Aceptando La Invitación A Repensar La Esferapública

Esferapublica cerró el año con un tono autorreflexivo, en el diálogo que se produjo entre Carlos Jiménez, Alejandro Martín y Jaime Iregui a partir del texto “Antes de Esfera”.  Unos días más tarde, Jaime Iregui publicó el texto de Nancy Fraser “Repensando la Esfera Pública”,  de Nancy Fraser, como un gesto provocador justamente para pensar las dinámicas de participación de este portal.

En la columna de la derecha de la página de inicio de Esfera Pública, bajo el título de Textos, aparecen 22 nombres, que se linkean para acceder al contenido de las entradas que han publicado los escritores mas frecuentes de la página. De los 22 nombres hay 5 de mujeres, dos de ellos pseudónimos.

Si contáramos las entradas publicadas, no solo en estos 22 nombres frecuentes, sino en el total de entradas publicadas, nos encontraríamos con una cifra similar, alrededor de un 13% de entradas son publicadas por mujeres, las estadísticas se complican cuando contamos además con un buen número de pseudónimos femeninos, algunos todavía vigentes, como Catalina Vaughan o Gina Panzarosky, otros que son parte de la memoria online de la esfera como Paquita la del Barrio o Mary Boom.  En cualquier caso, surge la pregunta de ¿Porqué tan pocas mujeres escriben en la esferapública?  Si siguiéramos la lógica de las guerrilla girls, encontraríamos una respuesta: DISCRIMINACIÓN. ¿Pero como se puede hablar de discriminación en un espacio abierto, en donde se pública haciendo click?.  Si a esta pregunta le añadiéramos otra, también utilizada por las chicas guerrilla sobre la participación en la esfera pública de “gente de color”  y en el caso colombiano la participación de indígenas(1), esta esfera pública no estaría tan distante de la griega en donde “A la gente esclava, mujeres, niñas y niños, todas aquellas personas que no eran varones y propietarios, no se les permitía estar en la esfera pública en la que lo humano se constituía a través de hechos lingüísticos”(2). Las cifras de la página web, son monstruosamente parecidas a las del congreso colombiano “Las elecciones realizadas el pasado marzo, dejan un congreso conformado por un 87% de hombres y un 13% de mujeres”(3). Una situación similar ocurre en el campo de la literatura(4).

La esfera pública es un concepto potente que sin duda pretende una ampliación democrática, y que por lo tanto, da luces también sobre los límites evidentes de la democracia liberal.  Es urgente una crítica profunda a lo que nos han enseñado es el mejor invento de la humanidad, la mejor forma de organización humana posible, para evitar seguir haciendo cantos de victoria democráticas en un mundo en el que la ley es para los de ruana y en donde la discriminación opera de una manera sutil, que hace más difícil tanto su visibilidad como su comprensión.

Nancy Fraser explica que existen…. “impedimentos informales a la paridad participatoria que pueden persistir aún después de que todo el mundo haya recibido formal y legalmente el derecho a la participación…a veces los grupos subordinados no pueden encontrar la voz correcta o las palabras para expresar su pensamiento y cuando lo hacen, descubren que no son escuchados”. (5) Sobre las limitaciones para la participación generadas por el tono de rabioso “el ambiente de curso de primaria” lo llama Alejandro Martín generalmente utilizados  en esferapública, se debatió en los comentarios del texto “Antes de Esfera”(6).

Pensar sobre las limitaciones que se dan en este espacio online, dan cuenta de un profundo interés por generar un espacio más inclusivo, donde se puedan escuchar más voces y enriquecer la discusión.  Sin embargo, existen limitantes que van más allá de lo que se puede generar desde esta plataforma; el problema de la participación en esta micro galaxia online, no puede pensarse sin tener en cuenta el contexto offline en donde los participantes interactúan, lo cual nos lleva a plantearnos, entre otras muchas cuestiones ¿Quiénes acceden a la educación universitaria en Colombia? ¿Quiénes de estos escogemos una carrera que tiene pocas plazas de inserción en el mercado laboral? ¿Qué herramientas ofrece la educación artística en Colombia para estudiantes de comunidades rurales? ¿Qué herramientas para pensar las sutiles formas de dominación patriarcal se les da a l@s estudiantes de arte en Colombia? ¿Porqué si la mayoría de estudiantes de arte, portan una cédula de ciudadanía que las identifica como mujeres son los que en la cédula de ciudadanía son identificados como hombres los más visibles en las diferentes prácticas dentro del campo del arte?

Mónica Eraso

Lina Castañeda


[1] Sobre este punto, interesante leer el artículo “Artistas Indígneas y Afrocolombianos: Entre las memorias y las cosmovisiones”  de Adolfo Albán Achinte.

[2] J.Butler, El grito de Antígona

[3] Monica Wills, congreso visible ttp://www.congresovisible.org/agora/post/iniciativa-de-ley-de-cuotas-electorales-en-colombia/99/

[4] http://www.elespectador.com/columna-235868-reinas-y-reinas

[5] Nancy Fraser, Repensando La Esfera Pública http://esferapublica.org/nfblog/?p=12846

[6] http://esferapublica.org/nfblog/?p=12523

22 comentarios

En la línea de la reflexión que se propone en el texto: ¿Cómo debemos calificar la omisión de uno de los participantes? ¿Existe la «omisión democrática» que se hace legítima por oposición a la «omisión de exclusión»?

No creo que exista una omisión democrática, si tiene planteamientos al respecto sería interesante que los comparta. Su omisión se debe a una falta de atención, igual que la cita a Nancy Fraser repetida en el primer párrafo. No puedo hacer una lectura política sobre eso, pero de nuevo, sería interesante leer la suya.

En un intercambio de comentarios en donde participaron tan sólo cuatro voces se puede decir cuando menos que la torpeza es notoria. Estoy seguro que ha sido posible no por una falta momentánea de concentración (asunto que la red es implacable en hacer evidente) sino más bien porque esta torpeza no parece implicar el riesgo de una consecuencia real, como eventualmente podría suceder en el caso de omitir -por torpeza- a Jaime Iregui, a Carlos Jiménez, o a Alejandro Martín.
La intervención «Antes de esfera» es de diciembre 2 de 2010, y «Aceptando la invitación a repensar la esferapública», de 21 de enero de 2011. Tiempo suficiente para «repensar».
Le envío a continuación una posible interpretación política del asunto:
Aun cuando se podría invocar que la carga del intercambio en la plataforma online de Esferapública la sostuvieron Jaime Iregui, Carlos Jiménez y Alejandro Martín, existe un cuarto participante que ha quedado omitido en el texto de Lina Castañeda y Mónica Eraso titulado «Aceptando la invitación a Repensar la Esferapública».
Esta omisión sería tal vez trivial, salvo por la reflexión en las relaciones entre discriminación, género, poder, y esferapública y democracia que se quiere adelantar.
Se desprende del texto, a través del ejemplo, que existen omisiones «políticamente correctas» que por efectos de una presunción sobre un consenso en la opinión pública se convierten en «omisiones democráticas».

Invocar la torpeza como razón de una condición no sería -en un plano nacional- suficiente para explicar las desigualdades o para subsanar sus consecuencias.

¿Cual sería la eventual consecuencia real si hubiéramos omitido alguno de los otros participantes en el debate? Intuyo por el tono de su participación que piensa que la omisión de su nombre obedece no a una falta de atención (o torpeza en sus palabras) sino a una decisión premeditada.

El texto no presume un consenso en la opinión pública, al contrario pretende iniciar un diálogo sobre temas que son bastante poco tratados en la esferapública. El silencio sobre temas de género parece preocupante en un espacio en donde constantemente se debate sobre arte y política.

El debate en cambio no se ha dado en este sentido y las posibilidades para la reflexión generadas a partir de su malestar por no haber sido mencionado en el texto, parecen bastante cortas. ¿Si su nombre hubiera sido mencionado en el texto tendría algo más que aportar a la «discusión»? ¿Todo acá se tiene que reducir a ataques y contra ataques de grandes egos?

Es cierto que el carácter abierto de esta plataforma es apenas uno de los alicientes que invitan a participar en ella. Esta modalidad ha hecho posible que a lo largo de los últimos diez años se hayan escuchado otras voces, unas por un corto tiempo, otras lo hacen intermitentemente y de acuerdo a las discusiones en curso, y otras construyendo un cuerpo discursivo y una forma de hacerlo público.

También es cierto que la publicación del texto de Nancy Fraser invitaba, como lo dice su título, a repensar la esfera pública. Además de esta discusión en curso, una de las formas de repensar esta microesfera que es esferapública va a ser mediante el formato del [e] magazine, que en principio ha funcionado como espacio editorial que busca profundizar sobre debates y textos publicados en este foro. Es decir, como una relectura del archivo.

Para este año la propuesta es editar 6 números del [e] magazine. Cada uno de ellos va a contar con un editor -o grupo de editores- que se encargará de repensar este formato editorial, definir un tema y convocar a varias personas a participar utilizando medios como el texto, la imagen, el video o el audio.

Creo que, además de la discusión, esta sería una de las formas de repensar la esferapública. Dado que se trata de publicar varios magazines, la idea es que cada uno lo haga en un lapso de tiempo que oscila entre una y tres semanas. Es decir, como dicen los editores, existen unos deadlines o límites de tiempo acordados y que le imprimen un orden en términos de su publicación.

En resumen, además de pensar en un tema a trabajar y articular un proceso de reflexión en equipo, se asume el reto de repensar el formato en relación con los soportes a utilizar y revisar lo editorial desde la práctica.

Además de los cambios en el [e] magazine, viene un proyecto que busca propiciar acciones y gestos que se convocarán desde esferapública y aspiran, valga la redundancia, a propiciar la articulación de contraesferas públicas en el espacio público.

Lo anterior son apenas dos procesos que buscan repensar este espacio. Sería excelente contar con otras reflexiones y/o propuestas, pues de eso trata la convocatoria a repensar la esfera pública.

Mónica, Lina,

Es cierto que entre los temas que no se tratan en este espacio está el de género. Dado que existe ese vacío y ustedes tienen el interés de abrir un diálogo, ¿no creen que sería interesante compartir algunos textos o propuestas en torno a ese tema?

Anexo enlace a una entrevista que hice a María Acha donde nos cuenta cómo inicio su proyecto «Bellas durmientes».

Contra la violencia de género >
http://esferapublica.org/nfblog/?p=6074

Este texto de María Galindo abre otras líneas de discusión >

Así como tú me quieres
Yo no quiero ser de ti

Presentacion

Sólo puedo presentarme a ustedes como una impostora.

Una impostora dentro de cualquier y de toda institucionalidad, una impostora que cobra sentido, valor y fuerza afuera , afuera de la institución, afuera del sistema .

Afuera y no adentro.
No adentro de la galería,
no adentro de la institución,
no adentro de la aceptación,
no adentro de la legitimación,
no adentro del sistema.

Porque el sistema no lo es todo, no es toda la realidad, ni siquiera es una parte significativa de la realidad que nos rodea, envuelve y desenvuelve.

Afuera es donde encuentro y cobro sentido.

Y aunque parezca una fantasía de adolescente me atrevo de decir que: afuera del sistema no está el vacío, vacío con el que te amenazan y te hacen asustar, afuera del sistema no está la nada, nos amenazan con expulsarnos de todas las listas hacia un vacío donde nada de lo que hagamos, sintamos o soñemos ni cuente, ni tenga valor alguno. Es justo esa amenaza la que desafiamos colocándonos afuera y no adentro. Porque si no es así;

¿dónde entonces podemos ubicar todo aquello que está afuera del sistema de privilegios?,

¿Acaso el sistema ya se lo ha tragado todo?

Acaso no hay nada que se ubique afuera del sistema de administración de violencias y reputaciones.

Claro que sí lo hay, apostamos por ello y de ello vivimos. Lo buscamos en todo aquello que desde el centro de sus intereses el sistema califica como ineficiente, no productivo, demencial, desagradable, no confortable, feo, cutre y peligroso.

Calificaciones que adoptamos como propias, miedos y deseos que adoptamos como propios y nos son lentamente impuestos e inyectados por todos nuestros sentidos sin pausa ni oportunidad de reflexión o distancia. Narcotizados y narcotizadas por esos miedos vivimos, conducidos y conducidas por esos miedos calificaciones y manipulaciones vivimos.

Por eso hemos decidido instalarnos, ubicarnos y encontrarnos afuera y no adentro.

¿Dónde esta ese afuera?

El afuera no está al margen de, ni es la marginalidad de la sociedad, tampoco es la marginalidad de la historia.

Lo que se ubica afuera del sistema, es todo aquello que el sistema mismo aún no ha podido engullir ni tragar.

No soy intermediaria de nadie, porque ni siquiera puedo intermediar las voces de mis hermanas de Mujeres Creando, voces complejas y directas que no admiten intermediación ninguna y que no desean tampoco intermediación ninguna.

Hablamos en primera persona no somos intérpretes de los movimientos, no somos portavoces de las prácticas de una otra, no hablamos a nombre de esa otra, esa otra soy yo misma cuando digo lo que pienso y lo que siento en un escenario que jamás es prestado.

No digo lo que la india piensa

No digo lo que piensa la puta

No digo lo que piensa la lesbiana

Cada una construye su lenguaje y habla por si misma.

Voces directas, voces expresivas, palabras cargadas de vida y vida cargada de palabras propias no prestadas.

Nosotras estamos afuera del sistema, instaladas al centro de las sensibilidades de la sociedad, centro desde el cual nos hacemos sentir al punto que hemos construido no un castillo de naipes ni un espejismo de revolución sino un referente de transgresión y rebeldía para putas, para locas, para indias, para niñas, para jóvenes, para viejas que renieguen de sus cansancios, para lesbianas para unas y otras rebeldes con quienes construimos complicidades ininterrumpidas.

Ofrecemos como tesoro escondido y descubierto por nosotras las alianzas insólitas y prohibidas que hemos construido

Ofrecemos como originalidad inédita las alianzas insólitas que hemos podido construir le pese a quien le pese y desbaratando todos los guiones para abrazarnos y comprometernos una con la otra.

Ofrecemos como propuesta revolucionaria las alianzas insólitas que hemos podido construir desbaratando con ellas todos los guiones atribuidos a nuestras identidades fosilizadas y cosificadas, identidades convertidas en muros separadores de amores y de pieles.

continúa >
http://www.republicart.net/disc/publicum/galindo01_es.htm

Propongo escuchar la entrevista a Beariz Preciado sobre su curso «El arte tras los feminismos. Hacia una historiografía postfeminista del arte contemporaneo» en donde cuestiona «la mujer» como sujeto del feminismo y propone una historiografía postfeminista, en donde lo importante no es ir sumando nombres de mujeres artistas olvidadas, sino cuestionar de la mano también de la teoría poscolonial y la teoría queer, hasta que punto el museo y la institución arte han servido para producir subjetividades dóciles.

Acá el link
http://www.macba.es/controller.php?p_action=show_page&pagina_id=33&inst_id=24245&lang=ESP

Aunque no le falta razón a Pablo Batelli cuando se queja de una omision en la lista de participantes en el debate sobre esferapublica que Mónica y Lina citan al comienzo de su texto, pienso que insistir excesivamente en esa falta puede relegar a un segundo plano el problema que ellas han planteado y que a mi me parece crucial. La exclusion o el marginamiento de la mujer de la esfera pública burguesa es un hecho histórico puesto de presente por una serie de teóricos e investigadores entre los que se cuenta Joan Landers, Michael Warner o la propia Judith Butler citada por Mónica y Lina. Por eso a mi lo que realmente me llama la atención en el texto que ambas han escrito es que ponga sobre el tapete el hecho de que esa marginacion todavía persista despues de tantas movilizaciones feministas, despues de tantas y tan consistentes relecturas de la historia desde una perspectiva de género. Y más aún: ¿ como es posible que esta singular esferapubica nuestra, tan abierta, tan liberal, tan poco dada a las exclusiones o a las omisiones, el relegamiento de la mujer se de en términos o por lo menos en porcentajes que son prácticamene identicos a los que miden la marginación de las mujeres de las esferas del poder politico y economico establecido en este pais?

Mónica y Lina esbozan unas cuantas hipotesis de explicacion que a mi sin embargo me resultan insuficientes y, todavia mas, cuando se toma en cuenta que esas mujeres que ya son mayoria en el mundo del arte, tienen un estatus socioeconómico, una formación académica y unos niveles de información que las distancian muchísimo de todas aquellas mujeres que, por carecer de esos atributos, están muchísimo mas expuestas al patriarcalismo aun imperante en segmentos muy importantes de nuestra sociedad. ¿Se podrá hablar en este caso mas de una auto exclusion que de una exclusión? No tengo la respuesta obviamente pero en cambio estoy convencido de que la aclaracion de este enigma bien merece un debate en esferapublica…

Creo que Carlos Jiménez ha dado en el blanco. En el campo del arte nacional, la mujer tiene un papel dominante. Empezando por el lado institucional, vemos que a la cabeza de casi todas las instituciones, se encuentra una mujer: el ministerio, la Secretaría de Cultura, el Banco de la República, el MaMbo, el Museo Nacional, El de Arte Moderno, la Alzate, el Comité de Adquisiciones del Banco, Divulgación Cultural de la UN (Museo incluido).

En el del arte vemos en la punta de la pirámide artistas como Doris Salcedo, la infaltable Beatriz González (cuyo poder atraviesa varias instituciones) y si miramos el campo de la curaduría, vemos a Natalia Gutiérrez, Carmen María Jaramillo, María Belén Sáez, Mariangela Méndez, Ana María Lozano y Cristina Lleras -Jose Roca y Jaime Cerón son «minoría».

Todas están implícitas en los debates de Esfera Pública. Aparte de un par de entrevistas, ninguna participa, ¿porqué? posiblemente porque están en cargos directivos y si participan, es leyendo o tomando decisiones que afectan directamente la esfera pública del arte: definen políticas culturales, colecciones de arte, pequeñas y grandes exposiciones, asignan becas y premios, etc, etc.

A nivel nacional, el panorama no cambia mucho. En ciudades grandes y medianas la mujer ocupa la dirección de museos y secretarías de cultura, ya sea porque tienen una formación para ello o porque el tema de la cultura se lon han dejado los políticos a las mujeres casi por tradición. Son ellas las que entienden eso del arte, las que representan una función filatrópica y las que encarnan el papel de Cacicas.

Sí, se auto excluyen de participar en estos debates de Esfera Pública, pues o les gusta guardar un bajo perfil o simplemente, escuchan desde la distancia que les confiere el papel que representan.

¿Mujeres en el arte colombiano? Un listado de importancia siempre es injusto y subjetivo. Casi todos los nombres quedan excluidos y más aún cuando la importancia, en este caso, está basada únicamente en mi memoria. Voy a rescatar imágenes y obras que recuerdo de mujeres relacionadas con el arte y que ampliaron mi manera de ver el mundo.

Hay que empezar por Marta Traba. Creo que su importancia en el arte colombiano tiene que ver con alguien que llega con la información oportuna al lugar correcto. Es decir, su conocimiento muy amplio de las transformaciones del arte moderno combinado con una sociedad cerrada estéticamente, produjo una especie de “iluminación”. Hoy rescato ante todo sus escritos, porque son la relación exacta de dos acciones combinadas: ver y escribir. Yo creo que en los últimos tiempos la crítica de arte afronta un problema muy complejo –y digo crítica porque soy de las que creo que sí existe crítica de arte en Colombia, se escribe sobre arte en la universidad y en revistas especializadas, escriben sobre todo los artistas–, pero estas reseñas en su mayoría son ilegibles, incluso las mías.

Es necesario nombrar enseguida a Beatriz González. A pesar del cansancio de la pintura por la falta de claridad para escoger temas pertinentes y de la inercia en el tratamiento de los materiales, sus pinturas insisten en sorprendernos; tanto, que se pueden definir como un icono. Y sí que lo logra, porque explora todavía el dibujo y el color, ya que ella sabe que son las posibilidades que tiene lo visual para crear símbolos, y además escoge los temas que permiten construir una imagen siempre vigilante de la conciencia colectiva.

En ese mismo interés por definir el arte más allá de lo decorativo e intrascendente, las acciones de María Teresa Hincapié son como un manifiesto de lo que hemos olvidado: la capacidad de ritualizar la vida cotidiana y de habitar un mundo pequeño, íntimo, con una actitud crítica y también reconciliadora.

Es innegable que Doris Salcedo transformó la manera de hacer escultura en Colombia. Usa otro tipo de materiales, escogidos por motivos existenciales. Además transformó las acciones para darles forma y entonces, envolver, amarrar, coser, recubrir, son los protagonistas de unos objetos muy cercanos al afecto.

Es una lástima que las nuevas generaciones no hayan podido experimentar de cerca Las histéricas o Baila mecánica de Feliza Bursztyn. Una exposición restrospectiva de su obra deberíamos pedir, por favor. El orden del desorden de sus chatarras, y su capacidad para contaminar los materiales que encontraba por ahí con lo que sucedía en la ciudad y en el país, le hace mucha falta al arte colombiano.

Imposible olvidar a Gabriela Samper. Fue la precursora del documental en Colombia y una de las primeras artistas interesadas en dejar un “mapa” de los colombianos olvidados.

Hay que incluir a Celia de Birbragher, porque dirige hace más 30 años una revista de arte, ArtNexus, que se ha convertido en un puente de comunicación muy importante en Latinoamérica.

Y también a Carolina Ponce de León y sus escritos en el periódico El Tiempo a mediados de los años 80, que inauguraron una manera más reflexiva y menos caprichosa de hacer crítica de arte. Abrió muchos caminos en su trabajo en las entidades culturales, y una nueva generación de artistas jóvenes en el momento consolidó su trabajo.

En el arte colombiano hay toda una generación que trabaja intensamente y han transformado mi manera de ver la escultura, la pintura el video, el dibujo, la fotografía, siempre con ese “giro” reflexivo que parece necesitar el arte de hoy y que consiste en que no es suficiente pintar o tomar fotografías, sino que también hay que preguntarse acerca de la función del arte en este “raro” mundo en que vivimos. Hay que nombrar entonces a Johanna Calle, Delcy Morelos, María Elvira Escallón, Clemencia Echeverri, Rosario López, María Fernanda Cardoso, e incluso una generación de artistas muy jóvenes como Barbarita Cardoso, Milena Bonilla y María Isabel Rueda.

Conexión Colombia
http://www.conexioncolombia.com/otra-forma-de-ver-el-mundo.html

Más que hacer un ejercicio de memoria y un intento de incluir a las mujeres en la historia del arte para evidenciar su participación en el medio, (tratando de opacar la exclusión vigente que señalan Mónica y Lina), se trata de cuestionar de qué manera han sido incluidas y cuáles son las lecturas que de ellas se hacen.

Pero ante todo se deja leer en este foro que es fácil no estar de acuerdo al hablar de desigualdad de género si se hace parte de la columna infranqueable de la herencia patriarcal, si se es hombre.

Recordar es vivir, Miguel Gonzalez en Cali, Sierrita en Medallo, Barrios en Barranquilla y en Bogota Alvaro Medina, Lucas Ospina, Jose Hernan Aguilar y podemos sacar muchos mas en las regiones y aqui, no se asusten los señores que el cambio esta iniciando. Y es generacional, no de género.

Creo que la discusión debería centrarse más en LA NOCIÓN DE ACCESO A LA REPRESENTACIÓN, que hacia otras cuestiones increíblemente ajenas y domesticas. Llama la atención que en esta discusión aparezcan comentarios (y las diversas significaciones que las acompañan) como lo de la autoexclusión, entonces si entiendo la responsabilidad histórica recae en “la mujer”…insisto en lo odioso de la generalización que esto implica, así mismo; se supondría, dice otro, que tal autoexclusión se da mientras a “la mujer” pues o le gusta guardar un bajo perfil o simplemente, escucha desde la distancia que le confiere el papel que representa. Ahora, si la manera de rebatir dicho cuestionamiento es evidenciando la participación protagónica de ciertas mujeres en el campo institucional, pues el debate debería ser sobre lo cuestionable de tal participación, dada la actual condición de ausencia de espacio (un espacio real no solo simbólico y temporal de acuerdo a las políticas del momento) para el arte. Si se exige visibilidad y la que se existe está representada en la gestión desde algunas de estas instituciones, el resultado es negativo, tanto como para cuestionar si, tal gestión tiene o no que ver con el hecho de que tales instituciones y las políticas que generan estén encabezadas por MUJERES. Triste paisaje.

Por lo visto y leido hasta la fecha en este debate no creo que ¨ la autoexclusión ¨pueda ser despachada sin mas. Y no solo por los argumentos que expone Gabriel Merchán al respecto sino por los expuestos Maria Galindo en defensa de una desafiante auto exclusión.

En mi opinión, en este campo y tema como en todos los demás, la participación de la mujer es justo la que ella quiere y decide tener. La mujer siempre se ha hecho notar cuando y en donde quiere. Reclamar participación en un espacio, cuando no se le esta negando es inoficioso. No se han puesto a pensar que tal vez a algunas mujeres nos aburre participar en discusiones que no van a llegar a ninguna parte, que son un despliegue de egos y de vocabulario pero que no aportan mayor cosa en contenidos. De pronto estamos ocupadas en otras actividades que nos parecen mas importantes, mas practicas, mas creativas o mas rentables que discutir en la esfera publica y la privada. Finalmente, para obtener lo que se quiere el medio no es la discusion sino el trabajo.

A mi también me parece que Carlos Jimenez pueda estar dando en el blanco con el asunto de la auto exclusión, pero no por una explicación tan simplista como «se callan o porque están en puestos de poder decidiendo qué hacer con los dineros públicos, o porque les gusta guardar un bajo perfil»; sino porque el tema de la auto exclusión puede dar en el blanco sobre como opera el sistema (el hetero-patriarcado podría llamarlo, pero de nuevo teniendo en cuenta que este hetero-partriarcado también regula las jerarquías de clase y raza) para mantener el status quo haciéndonos a la vez pensar que cada uno está en el lugar que le corresponde de acuerdo a sus méritos personales. Es cierto también que el texto y el trabajo de María Galindo y mujeres creando abren vías potentes para operar por fuera de la institución.

Sonia Vargas propone que hacer memoria e intentar incluir mujeres dentro de la historia del arte en el sentido en que lo hace Gabriel Merchán, es un intento por tapar el solo con un dedo. Una investigación seria sobre la participación de las mujeres en el escenario del arte parece ser una tarea pendiente. No se si las estadísticas sean el mejor método, pero por lo menos a nivel argumentativo parecen funcionar, si no fuera por el 13% mencionado en el texto, seguro hubieran empezado a decir, pero mire que un dia Gloria Posada escribió e Isabel Kristina Díaz participa activamente, como argumentos para ponerle punto final a un problema muy hondo.

Veo la cuerda moverse, veo como se desarrolla el debate con todas sus desviaciones y bucles, y no se como entrar a saltar. La cuerda sigue oscilando.

Si bien en el texto, empleamos estadísticas para señalar el punto a discutir, debemos partir de la base de que las “Minorías” NO es una población numéricamente minoritaria. Si halamos la cuerda un poco hacia atrás se puede ver como tan solo hasta 1800 aparece el sujeto político “mujer” y que no solo empieza a saltar en un segundo turno sino que con otras tácitas reglas que claramente aún hoy tienen repercusiones en las sociedades contemporáneas. El censurador es invisible. Mónica y yo escribimos este texto dudando de la posibilidad de abrir debate, a pesar de que siempre la esfera pública parece estar presta para ello, parecía muy poco probable cuestionar desde las bases el sistema hetero-patriarcado, (que como bien dice Mónica afecta rige a todos los sujetos, y no solo a la “mujer”). Juana tiene algo de razón al explicar el aburrimiento que puede provocar las discusiones y riñas de egos que no van para ningún lado, pero no podemos subestimar el enorme y malempleado poder político que tiene el debate en la esfera pública. La cuerda sigue oscilando.

Algunos sucesos personales del temprano 2011, que dan cuenta de algunos de los temas tratados en este foro.

Universidades e instituciones del arte, más que auto exclusión – falogocentrismo, misoginia y desigualdad-

Recuento del sur

Acá en el sur de Colombia algunas universidades públicas contratan profesoras para artes con la única razón de ser mujeres “…porque ya en la facultad somos muchos hombres…” dijeron, sin importar los estudios de posgrado, la experiencia docente, la evaluación por parte de los estudiantes, ni el desempeño académico y solo las despiden cuando “…ya no es una razón de peso que seas mujer,…porque decidimos que preferimos a los profesores hombres y le daremos tu trabajo a tu esposo que también es profesor…” y hombre.

Acá un poco menos al sur de Colombia en algunos Institutos Departamentales de Arte te asignan una carga académica que rápidamente disminuye, porque “…le daremos tus materias a tu esposo (nuevamente, que curioso) porque es que hay otros profesores que así lo prefieren y es mejor no entrar en conflictos con ellos…”

Solo espero que en mi nuevo trabajo en una Universidad de jesuitas no me saquen (y amablemente le cedan mi trabajo a mi esposo, para sopesar el hecho) por “la razón” de ser mujer.

Decia Merchan, como tratando de aplacar la discusion, «En el campo del arte nacional, la mujer tiene un papel dominante. Empezando por el lado institucional, vemos que a la cabeza de casi todas las instituciones, se encuentra una mujer: el ministerio, la Secretaría de Cultura, el Banco de la República, el MaMbo, el Museo Nacional, El de Arte Moderno, la Alzate, el Comité de Adquisiciones del Banco, Divulgación Cultural de la UN (Museo incluido)». Claro, las mujeres antes eran monjas y ahora son artistas, gestoras culturales, pero la cantidad de mujeres en la institucionalidad tambien tiene que ver con la Ley de Cuotas, es decir toca ponerlas ahi para compensar. En ese sentido, la discusion esta abierta, porque tan pocas mujeres escriben sobre arte, por que escriben tan poco en Esfera Pública, y esto es diferente a la institucionalidad o capacidad de «mandar», algo que hacen bien. . . .

El debate vivo, el arte siempre ha dado a las mujeres un estatus de lucha en su liberación feminista que comienza en la Latino américa en los años veintes con Matilde Hidalgo de Prócel, pionera del sufragio femenino en América Latina. La primera Liberación aparecería a finales del siglo XIX y principios del XX solo con la lucha para el derecho al sufragio femenino. La segunda lucha aparece en los años 60 y 70 y su intención se centra en la liberación de la mujer; extendida en los 90 hasta la actualidad. El feminismo tiene sus /Pop Stars/ en el arte Latino como Magdalena Carmen Frieda Kahlo, héroina de todas las mujeres que estudiaron arte conmigo, o como Maria Teresa Hincapié en el arte Latino americano. Repensarse ser mujer es un rol importante en el arte, creo que ya el estudiar arte dejó de ser para que las mujeres se casen bien en una universidad buena para que consigan un buen marido. Las mujeres de mi generación sobrepasaban los limites siempre eran mas determinadas, mas capaces y brillantes teóricas en las aulas de clase de los Andes. El arte les dio el campo a la mujer para expresarse, para ser, para repensarse.

El arte le da el estatus a la mujer para ser como en la colonia les daba ser monja a al mujer el derecho de ser y repensarse como mujer política. Hoy en día el debate de las mujeres paso a ser importante en todos los campos, por ejemplo en brasil ya tienen a su mujer presidente Dilma Rousseff, Chile ya tuvo una mujer presidente Michelle Bachelet. Para mi la lucha de la mujer latinoamericana paso ser a la política.

“Soy una chilena ni más ni menos que millones de ustedes. Trabajo, llevo mi casa y dejo a mi hija en el colegio. Pero además, soy una chilena con una vocación de lucha y de servicio público. Y con una trayectoria política que me ha llevado, sin yo imaginarlo ni pedirlo, a un trance histórico que no eludo”.

Las mujeres fieles representantes de la revolución Latino americana, mures de Política de izquierda alejándose de radicalismos sociales de la derecha y sus botas puestas a la guerra las mujeres políticas hoy en día son mas capaces que cualesquier hombre al igual en el arte. Solo falta que pongan su posición y generen critica, si bien yo creo que la participación de las mujeres en esfera publica son dadas a que las mujeres no pasaba tanto tiempo jugando juegos en el computador, ellas gustan de debates mas serios, creo que cuando yo estudie con todas mis profesoras de historia de arte eran mujeres teóricamente mas fuertes y me enseñaron mucho, recuerdo que Marcela Salas una artista de la Nacional ahora reside en Alemania es una artista plástica increíble y en su época me impulso a comenzar a estudiar artes, su personalidad me sedujo y me dio pie a comenzar a pensar el arte como una forma de vida. Ivone Pini (Historiadora de arte) profesora de historia de arte, me enseñó las teorías de arte y hoy digo con orgullo que tome clases con ella.

En fin creo que las mujeres escriben sobre el arte y mas serio que cualquiera, hoy en día son igual de capaces o hasta mas por que siempre se esfuerzan mas para demostrar que son mejores.