¿apertura curatorial?

He propuesto hacer una reseña para el periódico Arteria sobre personas que están ejerciendo labores de crítica y curaduría en el país (especialmente en los últimos años) a través de espacios independientes en la mayoría de los casos (aunque algunos también en instituciones), periódicos, revistas, fanzines y el internet. Se trata de señalar estas nuevas voces, que tal vez para el público más amplio no sean tan conocidas. He hecho una lista de las personas que han curado exposiciones o participado en discusiones críticas con cierta frecuencia (con su nombre o con seudónimo), lista que es necesariamente incompleta. A quienes estén interesados, les pido que por favor respondan a la pregunta que formulo más abajo (en menos de 1500 caracteres), y me envíen también un breve párrafo biográfico, incluyendo lo que consideren relevante como formación y actividad crítica o curatorial. Como ejemplo, tomé un CV del libro de los premios de ensayo de Los Andes y Mincultura…

¿apertura curatorial?

Amigos de Esfera Pública:

Me permito compartir con ustedes una encuesta de Jose Roca. El objetivo es señalar las nuevas voces de la crítica y la curaduría a un “público más amplio”.

MBoom

>>

Estimados colegas:

He propuesto hacer una reseña para el periódico Arteria sobre personas que están ejerciendo labores de crítica y curaduría en el país (especialmente en los últimos años) a través de espacios independientes en la mayoría de los casos (aunque algunos también en instituciones), periódicos, revistas, fanzines y el internet. Se trata de señalar estas nuevas voces, que tal vez para el público más amplio no sean tan conocidas.

He hecho una lista de las personas que han curado exposiciones o participado en discusiones críticas con cierta frecuencia (con su nombre o con seudónimo), lista que es necesariamente incompleta. A quienes estén interesados, les pido que por favor respondan a la pregunta que formulo más abajo (en menos de 1500 caracteres), y me envíen también un breve párrafo biográfico, incluyendo lo que consideren relevante como formación y actividad crítica o curatorial. Como ejemplo, tomé un CV del libro de los premios de ensayo de Los Andes y Mincultura:

Paula Silva. Bogotá, 1980. Curadora independiente. Estudió literatura en la Universidad de Los Andes. Hizo una maestría en Cultura Visual en Goldsmiths College, University of London. Ganó el Premio Nacional de Crítica, 2006.

Pero puede también ser menos formal.

Anexo la lista de las personas que estoy contactando:

Pablo Batelli. María Clara Bernal. Fernando Escobar. Andrés Gaitán. Juan Andrés Gaitán. María García. Soledad García. Inti Guerrero. Carlos Andrés Hurtado. Jaime Iregui. Humberto Junca. Rosario López. William Lopez. Mariángela Méndez. Lucas Ospina. María Posse. Luis Fernando Ramírez. Santiago Rueda. María Belén Sáez de Ibarra. Carlos Salazar. Guillermo Vanegas. Catalina Vaughan.

Me hacen falta los mails de las personas que señalo más abajo. Agradecería si alguien me los pudiera ayudar a conseguir. También son bienvenidas sugerencias de nombres que puedo haber olvidado.

Mery Boom. Pedro Falguer. Juan Carlos Guerrero. Jennifer Mojica. Paquita la del Barrio. Oscar Roldán. Paula Silva. Maria del Carmen Suescún.

La pregunta:

¿Cree que en los últimos años en Colombia ha habido una apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría? ¿en qué área sitúa su trabajo?

Cordialmente,

J. Roca.

sobre revistas culturales

Estimados colegas:

Tengo planeado hacer una reseña para el pasquín Erguida sobre personas que están ejerciendo labores de crítica y curaduría en el país (especialmente en los últimos años) a través de espacios independientes en la mayoría de los casos (aunque algunos también en instituciones), periódicos, revistas, fanzines y el internet. Se trata de señalar estas nuevas voces, que tal vez para el público más amplio no sean tan conocidas.

He hecho una lista de las personas que han curado exposiciones o participado en discusiones críticas con cierta frecuencia (con su nombre o con pseudónimo), lista que es necesariamente incompleta. A quienes estén interesados, les pido que por favor respondan a la pregunta que formulo más abajo (en menos de 1500 caracteres), incluyendo lo que consideren relevante como formación y actividad crítica o curatorial.

Anexo la lista de las personas que estoy contactando:

Pablo Batelli. María Clara Bernal. Fernando Escobar. Andrés Gaitán. Juan Andrés Gaitán. María García. Soledad García. Inti Guerrero. Carlos Andrés Hurtado. Jaime Iregui. Humberto Junca. Rosario López. William Lopez. Mariángela Méndez. Lucas Ospina. María Posse. Luis Fernando Ramírez. José Ignacio Roca. Santiago Rueda. María Belén Sáez de Ibarra. Carlos Salazar. Catalina Vaughan.

Me hacen falta los mails de las personas que señalo más abajo.

Agradecería si alguien me los pudiera ayudar a conseguir. También son bienvenidas sugerencias de nombres que puedo haber olvidado.

Mery Boom. Pedro Falguer. Juan Carlos Guerrero. Jennifer Mojica. Paquita la del Barrio. Oscar Roldán. Paula Silva. Maria del Carmen Suescún.

La pregunta:

¿Cree que en los últimos años en Colombia ha habido una apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría en revistas especializadas en arte como Arteria, Arte en Colombia o magazines culturales como Arcadia, La Hoja, etc.? ¿En qué área sitúa usted el trabajo de éstas publicaciones?

Cordialmente,

Guillermo Vanegas

enviar sus respuestas a este correo >elositosangilenorenaceyrenace@yahoo.com.mx

 

sin ánimo de lucro

Me atrevo a proponer para la encuesta del pasquín Erguida, el siguiente texto de El Pasquín -aguanta comparaciones, paralelos y demás hibridaciones, con las dinámicas editoriales de la escena off-Nacho.

negocio redondo >>

“Todo en esta vida es un negocio. Podría escribir en masculino pero estoy mamao de escribir solo de manes cuando la mitá de la población del mundo, y quizá mas, son nenas. Así que esto esta escrito en femenino pero al igual que cuando se escribe en masculino está dirigido a ambos setsos. Y lo que quiero decir en este pasquín es que no es extraño que un grupo de niñas que quiere jugar al periodico agarre la idea original de quienes empezamos haciendo “Un CONTEXTO” y ahora tengan un periodiquito llamado “contexto”. No es extraño que niñas que tienen una politización igual o menor a la de una guayaba crean que el periodismo es, por ejemplo, hacer un sondeo chimbo y luego demostrar esas cifras faltas de rigurosidad como “la voz de los estudiantes”. O que las niñas crean que hacer auto- entrevistas complacientes, faltas de crítica política u análisis histórico al nuevo señor rector sea periodismo. Mas bien sería “arrodillismo”, pues es claro que no quieren quedar mal con el patrón que les financia el periódico de los estudiantes de la universidá nacional. Que falta de humildá. Mas modesto decir que es el periódico de algunos estudiantes y que la posición que reflejan es la posición ñoña, políticamente correcta, irreflexiva y muy mal diagramada de ellas. El periodismo, la información y los periódicos nunca son objetivos, y están en su derecho de decir lo que se les de la puta gana, y pues bacano que lo hagan porque ya quisiera uno que la gente de izquierda de esta universidá le jalara a un medio serio y riguroso, no como este pasquín, que me perdonen pero es una tiradera de linea harto promiscua y sin dirección aparente. Bonito que las niñas de “contexto” muestren que son juiciosas estudiantes que cuando se proponen sacar un papel, lo sacan. Pero, perdón ¿niñas estudiantes? ¿Acaso quien oficia como editora no se presta de ser una periodista ya formaa y graduada? ¿No se supone que es un periódico de estudiantes? ¿acaso no es una fundación sin ánimo de lucro? ¿O sea que pa qué meten comerciales? ¿trabajan pa los estudiantes o pa los mercaderes que las financian? Negocio redondo.”

El Pasquín

respuesta (encuesta apertura de la crítica)

¿Cree que en los últimos años en Colombia ha habido una apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría? ¿en qué área sitúa su trabajo?

R/ Los parámetros de la llamada “crítica de arte” parecen limitarse al arte plástico; eso es problemático. El arte es algo mas transversal. Las tecnologías de la información y la reproducción han desplazado el objeto; de su (privilegiada) posición (de) original; ya no solamente hay productos sino espectros y copias, ecos. El público es productor, pero además, reproducimos imágenes, significados; los productos se hacen cada vez mas efímeros, paradójicamente. La apertura seguro se refiere a las nuevas tecnologías, al hecho de que la tecnología está hoy al alcance de muchísimas personas. Eso es bueno, transforma el objeto y los modos de percepción, presentación y representación. Todo tiende a moverse, a desplazarse; transiciones, virtualidad, aceleración, los valores han cambiado. El público es el nuevo objeto, plural, multiplicado.

Sobre mi trabajo puedo decir que trato de enseñar mientras produzco. La investigación me ha dado la dirección y la posibilidad de trazar un proceso creativo. Por eso, a veces mi trabajo parece periodístico y resulta superficial (es extraño, pero no me molesta). Pienso en aquella frase de Deleuze “El lugar mas profundo es la piel” y entonces pienso en lo sensible, en la experiencia. Me interesa producir un discurso crítico (discurso literario y audiovisual) pero éste (por su naturaleza crítica quizás) se posiciona en el borde, en la línea y apunta en todas las direcciones. Entonces, se presenta superficial y vuelve y juega. Me resulta difícil responder la segunda parte de la pregunta, puedo decir que mi trabajo es transversal.

Maria Posse*

(*) Docente-investigadora de la Universidad Tecnológica de Bolívar. Vive y trabaja en Cartagena. Nació en España pero es Colombiana de nacionalidad. Literata de la Universidad de los Andes, se especializó en Realización de televisión periodística y documental en la Universidad Javeriana y, en el año 2001 obtuvo un M.F.A en Cine, video y nuevos medios de The School of the Art Institute of Chicago. Escribió y dirigió el documental ”¿Quién cogió Universal hoy?” una co-producción Telecaribe y U.T.B, Cartagena, 2006. Actualmente dirige “La Isla” un documental sobre la relación hombre, mujer y medio ambiente en Isla Grande que se estrenará en marzo de 2007. Colabora con El Universal (periódico local de Cartagena).

 

crítica taxonómica

¿artistas que también hacen crítica? La apertura de la crítica será real mientras se piense que hay artistas -y público- que también hacen crítica. Si lo que se quiere es hacer un ejercicio clasificatorio, esa apertura puede comenzar a cerrarse. ¿Es necesario rotular con el papel de crítico a todo aquel que hace pública en esta esfera una actitud crítica? Va un video de Hearty White, quien ofrece toda una lección de crítica taxonómica.

 

Manolo Cuervo

Jose Roca en las grandes ligas

Bajo la dirección de la brasileña Lisette Lagnado, el curador colombiano José Ignacio Roca hace parte del equipo curatorial de la nueva versión de la Bienal de Sao Paulo, uno de los eventos más importantes del mundo, tanto en tradición como en convocatoria de artistas. Junto a él están los curadores Cristina Freire, Rosa Martínez y Adriano Pedrosa. Participan los artistas colombianos María Teresa Hincapié y Alberto Baraya.

SEMANA: ¿Cuál es la importancia de la Bienal de Sao Paulo?

José Ignacio Roca: Históricamente es la de mayor tradición después de la Bienal de Venecia. Desde sus inicios han expuesto artistas importantes como Picasso, por ejemplo. Hay una profusión de eventos importante. Leí que hay más de 80 bienales, trienales, quinquenales. Lo que diferencia una bienal de otra, o un evento de otro, es su solidez conceptual.

SEMANA: ¿Es la curaduría más importante que se le ha encomendado a un colombiano?

J.I.R.: Es muy difícil decirlo porque hubo exposiciones que marcaron épocas. Cien Años de Arte Colombiano, de Eduardo Serrano, por ejemplo. Pero sin duda para mí sí es lo más importante de mi carrera.

SEMANA: ¿Cómo siente esta bienal? ¿Será recordada en medio de tantos eventos que usted menciona?

J.I.R.: Hubo bienales que marcaron mucho, como la que curó Paulo Herkenhoff. Planteó un concepto clarísimo y funcionó muy bien. Aquí partimos de la propuesta ‘Cómo vivir juntos’. Preferimos darle densidad al concepto a través del trabajo con los artistas y por eso mucha gente no sabe de qué trata la bienal, porque es una pregunta más que un tema. Luego de darle muchas vueltas pensamos en el título, propusimos el de los seminarios de Roland Barthes de 1976, recopilados como un libro. Son textos completamente abiertos y hablan de formas de comunidad. ¿Es posible tener un ritmo propio y al mismo tiempo pertenecer a una comunidad? Él hace referencia a diferentes casos en la mitología, en la literatura. Son el artista Helio Oiticica y Roland Barthes, quienes orientan conceptualmente la bienal, pero no es que sea evidente eso en las obras, en la bienal como tal.

SEMANA: ¿Hay curadores para tantos eventos y bienales?

J.I.R.: Esa discusión se da más en Colombia, donde no hay programas de formación en historia del arte. Aquí hay pocas oportunidades para la formación de curadores, pero en Alemania, por ejemplo, cada ciudad tiene una larga tradición de conservadores asociados a museos y más recientemente a programas de formación en curaduría. Yo no creo que sea por ahí el problema, yo creo que el problema es cómo se le da un carácter particular a un evento para que no sea una bienal más. Eso fue lo que hicimos en la Trienal poligráfica de San Juan. Era una bienal que venía funcionando desde los años 70, que se había venido a menos porque se había cerrado demasiado en una concepción muy ortodoxa de lo que era el grabado y ya se había vuelto irrelevante, incluso, para el medio local. Lo que hicimos fue recontextualizarla como un evento de arte contemporáneo centrado en América Latina.

SEMANA: ¿De su trabajo como curador, qué veremos pronto en Colombia?

J.I.R.: Nunca he tenido la pretensión de ser un gran curador internacional. Mi sueño no es ser el curador del Moma, por ejemplo. Sí me gustaría hacer proyectos con referencias de todo el mundo y yo creo que se puede hacer desde cualquier parte. Desde Colombia mi posición es más pertinente que si estuviera en Nueva York o en París. El otro año tengo tres proyectos grandes: uno se llama ‘Fantasmagoría’, que va a viajar por Estados Unidos por tres años, una exposición sobre la pérdida, la ausencia y tiene como referencia visual la tradición del teatro de sombras medievales, artistas que trabajan con sombras, niebla, humo, aliento. También estoy trabajando la retrospectiva de Miguel Ángel Rojas y también tengo un proyecto con la artista Regina Silveira.

fuente > http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?idArt=97487

enviado a esferapública por Iris Greenberg

recorrido por la bienal de sao paulo para ver las imágenes, pulse este enlace > http://www.flickr.com/photos/esferapublica/sets/72157594322582644/show/

y de las ligas menores ¿qué?

Geopolítcas del rufián ” y el “Nuevo mapa del arte en Rosario ”, amplian el debate que emerge desde Cartagena y que parece ser transversal al contexto latinoamericano. Con el artículo de Rolnik -la fuerza de creación al servicio del mercado- y el detallado ejercicio cartográfico de Rojas, se puede dar por sentado que a falta de instituciones fuertes y creativas, es el artista quien deviene en institución “fuerte” que, como lo afirma Rojas “no cumple una función de antagonismo sino de reparación y apuntalamiento” de las instituciones “debiles”.

Y no es que los artistas “también hagan crítica”, sencillamente están creando espacios que no existían, ya sea porque para los medios la crítica es cuestión de “iniciados”, o porque aquellos que se supone deberían ejercerla, se encuentran enmarcados por las intituciones para las que trabajan, o compromentidos con el glamoroso mundo de las galerías comerciales. Aquí también el artista cumple con una función de reparación, de crear dinámicas que instituciones y otros agentes culturales, simplemente abandonan porque la crítica como el debate los debilita, les quita imagen, los emproblema.

El ingreso de Jose Ignacio Roca a las grandes ligas de la curaduría internacional es más que merecido. Espero que lo fortalezca ante ese entorno conservador que ha desmontado el otrora magnífico programa de arte contemporáneo del Banco de la República. Aunque J. I. Roca afirma no aspirar a convertirse en un curador internacional, sería imperdonable que por estar trabajando para proyectos en otros países no pudiese enfrentar y neutralizar las fuerzas jurásicas que lo rodean.

Muchos éxitos en los tres grandes proyectos que lo ocuparan en su futuro cercano -todos en el exterior. Pero no olvide que es precisamente ahora el momento de transformar la cada vez más aburrida y seudotaquillera programación del Banco de la República.

Y en esa lucha no estará sólo.

Carlos Alberto Vergara

 

bunker curatorial

Envío este texto como respuesta a las preguntas de la convocatoria de Erguida: ¿Cree que en los últimos años en Colombia ha habido una apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría en revistas especializadas en arte como Arteria, Arte en Colombia o magazines culturales como Arcadia, La Hoja, etc.? ¿En qué área sitúa usted el trabajo de éstas publicaciones?

Replanteo las preguntas: ¿Cree que en los últimos años en Colombia ha habido una apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría en instituciones artísticas como la B.L.A.A, el Museo de Arte Moderno y el I.D.C.T? ¿En qué área sitúa usted el trabajo de éstas instituciones?

Al finalizar el texto de Suely Rolnik, donde las lógicas del mercado son analizadas desde una perspectiva filosófica y siquiátrica, la autora concluye con unas preguntas que vale la pena retomar en relación con la rufianización de la escena artística contemporánea en Bogotá: ¿Qué puede nuestra fuerza de creación para enfrentar este desafío? ¿Qué dispositivos artísticos estarían logrando hacerlo? ¿Cuáles de éstos estarían tratando al propio territorio del arte, cada vez más codiciado (y socavado) por la rufianización que encuentra allí una fuente inagotable para extorsionar plusvalía de poder? En suma, ¿cómo reactivar en los días actuales la potencia política inherente a la acción artística, su poder de instauración de ‘posibles’?

Es cierto que no son pocas las iniciativas artísticas que proveen sus propios modos de acción y divulgación de la información. Eso está bien. Pero creo que el asunto no es precisamente desarrollar proyectos más allá de los espacios institucionales. También es ejercer una crítica a aquellas instituciones que se encuentran debilitadas ya sea por mala administración, o por la simple convicción de que lo importante es contar con buena infraestructura, y un trabajo curatorial discreto y disciplinado.

En cuanto a la instauración de escenarios y situaciones “posibles”, me atrevo a pensar que la única institución que podría ser “reparada” -en el sentido en que lo propone Nancy Rojas- sería la Biblioteca Luís Angel Arango. Tiene una excelente infraestructura expositiva y curatorial, pero un retardatario y conservador cuerpo directivo, que hace lo posible por llevar a cabo una programación de exposiciones que denotan un perfil historicista, conservador y establecido. Así como ha logrado construir discretamente una serie de edificios para exhibir su colección permanente, la donación Botero, y las exposiciones temporales, parece querer imprimirle el mismo “bajo perfil” a su propuesta curatorial.

La B.L.A.A tiene capacidad física y presupuestal para traer al país las mejores muestras de arte contemporáneo –como lo hizo en los noventas con Ensayo General, Muntadas, Do it y Rational Twist- pero tal vez por no hacerse muy vulnerables a los “rufianes” del congreso, han decidido tomar pocos riesgos y no dar señal alguna de apertura curatorial.

Y sí, en términos de apertura curatorial –para retomar la pregunta que se hizo pública hace pocos días- es precisamente la B.L.A.A. la que en vez de abrirse, tomar riesgos, dar lugar a propuestas inéditas, ha venido replegándose sistemáticamente hasta convertirse en un sofisticado e impenetrable bunker curatorial.

Esta noción de institución sólida e inabordable representa todo un complejo entramado de clausura curatorial, que simula procesos de apertura invitando a jóvenes artistas locales a ocupar pequeñas salas, o produciendo una muestra restrospectiva cada dos años para un artista de la generación intermedia.

Atrapados en el interior de este bunker hay curadores y otros investigadores que se han venido profesionalizando local e internacionalmente, mientras que sus directivos van en dirección contraria: llevados por un conservadurismo que resulta de la incapacidad de replantearse y renovarse profesionalmente -como sucedió con Gloria Zea- el único objetivo que parecen buscar es el de “no dar papaya” y aferrarse por otras décadas más al puesto directivo qcupacupan en el bunker.

El año pasado, Jorge Orlando Melo, director de la B.L.A.A. por más de una década, se retiró voluntariamente de su cargo. Por un instante mucha gente llegó a pensar que varios de sus subalternos tendrían un gesto similar.

¿No será hora de un relevo en la cúpula de este bunker? Si esto no sucede, ¿qué hacer? ¿Cómo dar lugar esa institución “posible”? ¿Será que desde su interior se puede desplegar una reflexión crítica que la abra curatorialmente?

¿O será que la idea es quedarse de brazos cruzados como sucedió con el caso del MamBo?

Anochecerá y veremos.

Mery Boom

bunker rufián

Una cita

Siempre he defendido la importancia de Esfera Pública, al ser tal vez el único espacio en el cual se discuten los asuntos que le interesan o le conciernen a la comunidad artística en Colombia. Inclusive, pienso que el recurso del heterónimo o el anónimo ha servido para que haya una participación activa de aquellos que, liberados del peso de tener que respaldar sus ideas con su nombre, pueden de todas maneras decir lo que piensan sin temor a “represalias” de “las instituciones”.

Aquellos que trabajamos en instituciones tenemos doble flanco vulnerable: debemos responder por nuestras ideas y también por la gestión que realizamos (así en realidad ejecutemos las políticas trazadas por un Director, un Comité o una misión de la institución).

(por José Roca “sobre la discusión”, esferapública, 25 de julio de 2006)

Cuatro conjeturas

1. las instituciones sí existen

2. su manera de tratar la crítica es la represión

3. la institución es, como el museo, un sistema de anillos: tiene una frontera con el exterior, y tiene fronteras internas establecidas entre los diversos comités y grupos de poder que son generalmente invisibles para el habitante al exterior de la institución.

4. Alrededor de una institución se pueden librar dos tipos de lucha: la que quiere redefinir la frontera interior-exterior de la institución y la que quiere redefinir las fronteras entre las cuotas instititucionales (a veces simplemente burocráticas) al interior de la institución, una lucha interior-interior.

Modos de proceder rufianescos:

En tanto el curador define lo que entra y no entra en una colección, define el Museo propiamente dicho: el museo no es otra cosa que una definición extensiva que consiste en una colección o listado de los casos, generalmente llamados, obras o registros. Cada vez que un nuevo registro hace su aparición en la colección del museo, se modifica la definición del museo; al mismo tiempo, se modifican los vínculos entre el museo y su entorno, redefiniendo el trabajo de cientos de artistas y modificando la definición social que una comunidad amplia tiene del término arte (la sucesión de estados determinada por los procesos de inclusión y exclusión de casos). El curador desempeña una función social, un rol público, y ya sea funcionario público o empleado de una empresa privada, su trabajo es asimilable al de un servidor público.

La figura del curador se encuentra entre dos “flancos”; por un lado las definiciones de su función impuestas por su condición de servidor público que construye el sentido del término “arte” por mecanismo de inclusión-exclusión. Por otro lado, sus relaciones de poder y capacidad de toma de decisiones dentro de las instituciones a las que pertence. Ocupa simultáneamente varias fronteras. De los resultados en ambas direcciones él es el único responsable y el único llamado a dar cuentas de los resultados de sus actos.

En su condición asimilada a la del servidor público, le corresponde a él, y únicamente a él, dar cuentas de sus actos. Nada más rufián en una sociedad que alberga -cada vez en forma más escasa- como única esperanza de supervivencia la no renuncia al principio de la ciudadanía que defender la gestión pública por las vías del anónimo, interpuesto o no, patrocinado o no.

Rufianería específica

Sin lugar a dudas, entre los rufianes, la mas rufián es Meri Clon (se pelea honores con “García”), quién desde su posición anónima, ha decidido cuidarle las espaldas al curador Jefe del Banco de la República, con un cepillo del tamaño de un escudo antimotines. Ya había dado muestras de su relación de servilismo, al enviar por esferapública la convocatoria que José Roca realizara para cortar la “Arteria” crítica de esferapública. Con su intervención “búnker curatorial”, Mari quiere hacernos creer que se une al cuestionamiento de los modos en que un curador particular ha construido una colección de casos, es decir, en que ha definido el sentido social del término “arte” cuando en verdad lo que pretende es que los artistas luchemos por el curador las batallas que el curador debe dar él mismo al interior de la institución. Simple y rufianesca manipulación. El ejercicio de la ciudadanía no consiste en hacer bloques solidarios para defender los intereses burocráticos de uno u otro funcionario al interior de la institución. Además, para generar mayor confusión sobre sus intenciones y rufianescos modos de proceder, Meréé decide rndernder a Erguida. Entre mas grande la mentira mas gente se la cree, reza el rufianesco refrán de la política. Nos invita a una lucha de frontera interior-exterior, cuando en verdad está interesada en apoyar a José Roca en su lucha de fronteras interior-interior.

Epilogo

Al igual que con el caso de los otros anónimos, las defensas anónimas de lo público no hacen otra cosa que continuar con la fractura de la posibilidad de la ciudadanía, es decir, alinearse con el propósito principal del orden económico mundial vigente. Se enfocan estrictamente a la manipulación de la opinión, como si por el hecho de ser anónimos no defendieran intereses institucionales y burocráticos muy específicos; en verdad, intentan ganar adeptos para sus propias luchas internas de repartición del poder y lo que temen es hablar a nombre propio en favor de sus propios intereses, porque es impopular y contraproducente para sus aspiraciones de ascenso político, social o institucional (además de evita las “retaliaciones”).

Resulta reflejo de lo precario que un curador permita la defensa anónima de su gestión. Es una estrategia rufianesca inaugurada por Cerón, a través del silencio en torno a su padrino o adulador público, el tal “García”. Creo que José Ignacio Roca está él mismo en obligación de aclarar sus relaciones con la “artera” Mery Bun y de ventilar los obstáculos que tiene dentro de la BLAA para ejercer la curaduría con toda “libertad”. Como curador, y funcionario asimilado al caso del servidor público, eso es lo que se espera de él. Si José Ignacio Roca, después de tantos años, no ha logrado hacerse escuchar por los miembros conservadores de los comités internos de la BLAA, tal vez se encuentre él mismo en el “búnker equivocado”. Tal vez los artistas “progresistas” requieran de alguien que sepa representarlos mejor en el interior burocrático de las entrañas del “rufián” o del temeroso del “rufián”. Tal vez le ha faltado temple; tal vez no ha querido librar la lucha y vive de la publicidad de decir que sí la ha librado.

¿Por qué se cree que son sólo los artistas los llamados a hacer sacrificios?

Pablo Batelli

 

Cosas de poetas. Ricardo Rendón, 1921. Tomado de la colección del Banco de la República.

Licencia poética (1286 caracteres)

Un curador de arte del museo del Banco Central de un país centroamericano tenía un espacio para la escritura en un impreso informativo producido por algunas galerías. Cuando le fue propuesto el espacio para la escritura, el curador pensó que esta labor le facilitaría darse, de vez en cuando, una “licencia poética” que su trabajo ya no le permitía: habían pasado los años y el curador de arte del museo del Banco Central había terminado por aceptar muchos de los límites que algunos miembros reaccionarios de la junta cultural del Banco Central le imponían, es más, ahora era él mismo quien, para evitarse problemas, se autoimponía los límites. Un día, pensando en escribir algo informativo sobre arte, crítica y curaduría, el curador le escribió a varias personas pidiéndoles lo siguiente:

“Estimados colegas: He propuesto hacer una reseña para el impreso informativo sobre personas que están ejerciendo labores de crítica y curaduría en el país (especialmente en los últimos años) a través de espacios independientes en la mayoría de los casos (aunque algunos también en instituciones), periódicos, revistas, fanzines y el internet. Se trata de señalar estas nuevas voces, que tal vez para el público más amplio no sean tan conocidas. He hecho una lista de las personas que han curado exposiciones o participado en discusiones críticas con cierta frecuencia (con su nombre o con seudónimo), lista que es necesariamente incompleta. A quienes estén interesados, les pido que por favor respondan a reguregunta que formulo más abajo (en menos de 1500 caracteres), y me envíen también un breve párrafo biográfico, incluyendo lo que consideren relevante como formación y actividad crítica o curatorial. La pregunta: ¿Cree que en los últimos años en nuestro país centroamericano ha habido una apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría? ¿en qué área sitúa su trabajo?. Cordialmente.”

El curador de arte del museo del Banco Central recibió varios tipos de respuesta: unas voces respondían con candidez y agradecían haber sido incluidas en la lista, otras se negaban a responder y argumentaban su negación dando razones éticas y estéticas; éticamente asumían una posición opuesta a la del colaborador del impreso informativo producido por algunas galerías; estéticamente sostenían que la pobreza de contenidos y diseño gráfico del impreso informativo producido por algunas galerías no los motivaba a participar. Sin embargo, dos respuestas inquietaron al curador de arte del museo del Banco Central.

Primera Respuesta: “Respuesta a las preguntas. Estimado colega: la apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría en los últimos años en nuestro país centroamericano consiste en que el curador de arte del museo del Banco Central -y colaborador de un impreso informativo producido por algunas galerías- le pida a un grupo estimado de colegas, que están ejerciendo labores de crítica y/o curaduría, que respondan -en el mejor estilo periodístico-, en menos de 1500 caracteres, a las preguntas: ‘¿Cree que en los últimos años en nuestro país centroamericano ha habido una apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría? ¿en qué área sitúa su trabajo?’. Con las respuestas a la encuesta, el colaborador del impreso informativo propone elaborar -en el mejor estilo periodístico- una reseña. También -en el mejor estilo periodístico- el curador de arte del museo del Banco Central le pide a los estimados colegas que adjunten un breve párrafo biográfico que incluya lo que consideren relevante como su formación y actividad crítica y/o curatorial. El objetivo de la reseña es el de señalar -en el mejor estilo periodístico- nuevas voces que estén ejerciendo la crítica y/o la curaduría, que tal vez para el público más amplio, pero no para los estimados colegas, no sean tan conocidas. Todo lo anterior expresa la apertura para el ejercicio de la crítica y/o de la curaduría en los últimos años en nuestro país centroamericano. Cordialmente., Profesor Asistente, Departamento de Arte, Universidad Central. 1286 caracteres”

Segunda Respuesta: “Un aforismo de un pensador alemán dice así: ‘Cuida de que tu reposo y contemplación no se parezcan a los del perro ante una carnicería, al cual el temor no le deja avanzar ni el apetito retroceder y que abre los ojos como si fueran bocas’”.

Un año después de haber hecho la encuesta, el curador de arte del museo del Banco Central fue despedido de su trabajo como curador de arte del museo del Banco Central. El despido se debió a los continuos enfrentamientos entre el curador y algunos miembros reaccionarios de la junta cultural del Banco Central: el curador se había puesto en juego reviviendo antiguas ideas sobre lo que pensaba era su trabajo y reactivando actividades artísticas que se pensaba eran cosa del pasado. Actualmente el curador ha retomado con renovado entusiasmo la escritura de una columna de crítica de arte en Internet -donde no hay límite de caracteres-, y además hace exposiciones, adentro y afuera del país centroamericano, con cierta regularidad. En el Banco Central del país centroamericano la posición de curador ha sido sustituida en la nómina por la posición de museografo.

[Fragmento de un texto leído en una conversación pública sobre “arte y ética”

 

Lucas Ospina

Thomas Struth, Louvre 2 Paris, 1989, Deutsche Bank Collection

Precisiones

Escribir sobre el propio trabajo es siempre difícil, pues se puede entender como una defensa de los intereses o como una posición narcisista. Pero leyendo todo lo que se ha escrito, me siento obligado a responder.

Todos los museos tienen un mandato que determina su programa, que se deriva de su función social y sus colecciones. En algunos de ellos esto es muy claro: Museo de Arte Moderno, Museo de Arte Contemporáneo, Museo de Arte Colonial, etc. La BLAA es un museo que tiene una colección de arte colombiano e internacional que va desde la colonia hasta nuestros días, y en consecuencia su mandato es muy amplio: su política expositiva tiene que ser un reflejo de la amplitud del espectro de su colección.

Mi formacìón y mis intereses personales están en torno a las prácticas artísticas contemporáneas. Para no extenderme en mi perfil, bastaría decir que no soy exactamente un “museólogo zootecnista”; los interesados en mi experiencia y formación pueden verlas en este vínculo: <a href=”http://homepage.mac.com/joseroca/Resume1.html “>http://homepage.mac.com/joseroca/Resume1.html </a> Pero me parece injusto con muchos de mis colegas que se les critique que provengan de otra disciplina, cuando el país no ha ofrecido la carrera de historia del arte en pregrado. Esta es la razón por la cual la mayoría de los que ejercen la curaduría y la crítica provengan de la arquitectura, la antropología, la sociología, la filosofía, el derecho o sean artistas, y solo recientemente hay profesionales formados en pregrado en historia del arte (fuera del país), y en posgrado en historia y teoría del arte, curaduría, crítica, gestión cultural o museología.

La BLAA realiza anualmente 25 exposiciones en promedio. El rango temático es muy amplio: en un año dado podrían fácilmente coincidir una exposición de viajeros europeos en América en los siglos 18 y 19; una muestra de íconos rusos; una restropectiva de Juan Antonio Roda; una exposición de muebles diseñados por Frank Gehry; una antológica de Félix González-Torres y una instalación de Wilson Díaz, y quedarían aún más de quince proyectos qué visitar. En un programa tan extenso, mi labor consiste en gestionar las exposiciones internacionales, hacer el seguimiento de las curadurías nacionales -casi siempre externas- realizar los montajes, y asegurar la calidad del programa. Otras áreas de la Biblioteca se ocupan de las actividades complementarias. Un Comité Asesor revisa las propuestas de adquisición y exposición; de las recomendaciones de este comité se deriva el programa expositivo.

Desde que llegué a la BLAA, se han realizado muchísimas exposiciones memorables, de las cuales menciono tan sólo algunas: Christian Boltanski; Félix González-Torres; Arte Ruso y Soviético 1900-1930; Aprendiendo menos (Gabriel Orozco, Richard Wenworth y Fischli & Weiss); Eden (Dan Graham, Francis Alys, Rodney Graham, Bas Jan Ader, Tacita Dean y muchos más); Obras maestras del MASP (Van Gogh, Picasso, Renoir, Chagall y más de 20 obras maestras más); Do It; la colección de gráfica contemporánea de Graphicstudio; Torres García y la escuela del sur; Cantos paralelos (León Ferrari, Berni, Víctor Grippo y su generación); la antológica de Antoni Muntadas; Gego -según muchos una de las más bellas exposiciones que se han hecho en Colombia en la última década; y un sinnúmero de exposiciones de importancia similar. Se continuó con el programa Nuevos Nombres; se crearon otros como Imagen Regional, que mapea el arte de las regiones, y Obra Invitada, en el que un artista propone una obra o conjunto en relación con la colección. Se creó el programa “Mirada Transversal”, en el cual artistas plásticos eran invitados a realizar exposiciones a partir de lecturas temáticas de la colección. Estas y otras exposiciones itineraron por las casi 30 sedes del Banco en las sucursales, acompañadas de talleres, conferencias y seminarios.

No hay que ir al pasado para ver el la dimensión del trabajo de la BLAA; actualmente hay tres exposiciones del mayor nivel: la instalación de Ana Laura Aláez -que ha dividido a la crítica entre los que la adoran y los que la detestan-; la colección de arte fotográfíco del Deutsche Bank, que es sin duda alguna la más importante exposición de fotografía contemporánea que se ha hecho en el país, y Guillermo Kuitca, una muestra antológica de uno de los artistas emblemáticos del arte de América Latina. Si esos no son indicadores de una buena gestión, no sé que pueda serlo.

No necesito de nadie, y mucho menos de un personaje anónimo, para defender mi trabajo: los catálogos y la memoria de los artistas están allí para hablar de el. Curioso, no consideré la crítica de alias Mery Boom como favorable, como lo pretende alias Batelli. Todo lo contrario:”Mery Boom” se cuida de no mencionar, entre lo destacable de la BLAA, muchos de los proyectos curatoriales que he realizado: Ensayo General, la primera vez que se presentó en el país la obra de artistas clave para la comprensión del arte contemporáneo como Kosuth, Mario Merz, Magdalena Abakanowicz, Boltanski, Hilla y Bernd Becher y muchos más; las restropectivas de mitad de carrera de José Alejandro Restrepo y Carlos Garaicoa; Fuera de Límite (María Fernanda Cardoso, Juan Fernando Herrán, Miguel Huertas, Liliana González); la muestra Doméstica -una propuesta curatorial novedosa-, y varias más. Para el año entrante -y esto lo menciono respondiendo a una crítica que pedía que mi trabajo “se quedara en Colombia”- estaré curando en la BLAA muestras antológicas de dos artistas cuya obra nunca se ha presentado en profundidad en el país: la brasilera Regina Silveira y el colombiano Miguel Angel Rojas, a quien considero el artista-bisagra entre la generación moderna y la contemporánea, y con quien el país tiene una deuda de reconocimiento crítico. También estoy preparando una muestra sobre la ausencia y la desaparición, que incluirá obras de artistas que trabajan con soportes inmateriales: sombras, humo, niebla, aliento. Esta exposición, coorganizada entre la BLAA e Independent Curators International, itinerará por los Estados Unidos luego de su presentación en Bogotá.

Como lo he dicho en otras ocasiones, la efectividad del trabajo que uno hace depende del margen de maniobra que le permita el marco institucional. Hasta ahora he considerado que este margen es manejable, y que si bien habría un énfasis diferente si yo fuera quien tomara las decisiones macro, existe el espacio para hacer los proyectos que me parecen importantes para la formación de una mirada crítica en el público colombiano frente a las prácticas artísticas contemporáneas. El cargo quedará libre cuando considere que ese espacio dejó de existir, o que el margen de maniobra es muy precario. Puede ser muy pronto. Puede que no. Veremos.

Jose Roca

otra precisión (sobre aperturas y clausuras)

Estoy totalmente de acuerdo con Jose Ignacio Roca cuando afirma que es injusto cuestionar el hecho de que algunos curadores pronvengan de otras disciplinas.

Pero aclaro que cuando preguntaba en mi pasada intervención que “¿cómo es posible que nuestras poquísimas instituciones de artes visuales se encuentren dirigidas por agrónomos, ingenieros químicos, abogados y poetas?”, lo hacia cuestionando la falta de formación en museología o gestion cultural, no de él sino de sus superiores, es decir, aquellas personas que dirigen y diseñan las políticas macro de nuestras pocas instituciones artísticas.

Sin una formación adecuada de sus directivos tanto en museología como en lo relacionado con las artes visuales, es dificil que una institución se abra a propuestas progresistas, o para ser más preciso, otorgue mayor apertura y autonomía a su departamento de curaduría.

Si las decisiones “macro” que enmarcan la labor del curador no estan delineadas por un comité o un directivo debidamente formado o por lo menos actualizado en términos de las prácticas artísticas contemporáneas -por ejemplo, el subgerente cultural de la B.L.A.A. además de tener una posición conservadora en relación con el arte contemporáneo, lleva en su cargo algo más de veinte años- el curador va a tener que dar una lucha titánica para que le den luz verde a sus proyectos.

Si Jose Roca lanza una pregunta en torno a la apertura curatorial, de pronto no sólo busca un diagnóstico a modo de encuesta, sino conocer qué piensa la gente en torno a ello, o someter el tema a discusión. No debe sorprenderse entonces -ni mucho menos tomarlo personalmente- que algunas de las respuestas cuestionen los marcos y dispositivos (posiciones conservadoras en comités y sub-gerencias culturales) que dificultan una mayor apertura curatorial.

Sobre todo un curador como Jose Roca, que además de ser de los pocos que cuentan con excelente labor y formación, es el único que asume y defiende -en esta y otras esferas- su posición públicamente, lo que le otorga una dimensión política a sus ideas y al discurso que ha venido construyendo.

Gabriel E. Merchán

lecturas recomendadas:

Inversión Cultural

La actividad cultural del Banco de la República. Dario Jaramillo, Subgerente cultural del Banco de la República. http://www.fpolar.org.ve/invcult/faramillodario.html

Banca Central y Cultura

Dario Jaramillo, Subgerente cultural del Banco de la República. http://www.banrep.gov.co/museo/esp/inf_laborcultural1.doc

+ sobre apertura curatorial

Una vez leí una entrevista en la que un curador se vanagloriaba de haber curado más de 1000 exposiciones en veinte años. Un dato como este no puede dejar de despertar admiración. Sin embargo, haciendo la división respectiva encontramos que 1000 entre 20 da 50. ¡Cincuenta exposiciones al año! ¿Cual es la naturaleza, entonces, de lo que en una época se entendía por curaduría en este país? ¿La gestión y organización de exposiciones? ¿La confección de una lista de artistas? Creo que estas son preguntas que vale la pena hacerse, para tratar de definir esa categoría imprecisa que llamamos Curaduría.

Jose Roca, Curaduría crítica. Columna de Arena # 16

Un poco preocupante ver cómo Jose Roca lee “todo lo que se ha escrito”. Lo de Merchán lo entendió al revés y hace que este le responda con enlaces a reveladoras relaciones entre Banca y Cultura. De mi texto dice que ignoro muestras importantes como Ensayo General, cuando es la primera que menciono. Como señalaba en mi pasada intervención: “La B.L.A.A tiene capacidad física y presupuestal para traer al país las mejores muestras de arte contemporáneo -como lo hizo en los noventas con Ensayo General, Muntadas, Do it y Rational Twist- pero tal vez por no hacerse muy vulnerables a los “rufianes” del congreso, han decidido tomar pocos riesgos y no dar señal alguna de apertura curatorial.”

Aquí también hay un problema de interpretación. No se si Jose Roca leyó todo muy de prisa, pero en términos generales no creo que haya dudas sobre su gestión, sino reflexiones en torno a la pregunta que el mismo Jose Roca hace sobre la apertura curatorial. Y como la BLAA es una de las tres instituciones del Estado -aparte del IDCT y Mincultura- que ha desarrollado proyectos curatoriales sobre el arte contemporáneo, sería absurdo dejarla por fuera a la hora de abordar el tema de la apertura curatorial. Cuando se piensa sobre las curadurías en la BLAA, se tiene claro que es un institución que tiene un marco muy amplio debido al carácter de sus colecciones, que todas las muestras que presenta están realizadas dentro de los standares museográficos del momento, que ha realizado -sobre todo entre 1995 y el 2002- un buen número de exposiciones sobre arte contemporáneo, pero que en términos de apertura curatorial creo que esta se dió hasta el 2002 o 2003, momento en que el programa de arte contemporáneo es impactado drásticamente por la Donación Botero, cuya llegada al Banco implica una serie de reordenamientos en la colección, presupuesto de esta institución para curadurías sobre arte contemporáneo y reesturaturación del área que dirige Jose Roca.

Efectivamente, se siguen realizando exposiciones de arte contemporáneo, pero desde la llegada de la Donación Botero, estas disminuyeron considerablemente. Esa es mi percepción como espectadora de las exposiciones del Banco de la República. Y esa es parte de mi respuesta en torno a la apertura curatorial. Me explico, mientras ha habido apertura curatorial desde las prácticas artísticas (Festival del Performance, Fragmentos de un video amoroso, Lugar a Dudas, El Bodegón, Convocatoria de proyectos curatoriales de Mincultura, Convocatorias para la Galería Santa Fe del IDCT, etc) el área de curaduría de la BLAA da signos de replegarse debido al impacto de la Donación Botero, lo que fue aprovechado por las instancias conservadoras de la institución para disminuir su espacio de maniobra y el presupuesto para las curadurías de arte contemporáneo.

Está además el caso del MamBo, que por razones ampliamente conocidas practicamente se cierra curatorialmente. Sigue realizando exposiciones -10 0 12 al año- desde lo que su delirante situación entiende por “curaduría”.

Por último quisiera resaltar algo que Roca olvida mencionar en su lista: Columna de Arena. Este espacio en internet fue el que inició -con esferapública- un proceso de apertura en la crítica local y la reflexión sobre el arte contemporáneo. En este espacio Jose Roca realizó valiosísimas reflexiones sobre nuestro contexto artístico. Se dieron debates en torno a sus textos y dió un marco para su discurso como curador. Desde el 2004 comenzó a enviar textos de su autoría que escribía para catálogos de exposiciones. Desde el año pasado está inactiva. Por lo que pienso que con Columna de Arerena se dió a nivel de crítica un importante proceso de apertura, pero lastimosamente de inexplicable clausura desde el año pasado.

En relación con el tema de la apertura curatorial, recomiendo especialmente la relectura de los siguientes artículos de Jose Roca en Columna de Arena:

 

Curaduría crítica.

http://www.universes-in-universe.de/columna/col16/col16.htm

Curaduría vs demagogía participativa.

http://www.universes-in-universe.de/columna/col29/col29.htm

 

Espacios inexistentes.

http://www.universes-in-universe.de/columna/col3/col3.htm

Desde adentro, como un virus.

http://www.universes-in-universe.de/columna/col24/col24.htm

MBoom

PostData: lo de “alias Batelli” era innecesario.

 

Gubernamentalidad y precarización de sí

sobre la normalización de los productores y productoras culturales

Algunos de nosotros y de nosotras, productores y productoras culturales[1, ni siquiera consideramos la idea de un empleo fijo en una institución. Como mucho por unos pocos años, después queremos algo diferente. ¿No ha sido siempre nuestra idea la de no vernos forzados o forzadas a una sola dedicación, a la definición clásica de empleo que ignora tantísimas cosas? ¿No se trataba de no venderse, de no vernos compelidos o compelidas a renunciar a las muchas actividades que tanto nos apetecen? ¿No era tan importante el no adaptarse a las limitaciones de una institución, ahorrar el tiempo y la energía necesarios para los proyectos creativos y quizá políticos que realmente nos interesan? ¿Acaso no aceptamos de buen grado un trabajo más o menos bien pagado que, sin embargo, abandonamos cuando sentimos que ya no nos viene bien? Al menos nos habrá dado un poco de dinero que nos sirva para llevar adelante un próximo proyecto con más sentido, seguramente peor pagado, pero más satisfactorio.

Para mantener la actitud que acabamos de sugerir resulta crucial la creencia de que hemos elegido nuestras propias situaciones vitales y laborales, y de que podemos realizarlas de manera relativamente libre y autónoma. En realidad, también las incertidumbres y la falta de continuidad bajo condiciones sociales establecidas se eligen en gran medida conscientemente. Pero lo que nos ocupará a continuación no son preguntas como ¿cuándo decido realmente con libertad? o ¿cuándo actúo con autonomía? sino al contrario: las formas en que las ideas de autonomía y libertad están constitutivamente conectadas con los modos hegemónicos de subjetivación en las sociedades capitalistas occidentales. Este texto abordará la medida en la que la precarización ‘elegida para sí’ contribuye a producir las condiciones que permiten convertirse en parte activa de las relaciones políticas y económicas neoliberales.

Ninguna afirmación general sobre los productores o productoras culturales o sobre aquellas personas que se encuentran actualmente en una situación que las hace precarias se podrá deducir de dicho enfoque. Sin embargo, lo que sí se evidencia al problematizar esta precarización[2 ‘elegida para sí’ son las líneas de fuerza históricas[3 de la subjetivación burguesa moderna, imperceptiblemente hegemónicas y normalizadoras, y con la capacidad de bloquear los comportamientos resistentes[4.

Para manifestar la genealogía de estas líneas de fuerza me remitiré en primer lugar a los conceptos de ‘gubernamentalidad’ y ‘biopolítica’ de Michel Foucault. No para enfocar las rupturas y escisiones que se producen en las líneas de subjetivación burguesa sino, al contrario, sus continuidades estructurales y transformadoras, incluyendo sus entrelazamientos con las técnicas gubernamentales de las sociedades occidentales modernas hasta la actualidad. ¿Qué ideas sobre la soberanía surgen en estos dispositivos modernos, gubernamentales?, ¿qué líneas de fuerza, esto es, qué continuidades, autoevidencias y normalizaciones pueden trazarse hacia los que consideramos productores y productoras culturales ‘por elección’ (quienes se han convertido en precarios y precarias bajo las condiciones neoliberales), hacia nuestra manera actual de estar en el mundo y, más en concreto, también hacia las llamadas prácticas disidentes?, ¿acaso los productores y productoras culturales en situación precaria encarnan una ‘nueva’ normalidad gubernamental a través de ciertas relaciones consigo y de ciertas ideas de soberanía?

En el curso del texto diferenciaré, tomando en cuenta la genealogía de estas líneas de fuerza de subjetivación burguesa, entre precarización como desviación (por lo tanto como contradicción de la gubernamentalidad liberal) por una parte, y como función hegemónica de la gubernamentalidad neoliberal por la otra. Finalmente, clarificaré la relación entre ambas basándome en el ejemplo contemporáneo de la ‘libre’ decisión de tener una vida y un trabajo precarios.

Gubernamentalidad biopolítica

Con el término ‘gubernamentalidad’ Michel Foucault definió el entrelazamiento estructural del gobierno de un Estado con las técnicas de gobierno de sí en las sociedades occidentales. Esta relación entre el Estado y la población como sujetos no es una constante atemporal. Fue en el curso del siglo XVIII que por vez primera pudo echar raíces aquello que venía desarrollándose desde el XVII: una nueva técnica de gobierno o, más precisamente, las líneas de fuerza de las técnicas modernas de gobierno, las cuales se extienden hasta la actualidad. El soberano moderno, que Foucault caracteriza prototípicamente a partir de El Príncipe de Maquiavelo en el siglo XVI y en la comunidad de súbditos voluntarios basada en un contrato descrita por Hobbes en el siglo XVII, aún no se preocupaban por dirigir al ‘pueblo’ para su bien común; más bien, su interés residía primordialmente en dominarlo para el bienestar del propio soberano. Fue en el curso del siglo XVIII (cuando el liberalismo y la burguesía se hicieron hegemónicos) que por primera vez la población se sumó a una nueva forma del poder la cual pretendía mejorar la vida del ‘pueblo’ bajo su mando. El poder del Estado ya no dependía solamente del tamaño de un territorio o de la regulación autoritaria y mercantil de sus súbditos[5, sino de la ‘felicidad’ de la población, de su vida y de la constante mejora de ésta.

A través del siglo XVIII los métodos de gobierno continuaron su transformación hacia la economía política del liberalismo: limitaciones autoimpuestas al gobierno en beneficio del libre mercado por una parte y, por la otra, una población compuesta por sujetos cuyo pensamiento y comportamiento estaban encerrados en paradigmas económicos. La subyugación de dichos sujetos no se producía por simples métodos de obediencia, sino que se volvían gobernables en la medida en que, en general, “su expectativa de vida, su salud, el curso de sus comportamientos, estaban implicados en relaciones complejas y entrelazadas con los procesos económicos”[6. Los modos liberales de gobierno presentaban la estructura básica de la gubernamentalidad moderna, la cual ha sido siempre biopolítica[7. En otras palabras: el liberalismo fue el marco económico y político de la biopolítica, e igualmente “un elemento indispensable en el desarrollo del capitalismo”[8.

Cada vez más, la fuerza y riqueza de un Estado a finales del siglo XVIII dependía de la salud de su población. Bajo un marco liberal burgués, una determinada política de gobierno (la cual se mantiene en nuestros días) se orientó entonces hacia tales fines estableciendo, produciendo y asegurando la normalidad. Para ello se necesitaba una gran cantidad de datos: se produjeron estadísticas, se calcularon tasas de probabilidad de nacimiento y muerte, frecuencias de enfermedades, condiciones de vida, medios de nutrición, etcétera. Pero eso no era suficiente. Con el fin de producir y maximizar estándares de salud de la población, estos métodos de gobierno biopolítico, bioproductivos y en favor de la vida, también requerían la participación activa de cada uno de los individuos, lo cual significa el gobierno de sí mismos.

Foucault escribe en Historia de la sexualidad: “El hombre occidental fue aprendiendo gradualmente qué significaba ser una especie viva en un mundo vivo, tener un cuerpo, condiciones de existencia, probabilidades de vida, bienestar individual y colectivo, fuerzas que podían ser modificadas, y un espacio en el que todo ello podía distribuirse de la mejor manera”[9. Aquí, Foucault describe dos cosas que considero esenciales: el individuo moderno debe aprender, en primer lugar, la manera de poseer un cuerpo dependiente de ciertas condiciones existenciales y, en segundo lugar, a desarrollar una relación creativa y productiva ‘consigo’, una relación en la que es posible crearse ‘su propio’ cuerpo, ‘su propia’ vida y a ‘sí mismo’. Phillipp Sarasin muestra el surgimiento, en el contexto del discurso higienista occidental de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, de “la creencia de que el individuo era ampliamente capaz de determinar su salud, su enfermedad e incluso el momento de su muerte”[10. Esta idea de la capacidad de modelarse y crearse no surgió nunca de manera independiente a los dispositivos de gubernamentalidad.

En el contexto de las tecnologías gubernamentales liberales del yo, el atributo ‘propio’ siempre significa “individualismo posesivo”[11. En un principio, sin embargo, las relaciones consigo (u orientadas de acuerdo con la imaginación de un ‘sí mismo’) eran competencia exclusiva del burgués y sólo después, gradualmente hasta finales del siglo XIX, lo fueron de toda la población. La cuestión central en este punto no es el estatuto legal de un sujeto sino las condiciones estructurales de normalización de las sociedades: uno o una debe ser capaz de dirigirse, reconocerse como individuo sujeto a una sexualidad, aprender a tener un cuerpo que permanece sano por medio de atenciones (nutrición, higiene, vida) y que puede enfermar si éstas faltan. En este sentido, la totalidad de la población tiene que convertirse en sujetos biopolíticos[12.

En lo que se refiere a los trabajadores y trabajadoras asalariadas, tales relaciones imaginarias consigo[13 significan que el cuerpo de uno o de una, constituido como propiedad de sí, deviene un cuerpo ‘propio’ que debe venderse como fuerza de trabajo. El individuo moderno ‘libre’ se ve compelido a coproducirse mediante un tipo de relaciones consigo tan poderosas que lo hacen vender su fuerza de trabajo con el fin de vivir una vida que pueda mejorarse sostenidamente.

En las sociedades modernas, por lo tanto, las “artes de gobierno” –que es otro nombre que Foucault daba a la gubernamentalidad[14– no consisten principalmente en aplicar medidas represivas sino en extender una disciplina y un control de sí ‘interiorizados’[15. Su análisis es el de un orden al que no sólo se fuerza a la gente, a los cuerpos y a las cosas, sino en el que, además, éstos juegan simultáneamente un papel activo. En el centro del problema de las técnicas de dominio gubernamental no se encuentra tanto la regulación exterior de sujetos autónomos y libres como la regulación de las relaciones mediante las cuales los denominados sujetos autónomos y libres se constituyen a sí mismos como tales.

John Locke, quien de acuerdo con Marx “demostró que la forma de pensar burguesa es la forma normal del pensamiento humano”[16, escribió en la segunda mitad del siglo XVII en su Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil que “el hombre… dueño de sí mismo y propietario de su persona y de las acciones y trabajos de ésta, tiene en sí mismo el gran fundamento de la propiedad”[17. A comienzos de la era moderna la propiedad adquirió un “significado antropológico”[18 tanto para el hombre burgués (para quien constituía un prerrequisito de su libertad formal como ciudadano) como para el trabajador (quien poseía su propia fuerza de trabajo, la cual debía vender libremente como trabajo asalariado). La propiedad parecía ser el prerrequisito para que el individuo pudiera volverse independiente y libre del sistema tradicional de servidumbre y seguridad. Pero si adoptamos la perspectiva de la gubernamentalidad biopolítica, el significado de la propiedad sobrepasa el que adopta dentro de los límites de las relaciones entre ciudadanía, capital y trabajo asalariado: debe entenderse como algo ampliamente generalizado, en tanto que en un dispositivo biopolítico las relaciones de propiedad corporeizadas afectan a la totalidad de la población y no sólo a los ciudadanos o trabajadores, en la forma de gobierno de sí gubernamental[19. La persona moderna, de acuerdo con esto, se constituye mediante relaciones consigo de tipo individualista y posesivo que son fundamentales para la conformación de las ideas, históricamente específicas, de autonomía y libertad. Estructuralmente, las modernas relaciones consigo están basadas, más allá de la interpelación económica, en una relación más compleja con el cuerpo propio como medio de producción.

En este amplio sentido de la economía y la biopolítica las líneas de fuerza del empresario laboral, “el empresario de sí”[20 como modo de subjetivación, se remontan al comienzo de las sociedades liberales modernas y no son por entero un fenómeno neoliberal[21. Tal genealogía nos permite recorrer desde finales del siglo XIX hasta la era del Estado social y del bienestar, así como poner en relación la figura del actual empresario o empresaria de sí (que se constituye de forma mayormente compelida en el marco de la actual reconstrucción y desmantelamiento del Estado social y del bienestar) con los métodos gubernamentales de subjetivación fundamentalmente liberales que tienen lugar desde fines del siglo XVIII. Con la actual interpelación a ser responsable de sí, algo que ya había fracasado en el siglo XIX parece repetirse ahora: la primacía de la propiedad y la construcción de la seguridad que a ella se asocia. La propiedad fue introducida en las primeras fases de la dominación burguesa como protección contra la inconmensurabilidad de la existencia social, como seguridad contra la vulnerabilidad en una sociedad secularizada y contra el dominio de príncipes y reyes. Originalmente servía solamente a unos pocos; fue a finales del siglo XIX que el Estado nación tuvo que garantizar la seguridad social para muchos. Sin embargo, de ahí no se deriva automáticamente que hoy el Estado deba una vez más adoptar una función social englobante de protección y seguridad[22, puesto que ello reproduciría rápidamente el nexo flexible que ha existido entre libertad y seguridad en el Estado nación occidental, con similares inclusiones y exclusiones estructurales, impidiéndonos poder atravesarlo.

Sujetos libres normalizados

En las sociedades biopolíticas gubernamentales la constitutión de lo ‘normal’ está siempre entretejida con lo hegemónico[23. Cuando en el curso de la era moderna se desarrolló la exigencia de orientarse hacia lo normal –que puede ser burgués, heterosexual, cristiano, blanco hombre, blanco mujer, nacional– se hizo necesario desarrollar también la idea de controlar el cuerpo propio y la vida propia, regulando y por tanto dirigiendo uno mismo o una misma el yo. Lo normal no es idéntico a la norma pero puede adoptar su función. La normalidad nunca es algo externo porque somos nosotros y nosotras quienes la garantizamos y la reproducimos con alteraciones. De acuerdo con esto, nos gobernamos en el dispositivo que conforman gubernamentalidad, biopolítica y capitalismo, en la medida en que nos normalizamos. Cuando la normalización funciona regularmente, como sucede por lo general, el poder y ciertas relaciones de dominación son apenas perceptibles y extremadamente difíciles de observar reflexivamente ya que, en la manera en que nos relacionamos con nosotros mismos y nosotras mismas y con nuestros propios cuerpos, actuamos en favor de su producción. La sociedad normativa y la subjetivación que en ella aparece son el efecto histórico de una tecnología de poder dirigida a la vida. El sujeto normalizado es también él mismo un constructo histórico que forma parte de un conjunto de formas de saber, tecnologías e instituciones. Este conjunto apunta tanto al cuerpo individual como a la vida de la población en su totalidad. La normalización se vive mediante prácticas cotidianas que son percibidas como autoevidentes y naturales.

Por otro lado, lo normal se naturaliza mediante un efecto de facticidad, de autenticidad. Creemos así, por ejemplo, en la esencia de nuestro yo, en nuestra verdad, en nuestro propio y verdadero centro, en el origen de nuestro ser, siendo todo ello en realidad un efecto de las relaciones de poder. Este gobierno de sí normalizador está basado en una coherencia, uniformidad y completitud imaginarias que podemos relacionar con la construcción del sujeto blanco y varón[24. La coherencia es, de nuevo, uno de los prerrequisitos de la soberanía moderna. El sujeto debe creer que es “el amo de su propia casa” (Freud). Cuando esta imaginación fundamental falla en un sujeto no sólo los otros perciben a la persona en cuestión como ‘anormal’, sino que también esa persona adopta dicha opinión de sí misma.

Sigamos con el modo aprendido de relación consigo que he descrito como imprescindible para la existencia de la gubernamentalidad biopolítica en la era moderna, la cual afecta a la totalidad de la población de diversas maneras. Acabo de apuntar que esta relación consigo está basada en la idea de tener una naturaleza y esencia interior, lo que constituye en último término la individualidad única de uno o de una. Estos tipos de ‘verdades interiores, naturales’ imaginadas, estas construcciones de la realidad, se entienden por lo general como inalterables; tan sólo pueden ser suprimidas o liberadas. Hasta hoy persiste la idea de que los sujetos tienen la capacidad o la necesidad de modelarse y diseñarse a sí mismos y a su propia vida, de forma libre y autónoma y de acuerdo con sus propias decisiones. Este tipo de relaciones de poder no es por tanto fácil de percibir ya que por lo común viene de la mano de decisiones propias y libres como un punto de vista personal, y hasta hoy producen el deseo de preguntar ¿quién soy yo?, ¿cómo puedo realizar mi potencialidades?, ¿cómo puedo encontrarme y desarrollar al máximo la esencia de mi ser? Como ya he mencionado, el concepto de responsabilidad de sí, tan comúnmente utilizado en el curso de la reestructuración neoliberal, pertenece a esta línea de fuerza de la facticidad y el individualismo posesivo liberales, la cual funciona en consecuencia actualmente como una interpelación neoliberal para el gobierno de sí.

Básicamente, el gobierno de sí gubernamental tiene lugar en una aparente paradoja. Gobernarse, controlarse, disciplinarse y regularse significa, al mismo tiempo, fabricarse, formarse y empoderarse, lo que, en este sentido, significa ser libre. Sólo mediante esta paradoja pueden los sujetos soberanos ser gobernados. Esto precisamente porque las técnicas de gobierno de sí surgen de la simultaneidad de sujeción y empoderamiento, de compulsión y libertad, que, a través de este movimiento paradójico, el individuo no sólo se vuelve sujeto sino sujeto moderno libre. Subjetivado de esta forma, participa de manera continua en la (re)producción de las condiciones de gubernamentalidad, siendo éste el escenario inicial en el que surge su agencia. De acuerdo con Foucault, el poder se practica sólo sobre “sujetos libres” y sólo mientras lo son[25.

En el contexto de la gubernamentalidad, por lo tanto, los sujetos están subyugados y simultáneamente dotados de agencia; son libres sólo en cierto sentido. Esta libertad es al mismo tiempo condición y efecto de las relaciones de poder liberales, es decir, de la gubernamentalidad biopolítica. A pesar de todos los cambios que han ocurrido desde finales del siglo XVIII ésta es una de las líneas de fuerza mediante las que los individuos pueden ser gobernados en nuestras sociedades modernas.

Esta libertad normalizada de las sociedades gubernamentales biopolíticas nunca existe sin asegurar mecanismos o construcciones de lo anormal y lo desviado que, de la misma manera, tienen funciones subjetivadoras. La era moderna parece impensable sin una ‘cultura del peligro’, sin una amenaza permanente a lo normal, sin invasiones imaginarias de amenazas constantes y comunes como son las enfermedades, la suciedad, la sexualidad o el “miedo a degenerar”[26. Con la ayuda de esta cultura del peligro, las interrelaciones entre libertad y seguridad, entre empoderamiento de sí y compulsión permiten la conducción de los problemas de la economía política del poder liberal.

Ante este telón de fondo, a quienes no eran conformes a esta norma y esta normalización del sujeto libre, soberano, burgués y blanco (incluyendo sus relaciones de propiedad) se les convertía en precarios y precarias. En el contexto del Estado social, el cual garantizaba la seguridad de la inseguridad moderna, no sólo se hacía a las mujeres estructuralmente precarias como esposas por medio de las condiciones normales de trabajo que estaban orientadas al hombre, sino que también a quienes eran excluidos y excluidas como anormales y extranjeros del acuerdo entre capital y fuerza de trabajo en el marco del Estado nación se les precarizaba[27. La precarización, de acuerdo con esto, ha venido siendo una contradicción inherente a la gubernamentalidad liberal que, como anormalidad, perturbaba la dinámica estabilizadora entre libertad y seguridad. En este sentido, ha sido con frecuencia el disparador de luchas y comportamientos resistentes.

En la actualidad, las condiciones normales de trabajo orientadas al varón ‘que gana el pan’ están perdiendo su hegemonía. La precarización forma parte creciente de las técnicas de normalización gubernamental; el resultado de esta transformación neoliberal ha hecho que la precariedad haya pasado de ser una contradicción inherente a tener una función hegemónica.

Economización de la vida y ausencia de comportamientos resistentes

Hablar de ‘economización de la vida’, una discusión que ha tenido lugar con frecuencia en los últimos años, limita las explicaciones de los procesos de transformación neoliberales: no sólo a causa de su retórica totalizadora sino también porque suele llevar asociada la afirmación de que se trata supuestamente de un fenómeno nuevo. La ‘economización de la vida’ se refiere por lo general a ciertas tesis simplificadas: no sería ya sólo el trabajo, sino la vida la que estaría a disposición de los intereses económicos explotadores; no sería posible separar trabajo y vida, y la distinción entre producción y reproducción habría implosionado en el curso de esta transformación. Esta tesis totalizadora sobre tal implosión nos habla de un estatuto de víctima colectiva y distorsiona una posible observación detallada de los modos de subjetivación y agencia y, en último término, de comportamiento resistente.

La tesis de la ‘economización de la vida’ tiene, no obstante, cierto sentido desde la perspectiva de la gubernamentalización biopolítica. Apunta a las relaciones de poder y dominación de la sociedad liberal burguesa que por más de doscientos años se ha constituido en torno a la productividad de la vida. Desde este punto de vista, la vida no ha sido nunca la otra cara del trabajo. En la modernidad occidental la reproducción fue siempre parte de lo político y lo económico. No sólo la reproducción, también la vida en general estuvo siempre dentro de las relaciones de poder. La vida por lo contrario (precisamente en su productividad, en su potencia para crear) fue siempre el efecto de tales relaciones. Y es precisamente este potencial creativo lo que es constitutivo de la paradoja de la subjetivación moderna, entre subordinación y empoderamiento, entre regulación y libertad. El proceso liberal de constitución de la precarización como contradicción inherente no tenía lugar fuera de esta subjetivación, siendo su resultado una mezcla de posiciones sociales, económicas y políticas.

En este sentido, la ‘economización de la vida’, que en la actualidad es objeto de lamento, no es un fenómeno enteramente neoliberal, sino una línea de fuerza de las sociedades biopolíticas que quizá se hace hoy inteligible de una nueva manera. Las subjetivaciones que se le asocian no son nuevas, como habitualmente se cree, aunque sus continuidades gubernamentales biopolíticas apenas hayan sido hasta ahora comprendidas.

¿Acaso no han sido gubernamentales las condiciones de vida y trabajo que han surgido en el contexto de los movimientos sociales desde los años sesenta?[28. En efecto, las prácticas conscientemente resistentes de modos de vida alternativos, el deseo por tener cuerpos y relaciones consigo diferentes (en contextos feministas, ecologistas, de izquierda radical) se orientaban persistentemente a diferenciarse de las condiciones de trabajo normales y a distanciarse de las coacciones, medidas disciplinarias y controles que a éstas se asociaban. Sus palabras clave eran: decidir por sí mismo o por sí misma en qué trabajar y con quién; elegir formas precarias de trabajo y vida en tanto que parecía que era posible una mayor libertad y autonomía precisamente a partir de la organización del tiempo propio; y lo más importante de todo: autodeterminación. Con frecuencia, estar bien pagado o bien pagada no era una preocupación, porque la remuneración consistía en disfrutar del trabajo. Lo que preocupaba era poder desarrollar las capacidades propias. Por lo general, la aceptación consciente y voluntaria de condiciones de trabajo precarias venía a ser una expresión del deseo de vivir la separación moderna patriarcal de reproducción y trabajo asalariado de una manera diferente a la que permitía la situación de trabajo normal.

Sin embargo, son precisamente estas condiciones de vida y trabajo alternativas las que se han convertido de forma creciente en las más utilizables económicamente, puesto que favorecen la flexibilidad que exige el mercado de trabajo. Así, las prácticas y discursos de los movimientos sociales en los últimos treinta o cuarenta años no sólo han sido resistentes y se han dirigido contra la normalización sino que también, al mismo tiempo, han formado parte de las transformaciones que han desembocado en una forma de gubernamentalidad neoliberal.

¿Pero hasta qué punto es obvio que los modos de vida y trabajo precarios, que anteriormente se percibían como resistentes, tienen ahora una función hegemónica y gubernamental? y ¿por qué parecen perder su capacidad para alimentar comportamientos resistentes? A continuación voy a ofrecer algunas reflexiones que no pretenden constituir un análisis exhaustivo.

Muchos de los productores y productoras culturales que han entrado en una situación precaria por su propia voluntad –la gente de la que aquí voy a hablar como un todo– se remiten consciente o inconscientemente a la historia de las anteriores condiciones de existencia alternativas sin tener, generalmente, relación política directa con ellas. Y están algo perturbados y perturbadas por su desplazamiento al centro de la sociedad, es decir, al lugar donde lo normal y lo hegemónico se reproducen. Eso no significa, sin embargo, que las anteriores técnicas alternativas de vida y trabajo se vuelvan socialmente hegemónicas. Funciona justamente al contrario: la precarización masiva de las condiciones de trabajo se ejerce forzosamente sobre la totalidad de quienes salen de las condiciones de trabajo normales siguiendo la promesa de poder ser responsables de su propia creatividad y de fabricar sus vidas de acuerdo con sus propias reglas, como una condición de existencia deseable y supuestamente normal. Lo que nos concierne aquí no es la manera en que las personas en general se ven forzadas a la precarización sino el hecho de que algunas afirman que, en tanto trabajadoras y trabajadores culturales, han elegido libremente unas condiciones precarias de vida y trabajo[29.

Es sorprendente que no haya estudios empíricos y sistemáticos sobre esta situación[30. Sabemos sin embargo que existen una serie de parámetros comunes que caracterizan a los productores y productoras culturales. Se trata de individuos instruidos o muy instruidos, por lo general entre veinticinco y cuarenta años de edad, sin hijos o hijas, en situación de empleo precario de forma más o menos intencionada. Persiguen trabajos temporales, viven sobre proyectos y persiguen tener contratos de trabajo con varios clientes al mismo tiempo o uno tras otro, por lo general sin seguro de enfermedad, vacaciones pagadas ni subsidio de desempleo; sus empleos no les cubren la seguridad social y por tanto no gozan de ninguna o sólo de una mínima protección social. La semana de cuarenta horas de trabajo es una ilusión. El tiempo de trabajo y el tiempo libre no tienen fronteras definidas. El trabajo y el ocio ya no se pueden separar. Invierten el tiempo de trabajo no remunerado en acumular una gran cantidad de saber por el que no se les paga, pero que de forma natural se exige y se utiliza en las situaciones de trabajo remunerado.

Esto no es una ‘economización de la vida’ que viene de fuera, todopoderosa y totalizadora. Al contrario, se trata de prácticas conectadas tanto con el deseo como con la adaptación, en tanto que estas condiciones de existencia son previstas y coproducidas constantemente mediante una obediencia anticipada. Los trabajos ‘voluntarios’, es decir, impagados o escasamente pagados en las industrias culturales o académicas, por ejemplo, se aceptan con muchísima frecuencia como un hecho inamovible, no se exige en absoluto algo diferente. Se asume la necesidad de andar a la busca de otros trabajos precarios, menos creativos, con el fin de financiar la producción cultural propia. Este financiamiento forzado y al mismo tiempo elegido de la creatividad propia no deja de apoyar y reproducir precisamente esas relaciones que se sufren y de las que sin embargo se quiere ser parte[31. Quienes trabajan creativamente, estos precarios y precarias que crean y producen cultura, son sujetos que pueden ser explotados fácilmente ya que soportan permanentemente tales condiciones de vida y trabajo porque creen en su propia libertad y autonomía, por sus fantasías de realizarse. En un contexto neoliberal son explotables hasta el extremo de que el Estado siempre los presenta como figuras modelo[32.

Esta situación de precarización de sí está conectada a experiencias de miedo a la pérdida de control, a sentimientos de inseguridad por la falta de certidumbres y salvaguardas, así como al miedo al fracaso, el declive social y la pobreza. También por estas razones es difícil frenar o ejercer otras formas de abandono de los paradigmas hegemónicos. Todo el mundo tiene que seguir ‘a toda velocidad’; si no lo haces te quedas fuera. No hay tiempos claros para relajarse o recuperarse. Este tipo de reproducción no tiene un lugar determinado, lo cual redunda en el anhelo, imposible de satisfacer, de un lugar estable y, por lo mismo, en el sufrimiento por su carencia. El deseo de relajar el ritmo para ‘encontrarse’ se torna insaciable. Estos tipos de prácticas reproductivas, por lo general, tienen que aprenderse desde cero. Carecen de toda autoevidencia y deben ser peleadas encarnizadamente contra una misma y uno mismo, y contra otros y otras. A cambio, todo esto hace que el anhelo de reproducción, de regeneración, sea tan extremadamente comercializable.

A resultas de todo ello no sólo el trabajo y la producción se han convertido en precarios, sino también lo que se decía su reverso, aquello que con frecuencia se define como ‘vida’: la reproducción. ¿Coinciden por tanto la producción y la reproducción? En el caso de estos productores y productoras culturales, de una vieja nueva manera, sí. Lo que revelan es que en la forma neoliberal de individuación, partes de la producción y la reproducción se depositan ‘en’ los sujetos. Panagiotidis y Tsianos argumentan en esta línea cuando afirman: “la progresiva derrota de la división entre producción y reproducción no sucede en el hogar o en el lugar de trabajo, sino por medio de una corporeización del propio trabajo: ¡un modo reflexivo de precarización!”[33. Pero lo que se materializa en los cuerpos, más allá del trabajo, es siempre también la vida gubernamental, ya que las relaciones de poder gubernamentales biopolíticas funcionan obstinadamente mediante la producción de cuerpos y relaciones consigo hegemónicas y normalizadas.

La función de la reproducción, por consiguiente, cambia en el presente contexto de trabajo y ‘vida’ inmaterial, precario y por lo general individualizado. Ya no se externaliza en otros o en otras, como se hacía primordialmente hacia las mujeres. Ahora la reproducción individual y la reproducción sexual –la producción de la vida– se individualizan y se deslizan, en parte, ‘dentro’ de los propios sujetos. Se trata de la regeneración más allá del trabajo; también a través del trabajo, pero casi siempre fuera del trabajo asalariado adecuadamente pagado. Consiste en la regeneración, renovación, creación a partir de sí, re-producción de sí a partir del propio poder, con el acuerdo de uno mismo o una misma. La realización de sí se convierte en una tarea reproductiva a cargo de uno mismo o una misma. El trabajo se supone que garantiza la reproducción de sí.

Presentar a las productoras y productores culturales ‘precarizadas’ y ‘precarizados’, a pesar de su heterogeneidad, de una manera uniforme como aquí hemos hecho, permite afirmar que su subjetivación en el neoliberalismo ha sido obviamente contradictoria, por la simultaneidad de la precarización (que también significa siempre fragmentación y no linealidad) por una parte, y por la continuidad de la idea de soberanía por la otra. La continuidad de la soberanía moderna tiene lugar mediante la estilización y la realización de sí, la autonomía y la libertad, mediante la fabricación y la responsabilidad de uno mismo o una misma, y la repetición de la idea de facticidad. Un ejemplo de esto es la (todavía) extendida idea del sujeto artista masculino moderno, quien extrae su creatividad de sí mismo porque supuestamente existe dentro de él, ahí donde la modernidad occidental ha situado el sexo y lo ha convertido en la naturaleza, la esencia de lo individual. En general, para los productores y productoras culturales que aquí se describen, ‘soberanía’ significa confiar principalmente en su ‘libre’ decisión de entrar en la precarización: por tanto, significa ‘precarización de sí’. Y esto podría ser una razón importante de la dificultad para reconocer que la precarización es un fenómeno gubernamental neoliberal estructural que afecta a la sociedad entera y que en pocos casos se basa en la libre decisión. Pero los productores y productoras culturales ofrecen un ejemplo de cómo los modos de vida y las condiciones de trabajo ‘elegidas para sí’, incluyendo las ideas de autonomía y libertad, son compatibles con la reestructuración política y económica. ¿De qué otra manera podemos explicar que en un estudio de las condiciones de vida y trabajo de algunos productores y productoras de cultura crítica, cuando se les preguntaba qué es la ‘buena vida’, no tuvieran respuesta?[34. Que el trabajo y la vida sean cada vez más permeables entre sí significa, como expresó una entrevistada, que “el trabajo se filtra en tu vida”. Pero obviamente, por el contrario, no hay suficientes ideas de una ‘buena vida’ que se filtren en el trabajo, que pudieran a cambio transformarlo en algo que llegase a significar colectivamente una ‘buena vida’. Faltan comportamientos resistentes que tengan la perspectiva de una buena vida, una vida que pueda ser cada vez menos funcional a la gubernamentalidad.

En apariencia, la creencia en la precarización como oposición a la gubernamentalidad liberal se puede argumentar con la ayuda de un tipo de subjetivación contradictoria, entre la soberanía y la fragmentación. De esta manera, sin embargo, la continuas relaciones de poder y dominación se hacen invisibles y los mecanismos de normalización se naturalizan como decisiones autónomas y autoevidentes de los sujetos.

Hablar de manera totalizadora de la ‘economización de la vida’ también contribuye a lo mismo, puesto que deja fuera de perspectiva los efectos de las formas de hegemonía y, con ellos, también los conflictos y luchas. No nos permite ver cómo la imaginación de autonomía y libertad para sí se refleja en las líneas de fuerza gubernamentales de la subjetivación moderna; no nos permite imaginar otras libertades, lo cual bloquea la perspectiva de un posible comportamiento resistente que se enfrente a la función hegemónica de la precarización en el contexto de la gubernamentalidad neoliberal.

¿Cuál es el precio de esta normalización?, ¿qué funciona como anormal en el neoliberalismo?, ¿qué como desviado?, ¿qué es lo que, de esta forma, no se puede explotar económicamente? Antes que esperar la llegada mesiánica de la resistencia y las nuevas subjetividades (lo mismo que Deleuze formula retóricamente con la pregunta “¿Acaso no tienen los cambios en el capitalismo un ‘encuentro’ inesperado en la lenta emergencia de un nuevo yo como centro de resistencia?”[35), creo que es necesario continuar trabajando más en profundidad y con más precisión en genealogías de la precarización como una función hegemónica de la actualidad, así como en el problema de las continuidades de los modos de subjetivación gubernamental burguesa que se dan también en los contextos donde existen nociones de autonomía y libertad que se ven a sí mismas como resistentes.

 

Isabell Lorey

Publicado en Transform Noviembre de 2006.

Gracias a Brigitta Kuster, Katharina Pühl y Gerald Raunig por sus consideraciones críticas.

Traducción castellana de Marcelo Expósito, revisada por Joaquín Barriendos e Isabell Lorey, a partir de la versión inglesa de Lisa Rosenblatt y Dagmar Fink

 

“Governmentality and Self-Precarization. On the normalization of cultural producers”. Publicado en Simon Sheikh (ed.), CAPITAL (It Fails Us Now), b_books, Berlín, 2006.


[1 El término “productores y productoras culturales” se utiliza aquí como una designación paradójica. Se refiere a la imaginación de los sujetos designados: la imaginación de su propia producción autónoma y de la producción de sí mismos y de sí mismas. Pero al mismo tiempo estos modos de subjetivación son instrumentos de gobierno y constituyen efectos funcionales de las sociedades de gubernamentalidad biopolítica de la modernidad occidental. Por tanto, se trata de un término que tiene un significado contradictorio, no coherente. Es más, no se refiere solamente, ni en primer lugar, a los y las artistas. Se remite más bien a la definición que maneja el grupo kpD/kleines postfordistisches Drama (pequeño drama Posfordista), al que pertenezco junto con Brigitta Kuster, Katja Reichard y Marion von Osten [KPD, con todas sus letras en mayúscula, eran las iniciales del antiguo Kommunistische Partei Deutschlands, Partido Comunista Alemán, <http://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Comunista_de_Alemania> (NdT). “Empleamos el término ‘productores y productoras culturales’ de un modo decididamente estratégico. Con él no hablamos de un cierto sector (industria cultural), ni de una cierta categoría social (por ejemplo, quienes disfrutan de la seguridad social para artistas en Alemania, que consiste en un seguro de salud, jubilación y accidente para artistas y escritores), ni de una autoconcepción profesional. De lo que hablamos es de la práctica de atravesar una variedad de cosas: producción teórica, diseño, autoorganización política y cultural, formas de colaboración, empleos remunerados y no remunerados, economías informales y formales, alianzas temporales, una forma de trabajo y de vida sostenida por la idea de proyecto” (“Prekäre Subjektivierung”, entrevista con kleines postfordistisches Drama, en Malmoe, nº 7, 2005, pág. 24).

[2 No hay una sola palabra que pueda dar cuenta del actual proceso de em>devenir precario o precaria; se propone este término tentativamente. En alemán, la palabra propuesta es “Prekarisierung”.

[3 Por ‘líneas de fuerza’ entiendo las conformaciones de acciones o prácticas que se han homogeneizado y normalizado en el tiempo y en el espacio a lo largo de décadas o siglos y que, en último término, ejercen efectos hegemónicos (ver Michel Foucault, Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber, Siglo XXI, Madrid, 2005; Gilles Deleuze, Foucault, Paidós, Barcelona, 1987).

[4 Hemos elegido traducir como “comportamientos resistentes” el término “contre-conduite” que Foucault usaba para describir las luchas contra los modos de gobierno que identificó como “gubernamentalidad”. Ver Michel Foucault, Geschichte der Gouvernementalität II. Die Geburt der Biopolitik. Vorlesungen am Collège de France 1978-79, Francfort, 2004 [el libro no está traducido al castellano, pero se puede ver, por ejemplo, Michel Foucault, “Nacimiento de la biopolítica”, Estética, ética y hermenéutica, Obras Esenciales, Volumen III, Paidós, Barcelona, 1999.

[5 El mercantilismo también se orientaba al crecimiento de la población, aunque más en términos cuantitativos que en términos de la cualidad de vida ‘del pueblo’.

[6 Michel Foucault, Geschichte der Gouvernementalität II, op. cit., pág. 42.

[7 Uno de los pocos lugares en los que Foucault apunta el carácter inseparable de la gubernamentalidad moderna y la biopolítica es en el arriba citado Die Geburt der Biopolitik (Nacimiento de la biopolítica). Sobre la gubernamentalidad biopolítica como concepto socioteórico, ver Isabell Lorey, “Als das Leben in die Politik eintrat. Die biopolitisch gouvernementale Moderne, Foucault und Agamben”, en Marianne Pieper, Thomas Atzert, Serhat Karakayali, Vassilis Tsianos (eds.), Empire und die biopolitische Wende, Campus, Francfort-Nueva York, 2006.

[8 Michel Foucault, History of Sexuality. Volume I: An Introduction, Nueva York, 1980, págs. 141-142 [castellano: Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber, Siglo XXI, Madrid, 2005.

[9 Ibídem, pág. 142. El subrayado es mío.

[10 Philipp Sarasin, Reizbare Maschinen. Eine Geschichte des Körpers 1765-1914, Suhrkamp, Francfort, 2001.

[11 Crawford Brough Macpherson, La teoría política del individualismo posesivo. De Hobbes a Locke (1962), Trotta, Madrid, 2005.

[12 Ver Isabell Lorey, “Als das Leben in die Politik eintrat”, op. cit.

[13 Siguiendo las ideas de Althusser, estas relaciones imaginarias consigo no pueden separarse de las “condiciones de vida reales”, que son las técnicas gubernamentales para dirigir a la población que, por ejemplo, se materializan en la constitución de los cuerpos.

[14 Michel Foucault, “La gubernamentalidad”, Estética, ética y hermenéutica, op. cit. [<http://es.wikipedia.org/wiki/Gubernamentalidad>.

[15 Entiendo que no se trata de que la gestión de sí se ‘interiorizase’ durante el neoliberalismo reemplazando otro principio regulador. La regulación y el control no son técnicas establecidas por vez primera bajo el neoliberalismo en oposición a la disciplina, al contrario de lo que argumentan Gilles Deleuze [“Post-scriptum sobre las sociedades de control” (1990), Conversaciones 1972-1990, Pretextos, Valencia, 1999, <http://tijuana-artes.blogspot.com/2005/03/postscriptum-sobre-las-sociedades-de.html> y Michael Hardt y Antonio Negri [Imperio, Paidós, Barcelona, 2002. En particular, si se atribuye a las tecnologías de reproducción, junto con la higiene y la salud, un papel central en la producción biopolítica de cuerpos (sexualizados y racializados), entonces, en lo que se refiere a la burguesía, la introducción de tales prácticas de subjetivación debe situarse a comienzos de la era moderna, como muy tarde a finales del siglo XVIII.

[16 Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política (1859), Siglo XXI, México, 1980.

[17 John Locke, Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil (1690), traducción de Carlos Mellizo, Alianza Editorial, Madrid, 2002, pág. 70.

[18 Robert Castel, Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado, Paidós, Barcelona, 1997.

[19 La subjetivación biopolítica, a su vez, está diferenciada por medio del género, la raza, la adscripción de clase, la religión y la heteronormatividad, pero ahora no puedo entrar en más detalles porque, en términos generales, este texto se enfoca solamente sobre las líneas de fuerza de la subjetivación burguesa, y no busca ofrecer una mirada comprehensiva sobre el problema de los modos de constitución del sujeto.

[20 Katharina Pühl, “Der Bericht der Hartz-Kommission und die ‘Unternehmerin ihrer selbst’: Geschlechterverhältnisse, Gouvernementalität und Neoliberalismus”, en Marianne Pieper y Encarnación Gutiérrez Rodríguez (eds.), Gouvernementalität. Ein sozialwissenschaftliches Konzept im Anschluss an Foucault, Campus, Francfort-Nueva York, 2003.

[21 Michel Foucault, por el contrario, habla en Geschichte der Gouvernementalität II, op. cit., sobre el “empresario de sí” únicamente en el contexto de la formación de la gubernamentalidad neoliberal en Estados Unidos, al igual que lo hacen las investigaciones basadas en su trabajo (entre otras: Ulrich Bröckling, Susanne Krasmann, Thomas Lemke (eds.), Gouvernementalität der Gegenwart. Studien zur Ökonomisierung des Sozialen, Francfort, 2000; Marianne Pieper y Encarnación Gutiérrez Rodríguez (eds.), Gouvernementalität, op. cit.). Bröckling, Krasmann y Lemke argumentan, por ejemplo, que es posible detectar por vez primera “el comportamiento empresarial de los individuos económico-racionales” (op. cit., pág. 15) cuando la regulación liberal de la “libertad natural” se transformó en la de la “libertad artificial”. Pero ¿qué es esta “libertad natural” sino el efecto de las técnicas gubernamentales y las luchas sociales? Y, frente a ello, ¿qué es la “libertad artificial”?

[22 Ver por ejemplo Robert Castel, Las metamorfosis de la cuestión social, op. cit.

[23 En su genealogía de la gubernamentalidad, Foucault no establece ninguna conexión explícita entre lo normal y lo hegemónico. Con el fin de entender la dinámica y el significado de la gubernamentalidad, los mecanismos de normalización deben ser observados explícitamente en conexión con la producción de discursos hegemónicos y las luchas correspondientes. Sobre la conexión entre Foucault y Gramsci, ver Stuart Hall, “The Spectacle of the ‘Other’”, en Stuart Hall (ed.), Representation. Cultural Representations and Signifying Practices, Londres, 1997, y Alex Demirovic, Demokratie und Herrschaft. Aspekte kritischer Gesellschaftstheorie, Munster, 1997.

[24 Sobre la conexión entre completitud imaginaria y la condición de ‘ser blanco’, ver Isabell Lorey, “Der weiße Körper als feministischer Fetisch. Konsequenzen aus der Ausblendung des deutschen Kolonialismus“, en Martina Tißberger, Gabriele Dietze, Daniela Hrzán, Jana Husmann-Kastein (eds.), Weiß – Weißsein – Whiteness. Critical Studies on Gender and Racism, Francfort et al., 2006.

[25 Michel Foucault, “El sujeto y el poder”, en Hubert L. Dreyfus y Paul Rabinow (eds.), Michel Foucault: más allá del estructuralismo y la hermenéutica, Nueva Visión, Buenos Aires, 2001.

[26 Michel Foucault, Geschichte der Gouvernementalität II, op. cit., pág. 101, nota al pie. La gubernamentalidad biopolítica estructura las sociedades modernas de un modo concreto y paradójico. Tal y como Cornelia Ott afirma sucintamente, “permite a la gente llegar a entenderse como ‘sujetos’ únicos, y al mismo tiempo los reúne como una ‘masa de población’ amorfa y unificada… Por medio de esto, el reverso es siempre el ‘derecho a vivir’ más que la exclusión o la aniquilación de la vida” (“Lust, Geschlecht und Generativität. Zum Zusammenhang von gesellschaftlicher Organisation von Sexualität und Geschlechterhierarchie”, en Irene Dölling y Beate Krais (eds.), Ein alltägliches Spiel. Geschlechterkonstruktionen in der sozialen Praxis, Francfort, 1997, pág. 110). Sobre las conexiones entre socialización biopolítica y colonialismo, ver Isabell Lorey, “Der weiße Körper als feministischer Fetisch ”, op. cit.

[27 Sobre esta comprensión amplia de la precarización, ver kpD, “Prekäre Subjektivierung”, op. cit.; Paul Mecheril, Prekäre Verhältnisse. Über natio-ethno-kulturelle Mehrfachzugehörigkeit, Munster-Nueva York-Munich-Berlín, 2003.

[28 Luc Boltanski y Eve Chiapello (El nuevo espíritu del capitalismo, Akal, Colección Cuestiones de Antagonismo, Madrid, 2002) asumen que el origen de los cambios en el capitalismo desde la década de 1960 se puede localizar en la concreta integración y en la reformulación estratégica de la “crítica artística”, una crítica dirigida a la uniformidad de la sociedad de masas, a la falta de autonomía individual y a la pérdida de las relaciones sociales auténticas (ver también Thomas Lemke (ed.), Gouvernementalität der Gegenwart, op. cit.).

[29 Sobre la precarización de sí en el contexto de la migración, fuera de las prácticas de ‘producción cultural’, ver Efthimia Panagiotidis, “DenkerInnenzelle X. Prekarisierung, Mobilität, Exodus”, en arranca! Für eine linke Strömung, nº 32, verano de 2005; y Brigitta Kuster “Die eigenwillige Freiheit der Prekarisierung“, en Grundrisse. Zeitschrift für linke Theorie & Debatte, nº 18, 2006, <http://www.unet.univie.ac.at/~a9709070/grundrisse18/brigitta_kuster.htm>.

[30 Se pueden encontrar algunas aproximaciones iniciales en Daniela Böhmler y Peter Scheiffele, “Überlebenskunst in einer Kultur der Selbstverwertung”, en Franz Schultheis y Christina Schulz (eds.), Gesellschaft mit beschränkter Haftung. Zumutungen und Leiden im deutschen Alltag, Konstanz,2005; el estudio de Anne y Marine Rambach sobre los y las intelectuales precarios y precarias en Francia: Les intellos précaires, París, 2001; las tesis de Angela McRobbie sobre la funcionalidad de los y las artistas para la nueva economía: “’Everyone is creative’: artists as new economy pioneers?”, <http://www.opendemocracy.net/arts/article_652.jsp>; o la investigación del grupo kdD (ver notas 2 y 34; también kdD, “La precarización de los productores y productoras culturales y la ausente ‘vida buena’”, <http://transform.eipcp.net/transversal/0406/kpd/es>).

[31 El performer Jochen Roller tematiza precisamente esta dinámica en sus piezas.

[32 Ver por ejemplo el documento Schröder/Blair de 1998, o la interpelación a –entre otros y otras– periodistas, artistas, académicos y académicas, en el contexto de la reforma Hartz-IV en Alemania, para que actúen como “profesionales de la nación” (<http://www.bundesregierung.de/artikel-,413.445340/Bundesregierung-richtet-Steuer.htm>).

[33 Efthimia Panagoitidis y Vassilis Tsianos, “Reflexive Prekarisierung. Eine Introspektion aus dem Alltag von Projektlinken”, en Fantômas. Magazin für linke Debatte und Praxis, nº 6, Prekäre Zeiten, invierno de 2004/2005, pág. 19.

[34 Como parte del proyecto fílmico Kamera Läuft! (¡Acción!, vídeo de 32 minutos, Zúrich-Berlín, 2004), a finales de 2003 el grupo kpD (véase nota 2) entrevistó a quince productores y productoras culturales de Berlín (incluyendo al propio grupo) “con quienes trabajábamos conjuntamente en favor de un tipo de práctica política en el campo cultural o cuyo trabajo teníamos como referencia… Nuestras preguntas se basaban en el cuestionario que el Fronte della Gioventù Lavoratrice y Potere Operaio utilizaron en una acción llevada a cabo a comienzos de 1967 en la fábrica Mirafiori de Turín, La Fiat es nuestra universidad; en él se preguntaba, entre otras cosas, por [las ideas de los trabajadores y trabajadoras sobre las formas de organización y la ‘buena vida’… En lo que se refiere a una potencial politización de los productores y productoras culturales, también nos interesaban las estrategias colectivas de rechazo y los deseos que les están asociados de mejorar la vida propia y la de otras personas y también de cambio social. El único elemento de continuidad que estaba presente en todas las entrevistas era el sufrir una falta de continuidad… Tampoco nosotras encontramos apenas conceptos de vida alternativos en nuestro horizonte de ideas que pudieran contraponer algo claro y sin ambigüedades a los modos de vida existentes” (kpD, “La precarización de los productores y productoras culturales y la ausente ‘buena vida’”, op. cit.).

[35 Gilles Deleuze, Foucault, Londres, 1988, pág. 115 [castellano: Foucault, op. cit.. Un ejemplo actual extremo de esta idea mesiánica es naturalmente el final de Imperio de Michael Hardt y Toni Negri, op. cit., pero también, aunque de forma diferente y más atenuada, el propio Foucault con su reivindicación de nuevas subjetividades en “El sujeto y el poder”, op. cit.

 

 

A. Extensión crítica: la crítica caso a caso.

Acca hace crítica. Víctor Albarracín hace crítica. Franklin Aguirre hace crítica. Animarte hace crítica. Arcadia hace crítica. Artbodegón hace crítica. Arborizarte hace crítica. Arteria hace crítica. Camilo Atuesta hace crítica. Jaime Avila hace crítica. El Banco de la República hace crítica. Alberto Baraya hace crítica. La Biblioteca Luis Angel Arango hace crítica. María Clara Bernal hace crítica. Milena Bonilla hace crítica. Mery Boom hace crítica. Fernando Botero hace crítica. Francois Bucher hace crítica. Andrés Burbano hace crítica. Raimond Chaves hace crítica. Antonio Caro hace crítica. Carlos Castro hace crítica. Jaime Cerón hace crítica. El “Colectivo Anónimo” hace crítica. El “Colectivo Pornomiseria” hace crítica. El “Colectivo Equilátero” hace crítica. El “Colectivo Opinión Pública” hace crítica. El Consejo de Artes Plásticas del Instituto Distrital de Cultura y Turismo hace crítica. Manolo Cuervo hace crítica. Wilson Díaz hace crítica. Documenta hace crítica. Andrés Duplat hace crítica. Eledeabril hace crítica. El Tiempo hace crítica. Lina Espinosa hace crítica. Rodrigo Facundo hace crítica. Andrés Gaitán hace crítica. Juan Andrés Gaitán hace crítica. Dimo García hace crítica. Pedro García hace crítica. Tomás Giraldo hace crítica. “González” hace crítica. Beatriz González hace crítica. Inti Guerrero hace crítica. Natalia Gutiérrez hace crítica Pablo Helguera hace crítica. Juan Fernando Herrán hace crítica María Teresa Hincapié hace crítica. Andrés Hoyos hace crítica. El Instituto Distrital de Cultura y Turismo hace crítica. María Iovino hace crítica. Jaime Iregui hace crítica. Darío Jaramillo hace crítica. Carmen María Jaramillo hace crítica. Carlos Jiménez hace crítica. Humberto Junca hace crítica. Miguel de León hace crítica. Rodrigo Leyva hace crítica. Rosario López hace crítica. El Malpensante hace crítica. Mariángela Méndez hace crítica. Bruno Mazzoldi hace crítica. Juan Mejía hace crítica. Enrique Merchán hace crítica. El Ministerios de Cultura hace crítica. Número hace crítica. Omateumm hace crítica. Rafael Ortíz hace crítica. Nadín Ospina hace crítica. Lucas Ospina hace crítica. Paquita la del Barrio hace crítica. Gloria Posada hace crítica. Jorge Peñuela hace crítica. Carolina Ponce hace crítica. María Posse hace crítica. José Roca hace crítica. José Alejandro Restrepo hace crítica. Víctor Manuel Rodríguez hace crítica. Santiago Rueda hace crítica. Fernando Uhía hace crítica. Miguel Angel Rojas hace crítica. Doris Salcedo hace crítica. Fernando Uhía hace crítica. Guillermo Vanegas hace crítica. Catalina Vaughan hace crítica. Carlos Alberto Vergara hace crítica. Paola Villamarín hace crítica. Ivonne Viviana hace crítica.Voz hace crítica. YProductions hace crítica. Gustavo Zalamea hace crítica.Gloria Zea hace crítica.

B. Intensión Crítica: axiomática para la entender la crítica como una función social.

Toda lista es necesariamente incompleta; los que no están, tal vez hacen crítica o tal vez no hacen crítica. La definición de la función crítica por extensión o listado de casos será siempre parcial, incompleta y sesgada por el interés político y el interés personal –abyecto- del compilador. La absorción del disenso por las instituciones que son blanco de ese disenso será el fracaso de la crítica. La solución de la institución es el fracaso de la crítica. La construcción de una institución es el fracaso de la crítica. El fomento de asociación es el fracaso de la crítica. La adhesión es el fracaso de la crítica. La mejor forma de la cr´ticia es el silencio. La principal virtud y estado máximo de realización de la crítica es su total inoperancia. La mejor crítica es la inacción. La crítica es disciplinada. La crítica es indisciplinada. La crítica es taxonómica. La crítica es fractal. La crítica es un fractal aleatorio.La función más importante de la crítica es neutralizar toda amenaza al establecimiento. La función más importante de la crítica es la destrucción delestablecimiento. La función más importante de la crítica es escribir la historia oficial de los diálogos. La función más importante de la crítica es señalar la historia de la construcción del discurso. La función crítica es el único ejercicio posible del llamado artista plástico. Todo sistema axiomático semicomplejo es incapaz de probar su propia consistencia. Todo sistema axiomático semicomplejo es incapaz de probar su propia inconsistencia.La crítica es un sistema axiomático semicomplejo. La mejor crítica es anónima. El destino de la crítica en Colombia es la instauración de un sistema paracultural. El sentido de la crítica es desmantelar la crítica a través del silencio, la inacción y la total inoperancia.

C. Definición Crítica: breve cita y ampliación de “Espacio Crítico”

Breve Cita: “la función crítica es la amplificación de una interpretación, que se opera en uno o varios nodos críticos, y que se transporta entre un grupo inicial A y otro grupo final de población B”

Ampliación: el poder se define como la capacidad de control de los canales para hacer posible la amplificación crítica, y como la posibilidad privilegiada de desconocer al inferior pues solo el superior puede tener la facultad de desconocer al inferior. Esos canales son un grupo de nodos que tienen acceso unidireccional a la opinión pública. Tradicionalmente los únicos relatos que transportan son aquellos que se producen desde el interior mismo de su red. El poder de la red privará de toda forma posible de acceso a un canal de amplificación a los relatos que pongan en peligro la estabilidad jerárquica de la red o que sean producidos por fuera de su espacio de influencia. La fuerza más poderosa y visible de filtro es, por un lado el poder estatal, y por otro lado, el poder del capital. Infinidad de otras instituciones y redes creen que sus posibilidades de supervivencia como red jerárquica aumentan en la medida en que se insertan como nodos de la red estatal o de capital, y se dan a la tarea de moldear socialmente la opinión pública a favor de estas redes establecidas. El poder se caracteriza por su grado de éxito para acumular triunfos en su lucha por el desconocimiento. La amplificación es una cualidad unidireccional estadísticamente previsible gracias a la estabilidad de los intereses contextuales. En ausencia de la estabilidad de las redes contextuales, la reformulación de los vínculos entre los nodos será de tal nanovelocidad que la red se disolvería permanentemente en una trama horizontal, desprovista de relaciones vectoriales que confieran a una determinada organización una permanencia y jerarquía invulnerable. Habrá nacido entonces un nuevo orden político.

Pablo Batelli