a propósito del XII salón regional de oriente

La crítica no ha pasado ya que cuenta con una especial situación que le proporciona la «distancia» necesaria para el ofertorio de perspectivas incisivas en nuestro mundo maleable, podemos afirmar líquido. La mirada en la crítica se ha transformado de grandes enfoques generales a pequeños discursos críticos mínimos, pequeños y especializados; un efecto de cercanía angustiante que además de informarnos al detalle sobre nuestra «verdad» también proporciona la ambigüedad de la invisibilidad. Creo que la mejor palabra que aborda el problema es la picnolepsia, ya que en efecto se trata de una ausencia frecuente, un alejarse para llegar a ser verdaderamente. La crítica de hoy funciona con una dinámica picnoléptica en tanto requiere de la distancia y el acercamiento, oposiciones generadoras de cuestionamientos sobre el poder. La crítica de nuestro mundo artístico o no, habla de sufrimientos, política, a todas luces un reproche constante, ira y resistencia a todo lo que implique la idea de poder; la crítica adopta las facciones sociales o culturales con el ánimo de instalarse en el vientre del poder, bien sea del padre o de la autoridad, no tanto de conciencia ni de positivismo agotado y es por lo anterior que asistimos a una progresiva pérdida de la creación, reemplazado por el dolor y el gusto por sentirlo; así las cosas la obra debe acompañarse de crítica porque pertenece a la vida, al amor y al sentido, alejándonos de la muerte y la normalización imperante.

Hemos ejercido la crítica cuando en el marco del XII Salón regional de artistas zona oriente, simplemente nos hemos preguntado ¿existe un diagnóstico que determine una ampliación de la frontera colombiana de manera tan abrupta y definitiva? es decir, un diagnóstico hecho público, socializado, a través del cual definitivamente aceptemos una gran mayoría las determinaciones al parecer unidireccionales de Mincultura. Lo que preocupa es el manejo que se le da a la cultura ( decía Benjamín que ella o bien su crisis da origen a la crítica) ahora convertida en fenómeno impostado, en producto de conquista sutil; una cultura así no sirve para nada, como tampoco sirve para nada la crítica, ninguna de las dos se salva de la perdida significado. No es solo cuestión de cultura dominante señora Grau, ni convenios de sociedades previamente articuladas en contra de cualquier grupo curatorial «contratado», de turno; se trata de la entereza y el respeto a un grupo de profesionales cansados de la estrategia mutuo elogista que impera en los salones regionales: el caso zona oriente terminó afirmando las denuncias ya realizadas por los curadores de la versión XI (2006): manipulación, irregularidad, imposición ejercida por personas y gestores con altos intereses quizás económicos o quizás de dominio y poder ¿por qué tanto interés de la señora Grau en posibilitar la participación de artistas del Táchira en el salón de los santanderes?; tanto es así que la respuesta del Señor Becerra lo grafica estupendamente: el solo sabe que se contrató a un grupo curatorial y entre líneas: este grupo debe hacer lo que mande el patrón o bien la tenebrosa figura de «socios» (chévere por que dan plata y mucha, así como también por que podemos hacer exposiciones en Venezuela) y que no vengan con cosas extrañas, ni con ejes académicos rebuscados, que aquí lo que necesitamos es una exposición de artistas de aquí y de allí, que eso vende, que eso tiene la misma dinámica del PLAN COLOMBIA. En el pasado Salón la profesora Imelda Villamizar se quejó públicamente del manoseo realizado por el señor Becerra, también Cristancho se sorprendió cuando al lado de su curaduría se percató en una sala chiquita que se había montado alternativamente una exposición «no oficial» de artistas venezolanos; igual ocurrió empezando esta nueva versión, cuando Salamanca denunció la presentación en «sociedad» de una curaduría sobre libro arte realizada por un grupo venezolano en el preámbulo de una reunión organizativa del Salón regional en Cúcuta ( hay que aclarar que esta propuesta se presentó a concurso de curadurías – algo ya ilegal-y no fue seleccionada); el objeto de esta reunión consistía en la realización de una presentación formal de la propuesta ganadora -Región imaginada-y lo que promocionó el señor Becerra (coordinador del Mincultura) por internet faltando unas horas para el inicio de la reunión fue una propuesta denegada, además del irrespeto fragante, permitió ver el «palo» de manipulación que se avecinaba a todas luces un gamonismo cultural. Además de la debilidad de pensamiento que una propuesta así refleja, lo explicado allí no desarrolla ningún estudio serio sobre la problemática del borde que tanto preocupa al grupo coordillera. ¿y dónde está el ministerio?

He decidido hacer uso del anonimato para conservar mi intimidad y ejercer también el derecho a la picnolepsia, tan bien recibida en estos casos.

¡Sumar siempre sumar y no restar!

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