Algunas Observaciones De Un Visitante De Mérida

A pesar del agotamiento que el consenso general parece querer instituir a imagen plena de una satisfacción común a una estadística, las formas de lectura y de escritura que se han desarrollado con los medios electrónicos continúan en construcción y se manifiestan en red bajo el concurso de diversos filtros editoriales…

Inferencias y conjeturas a partir de la Bienal de Arte Nuevo Interactivo que tuvo lugar en Mérida, Península de Yucatán, 2009.

1. Formas editoriales para un texto de todos los textos: si se piensa que las formas de escritura en red son ahora menos revolucionarias por parecer menos nuevas se trabaja sobre la premisa de considerar el interés por la escritura en red –y la definición misma de un evento revolucionario- estrictamente dependiente del advenimiento de lo nuevo; a pesar del agotamiento que el consenso general parece querer instituir a imagen plena de una satisfacción común a una estadística, las formas de lectura y de escritura que se han desarrollado con los medios electrónicos continúan en construcción y se manifiestan en red bajo el concurso de diversos filtros editoriales. En lo que tiene que ver con unos parámetros editoriales las modificaciones más importantes han sido la posibilidad de no estar –en apariencia- sujeto a criterios editoriales externos, y la ilusión de una interconectividad permanente y aparentemente democrática.
Las formas más relevantes de escritura y lectura en red son quizás las formas marginales de apertura a una experimentación no permeada por la intención del progreso. Menos que formas marginales puras, serían formas marginales radicales. Suponiendo que lo nuevo fuese una condición suficiente y necesaria para definir lo revolucionario, y si además se piensa que se puede extender sobre lo nuevo la desconfianza que se tiene sobre el progreso, valdría la pena intentar establecer al menos una diferencia, aun cuando fuese transitoria: en tanto lo nuevo es un advenimiento imprevisto de algo que sucede con o sin intervención de una totalidad o directriz discernible, el progreso está subordinado a una directriz económica que es discernible, y que por ende lo convierte en un asunto predecible caracterizado por un crecimiento más o menos monótono.
Una revolución en el progreso, es decir, un cambio abrupto en la gráfica de crecimiento monótono del progreso, no es necesariamente una revolución en un sentido más amplio; de hecho, parecería sencillo conjeturar que una revolución en el progreso corresponde a una inevitable contrarevolución en todas las otras esferas de las categorías conceptuales de las que el ser humano hace uso para lograr una descripción mas o menos tosca, mas o menos refinada de sí mismo.
Al interferir de manera tan profunda en la mayoría de las actividades humanas –subordinando todos los órdenes de decisiones-, y al condicionar la conducta hasta niveles tan profundos, el progreso ha logrado introducir en una precariamente identificada directriz de la evolución humana el universo de los procesos económicos como un factor de interferencia: inaugura una forma de la evolución bajo la directriz de una totalidad económica y despoja a lo nuevo que se sujeta al progreso de su constitutiva condición de algo imprevisto; el progreso parece definir así un nuevo tipo de evolución: la evolución sintética.
Lo nuevo radical es aquello que siendo nuevo resulta incompatible con el progreso y con cualquier otra directriz identificable que pueda condicionarlo. Está más cerca del azar y de formas sistemáticas imperfectas de invocar su interferencia, persigue invocar el azar bajo las formas del azar. Una consecuencia de la definición de lo nuevo radical es el advenimiento de una relación de opuestos entre sus probabilidades de realización u ocurrencia, y la resistencia -o inercia- que tienen ciertos estados de equilibrio estables para abandonar su condición fija; una resistencia al tránsito entre estados que en otros términos parecería podría llamarse –metafóricamente-miedo a la “destrucción”. Así como la estabilidad de los ciclos de la tierra puede generar ritmos y hábitos de cultivo que son justificadamente reacios al cambio –y el hombre ha dado prueba de ello al construir inmensos edificios físicos y conceptuales para prever la evolución de los ciclos estelares- lo nuevo (radical) encierra una ciega tendencia al cambio: su paradigma es operar el relevo de los estados fijos a la mayor velocidad posible: una tendencia al relevo permanente entre estados fijos que implica la destrucción de un estado estable para dar paso a otro futuro de naturaleza imprevista cuya permanencia será tan efímera como sea posible. En sus metáforas humanas la barrera a lo nuevo parece ser tanto psicológica como de subsistencia: apego a un orden con sus seguridades establecidas necesarias a la subsistencia, tanto como una aversión a lo imprevisto y miedo a la destrucción.
La condición del viajero sucede potencialmente bajo la influencia de esa fuerza de lo nuevo radical, en donde –sujeto a unas circunstancias que lo alejan paulatinamente de su esfera de seguridad o estabilidad- la destrucción de las certezas de un momento presente sucede a cambio de una proyección de arribo a un estado fijo efímero futuro, cuya consistencia se desintegra en el instante, cuando no infinitesimalmente antes, de ser alcanzado. En el relevo entre cada dos estados cada vez más breves, el viajero queda en estado de relevo, de tránsito permanente. Entre más largo un viaje, más probable que el viajero se entregue o sea vencido por la manifestación desbordada de esa influencia potencial, arrastrado por una cadena de relevos sucesivamente más frecuentes, hasta abandonarse únicamente a las seguridades infinitesimales del instante fijo de consistencia cero, y devenir en puro flujo; en un puro partir, en completa destrucción.
La multitud de personas que se encuentran conectadas en la red producen un texto a partir de la interconexión de cada uno de sus registros individuales, o trazas en los servidores, que se aglutinan y forman un gran texto, un cluster que es un permanente viajero de las plataformas electrónicas. A su vez, bajo las interfaces de interconectividad móviles, las partículas constitutivas del cluster son elementos en tránsito, posibles viajeros de todos los órdenes, definiendo el texto como un cluster atmosférico. En términos de la relación entre software y hardware, la interconectividad es una nueva plataforma de hardware a través de la que fluye un software en constante proceso de adaptación a las nuevas cualidades del hardware. Este hardware es en gran medida resultado del progreso, pero formas de filtro editoriales marginales, a las que convendría llamar resistentes, pueden mantener una fracción de ese cluster dentro de los terrenos de lo nuevo radical.
Dentro del cluster, pequeños clusteres de procesos de escritura pueden tomar el carácter de lo revolucionario, lo nuevo radical, o lo simplemente estandarizado, de acuerdo a los parámetros microeditoriales que definen cada pequeño subcluster. Las formas editoriales que en red contribuyen a generar la ilusión de la interacción democrática son aquellas que ofrecen los recursos para que un una misma plataforma centralizada se manifiesten y desarrollen formas específicas de criterios editoriales, es decir, que encauzan una infinidad de criterios microeditoriales abrazándolos por extensión, a partir de una colección y enunciación exhaustiva, y no a partir de una definición previa (aunque también podría ser de esta forma, aun cuando se corre el riesgo de aislar el caso singular, que puede además coincidir con lo nuevo radical). En la colección o museificación de esta diversidad de criterios microeditoriales, la gran extensión editorial destruye las potencialidades reales de ejercicio democrático y reduce este ejercicio a la apariencia de su ejecución. El activismo editorial puede definirse como las formas de escritura que comparten lo nuevo radical y que se proponen escapar a estas formas de museificación por exhibición exhaustiva de todos los casos posibles.
La existencia marginalmente residual de una escritura nueva radical en red aparece trivialmente sugerida cada vez que un enlace desemboca, con mayor o menor frecuencia, en la leyenda “en construcción”. No se trata de afirmar que la escritura electrónica depende exclusivamente de una plataforma digital con recursos formales en permanente desarrollo, es decir, del progreso de sus soportes (hacer depender la escritura electrónica de sus recursos formales equivale a afirmar que no existen nuevas escrituras impresas desde que se agotaron los modos de impresión en papel) es atribuir una probabilidad a una variante según la cual las ocurrencias de lo experimental –bajo los parámetros editoriales de lo nuevo radical- lanzarían las palabras en direcciones distintas a las previstas, a las atribuidas convencionalmente por su relación con un soporte específico, entendiendo la relación (o pareja) palabra-soporte como un vector en un plano de coordenadas. La escritura y la experimentación electrónica no han llegado a un término final, aun cuando esta interacción y texto escrito desde un cluster tienda a canalizarse cada vez más a través de los monopolios o cauces dados por el progreso, es decir, las plataformas de colección extensiva de microcriterios microeditoriales. La cualidad que tiene la escritura electrónica no es la de la novedad espectacular, si no la posibilidad de la experimentación propuesta desde una escritura en cluster, en donde el texto que se escribe es el concurso de todos los textos posibles escritos por todas y cada una de las partículas del cluster y en donde siempre será posible, para cada palabra, encontrar un nuevo apareamiento en su relación palabra-soporte, palabra-ocurrencia, además de introducir en estos apareamientos, terceros elementos de naturaleza desconocida desde el marco de lo radical.
2. Movilidad y memoria de la red: la escritura electrónica incluye un enorme repertorio de recursos que se derivan, y también desbordan, la oposición entre la inmovilidad de la escritura tradicional (impresa en soportes físicos convencionales como el papel) y la movilidad de la escritura digital en soporte electrónico, con la cualidad de la permanente actualización. No se trata de un contraste entre extremos, sino de contrastes finos entre grados de una misma escala, que se hacen más o menos evidentes según el grado de aproximación o ampliación: la actualización y la capacidad de respuesta a otros textos en el cluster del texto electrónico se caracteriza por un “lag time” mucho menor que la réplica en medios impresos. Ahora conviene establecer diferentes intensidades o cualidades de la inmovilidad: si la inmovilidad se refiere a la permanencia o a la cualidad más reconocida de la red, la actualización. La red y el texto impreso se diferencian, o asemejan, en grados de estas combinaciones, más que en valores binarios extremos (opuestos) de cada una de las escalas. En términos de capacidad de actualización, el impreso es fijo, y la red parece dúctil y móvil. Si la inmovilidad se refiere a la memoria, el cluster en red es abismalmente insondable, pues la memoria digital conoce y puede dar cuenta de cada estadio de su desarrollo, y así, en la misma forma en que se construye un texto wiki, el cluster está inmóvil y contenido no solamente en su estadio final, sino en cada uno de sus estadios intermedios. Algo puede ser permanente y ágil en su actualización, permanente y lento, efímero y ágil, efímero y lento. El transcurrir de la red permanece, fracción por fracción y traza por traza, registrado para su total e inequívoca reconstrucción arqueológica en cualquier momento futuro, presente o pasado. Es una memoria sin facultad o deseo de olvido y tiene todas las virtudes derivadas de esta condición, tanto como las limitaciones.
3. Las obras escritas para la red tienen más de un nivel de lenguaje: además del texto simple derivado de la lectura directa de la permutación del alfabeto ordinario, tiene de una parte un lenguaje de programación y en el otro extremo, en la otro parte, un lenguaje aparencial, o lo que es manifiesto en la interface de traducción. Esta escritura en un doble nivel hace que lo que subyace como simple código de texto, es decir, lo que no desborda el universo de las letras y signos conocidos, se manifieste a través de un proceso de traducción en una interface que reúne varios órdenes de las experiencias humanas posibles. Este proceso de traducción redefine el sentido de la escritura como una experiencia que se encuentra vinculada a diversos procesos de traducción, desde unos simples hasta otros complejos. La presencia de las interfaces dividen los textos en dos categorías: una en donde las interfaces electrónicas resultan innecesarias para realizar el proceso de lectura, y otra categoría, donde se encuentran los textos que solo pueden ser traducidos a través de la ayuda de estas interfaces. Es posible que como resultado de una evolución sintética, en una vida sintética futura, las interfaces se encuentren integradas a una extensión de lo que hasta ahora conocemos como inteligencia biológica humana, unificando estas dos categorías de textos en una categoría única.
4. Esta forma de escritura y de lectura, o la cualidad acumulativa y desdoblada del texto del cluster, imprime a la experiencia humana un cambio en la percepción y definición de las leyes editoriales: el escritor en red debe tener en cuenta que cualquier ley editorial debe contemplar el hecho de la estructura de bases de datos subyacente, en permanente expansión, que soporta y guarda en su memoria todos los sucesos de la red, cada estadio. En la red no existe el texto, o código de programación, salvo como registro en una base de datos, y la historia de un texto final o en proceso – en construcción- es tan solo la sucesión de registros ordenados en relación de un antes y un después. Así, un texto es un registro que remite, o contiene, todos los otros registros anteriores a él que fueron parte de su proceso de asiento, y se asienta en el proceso de los registros posteriores. Estas leyes editoriales involucran factores como la interconectividad, la capacidad de actualización, la infalibilidad arqueológica, los niveles de lenguaje, la evolución y la vida sintética y el organizar estas cualidades en el marco de intenciones de unos parámetros editoriales cercanos al progreso o a lo nuevo radical.

5. La escritura en red, que da lugar al cluster de textos y obras en red, puede dividirse (de manera no obstante bastante arbitraria y artificial) entre aquellas que participan festivamente de las promesas y bondades del progreso tecnológico, y otras que aun dependiendo de los soportes y medios electrónicos, es decir formando parte integral de un mundo tecnológico, guardan distancia o conservan algún grado de sospecha frente a la promesa del progreso. La división entre sospecha y no sospecha es arbitraria, tanto como lo es la aspiración general que parece poseer el desarrollo tecnológico como totalidad, la tendencia a sustituir al ser humano por vidas electrónicas o formas de vida sintética. Independientemente de la añoranza que nos produce lo que hemos convenido en llamar “humano”, esta pretensión de sustitución acarrea el riesgo de precipitar la destrucción de la especie antes de haber logrado introducir su calculado reemplazo. El desarrollo tecnológico –como entretenimiento de consumo o progreso- propone un aumento de la depredación y del deterioro natural que la totalidad cree poder solucionar a través de un mayor desarrollo tecnológico. En algún lugar de este proceso ha de suceder que se alcanza ese grado de desarrollo máximo –que se entreve como la sustitución del ser humano y el nacimiento de una vida sintética con leyes evolutivas intervenidas- o se acaban las materias primas objeto de la depredación y motor de ese cambio. En esta apuesta el hombre pone en riesgo su permanencia como especie tanto como la permanencia de la vida misma en las formas que le son familiares. Entre tanto el cluster se desarrolla bajo la tendencia heredada de convertirse en una forma textual autónoma, independiente de las personas que conforman, con sus interacciones, el hardware que las condiciona.
6. Activismo editorial y advenimiento de lo sintético: el activismo editorial descansa en un principio de oposición binaria, idéntico al que caracteriza al mundo digital. Se trata de un proceso de votación permanente que determina una diferencia –o escogencia- entre lo nuevo radical y todas las otras ocurrencias de lo nuevo y que arroja unos resultados de acuerdo a unos parámetros de interpretación de esa circulación (por ejemplo, incentivar lo experimental radical, o por el contrario, incentivar la predicción). La votación ocurre cada vez que un individuo interconectado toma una decisión de tránsito o circulación en red, cada vez que el tránsito humano queda registrado en las formas de aprehensión de algún tipo de algoritmo diseñado para tal fin. La definición de este algoritmo debe permitir la diferenciación del tránsito en red de origen humano de otras formas de tránsito, a las que podremos también llamar “sintéticas” y debe contar con una definición original, o definición cero, de lo nuevo radical además de un registro total de todas las conexiones y decisiones de tránsito en red (y ante la incapacidad de una memoria y combinatoria sobre la totalidad, contar con un algoritmo asociado que le permita tomar muestras representativas). Sin embargo, para efectos de la tendencia de lo sintético y del ansia del progreso, podemos considerar esa máquina total, con memoria y poder de cálculo ilimitado.
Al observar con un registro total el tránsito en la red, el algoritmo puede desarrollar la facultad de modificar la definición de lo nuevo radical. Al hacerlo, estaría afectando su complemento, lo nuevo no radical, zona en donde se ubicaría el progreso.
El resultado del algoritmo es la generación de unos propios parámetros editoriales a partir de la colección estadística del tráfico: se reduce a incentivar lo nuevo radical, o a incentivar las otras formas de lo nuevo (los motores de búsqueda son un ejemplo claro de los parámetros editoriales desarrollados por algunos de estos algoritmos). La capacidad de ajuste y modificaciones que sufren los algoritmos se delega también en otros algoritmos, de manera que se tiene un universo de algoritmos que se afectan entre sí, y el ser humano en la base, es decir, constituyendo el emisor cero o primario en la cadena del cluster, o de la interconexión total; esta jerarquización al menos temporal evita una completa autoreferencia sintética porque la directriz que comparte la totalidad binaria es la del progreso, y son los hombres y sus decisiones todavía el motor atómico necesario para el progreso. Habría que hacerse la pregunta sobre qué es un progreso sintético. Eventualmente el progreso se liberará de su relación de dependencia humana, y los algoritmos que corrigen algoritmos se multiplicarán en ambos sentidos sin límite alguno, llegando a una autoreferencialidad y a una vida plenamente sintética. El valor humano, dentro de lo sintético, está limitado a los aportes que puede hacer a favor de su advenimiento pero es todavía indispensable.
El proceso de votación es ideal, y como tal, solo una máquina de calcular puede, eventualmente, determinar la magnitud de cada uno de los conjuntos con precisión instantánea, cada vez que la comparación es requerida. El cálculo de la extensión de cada conjunto depende del concurso de tres variables: el registro histórico de las individuos interconectados y su historia de tránsito, una definición no ambigua de lo nuevo radical, y el registro histórico de los hábitos de navegación o participación en la escritura del texto del cluster de cada una de las máquinas interconectadas. Dado que la definición de lo nuevo radical puede sufrir variaciones de acuerdo a las subjetividades de diversos individuos, un programador -al que se designa con el nombre de “programador ideal” (es decir, sin sesgo alguno de individualidad, ego o vanidad propias) determina el espectro o varianza de las posibles definiciones. La finalidad del plebiscito instantáneo es medir las magnitudes de cada conjunto de acuerdo a un cierto número de definiciones probables de lo nuevo radical. Si bien esta definición es idealmente inambigua ello no garantiza que sea única.
El activismo editorial consiste en generar una fuerza a favor de las definiciones probables que contribuyan a un incremento en la magnitud de la votación a favor de lo nuevo radical. Para ello se trata de buscar lo que las definiciones en uso de lo nuevo radical tienen en común, ya sea por extensión o intención, y desde cada una de las terminales, en decisiones que son la manifestación minúscula de las decisiones humanas, transitar, escribir, y editar a favor de lo nuevo radical.
Se puede, por ejemplo, acudir a un simulador de tránsito humano, es decir, al modelado de un internauta sintético cuyos hábitos, criterios editoriales, y aleatoreidad de intereses y tránsitos simulen las decisiones de un ser humano; este sería un activismo sintético. De otra parte, lo nuevo radical sea probablemente una aspiración estrictamente humana y no tenga sentido en un escenario de vida sintética, y por ello, una forma de activismo sea participar en este plebiscito permanente a partir del ejercicio de decisiones no asistidas, aun cuando un algoritmo pudiese ser fácilmente engañado por hábitos de escritura, deambular, y pensamiento propios de la vida sintética. Se trata, en resumen, de marginarse de la línea del progreso.
7. Aquí manda el pueblo y el gobierno obedece. Luego de largas horas de viaje, comprimido entre un bus sellado, bajo la extrema baja temperatura interior de un implacable aire acondicionado, dejando atrás Mérida, la selva baja y el extremo norte de la península, con una agobiante temperatura y humedad exteriores, llegamos, en la madrugada, a una terminal de transporte en donde se lee «aquí manda el pueblo y el gobierno obedece». El conductor, exhausto, baja para estirar sus piernas. Los pasajeros permanecen, en su mayoría, dormidos en sus asientos. No he dormido un solo minuto, ocupado en mantener alerta al conductor durante el trayecto: debido a las largas jornadas al volante, sus fuerzas van al límite , y el viaje ha estado en riesgo de un abrupto final.
En los momentos más críticos la mención de Colombia revive su interés por la ilusión de una conexión fraterna y lo mantiene en una zona de vigilia, si bien frágil, de todos modos apenas suficiente para controlar el vehículo, que ha zigzagueado a lo largo de un buen trecho de carretera.
No es necesario indagar demasiado para entender que este es un territorio que reivindica su derecho a una soberanía propia; se percibe muy rápido, penetra por la piel y se hace consciente de modos invisibles: al comienzo con temor, poco después con una sensación de alivio y de liberación. Aquí manda el pueblo y el gobierno obedece, transfiere al pueblo el derecho y la obligación de mantener los principios de la Constitución cuando existe un consenso sobre su quebrantamiento. Esta expresión, que parece en principio una expresión de autoridad, adquiere la forma de un teorema matemático si se considera pueblo al gobierno y gobierno al pueblo, es decir, si estas dos categorías se unifican. Este teorema desenmascara los protocolos teatrales de las democracias occidentales en donde gobierno y pueblo se han instituido como dos categorías separadas y no como dos estados de un único cuerpo social en comunión con la constitución. Se percibe aquí una consecuencia del pensamiento disociado, es decir, que avanza por enfrentamiento entre opuestos. Además de esta norma, toda la autoridad parece estar presente a través de las formas menos espectaculares posibles.
La existencia de un pueblo maya no jerarquizado en el siglo XXI tiene probablemente su origen en el derrumbe de las grandes ciudades mayas: lo extinto es una sociedad organizada en función de un orden político central que colapsa, pero el pueblo como tal, sus creencias y sus invisibles vínculos de cohesión sobreviven a la extinción de ese orden político. Más allá incluso de sobrevivir a esa extinción del orden político, la extinción de lo político se hace absolutamente necesaria para la supervivencia del pueblo. Un paralelo sorprendente con una revolución zapatista: dos eventos conectados en el flujo subterráneo del tiempo. La invisibilidad de la autoridad parece coherente con la intención de preservar las experiencias duramente adquiridas del pasado maya y por ende, con la necesidad de mantener el poder en una extensión estrictamente horizontal.
Trato, como un viajero en tránsito, de entender la grandeza del asunto maya, y creo identificar en este punto dos elementos: un grado de desarrollo matemático y conocimiento del cosmos que excedía lo que era estrictamente necesario para el pronóstico de los ritmos de cultivo, y dos, el colapso de los regímenes políticos de poder central que dieron lugar a las grandes ciudades y por ende, al nacimiento de unas nuevas formas de concebir la sociedad.
La geografía de la península de Yucatán está poblada por los cenotes, cavernas profundas que sirvieron como depósitos de agua dulce. Al estar comunicados por extensos túneles subterráneos inundados, es fácil establecer una metáfora con las formas como el no maya -también el viajero- podría percibir el flujo del pensamiento maya, en donde, otra vez, aparece la cualidad de lo invisible, de lo no manifiesto, del cauce común de las creencias y de las percepciones, de lo que transcurre subterráneo. Al ser considerados también las puertas al inframundo, el cenote reúne los extremos de lo posible, contribuyendo a la abolición de la visión dual del mundo característica de un hombre occidental.
Entonces, existe en el asunto maya la abolición de lo central, y también la ductilidad o abolición de lo dual; características que lo separan del viajero o del ser occidental; a su lado, nuestras categorías de pensamiento, controladas por la oposición entre lo analítico y lo sintético, colapsan. Nos resulta incomprensible el mundo de la síntesis total.
En la actualidad los mayas controlan la selva, y han logrado impedir el establecimiento de las rutas del narcotráfico que solían cruzarla. Zapata y Villa viven sin despliegue mediático o espectacular y el proyecto que quisieron realizar permanece aquí en estado de resciliencia. Invisible, horizontal, en pensamiento no binario, permanente.
La invisibilidad ha caracterizado también al subcomandante Marcos; de quien se dice un día bajó a Palenque. Así lo describe una conocida, a la que la antropologia, el interés por la reformulación de lo político y la admiración por las grandes ciudades mayas atraparon de manera permanente en un lugar que se suponía era de paso:
«Bajó de los cerros; tenía su pasamontañas; podría no haber sido el verdadero subcomandante Marcos, aunque nadie sabe si existe ese al que se le podría llamar verdadero. Porque es como invisible, como que no le gusta estar en el centro de lo que dice, habla aquí como si estuviera allá. Estaba desarmado, pero rodeado de una guardia que sí estaba armada; cuidaban de su seguridad. Al comienzo la manifestación era pequeña; o bien no había sido anunciada, o bien las personas se acercaban con cautela, con miedo. Poco a poco la marcha fue creciendo y las autoridades locales realizaron un despliegue de fuerza, como le corresponde a cualquier autoridad local cuando es llamada a cumplir con su papel institucional de preservar el orden. Todo sucedió en silencio, sin violencia verbal o gestual. La gente comenzó a salir de sus casas; se veía en ese flujo la comunión en las ideas, como si cada habitante fuese un cenote conectado de formas invisibles con cada uno de los otros. La policía representaba su parte en el teatro y custodiaba la marcha desde las esquinas, respetuosamente a distancia del subcomandante Marcos, pero en la ciudad todos sabían que desempeñaban su rol institucional solamente en la superficie, y que en el fondo, al igual que la guardia armada del subcomandante, cuidaban a Marcos. Con este relato quiero, Pablo, expresarte la forma como ha sido resuelto en Chiapas el problema de los opuestos.».

Pablo Batelli

Bogotá, Colombia, agosto 20 de 2010
Agradecimientos: Claudia Díaz Toledo, Jaime Iregui, Raúl Ferrera Balanquet y a todas las personas vinculadas a Interactiva 2009, Mérida-Yucatán.

3 comentarios

Como un activismo editorial, el texto propicia dentro de sí, en todo este modelo teórico que describe (y crea?) su propio espacio de resistencia, para alcanzar también, sutilmente, la fase de manifiesto «lo nuevo radical» como puerta de salida a la replicancia donde lo humano cesará necesariamente, algoritmicamente.

P.D. Creo que lo de Arte Nokia es una burda aproximación a la reflexión tovadía enmarcada en simples niveles coloquiales que no calculan las reales consecuencias de esta incesante interconectividad y es lo que tu texto aborda pero desde todo un universo teórico.

P.D. Me resultó sugestivo y emocionante hacer esta segunda lectura, además desde mi frustración en la reunión de ayer, tu texto me dio nuevas luces para entender este modelado radical, orquestado supranacionalmente y que acogemos desde la tibieza de nuestro cada vez más desconcertante subdesarrollo, o arrasamiento de sí, si es que todavía existe un sí que proteger.
Nuevas luces porque me permite entender qué se juega por las vías de la escritura, y su necesario alineamiento en red; creo esto llamado escritura, como pura potencialidad y azar, como eso que llamas «lo nuevo radical» o «activismo editorial», cesará necesariamente, así este texto- manifiesto, también es un testamento o una testificación de algo que cesará necesariamente; quizá se conserven algunos estertores, que imagino como redes que logran permear todo registro debido a su proceder como jakers o piratas en red, salvaguardando o borrando todo registro que los localice. Así tu texto resulta también tremendamente Político, porque es una política de la escritura lo que planteas en juego permanente frente a las regulaciones de lo nuevo y del progreso, que son fuerzas necesarias y paradógicamente reactivas, por eso la originalidad de eso «nuevo radical», que empuja en la dirección del azar y de lo imprevisto, resistiendo. También como política de la escritura advierte que ya no tiene sentido la «Libertad de expresión», los mecanismos internos preveen toda una modelación por fuera de cualquier marco de Ley: lo intuyo en el ensayo pero faltó catapultarlo, y así crear una mayor contundencia de algo que muchos podrán leer sólo desde «lo tecnológico» sin prever sus alcances políticos, tal vez puedas y es posible insertar todavía este punto; no hay posibilidades de prueba de esa ley de expresión a menos de ese jackeo continuo hacia el azar.
…así la imagen del viajero permanente, del que deambula hasta el infinito… «marginado de la línea de progreso», cómo imaginar ese incesante tránsito en red? finalmente el viaje no llegaría a ser también una huída- resistencia? fatigante y heróica?
entonces me tropiezo abruptamente, como cuando jugaba en esas pistas de carro -primeros programas de simulación de carreras de carros-, y atravesaba una «zona gris» de interferencia de la pista: «Aquí manda el pueblo y el gobierno obedece», mientras buscas mantener la ruta, regresando con tus palabras al adormilado conductor… que amenaza con perder el control, y lo regresas con la mención a un territorio ajeno y sólo parcialmente familiar y reconocible «Colombia». Y tan distante de este reclamo, «Aquí manda el puebo y el gobierno obedece». Una ironía para el viajero.
Entonces, otra conexión subterránea, la de los cenotes, lo nuevo radical, la posibilidad del asunto maya «abolición de lo central» y también la «ductibilidad o abolición de lo dual», «la forma como ha sido resuelto en Chiapas el problema de los opuestos» y luego la imagen que escucho un instante antes del sueño, de un pueblo que se rebela y enciende fuego a todo lo que fuera su civilización, para internarse en la selva…

Mi estimado Pablo,

Que gusto me da reconocer los efectos de Arte Nuevo InteractivA en tu proceso creativo.

Me intriga como has encontrado una similitud entre la red de ríos subterráneos de la península y las inquietudes por articular formas alternativas de la escritura tanto electrónica como impresa. Desafortunadamente, aún muchos no han logrado reubircarse en las traspolaciones psico-linguísticas producidas por la ruptura informática y creo que pasarán años antes de que se logre entender el dramático reajuste impuesto por la invasión tecnológica. Ya imagino, en un futuro, la aparición de textos condenando la colonización tecnológica y las tesis sobre como «de-construir» las nuevas forma de escritura y de comunicación social.

En cuanto a México, se me hace shocking el enfrentarme a un momento histórico donde no se cuestiona la verdadera ideología detrás de la independencia y la revolución. Al crecer en Cuba, con esa maraña seudorevolucionaria machista, racista y clasista que no ha contextualizado nunca los efectos del occidentalismo, el patriarcado y el heteroformalismo, me intriga reconocer que los líderes de la independencia mexicana fueron todos «religiosos» y nadie cuestiona como la religión ha colonizado la espiritualidad en nuestros territorios. Tampoco se reconoce que los líderes de la revolución eran adinerados que intentaban reajustar el orden económico para su beneficio. No en balde, hoy continúa la explotación laboral, el patriarcado, los que creen tener derecho sobre el cuerpo de la mujer y el aumento de la esclavitud y sus nuevas formas.

Y que me dices de la Colombianización de México con lo del narcotráfico!!! Por alguna razón esto me remonta a la Guerra del Opio en sudeste asiático.

He estado leyendo a Marcuse. Realmente, me ha obligado a recontextualizar el «progreso» y la «civilización» y darme cuenta que son mecanismos represivos a favor del aparato colonizador. El New World Order informático es un síntoma de estos mecanismos.

Arte Nuevo InteractivA ya es historia, mi estimado. Demasiado trabajo que impedía otras labores. Esa historia colectiva que logramos armar tendrá repercusión en su debido momento. Y tu presencia en nuestro Laboratorio, todo el trabajo fotográfico que realizaste para documentar la exposición, más el brillante ensayo que aún me abre interrogantes marcan una interconexión supraterritorial muy similar a esa geometría variable inscrita en el discurso y en tu subjetividad histórica.

No pierdas esa lucidez con que logras articular nuestro momento histórico. Me haces pensar críticamente y llegar a lugares donde logro interceptar los efectos represivos y me sacudo la mierda, cuando reconozco que somos un network social histórico. Y la soledad se anula en el instante.

Abrazotes,
raúl

Muy estimado Raúl, tus observaciones son muy acertadas, y percibo gran delicadeza en señalar las carencias. Me hacen pensar que «Las observaciones de un visitante de Mérida» serían un primer paso para comprender ciertos asuntos sociales, que tu señalas con gran precisión. Los asuntos de (en el contexto latinoamericano y probablemente mundial) la religion, el consenso en la seguridad del heteroformalismo, la forma como se instituye el papel de la mujer en un mundo de expectativas estadísticamente ocurrentes («de macho»), la revolución vista como un pretexto para dirimir un conflicto que en última instancia se plantea únicamente entre dos clases privilegiadas antagónicas, son señalamientos concretos, de gran importancia y que a pesar de no estar situados en el centro del texto, creo abarcarlos desde la perspectiva de lo significa un modelado del mundo desde unos parámetros editoriales específicos. En suma, vienen a ser fronteras editoriales que hay que derrumbar, desplazar, alterar, redefinir…
La colombianización de México no es otra cosa que la extinción del Estado a manos de la fuerza del capitalismo; entre el comercio de drogas y su categoría de actividad criminal, y el capitalismo, no hay ninguna diferencia. El capitalismo se va a manifestar con mayor interés e intensidad allí donde las utilidades sean potencialmente mayores. Es un proceso irreversible; en Colombia se «estabilizó» únicamente cuando las mafias del narco tomaron control pleno del aparato estatal (estadio en el que estamos en este momento histórico). Es decir, la voracidad de esta actividad (el narco), que es el emblema mas avanzado del capitalismo, es un enemigo mortal de todo sistema con aspiraciones democráticas (o políticas, incluso). En Colombia no solo se lava dinero, sino que es un aparato político, democrático y «constitucional» de «lavado de personas». Y hacia ese punto va el orden mundial, no te quepa la menor duda. Alli donde la democracia sea enemiga de «los negocios», pues se hace inviable cualquier proyecto democrático y político no totalitario. Aquí es donde la sospecha sobre el progreso aparece necesaria.
Lamentablemente no existe, por ahora, otro término para denominar la imbricación de lo económico y lo político, que no sea el término (estigmatizado y desgastado) «capitalismo». (Término que ha servido, como creo tu lo señalas, como pretexto para dirimir un conflicto entre clases dominantes antagónicas, invocando valores como igualdad, libertad….).
Me dejas estas inquietudes. Gracias por tu aguda y lúcida lectura.
Puedes ver que los procesos de cosas que «son historia» siguen su curso hacia un futuro. Si hay algo que recordaré con alegría, fué la amplitud de la convocatoria, la generosa hospitalidad, y la oportunidad, como acertadamente lo señalas, de mantener vivos los efectos de la experiencia de InteractivA.
Extraño sumergirme en un cenote… espero poder hacerlo en corto!
Abrazos, y al habla,
Pablo