112-59: Jueves 3 de Marzo, 7:00 p.m.



A continuación dos pequeños textos que acompañan un catálogo –que a su vez acompaña una exposición–.

 

(112-59: Jueves 3 de Marzo, 7:00 p.m., Cra 15B#112-59, Bogotá)

 

 

 

1.

 

Relájese. Actúa usted como si estuviese siendo vigilado. Tómelo como ironía, como símbolo, como protesta, como política… no se sienta apenado, logro entender que es usted víctima de un denso adiestramiento. Tome asiento. Noto en usted ciertos «gestos». No lo son -al menos no en un sentido honesto-. Son emisiones de energía biomecánica calculadas, preparadas y proyectadas que sirven como dispositivo de encaje social. Sienta el calor. Digo social no de una manera irónica, simbólica o política, sino de una un poco más banal, relacionada con cierta tendencia a la adoración de objetos. Relájese y sea honesto. Le prometo que nadie le observa así que puede entregarse a la sensación. Tome asiento donde otros ya han estado. Sus «gestos» tienen razón de ser en cuanto son para un ojo que los observa. Abandónelos, se encuentra usted sólo. Sienta el calor y la energía, es lo único que le acompaña. Lo noto pálido. Es normal. Acaba usted de entregarse por completo al placer culposo de la sensación. Sienta el calor.

 

 

2.

 

Frente a la actitud metabólica de las ciudades en cuanto a las edificaciones de edad, motivo las iniciativas parasitarias. Esto es, por ejemplo, reconstruir un espacio en deconstrucción. Frente al arraigado principio de que el espacio es inmutable, motivo actitudes un poco menos neutrales. Esto es, por ejemplo, el simple acto de derribar un muro. Un gran número de consecuencias puede tener este acto. Al enfrentar dos privacidades -las separadas por el muro- se genera un contraste perturbador: la burbuja se rompe y deja al descubierto todo lo que celosamente se había atesorado en ella; lejos de lo que considerábamos una certeza, es el espacio el que nos posee a nosotros. Frente a los escombros producidos en el proceso, motivo un registro ingenioso. Este proceso de reactivación del espacio genera tantos cambios internos, que eventualmente terminan convirtiéndose en contundentes y apreciables imágenes externas.

 

– Nicolás R. Melo