Caro, El artista es una especie de hombre

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Un tiempo en que los viejos eslóganes se transformarían en nuestras únicas palabras

El viejo Frenhover es el único discípulo que Mabuse quiso formar. Convertido en su amigo, en su salvador, en su padre, Frenhover sacrificó la mayor parte de sus tesoros para satisfacer las pasiones de Mabuse; a cambio Mabuse le legó el secreto del relieve, el poder dar a las figuras esa vida extraordinaria, esa flor de naturaleza, nuestra eterna desesperanza, pero cuya ejecución él conocía tan bien, que un día, tras beberse el producto de la venta del damasco de flores con el que debía vestirse para la entrada de Carlos V, acompañó a su señor con un traje de papel pintado como si fuera damasco. El brillo tan especial de la tela que llevaba Mabuse sorprendió al emperador, quien, queriendo felicitar al protector del viejo borracho, descubrió la superchería.  Balzac, La obra maestra desconocida

Si nos dividimos en especies la sociedad tenderá a estatizarse. Al interior de cada una prevalecerá el estatismo y este estará demarcado por su propia definición. La tolerancia de especie a especie no subrayará jamás el valor individuo. Este será confinado y suprimido por la especie.

La especie no muta. Es estática. Su tolerancia depende de ese estatismo que la fija. En una sociedad de especies no hay movilidad ni promoción del individuo, sino conquistas particulares que cobijan a toda la especie. El individuo se desdibuja.

Sobre la semejanza entre el sistema de casta definido al interior por su pureza espiritual y el sistema de especie multicultural, definido por su particularidad social, racial, sexual, espiritual, cultural.

Tocqueville señalaba que era necesario diferenciar entre egotismo e individualismo. El segundo nace con la Democracia.

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Las especies estatizan la sociedad en el sentido de fijar esos grupos hacia el interior autodefinido y autolimitado por su propia particularidad. La noción de tolerancia hacia las otras especies con quienes convive, creará el espejismo de movilidad social que tenderá a reducirse. En tanto lo que se busca es precisamente la solidificación de cada especie. La especie erosiona la idea  de ciudadano del mundo que supuestamente definiría a los individuos en tanto estos se desdibujan hacia el interior de su propia colectividad. No hay intereses comunes de esos individuos, de esos ciudadanos. Sino reivindicaciones particulares de cada especie.

La especie hace caso omiso de la reivindicación total del individuo en tanto se ocupa de  su propia reivindicación en el marco definido por la tolerancia.

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La especie suplanta al ciudadano. Metamorfosea su esfera privada en esfera pública. Su intimidad desaparece ante la exposición en la especie donde esa intimidad está resuelta en el reconocimiento por parte de las otras especies. El individuo se borra en la totalidad de la especie. Desaparece su singularidad.

Para la especie la Novela egótica es un despropósito. El Arte. La Literatura desaparecen. En cambio se privilegia la expresión que clarifica y representa la tolerancia entre especies.

En una sociedad regida por el desequilibrio acelerado del Capital se precisa otra vez de un estatismo social que inmovilice el acceso al capital que prevalece en una esfera de privilegios cerrada y sellada a cualquier aspiración de inclusión social.

La especie únicamente condena al individuo al cerramiento de su especie. Supuestamente amparado por la tolerancia.

¿Cuál es el origen de la especie? ¿Natural? ¿Cultural? ¿Cuál es su ley?

Entonces surgió el hacedor, una especie de artista para el que sólo contaban las palabras. Y las palabras eran una suerte de diccionario incompleto.

Caro: Nacimiento 1950. Ahora soy un viejito- dice. Los años impunes.

Arte y política: Tendría sentido Arte y Política si el espacio del Arte estuviera esterilizado como el Amor. El primero sería mercancía. Comercio puro. El segundo pornografía. Desontoligación del ser. La política como arte. El arte como política sería todavía una promesa de creación. Así mismo el célibe por decisión propia.

El ridículo según Mircea Eliade: Cristo, Don quijote, El Idiota, Bartleby, Gregorio Samsa, eran ridículos. Fueron por obra del ridículo.  El café derramado en los libros de arte de la librería del Externado me reveló mi vanidad mística. Y la verdad de que nada había sido conquistado. De que quizá nada había por conquistar. Mientras tanto los empleados y vigilantes me rodeaban señalando con severidad mi torpeza. En los tiempos del arte el ridículo es apenas un simulacro. No se hace el ridículo, se disfraza con piel de oveja.

Lobo: posicionamiento según el coste promedio del artista que debía superar los 20.000 dólares.

Sabio: todo posicionamiento debe propender al progreso. El posicionamiento entonces debía ascender de 20.000 a 25.000 dólares.

Singular: el individuo está disfrazado de sí. Entonces desaparece bajo la camiseta, el bluejean, y las botas de obrero.

Disfraz: con el disfraz del lumpen-proletario.

Publicidad: la especie artista es una forma del Arte publicitario.

Fábula del artista: hemos sido convocados a una pequeña convocatoria.

Libro: editando la trayectoria.

Dios: burbuja financiera.

Porcentajes: la mano izquierda.

Tallerista: un hombre de Cultura promocional.

Necesidad: toda verdad es relativa.

Libertad: los marcos de un tallerista.

Viáticos: incentivos culturales.

Creatividad: motor de todos los talleres de la humanidad.

Talleres: dinamizar la axiomática.

Táctica: lugar común.

Arte: excipiente.

Axiomática: casi como Platón.

Corolario: tomarse cada tanto un vasito de Coca-Cola o de tinto.

Coca-cola: doppelgänger.

Doppelgänger: El Lobo.

Identidad: La especie subsume la identidad.

Tallerista: altura moral.

Formación: -nunca me gradué- la carta tapada funciona.

Autoridad moral: entretener la –papita-.

Negociación: cuestiones de altura.

Altura: el tamaño del Arte.

Obedecer: cuestiones de jerarquía.

Economía del artista: -en el arte siempre la cosa es pisando-.

Pisar: agacharse.

Guerrillero visual: sin pintura, sin pinceles.

Cultura: salvoconducto.

Ley del artista: silencio.

Callar: -el arte salva-.

Igualitarismo: todos los hombres son iguales ante el dinero.

Metáfora: transponer el valor de uso.

Jabón: eludir el blanco.

Comunicación: puro valor de cambio.

Mutación: del deseo. Apuntalar el deseo.

Creativo: quien trabaja por un jornal.

Concepto publicitario: cuestiones de escritura.

Esquizofrenia: -me tocó ser un poquito elusivo-.

Literalidad: las artes de Mao Tse Tung.

Arte: Rojo.

Imperialismo: El artista es un tigre de papel.

Literalidad: eludir lo políticamente correcto.

Publicidad: venderse al mejor postor.

El libro rojo: hacer del artefacto una cuestión de publicidad.

Solución gráfica: culto a la personalidad.

Literalidad: iteración de Lo Mismo al infinito.

Lema: -encima está la literalidad por debajo está la tipografía-.

Literalidad: aplastamiento del original.

Tipografía: Manuel Quintín Lame, su firma inconfundible.

Tipografía: tinta rojo sangre.

Homenaje: expropiación.

Seriedad: talento propagandístico.

Publicidad: La Revolución Cultural.

Estilo: odio de clase.

Fe: el poder de la literalidad.

Artista: mesianismo de la fe.

Discurso: odio a las facultades creativas.

Mitología: estrategias discursivas.

Arte: ingeniería social, La publicidad.

Genio: talento propagandístico.

Guardias rojos: mercenarios del arte.

Emoción: odio de clase.

Formación: valores de la ideología de la comunicación.

Eslogan: la palabra como cliché.

Cliché del arte: la consigna.

Ética del artista: -en las malas y en las buenas para algo sirve el arte, para librarme de la policía paraguaya y para conseguir visas-.

Notoriedad: #Caro.

Entonces concluyó la avanzada, el plan previsto había sido cumplido satisfactoriamente. Los guardias se desplazaron hacia la pared del fondo mientras escoltaban al individuo. Por esta vez sus sesiones terminaron antes de la hora. El público se despidió mientras alguno intentaba copiar todavía el eslogan que sirvió de ejemplo para el taller de hoy. Al unísono lo saludaron nuevamente.-Maestro-. Complacido guardó sus carteles y se dejó acompañar hasta la puerta. Mañana continuaría el ciclo y dentro de dos días habría terminado. Entonces regresaría a Bogotá a tiempo para el lanzamiento del libro. Todavía haría falta revisar algunos detalles. Alguien que no recordaba le había prometido una camiseta para estrenar en  el evento. Esa mañana recogió las pruebas que le envió su editor y tal como acordaron, se haría el lanzamiento en una semana. Estaba satisfecho. Dentro de poco cumpliría 63 años,- ya soy un viejito- se dijo satisfecho, y apagó la luz en el viejo cuarto de hotel. Tal vez este fuera su último taller. Con el libro y el premio habría para un tiempo. Después aparecería otro trabajito. En la penumbra dibujó de memoria la caligrafía, y recordó las planas de su infancia en el cuaderno ferrocarril, entonces tuvo la visión otra vez, desde la lejanía Manuel Quintín Lame parecía hacerle un guiño.

 

Claudia Díaz, Villa de Leyva, agosto 26 de 2014.