal sobre madera., 2010. (Plano general).

gvan03

Álejandra Millán Maglione. Regreso 1983, ritual performático sobre cantero de madera. 2013.

Registro de la obra:

«Regreso» – Alejandra Millán 

G V: ¿Cómo logran incluir la presentación de esos trabajos en el Teatro Bolívar?

C 83: El Teatro Bolívar para nosotros no fue el lugar más “variable” para llevar a cabo la exposición, pero de alguna manera se articulaba con esa idea, no sólo por encontrarse en estado de deterioro, sino porque hasta el momento se encontraba cerrada. Pausando de esta manera los procesos culturales que en él se gestaban, realizaban y promovían, de algún modo reflejaba el abandono, la pérdida y la transformación de la queríamos hablar. Significó un desafío importante para nosotros. Por ser un espacio dedicado a las artes escénicas, las salas no poseían las condiciones ideales para las artes plásticas y visuales, allí comenzó el trabajo de adecuación de estos espacios y poco a poco nos fuimos tomando el teatro. El montaje abarcó el hall de entrada, los tres pisos y el auditorio. El Teatro Bolívar actualmente lleva adelante un proceso de recuperación de sus funciones culturales y de su posición frente a los demás espacios de su tipo, “18 segundos, se busca ciudad” señaló y visibilizó este proceso.

G V: ¿Quien les ayudó?

C 83: Muchas personas. Podemos contar entre los  que hicieron posible todo el proceso, tanto la investigación como la exhibición. Los profesores Guillermo Marín y Jim Fannkugen quienes hicieron el enlace con Variables Blandas en el 2011, Juan David Laserna, David Pérez, Karen Nazarith y Juan Manuel Cristancho, de Variables Blandas y la Productora, Oscar Esteban Hernández de la Casa Museo Negret & MIAMP (lugar donde se realizó el taller), todas las personas que en algún momento estuvieron en las sesiones e hicieron parte de la etapa de investigación y de pre-producción. La Universidad del Cauca, La Alcaldía Mayor con la gestión del espacio, entre otros patrocinadores. Los artistas participantes, amigos, familiares, conocidos, todos los que estuvieron en el proceso de montaje y en el transcurso de la exposición. Producir exposiciones y cualquier otro evento requiere de una labor precisa de logística. Todo es importante, desde poner una puntilla hasta escribir el texto curatorial, sin el equipo humano con el que contamos (permanente y ocasional), no hubiera sido posible realizar este proyecto, somos afortunados de poder contar con eso.

G V: ¿Por qué creen que se les ayudó?

C 83: Creemos que las Artes Plásticas vienen tomándose poco a poco el lugar que les corresponde en la ciudad, gracias al esfuerzo de profesores, gestores y curadores ligados a la Facultad de Artes, al programa de Artes Plásticas de la Universidad del Cauca y otros espacios dedicados a la difusión cultural, como el Museo Iberoamericano de Arte Moderno (Casa Museo Negret & MIAMP), que desde hace mucho tiempo vienen trabajando, dejando un camino trazado para que las nuevas generaciones propongamos y podamos tener eco en la ciudad y en el país. Pensamos que esta labor ha logrado generar una confianza en las personas que asisten a los eventos y proyectos que se proponen y esto ha hecho que se involucren de alguna manera con los procesos de los mismos. También juega un papel importante el contar con amigos y compañeros que siempre están ahí dispuestos a trabajar, sea por esa confianza que como individuos y como grupo estamos construyendo o por la sola experiencia del que hacer; así como el hecho de escoger un tema que movilizó a toda una ciudad, argumento que de alguna u otra forma, hizo que la gente estuviera mucho más abierta que de costumbre a interactuar y colaborar con la propuesta, aunque sólo fuera por medio de la expectación o la réplica de la información.

gv04

gvan05

gvan06

Registro inauguración “18 segundos, se busca ciudad”. 20 de marzo de 2013.

G V: ¿El Colectivo 83, ha realizado otros proyectos similares? ¿Y algunos distintos?

C 83: No, 18 segundos es el primero. Cada uno de los integrantes del colectivo tiene por aparte una trayectoria desde su campo (corta o extensa), esta es la primera vez que trabajamos juntos.

G V: ¿Cómo se relacionan con los artistas que no proceden de espacios de formación universitaria?

C 83: Para nosotros como equipo es fundamental poder tener contacto y establecer relaciones con personas a las cuales les interesan los procesos culturales en general y las artes plásticas en particular, sin importar su formación académica, ni campo de acción. Creemos que el conocimiento no se mide por títulos, ni circula exclusivamente en los recintos universitarios, hay mucha gente por fuera de esos terrenos que produce mucho, inclusive; mucho más que las personas con formación profesional. Nuestro trabajo como colectivo se enriquece cada vez más en el sentido en que estamos abiertos a posibilidades y aún no nos hemos autoimpuesto barreras innecesarias.