balbuceos alrededor de tartamudeos miscelaneos

Tras escuchar el resultado de la entrevista telefónica que sostuve con Jaime Iregui, alojada en el blog de Sputnik y difundida a través de esferapública, he quedado con la sensación de que mis tartamudeos, vacilaciones y redundancias esconden un afán extraño por no decir algo, por reprimir la erupción real de esa negatividad sobre la que intentaba hablar; hay en todas mis afirmaciones una vacilación constante que lucha por dejar salir un no sé qué que se niega a brincar desde la punta de la lengua. Ignoro aun qué es eso que quedó por decir, El algo, pero sí sé que además de ese «eso», hay varias cuestiones, un tanto anecdóticas que se quedaron sin ser enunciadas en la entrevista, quizás por falta de cuerpo, de argumentos o de verdad. Sin embargo, como una especie de exorcismo o de recurso mnemotécnico las voy a consignar a continuación. Así, de repente, ustedes podrían ayudarme a que esa emanación reprimida en el discurso finalmente aflore (y salpique).

Perdonarán lo elíptico y la falta de continuidad entre uno y otro comentario, pero así salió.

– Teniendo en cuenta mi propio balbuceo sobre la negatividad de la crítica, y a la luz del Premio de Crítica, quizás no sería, Lucas, la palabra «Nacional» la que habría que poner entre paréntesis, sino la palabra «Crítica». Quizás, de entre los finalistas, sólo el texto que provocó la posse nacionalista conserva ese espectro de negatividad, mientras los otros son más bien reseñas relativamente documentadas, como para aparecer en Art Nexus o algo por el estilo, que servirían como carta de presentación en sociedad de un manojo de artistas y otras manifestaciones culturales. Quizás podría llamarse entonces, Premio Internacional de Reseña Artística o Premio Internacional de Validación Teórica de la Cultura. Si una actividad como la crítica, cargada en sí por la negatividad, se torna positiva, entonces, creo, deja de ser crítica. De repente, entonces, podría llamarse Premio Global del Progreso Cultural.

– Por eso mismo no hay sorpresa alguna en la suerte que correrá la galería Santa Fe. Cuando el alcalde construye su plan de gobierno sobre el lema «Bogotá Positiva» ya está dejando claro que la suya será una gestión de carácter científico y no un escenario en el que debemos hacer todo el día cara de ponqué y leer a Deepak Chopra creyendo en un mejor porvenir. Todo el asunto de su positivismo, del positivismo de la «Bogotá Positiva» está más bien ligado a que «el Positivismo es una corriente o escuela filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede surgir de la afirmación positiva de las teorías a través del método científico» (tomado de Wikipedia: positivismo). Como quien dice, Museo científico mata galería de arte. Y que no se diga entonces que no lo había advertido desde su candidatura.

– Estoy en desacuerdo con Lucas Ospina cuando, dirigiéndose precisamente a Ana María Alzate, hace un llamado a que los funcionarios tengan imaginación. Creo que es precisamente por la nefasta imaginación de la señora Alzate que las cosas se están desintegrando. Pues obviamente, la funcionaria habrá siempre de confundir eso de lo que tanto escribía Lezama Lima con la sarta de sus desafortunadas ocurrencias, esas que están terminando de hacer ir de culo lo poco que queda de la institución artística en Bogotá. ¿No es pura imaginación burocrática la que lleva a la funcionaria a decir que «incluso propusimos ( como terreno para esta edificación un sector del parque Simón Bolívar, diagonal a la biblioteca Virgilio Barco que cuenta con visibilidad, fácil acceso y zona de parqueo. También sugerimos que si la administración distrital no lograba asegurar recursos para el proyecto completo, se diseñara en forma modular para irlo desarrollando por etapas»? Obviamente, en este preciso caso, y en muchos otros no tan precisos, sería preferible que el o la funcionaria no sólo conservara su habitual falta de raciocinio, sino además, que evitara por todos los medios cualquier conato de imaginación. En este preciso momento, dadas las condiciones, el funcionario ideal en la dirección de la FGAA será aquel que se limite a cobrar el sueldo y no haga, ni piense y, mucho menos, imagine. A fin de cuentas, si así fuera, podríamos llegar a confiar en que cuando se jubile el vitalicio funcionario o funcionaria, aún quedará algún escenario para administrar y algún programa de exhibición artística producida por artistas vivos para convocar.

– ¿No se percibe un cierto aire de funcionarización en el ambiente de las convocatorias del distrito? ¿No valdría la pena que, justo como ocurre con el Premio Nacional de Crítica, la totalidad de los proyectos de exhibición que se presentan fueran puestos en la página de la FGAA? Al menos para saber qué es lo que habríamos llegado a ver si la Santa Fe hubiera seguido existiendo…

– Habría que tener cuidado con cierta circularidad de la historia que llevaría a lo que quede de la Galería Santa Fe, luego del traslado del MamBo a su nueva sede, a ocupar el local del viejo y moderno museo, eso sí pagándole el «arriendo simbólico» del caso a los herederos de la familia Botero Zea. En todo caso, eso le saldría más barato al distrito que el mantenimiento del Palacio de San Francisco. Yo opino que, si se quiere que la galería Santa Fe emigre a un sitio lejano al centro, y que su programación se diluya en medio de la indiferencia del medio, podría más bien pedirse en arriendo o donación la sede del MAC. Así colocamos en manos de Dios «este día que ya pasó, y la noche que llega».

2 comentarios

Artistas, artistas, como se les vé tan indefensos pretendiendo defender las calles por donde deben caminar!! (léase instituciones)

Ay! Ay!! cómo duelen disfrazados de profesores.. inventándose premios para mitigar el hambre!!!

Ay, Ay!! Que tristes se ven cuando leen a Kafka…

Ay, Ay!! son tan patéticas (palabra que odio!) sus declaraciones telefónicas que me hacen recordar que debo volver al manicomio!!

Ay! Ay! el médico me dice que debo seguir sacando fotocopias!!

GP

Perdonarais si escribo aquí, desde España he seguido las ultimas discusiones de la crítica que se llevan a cabo en Colombia, y me asaltan algunas cuestiones que quisiera compartiros: desearía saber primero cual es el papel de estos artistas compatriotas vuestros como los creadores Victor Albarracín y Carlos Salazar que se la han sabido pasar discutiendo por meses sobre critica a las instituciones en Colombia, en muchas participaciones e incluso por vía telefónica?

Deseo saber cuál es el sentido de estas temáticas para el arte de vuestro país o a que se espera que conduzcan las mismas discusiones para evolucionar y desarrollar vuestro medio?

Porque quisiera deciros que la verdad no comprendo casi nada de lo que intentan transmitir estos señores. No se si sea cuestión de vuestro contexto pero ¿Es así que se participa en la vida cultural en Colombia? Se me ha dado como que accedo a muchas vacilaciones en este espacio, un caso de estudio que estoy llevando ahora es el del señor Albarracin puesto que problematiza ideas que, al menos en España, la ley tiene ya resueltas hace bastante rato, ¿acaso allí en Colombia las leyes no regulan a estos artistas que ambicionan destruir las gestiones de las colectividades?

¿Porqué los artistas de vuestro país hablan de estas temáticas?, ¿De qué esperan ampararse o porqué se habla de estos temas que no veo que vienen a hacer en la construcción teórica del arte?, ¿Esta es la reflexión artística en la Colombia de hoy?

Estas diversas preguntas me asaltan ahora que hago una investigación sobre los adelantos culturales en países en vías de desarrollo como el vuestro, y observo que hay discursos que no logro comprender tanto como para pensar que en los espacios que he encontrado sobre debate artístico en internet, como Esfera Pública (que me ha sido de interés) veo que hay muchas personas hablando y especulando sobre «critica» sin que aun vosotros logréis definir nada en concreto.

Desde la posición colombiana veo que NO HAY AUN NADA EN CONCRETO. Espero estarme equivocando y por ello que sea solo una percepción menor que ahora tengo, disculpen.

Aquí en España la reflexión comienza a abordar espacios más amplios. Hay algunos como José Luis Brea que se adaptan al discurso de allá de vosotros, pero en España el cuento de este hombre la verdad es poco conocido, ha salido a buscar otros mercados.

Les agradezco por escuchar estas ideas ahora que estoy buscando comprenderos. Y qué venga más «critica institucional» como vosotros la llamáis, a ver si en España nos ponemos en esta misma onda, por ahora voy a seguir tomando datos con mi libretica sobre el aporte de los artistas a la cultura en vuestro país con las discusiones que vengan.

Andrés Galeano