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El jueves asistí a la audiencia de Nicolás Castro en los juzgados de la calle 31 con 6. Escuché al abogado defensor, a la juez y a la representante de la Fiscalía. Incluso tomé notas de los diferentes argumentos al igual que en la primera audiencia. Y en realidad, me asombró la confusión con que la Fiscalía manejó la información…


Foto: Guillermo Torres. Revista Semana

El jueves asistí a la audiencia de Nicolás Castro en los juzgados de la calle 31 con 6. Escuché al abogado defensor, a la juez y a la representante de la Fiscalía. Incluso tomé notas de los diferentes argumentos al igual que en la primera audiencia.

Y en realidad, me asombró la confusión con que la Fiscalía manejó la información, errores que inmediatamente debían ser corregidos, demora en responder lo que se preguntaba, ausencia de las pruebas que solicitaba la Defensa respecto a cómo fue el proceso por el cual se tuvo la colaboración del FBI y de un funcionario de la Embajada Americana en Bogotá. Apoyos que todos tenemos claro, no es usual que se tengan en el tipo de amenazas que han circulado en Colombia por Internet o por otros medios desde hace varios años, y que diferencian el caso de Nicolás Castro de las investigaciones realizadas sobre amenazas contra la vida de ciudadanos del “común”.

Tampoco se dio una respuesta sobre la colaboración de Facebook en todo este proceso de descifrar identidades y del acceso legal a la información que circuló por la Red desde julio de 2009. La Juez, que ha evidenciado su profesionalismo e imparcialidad desde la primera audiencia, le dio a la Fiscalía 3 días para entregarle a la Defensa todos estos documentos oficiales de solicitud de colaboración a otras instituciones extranjeras. Lo que asombra es que Nicolás Castro lleva tres meses en la cárcel, y la Defensa en todo este tiempo no ha tenido acceso a los documentos que certifican la legalidad de los procedimientos de investigación con la participación de instituciones que han dado información con base en la cual se han hecho las acusaciones. Al menos, después de las respuestas un poco caóticas de la Fiscalía, eso fue lo que entendí.

También, la Fiscalía aclaró por petición de la Defensa los cargos y el de terrorismo no tenía nada que ver con Nicolás Castro –aunque lo que difundieron inicialmente los medios masivos de comunicación hace unos meses era en ese sentido-. Igualmente, la representante de la Fiscalía dijo que ella no tenía la información que se le solicitaba en la audiencia porque el funcionario encargado del caso estaba de vacaciones. Se dio un receso de 15 minutos para que la funcionaria hiciera las llamadas respectivas para esclarecer lo que nadie respondía, pero al final la Juez como lo dije anteriormente, le dio tres días para presentar los documentos solicitados.

Pensando en todo lo sucedido el jueves en la mañana, recordé que el abogado que representa a Jerónimo Uribe nunca habló durante la audiencia. Sentado al lado de la representante de la Fiscalía, no dijo nada ni a favor ni en contra de las solicitudes que hizo la Defensa de Nicolás ni de las a veces vagas respuestas de la Fiscalía. Y, como de asuntos jurídicos se poco, alguien me pude aclarar si ¿la Fiscalía representa a Jerónimo Uribe o al pueblo colombiano?.

Como dice Nicolás Castro en diversas entrevistas que le han realizado ¿por qué Jerónimo Uribe no hace una declaración pública de todo lo que ha sucedido, si finalmente la investigación fue solicitada por él y por su hermano?

Respecto a tragedias que han conmocionado al país como el Holocausto del Palacio de Justicia y el asesinato de Luis Carlos Galán ¿el FBI ha colaborado para aclarar lo sucedido? Han pasado más de 20 años y aún no hay un fallo legal al respecto y las investigaciones se complejizan y bifurcan como si fuera imposible aclarar lo sucedido para hacer justicia. Sobre estos hechos históricos es fundamental hacer una reparación a las víctimas para construir verdaderamente un país basado en presupuestos de “justicia y paz”. Y por ello repito mi pregunta ¿Se le ha solicitado al FBI colaboración para aclararle al país un holocausto y un magnicidio? Desconozco si ha existido un trabajo conjunto para ello. ¿Alguien me lo podría decir?

El artículo del Malpensante que hace una critica a todo lo que se ha escrito en Esfera Pública sobre Nicolás Castro y al texto de Ana María Villate de Semana.com –por lo demás valiente, exhaustivo y que en ningún momento sentí como legitimador de amenazas de muerte- sintetiza su argumentación en este párrafo:

“El sentido común debería enseñarle a Villate que en una sociedad recta las amenazas no dependen de quién sea el amenazado. Si uno condena las que hizo Náder a Daniel Coronell, debe ser consecuente y condenar las que se le hacen a Piedad Córdoba, a Jerónimo Uribe y a cualquier persona que las reciba. Ese mismo sentido común también debería señalarles un límite a los que piensan los actos de Nicolás como una práctica artística. ¿Por qué no dicen lo mismo de las amenazas casi diarias que los paramilitares o las Farc hacen en sus páginas web?”

Lo que me parece extraño, es que Villate publicó su texto en Semana.com y precisamente esta revista siempre ha condenado en textos de opinión o en investigaciones periodísticas, las amenazas a Daniel Coronell y a otros personajes del país, entonces el mismo contexto aclara el cuestionamiento del Malpensante. La autora no tenía que repetir lo que la revista impresa y Semana.com en otras épocas, e incluso para el caso de Nicolás Castro ya habían evidenciado, recuérdese en este sentido la columna de María Jimena Duzan que no menciona el Malpensante. Por ello, siempre entendí que Villate, desarrolló otros aspectos de la discusión para no reiterar algo que ya había sido dicho hasta la saciedad y que hasta la saciedad después de varios meses repite el Malpensante.

Lo que no aclara el Malpensante es quiénes y en qué medios se ha difundido que los hechos están circunscritos a una práctica artística. Personalmente, yo he estado al tanto de la discusión y de los diferentes argumentos que respeto desde los diversos puntos de vista, pero lo único que he leído es que Nicolás es estudiante de Artes Plásticas, y ni él mismo ha dicho que su relación con Internet tuviera un contexto o un fin artístico.

Y entonces, respecto al párrafo que cito, también hay que preguntarle al Malpensante por qué no están encarcelados y enjuiciados quienes han realizado esas amenazas en Internet bajo el slogan de las FARC o el Paramilitarismo. ¿Es más fácil encarcelar a un estudiante? ¿Este es un procedimiento de un régimen democrático? ¿Una democracia debe legitimar castigos ejemplarizantes para un individuo –Nicolás Castro- cuando se han aceptado por años este tipo de prácticas por Internet en Colombia sin que nada suceda?

Que la justicia colombiana haya aceptado por mucho tiempo que se amenace por Internet y nunca haya hecho una acción de esta envergadura ¿qué mensaje le ha dado a los jóvenes del país? ¿que son prácticas culturales de comunicación aceptadas? ¿que hay un consenso social sobre lo usual y normal de estas formas de comunicación?. No se entiende por qué sólo hasta ahora se hace un despliegue de estas dimensiones acusatorias.

Por otro lado ¿qué investigaciones en curso hay por las miles de amenazas que a diario se lanzan en el país? Y esta última pregunta la han hecho cientos de personas que comparan lo sucedido con Nicolás Castro, pero que al mismo tiempo están conscientes de que bajo ningún punto de vista se legitima que se amenace a nadie. Pero, en qué país están creciendo los niños y los jóvenes ¿En un país de justicia o de impunidad? ¿Justicia para unos e impunidad para otros?

Desde otro punto de vista ¿Por qué Facebook permite y posibilita los medios para este tipo de prácticas y bajo qué criterios y premisas legales lo hace? Como dijo Mc Luhan hace ya muchas décadas y como se ha repetido reiteradamente en muchos ámbitos académicos y no académicos: “El medio es el mensaje”. El contexto legitima el mensaje, y entonces ¿qué legitimidad tiene Facebook con todo lo que se difunde en esa Red, para que se de por verosímil algo y para que no se mimetice en un paisaje de simulacros, virtualidades, juegos y engaños?

Por todos estos fenómenos culturales en los que están inmersos las nuevas generaciones ¿Será que es necesario que la Defensa de Nicolás Castro se asesore con antropólogos para dilucidar los múltiples acontecimientos efímeros y ficticios que suceden a diario en la Red y que sólo unos cuantos incautos se toman en serio?

Por ello, la pregunta que todos nos hemos hecho respecto a lo sucedido con este caso es si se quiere crear con Nicolás un precedente jurídico y un escarmiento “ejemplarizante” para ponerle límites a este tipo de información que circula a diario libremente por Internet. Entonces, lo que se hará con la vida de Nicolás Castro ¿es un “monumento fúnebre” para que todo el país y las nuevas generaciones aprendan lo que nadie les enseñó antes? Como lo planteó el artista Siah Armajani en 1986: “Es una anomalía en una democracia celebrar con monumentos. Una democracia real no debe procurar “héroes” ya que exige que cada ciudadano participe completamente en la vida cotidiana y que contribuya al bien público”. Lo que no queda claro en este proceso jurídico es quiénes serán los héroes y quiénes los villanos.

Hasta ahora, ni Nicolás Castro ni su abogado defensor han aceptado los cargos que se le imputan y la Fiscalía no ha aclarado cómo se obtuvo la colaboración de Facebook y de la Embajada Americana. ¿Y , dónde se perdió la presunción de inocencia a la que tiene derecho Nicolás antes de la sentencia que será en muchos meses? En este sentido ¿Por qué mejor en vez de especular sobre lo que dicen y difunden los medios de comunicación, o sobre lo que escribió fulanito o peranito, no vamos todos a las audiencias para enterarnos oficialmente del desarrollo del proceso?

El jueves, afuera de los juzgados vimos a varios camarógrafos y periodistas, pero la gente tenía temor de dar declaraciones porque ya a varias personas les han editado y manipulado sus testimonios. Incluso, podría hacerse una extensa enumeración de hechos falsos difundidos por los medios sobre este asunto, como por ejemplo, cuando en un noticiero de TV dijeron que Nicolás Castro había extorsionado a Jerónimo Uribe y que la amenaza tenía un fin económico. Hasta ahora nadie se ha retractado de haber lanzado en un medio masivo esta calumnia, pero muchas personas forman su opinión sobre este caso jurídico basados en lo que dicen los noticieros, las revistas, los periódicos etc. Afortunadamente, algunos medios de comunicación han sido más imparciales y objetivos en el manejo de la información, no creando un espectáculo amarillista que irresponsablemente juegue con la vida y con el futuro de este estudiante de 23 años. Porque, cuando se construye paulatinamente un ambiente y una opinión pública que condena sin ni siquiera empezar a fondo una investigación, se borran los límites entre la supuesta víctima y el supuesto victimario, se incita también al delito.

La próxima audiencia es la primera semana de marzo.

Gloria Posada